Lina Odena.

Lina Odena.

Lina Odena

Paulina, “Lina”, estrecha colaboradora de Dolores Ibárruri, con la que realiza la campaña electoral de febrero de 1936 en Asturias.

Allá por los primeros años de la década de los 90, tuve la oportunidad de conocer por primera vez a Paulina Odena García, fue en la Facultad de Filosofía y Letras de Cartuja (en Granada), en una clase magistral de mi profesor y amigo Rafael Gil Bracero. En su apasionada explicación sobre el conflicto civil en España mencionó su nombre, era uno de los pocos nombres femeninos que había escuchado en mis años de formación académica, lo que despertó mi curiosidad sobre ella. Con los años y la investigación su nombre surgió aquí y allá, hemos llegado a ser incluso camaradas compartiendo ese precioso proyecto de construir un mundo nuevo. Ahora con estas letras quiero rendirle homenaje, ese reconocimiento que no recibió y que llevó sus huesos a una fosa común del cementerio de Granada, precisamente en los años 90.
Juan Francisco Arenas de Soria.
Profesor de Geografía e Historia y miembro de la Asociación Granadina Verdad Justicia y Reparación. Foro de la Memoria. El independiente de Granada. 28/09/2019

Paulina, “Lina”, nace en el barcelonés barrio del Ensanche en enero de 1911, en el seno de una familia humilde que vivía gracias al trabajo en una sastrería. Pronto sentirá Lina inquietudes por el mundo que le rodea y al calor del revolucionario cambio que supone la proclamación de la Segunda República Española en 1931 se interesará por la militancia política, la cual comenzará a realizar en las Juventudes Comunistas (JJ.CC), convirtiéndose pronto en un cuadro político con una importante proyección en el ámbito juvenil y del propio Partido Comunista de España.

Es precisamente por su valía por la que será seleccionada para participar en la formación de jóvenes que se desarrollará en la Unión Soviética. En 1934 Lina participará en los disturbios que se producen en Barcelona como consecuencia de la declaración del Estado Catalán en el marco de la huelga revolucionaria lanzada contra el gobierno radicalcedista, lo que la llevará una temporada a la cárcel. Tendrá una estrecha relación con Dolores Ibárruri, con la que realiza la campaña electoral de febrero de 1936 en Asturias, siendo persona de referencia en la organización de las jóvenes comunistas en España, a la vez que trabaja en la unificación de las juventudes comunistas y socialistas, el proyecto de la JSU (Juventudes Socialistas Unificadas), que se comienza a fraguar en marzo de 1936.
Al producirse el golpe militar en julio de 1936, Lina se encontraba en Almería preparando el congreso de unificación de las juventudes socialistas y comunistas de la provincia, se involucra de lleno en la defensa de la República frente a los golpistas.

En Almería se suma a los esfuerzos de organización del diputado comunista Adriano Romero, se pondrá al frente de una columna en la que tienen una importante presencia las tropas de aviación procedentes de la base de Armilla, vistiendo entonces ese uniforme de aviación con el que quedaría inmortalizada (AHPCE, Mundo Obrero, 22/09/1936, contraportada). Una de las columnas que parten hacia Motril para liberar la ciudad del control de los sublevados llevará el nombre de la dirigente comunista, la cual participa en las acciones realizadas en la capital de la costa granadina.

Lina Odena estará junto con el diputado granadino del Frente Popular Antonio Pretel en ese intento de recuperar Granada, que debido a la llegada de tropas de la Legión y Regulares a través de la conexión aérea establecida por Queipo de Llano, se acabará convirtiendo sólo en un lejano sueño. Viajarán juntos a Madrid en un desesperado intento para conseguir armas y refuerzos del Gobierno de la República para los frentes granadinos. La joven dirigente comunista recorrió en multitud de ocasiones los frentes en la zona de Iznalloz, en una de estas ocasiones, en término municipal de Albolote, en la conocida como Cuesta de las Cabezas se desvió, lo que produjo un fatal encuentro con un control de falangistas, ésta al verse rodeada se suicida con su pistola. Según  informa Mundo Obrero el 22 de septiembre, su cuerpo se convierte en un trofeo de las tropas insurgentes que lo pasean por la ciudad de Granada, en este particular el periodista granadino Gabriel Pozo Felguera discrepa.

“…El periódico El Sol la calificaba de heroína, inteligente y gran organizadora, así se lo reconocían los campesinos de Granada, los marineros del buque Libertad, los aviadores y todas las fuerzas que formaban la columna de la que ella era jefa. Publicaron que había sido reconocida y los falangistas la pasearon como un trofeo por las calles de Granada. No fue así, sólo una exageración periodística…”

“El grave error que condujo a la muerte a la ahijada de ‘Pasionaria’ en el Cubillas”, diario digital El Independiente de Granada, 1/04/2018. Gabriel Pozo Felguera.

Su cuerpo es enterrado en el cementerio granadino, donde estuvo en una tumba hasta que el olvido y la falta de sensibilidad de las autoridades locales llevaron a su traslado a una fosa común en los años 90.

La relación entre Antonio Pretel y Lina Odena debió de tener una gran intensidad en estos tiempos de excepcionalidad, ya que años después en sus comunicaciones con la dirección del PCE, y bajo el mando de Dolores Ibárruri que estaba reconstruyendo el relato de aquellos momentos, el diputado del Frente Popular se comprometió a escribir sobre ella con Irene Falcon (AHPCE, Carta a Irene Falcón que acompaña al documento “Mártires y héroes en Granada”). No sabemos si llegó a escribir finalmente, pero fue una relación que dejó una profunda huella en Antonio como atestigua también su hija María Luisa Pretel. En su escrito “Mártires y héroes en Granada” la mencionará en varias ocasiones, ya que se terminará convirtiendo en un imprescindible apoyo en las operaciones en el frente granadino.

“…Los camaradas me llevan a Almería. El joven socialista Ramos muere de la herida recibida por falta de cirujano que le amputase la pierna. Allí me encuentro a Lina Odena, dirigente de la J.C., y otros camaradas. Me cuentan el ambiente de euforia que existía en la ciudad. Convenimos que sería útil instalarme en el despacho del gobernador (republicano), que acepta complacido. Me preparan una cama en un diván del despacho con los teléfonos y el teletipo al alcance de la mano…”.
AHPCE, Mártires y héroes en Granada”, pp.12
Herido en la toma de la ciudad accitana Antonio Pretel se refiere en estos términos a Lina Odena, en el momento de los preparativos para la toma de la capital granadina.
“…acompañado de Lina Odena, que se convierte en mi enfermera, mi consejera y mis pies y mis manos…”
AHPCE, “Mártires y héroes en Granada”, pp.13

Lina Odena pasará a convertirse en un referente en el imaginario colectivo republicano en la lucha contra el fascismo, un símbolo para las mujeres antifascistas, junto a otras como Aída Lafuente heroína de la revolución de Asturias, muerta en Oviedo en octubre de 1934. Así las veremos a ambas ocupando la portada de Mundo Obrero el 5 de octubre de 1936.

El dirigente juvenil comunista Trifón Medrano, la recuerda desde la contraportada de Mundo Obrero.

“…En todos los rincones de Cataluña ha resonado la voz juvenil y vigorosa, llena de entusiasmo, que electrizaba a sus oyentes porque expresaba los mismos nobles sentimientos que el pueblo al que hablaba. Forjadora de la Unión de Juventudes Comunistas de Cataluña, su dirigente durante años, ha dejado honda huella en el movimiento juvenil, social y nacional catalán. El espíritu magnífico de toda la juventud catalana vibró en ella en los días inolvidables de octubre de 1934. Los episodios de La Rabassada cuentan entre sus principales protagonistas a esta muchacha de temple de acero, forjada en el crisol del Partido Comunista (…)
…Almería primero, después Baza, Guadix, todo el frente granadino ha sido teatro de su entusiasmo incansable: de su alegría juvenil, contagiosa en los momentos difíciles de la lucha: de su responsabilidad en los más complejos trabajos. No sólo los milicianos, los aviadores, los marinos saben de su entereza y su capacidad…”

AHPCE, Mundo Obrero, 22/09/1936, “Ha muerto una heroína del pueblo”. Trifón Medrano.

Y para poner fin a este breve artículo, cerrarlo con las palabras que Dolores Ibárruri le dedica desde el profundo dolor de su reciente muerte desde las páginas del periódico Mundo Obrero en septiembre de 1936:

“…Lina Odena era para cada una de nosotras la hermana, la amiga, la camarada. ¡Qué difícil es resignarse a no volverla a ver, a no oír su voz, con fuerte acento catalán, que hablaba de trabajo, de organización de victorias, de triunfos decisivos sobre el fascismo!.

¡Lina querida!… Mis ojos se empañan de lágrimas y no me avergüenzo de mi llanto, porque lloro por ti; por ti, que para nosotros eras una fundada esperanza para la obra titánica de la educación de la juventud; por ti, que eras nuestra más querida compañera, nuestra hermana…

Eras la primera para el sacrificio, para el trabajo. Lina Odena no regateaba ningún sacrificio; sabía a pesar de su juventud, del dolor de la cárcel, de la vida ilegal, del brutal trato carcelario… Ella supo, en los días memorables de Octubre, ocupar su puesto, y, como ahora, empuñar un fusil… Fue herida. Y cuando recordaba aquellos hechos, cuando ella recordaba como huían las fuerzas reaccionarias ante el avance de un grupo de camaradas, entre los que ella era el alma, provistos de fusiles que habían cogido en Barcelona, reía a carcajadas, con risa contagiosa, y en sus ojos brillaba el entusiasmo y la fiebre de la lucha.

Sentía como nadie el amor a su tierra, a su Cataluña, que ella soñaba libre, nacional y socialmente; pero su profundo sentimiento clasista le hacía luchar al mismo tiempo que por la liberación de su pueblo, por la liberación de todos los pueblos, de todos los oprimidos. La criminal sublevación la sorprendió en Almería, y ella, catalana, ardiente defensora de las aspiraciones de Cataluña, pensó que su deber revolucionario era estar al lado de sus hermanos andaluces para animarles con su ejemplo, para sacrificar su vida si era necesario, para ofrendarse en aras de la revolución.

Su muerte ha sido un gesto heroico; las Aída Lafuente, las Lina Odena sólo se dan en el pueblo, que pasa su vida con constantes sacrificios, con heroicidades anónimas, con sublimes abnegaciones. Ella recordaba siempre a Aida Lafuente, y, como ella, supo morir, con gesto que inmortalizarán los bronces, de manera que su nombre quedará para siempre anclado en la historia revolucionaria de España.
Con nuestro camarada Pretel dirigía una columna: la columna que tiene puesto cerco a Granada.

Salió de avanzada con otro compañero en un coche; se persiguieron y fueron a caer en las filas enemigas; se defendieron; agotan todas las balas de su pistola, disparando contra el enemigo que rodeaba el coche. Vendió cara su vida. La última bala fue para ella; no quiso caer en las manos del enemigo, y se pegó un tiro. Su cuerpo fue llevado por el enemigo a Granada como un trofeo.

Los obreros, los campesinos, los soldados, los marinos y los aviadores que luchaban con ella, que la querían como a sí mismo, crispan hoy los puños con dolor, y, desesperados, prometen vengarla. ¡Lo cumplirán!… Y mañana, cuando las notas triunfales de los cantos del pueblo que aplastará al fascismo llenen las calles de Granada, y las banderas de la victoria ondeen triunfadoras en el Alcázar, testimonio de pasadas grandezas, el recuerdo de Lina Odena, de la joven comunista que dio su vida por la liberación de Granada, vivirá por sobre todo, hablando a las futuras generaciones de lo áspero del camino que hubo que recorrer en la conquista de la libertad.

¡Lina Odena! ¡Guía de la juventud! ¡Ejemplo admirable de heroísmo, de abnegación, de sacrificio: ante tu cuerpo sacrificado se inclinan en doloroso homenaje nuestras banderas! Has entrado de lleno en la inmortalidad; mañana, cuando tus verdugos hayan sido aniquilados iremos a depositar sobre la tierra libre de Granada, que cubrirá tu cuerpo, las flores de nuestro cariño, las siempre vivas de nuestro afecto. Te recordaremos siempre y tu nombre será la bandera de todas las mujeres que luchan contra el fascismo, que luchan contra la opresión…”

“…No estabas a nuestro lado y, sin embargo, te sentíamos cerca de nosotras. Te necesitábamos; no podíamos cubrir tu puesto de trabajo porque eras única. Siempre dispuesta, activa, cariñosa, abnegada, riendo con sano optimismo ante las mayores dificultades… Y ahora ya no eres…¡Lina Odena ha muerto!, nos han dicho, y no podíamos creerlo. No podíamos hacernos a la idea de que tú faltases para siempre de nuestro lado…”

Dolores Ibárruri, Mundo Obrero  23/09/1936

Archivo Histórico del Partido Comunista de España (AHPCE), Mundo Obrero, 23/09/1936, Carta de Dolores Ibárruri a Lina Ódena.

La manía de seguir con las convicciones de por vida.

La manía de seguir con las convicciones de por vida.

La manía de seguir con las convicciones de por vida.

Reproducimos aquí la entrevista de Mónica Sallán Mur, en la publicación argentina LA MAGA, del 16 de diciembre de 1998,a Luis Alberto Quesada, que fue el Comisario de guerra más joven del ejército de la República.

A sus 17 años, y que fue elegido máximo responsable nacional de la JSU, en la clandestinidad. Siendo detenido cumpliendo tal misión. Vivió con intensidad aquel momento de entusiasmo y de unión en la juventud que supuso el nacimiento de la JSU, lo que ha motivado su análisis en este número de HERRI, y que Luis Alberto cuenta tan vivamente en esta entrevista.

Luis Alberto Quesada -español exiliado en la Argentina-, fue condenado a muerte por el régimen de Franco. Hoy tiene 79 años, escribe cuentos y poemas –“La saca”, “Espigas al viento”, “El hombre colectivo”, y “Vida, memoria y sueños”, son algunos de los títulos de sus libros-, y es presidente del Instituto de Cultura Ibero-argentino. Cuenta su historia sentado en medio de la sala de su casa, a la que le ha puesto el nombre de Museo de la Amistad, abarrotada de cuadros, recortes y fragmentos de un período histórico que se arman como un calidoscopio para proyectar luz y vitalidad sobre un hoy que ha quedado huérfano de sueños: “Según mi criterio, el mundo tiene muchos problemas sin resolver, Y uno de los grandes problemas es la política de mercado. La ideología no puede terminar, la ideología muere cuando es dogmática, cuando se encierra dentro de un círculo donde no escucha más que su propia voz”

Por esos azares que han tenido que ver con el espíritu aventurero de mi padre, nací el 22 de agosto de 1919 en Lomas de Zamora. Nací argentino. Y esto, con el correr de los años, salvaría mi vida. Mi padre era un buen poeta del dibujo. Fue alumno de la Academia de Arte y Oficios de Málaga. Se recibió en la misma promoción que Pablo Picasso. Creo que aún estando instalado en Lomas sus sueños e ilusiones danzaban por España. Allí volvemos. Madrid es un piso sobre la avenida Reina Victoria. Hermanos, madre, abuela… Los aires que rondaban mi casa eran cada vez más anticlericales, más republicanos. Nos anotaron en un colegio protestante, El Porvenir, en el barrio madrileño de Cuatro Caminos. Nos educábamos juntos chicos y chicas. El director del colegio era un reaccionario; pero un reaccionario en Alemania: en España era un fuera de serie.

Teníamos piscina y nos bañábamos juntos, chicas y chicos. Se paraban las viejas y al ver a las chicas decían: “Zorras más zorras”. “Zorras ellas, no; zonas las madres”, replicaba otra vieja.
Los republicanos españoles se llamaban liberales, pero no como Alsogaray, sino en el sentido de amantes de la libertad. Porque luego el liberalismo se ha ido transformando, como todas las cosas. Las ideas primarias cambian y se hacen mentira.

La época más hermosa
En ese ambiente, rodeado por mis compañeros de El Porvenir y en contacto con la izquierda del barrio, empiezan a resonar dentro mío las ideas revolucionarias. Que eran un germen, ¿no? Es entonces que con 14 años entro a funcionar dentro de la juventud comunista.
Estábamos en el Bienio Negro de la República. Porque en la segunda época de la República, había ganado la derecha. Es esta derecha la que reprime en octubre, cuando el comandante Franco está al mando de las fuerzas árabes. Y establecen los contactos con Mussolini y Hitler, por si el paso les falla. Que eso es lo que hacen siempre los reaccionarios: tener las cosas siempre preparadas para el golpe.
Llega un momento que en mi familia se piensa que yo constituyo un peligro. Andaba en pleno
fervor revolucionario. Deciden enviarme a Málaga. Por entonces se trabajaba para unificar las juventudes socialista y comunista para formar la JSU. Los jóvenes comprábamos camisas rojas y camisas azules, que pertenecían a una y otra organización, y nos las poníamos indistintamente. En Málaga, yo me iba con esas camisas a los pueblos de pescadores y hablaba con los muchachos. Formábamos corros en la playa, y les contaba lo que opinábamos en Madrid. Y algunos viejos pescadores me daban la razón. Hacíamos todo un trabajo, porque estábamos convencidos de que era interesante este intercambio. Y no crean que ahora he perdido las convicciones.

En aquella época me nombran Secretario de Cultura. Mi padre decía: “¡Cómo andará la cultura, si Luis está al frente! Era una cultura como el que tiene una maza para machacar garbanzos: una cultura para andar por las casas de los que no tenían ninguna. Leíamos la revista Estudio, anarquista; algunas cosas sobre la revolución Rusa; Unamuno, Machado, y seguíamos con afición a Lorca en

La Barraca.
Sobre 1935 vuelvo a Madrid y me enfrasco más en la cuestión política. “Y allá va Luis Alberto/ como de feria en feria/ va guitarra en el aire/ la luz de la bandera” (poema a Luis Quesada, de J. L. Gallegos). Aquello era una belleza de vida. Salíamos en grupos cantando La Internacional, llevábamos un gramófono con púa y bailábamos en las plazas. El Madrid juvenil de aquel entonces tenía un signo entre chicos y chicas que creo no se ha producido en ningún otro lugar. Compañerismo militante: días de banderas rojas al aire; Lorca a la cabeza de los actos… Esto se ha tratado de disimular, pero él, presente, condenaba las dictaduras en Latinoamérica y la influencia norteamericana. No vivíamos, pero no vivíamos en el orden de lo que construíamos para el futuro. Es una de las épocas más hermosas de mi vida.

La puerta a la guerra
Llega la victoria del Frente Popular. Fue ese tipo de hechos de importancia masiva, que permiten que la gente crezca. Me gustaría aclarar que España era el país más atrasado de Europa. Entre diez y quince familias poseían la mayoría de las tierras cultivables. Entre esas familias —aunque no sé si ponerla como familia—, estaba gran parte del patrimonio de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Entonces gana el Frente, que iba de republicanos a comunistas, con todas las de la ley. Pero la reacción se había estado preparando y es la aventura de la puerta que se abre a la guerra.
Tengo 16 años y parto para el frente de Somosierra. Lo fundamental era derrotar a los fascistas, el avance de España y la igualdad de los chicos y las chicas. Las chicas se cortaban el pelo a lo Manolo: por eso las insultaban por la calle. Nos sentíamos capaces de cambiar el mundo.
Así vamos hacia el frente, muy desorganizados, sin un concepto claro de lo que era la guerra. En el primer combate nos designan un sargento que se pasa al enemigo en esa misma operación. Nos salvamos porque aunque éramos ingenuos., estábamos despiertos como esas liebres recién nacidas que aún durmiendo tienen un ojo abierto.
La guerra se convierte en un caballo alocado. El miedo carcome en los descansos, en la espera. Ya en el combate no piensas. Trincheras. Frío. Alambradas. Me nombran Comisario de guerra, El peligro es el avance del enemigo por la carretera de Toledo hacia Madrid. Allí me mandan como Comisario de un batallón.

El primer ataque
Las Brigadas internacionales juegan un papel importan-tisimo la defensa de Madrid. Poseían una moral revolucio-naria de gran altura. Los tanques se nos venían encima y no teníamos cómo detenerlos, Estibamos en La plaza de la Moncloa con el batallón choque de Huelva, todos mineros de Rio Tinto, Ellos dicen: “Aquí, paramos a los tanques, ¡Traemos dinamitas, traernos cartuchos!”. Comienza el ataque. Y nosotros los paramos.
Por primera vez en la historia, vemos que los tanques se retiran. Nosotros éramos una juventud excesivamente loca, fuera del contexto normal, dispuestos a dar mucho, en una guerra donde no teníamos experiencia de grandes traiciones. No suponíamos más traiciones que en el campo enemigo.
En el frente, la República creó los milicianos de la cultura. Se acabó con los analfabetos, y ha-bía un ansia permanente de aprendizaje. M. Teresa, Rafael Alberti con sus compañías visitaban a los combatientes. Y no siempre el arte se adecuaba al estado de ánimo de los batallones. En una oportunidad llega una actriz. Imagínate tú, eso lleno de soldados, en una batahola de fumar, de beber con la bota. Sale la actriz y recita: “Pozo blanco/ pozo blanco/ Glu, glu/ de las fuentes cristalinas”. Y dice uno, medio borracho: “¡Hija puta, afuera!”. Se armó tal jaleo… Fuimos a verla: “Déjate, mira que este poema aquí no va”. Tuvimos que cambiar el programa. Nos salvó la banda del batallón con su música.

La tierra y el hijo
18 de enero de 1938 el comunicado oficial anunciaba: “Teruel pertenece en su totalidad a la República”. Ahí estábamos. El coronel Galán recibe órdenes para detener a los fascistas que iban camino de Alicante. Se logra una línea de frente, pero la República queda cortada en dos. Madrid separado de Cataluña. Si no hubiéramos estado tan locos, esto suponía un golpe mortal. Marchamos hacia el Ebro y logramos hacer retroceder al enemigo. Faltan reservas, aparatos modernos… Se van apagando nuestras fuerzas. Comienza la retirada hacia la frontera. En el puño cerrado de algunos va un puñado de tierra.
Los campos de concentración se suceden a lo largo de los pueblos franceses. Cuando estalla la Guerra Mundial, nos ofrecemos para defender Francia. Ahora es el recuerdo de mis 20 años: pedaleo con el corazón, pedaleo cuesta abajo, viento que acuchilla. Los alemanes están muy cerca. Huyo hacia Burdeos, donde organizamos la Resistencia. Estábamos en 1940. Una chica, Asunción, cruzaba la plaza de Burdeos. Evacuada de la Guerra Civil Española, escucha hablar español y se acerca. Asunción fue mi mujer. Y en noches de amor y persecuciones, nació nuestro primer hijo: Luis.

El regreso
Se llega a una situación en que se decide que éramos más útiles en España. Hacemos el cruce a través de guías. Caen algunos compañeros. Laureano, un tal Suárez, Jesús y yo logramos pasar. “España no es España, que es una inmensa fosa/ que es un gran cementerio rojo y bombardeado.” (Miguel Hernández).

Vuelvo a Madrid, me incorporo y me dan la responsabilidad de dirigir la JSU. Marzo de 1943. Imágenes en revuelo… Cinematográficamente recuerdo mi último día en libertad. Aquel tipo me decía: “Come, come más jamón”. Yo masticaba: “¡Qué bueno que está!”. Y allí me entrega. Caigo detenido y me llevan a la Gobernación. Estoy 15 días esposado. Me dan una tunda de palos. Interrogatorios. Una de las cosas que aplican es la regla en los muslos. Te dejan descansar unas dos horas y después vuelven a dar y dar, lo que produce una inflamación brutal en las piernas. Llega un momento que estás como anestesiado. Tú ya no eres tú.
Es octubre de 1944. Y se me condena a muerte. Salía al patio y cantaba una canción. Era muy sencilla, pero me sentía arropado, porque desde los pabellones me coreaban. Hay tres sacas: se llevan a la gente para fusilar. Tú no los ves. Oyes los gritos: “¡Viva la República! Viva la JSU!”
Frente a la muerte, nos preparábamos para afrontarla revolucionariamente. Para que nuestro mensaje fuera recogido como una actitud digna.

El exilio
Un tío mío, periodista, que había quedado en la Argentina, empieza a mover los contactos, aludiendo a mi nacionalidad argentina, para que se me conmute la pena de muerte. Lo logra en 1945, y quedo con cadena perpetua, pensando que Franco se moriría antes, muy convencido de mis ideas. Comienza en Burgos el principio de los 15 años restantes que estaría encarcelado. Estuve durante una larga época dirigiendo el contacto entre la cárcel y el exterior. Habíamos conseguido tal rapidez en los mensajes, que en un momento rodearon la cárcel, pensando que teníamos un transmisor. Escribíamos muy chiquito en papeles de fumar, usábamos claves…. Se hacía un trabajo de tipo cultural, que era lo que le daba a Burgos el nombre de La Universidad.
A través de los contactos de mi tío en la Argentina, Frondizi hace la petición por mi excarcelación. Por las vías diplomáticas se supo que era aceptada, pero uno de los militares del momento —ya no recuerdo su nombre— temía que una vez que estuviera aquí, no fuera yo a hacer algunas “innovaciones”. Y mira que cuando yo me vengo para aquí, los militares organizaban una cada dos días… ¡y yo no podía organizar ninguna!
Finalmente, se decide mi libertad. En ese momento te invade una tensión que es peor que cuando estás en la cárcel.
Me ofrecieron venir en barco o en avión. Preferí el barco, para ir reposando la cosa. Logro un permiso para pasar por Madrid para ver a mi familia. Ahí visito a mi hermana. Su marido, a pesar de ser católico y de derechas, había vestido a sus trece hijos con camisas rojas y azules iguales a las que yo llevaba en Málaga en los principios de la JSU.
Corría el año 1959 cuando embarcamos en el Dorero, que me retorna a mi tierra natal, junto a mi esposa y mi hijo.
Durante los primeros tiempos paramos en un hotel. Pero mira cómo es la gente: muy pocos nos preguntaban por nuestros problemas y todo el mundo nos mostraba lo que hacía, el libro que había publicado, el periódico revolucionario que estaban sacando… Fue una época en la que nos sentimos muy agobiados.

El trabajo a la distancia
Yo he tenido la manía de seguir con mis convicciones por la vida. Aquí había gran cantidad de intelectuales en el exilio, pero no todos se integraron para participar en la defensa de los presos políticos españoles que aún quedaban en la España de Franco. Pacientemente, logramos construir un organismo de tipo unitario que nos permitiera continuar con nuestro trabajo de difusión y defensa del movimiento republicano.

Se organiza una entidad agrupada de fuerzas democráticas, La Coordinadora, en contra de Franco hasta la muerte de éste. En ese momento circulaba un chiste de gallegos que decía: “Déjalos a esos que ahora están festejando. ya verás cuando Franco se reponga de la autopsia (sic)”.
Con el gobierno de Suárez, una nueva realidad social y política atraviesa España. Nosotros. desde aquí, también tenemos que darnos una nueva forma de organización. Así nace el Instituto de Cultura Ibero Argentino, que yo presido. El Instituto nace en defensa de la Constitución, una vez que ésta ya había sido aprobada por el pueblo español. Porque en definitiva la Constitución de España, siendo perfectible, es más avanzada que la que tenía la República.

El factor fundamental de todo movimiento progresista tiene que ser la juventud. Se necesitan propagandistas de a pie, que estén con la gente. Lo cierto también es que los jóvenes están ganados por la televisión y el consumismo. Tenemos que buscar maneras para que los jóvenes nos oigan. Porque de lo contrario nos convertiremos en una especie ecológica en extinción.

El hilo rojo de la JSU a la UJCE.

El hilo rojo de la JSU a la UJCE.

El hilo rojo de la JSU a la UJCE.

“Que conecta con la estrategia revolucionaria de conquista del socialismo a través de la profundización de la democracia”.

El 4 de abril de 1936, mes en el que se celebraba el 15 aniversario de la primera Organización de Jóvenes Comunistas impulsada por el Partido Comunista de España (PCE), se fundaban las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), resultado de la fusión entre la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE), lideradas por Trifón Medrano, y la Federación de Juventudes Socialistas (FJSE), lideradas por Santiago Carrillo.

La experiencia que encarnan las Juventudes Socialistas Unificadas es histórica en un doble sentido. Por un lado, supuso una experiencia de fusión de las juventudes del PCE y de las juventudes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que tenía pocos precedentes y tuvo pocos continuadores en el plano internacional, firmando incluso uno de los capítulos más interesantes de relaciones internacionales en el movimiento juvenil comunista con la intensificación de las relaciones entre la IJC y la IJS en los años previos a la II Guerra Mundial. Por otro lado, es histórica porque su nacimiento y posterior evolución no pudo escapar a la terrible historia de España, que pocos meses después de su alumbramiento tuvo que enfrentar un golpe de Estado fascista y una guerra civil que inauguraron una noche de cuarenta años de dictadura.
Estos elementos confirieron a la JSU una capacidad tractora que pronto se vio puesta en acción en el frente de la guerra civil, donde fue capaz de organizar a cientos de miles de jóvenes en la defensa de la legitimidad democrática de la República. Experiencias como la Alianza Juvenil Antifascista, la Unión de Muchachas o las barracas de juventud que se organizaron en los frentes para el trabajo cultural y la lucha contra el analfabetismo hicieron a la JSU un referente, convirtiéndose en una organización de masas capaz de responder a las necesidades de la juventud en su sentido más amplio, abandonando cualquier tentación sectaria.

La derrota conllevó la cárcel, la ejecución y el exilio para los militantes de la JSU, pero no acabó con la actividad política de sus miembros, aunque en condiciones diferentes. Así, en 1945 participaban en la fundación de la Federación Mundial de la Juventud Democrática, todavía hoy en activo y que cuenta con Aritz Rodríguez, miembro de la UJCE, como presidente, uno de los puntos donde se entrelaza el hilo rojo que une al movimiento juvenil comunista de nuestro país. No obstante, con el paso de los años, la JSU fue perdiendo su carácter unitario y en 1961 el PCE recuperaba a la UJCE como referente juvenil.
Otro de los puntos en los que ese hilo rojo entre la JSU y la UJCE se entrelaza lo encontramos en la intervención de Marcos Ana, en nombre de la JSU, en el I Congreso de la UJCE que se celebró en Madrid entre el 25 y el 28 de mayo de 1978. Es el I Congreso, pero de una nueva etapa, pues la UJCE previa a la creación de la JSU había celebrado dos congresos previos. No obstante, es el primero tras la decisión del PCE de recuperar la UJCE y se celebra, tras muchas dificultades y cuatro conferencias celebradas entre 1961 y 1976 (las tres primeras en París y la última en Barcelona)

Marcos Ana, que con 16 años ya formaba parte de la JSU y como tal se incorporó al frente al estallar la Guerra Civil, que pasó 23 años en la cárcel y fue la primera persona liberada gracias a una campaña de Amnistía Internacional, se dirigía al plenario del congreso como representante de una delegación de antiguos militantes de la JSU, según sus palabras, una voz lejana “que pese a los años aún continúa resonando familiarmente entre vosotros porque es vuestro pasado y vuestra historia”.

Su intervención, no muy extensa, algo comprensible debido al formato de saludos en un congreso, trató precisamente de conectar los ecos de esa voz lejana con los debates de la renovada UJCE en los primeros pasos de la nueva democracia. Muchas cosas habían cambiado en la política del PCE desde el año 36, abordarlas excede la dimensión y el objetivo de este artículo. Sin embargo, las palabras de Ana constituyen un excelente documento histórico para identificar la evolución de las “razones de época” que enmarcaban los objetivos políticos de los y las jóvenes comunistas en los años 30 y en los años 70.

En primer lugar, destacó el valor de la unidad y el carácter político novedoso, independiente y de masas de la JSU, organización juvenil que, como hemos dicho, congregó a cientos de miles de militantes pero que, en palabras de Ana, no fue sino consecuencia de las excepcionales condiciones provocadas por la movilización del bando republicano en la Guerra Civil, alcanzándose “las cuotas más altas de la unidad”, lo que “no quiere decir que sea repetible ni deseable en estos momentos”.

La UJCE de 1978, que había ratificado su independencia organizativa del PCE en su conferencia política de 1974, cuenta con alrededor de 50.000 militantes en 1977. En el propio preámbulo de los documentos congresuales se reconoce que la afiliación además está cayendo debido a las crisis propias del movimiento juvenil y al trasvase de cuadros de la UJCE al PCE. No obstante, encontramos en los debates y documentos aprobados la voluntad de constituirse en organización de masas, frente a otros modelos político-organizativos, así la apuesta por frentes amplios y unitarios entre diferentes fuerzas juveniles de España.

A continuación, Marcos Ana le habla a una generación que afrontar el debate político de coyuntura marcado por los pactos de la Moncloa y recuerda que “nuestra generación, la generación del 36, fue la generación de la guerra y de la derrota de las fuerzas progresistas y democráticas. La vuestra, la generación del 78, es la generación de la paz civil y debe ser la que firme la reconciliación y las libertades públicas”. Hacía tiempo que el PCE había adoptado la política de la reconciliación nacional y la UJCE se compromete en la política de consenso o concentración democrática, que conecta con la “estrategia revolucionaria de conquista del socialismo a través de la profundización de la democracia”, tal y como viene recogido en el informe del secretario político saliente al congreso, presentado por Josep Palau.

El giro es evidente, si la JSU tuvo que defender con las armas la legalidad republicana, ahora, continuando con la intervención de Ana, el tiempo es otro, la experiencia de la derrota marca la necesidad de defender los pactos de la Moncloa frente al gran empresariado y la derecha más reaccionaria. Si en los años 30 “la fuerza preponderante era el fascismo, el tiempo es otro, y las relaciones de fuerza han cambiado favorablemente, y especialmente en la Europa de nuestro tiempo. Los regímenes democráticos y parlamentarios se establecen y la opción del socialismo es una alternativa más conocida, más compartida, más universal y más necesaria”. Estas palabras son reflejo de cómo la nueva razón de época en los años 70 ha cristalizado en la propuesta eurocomunista defendida por la dirección del PCE, en la que la UJCE del 78 es la generación de “la marcha hacia el socialismo en condiciones diferentes y nuevas”.

Finalmente, en su intervención Ana ponía el acento en la necesidad que tiene la organización juvenil de ser una escuela de cuadros y activistas, capaz de identificar y comprender los problemas de la juventud de manera certera, acercándose a sus luchas “de igual a igual (…) no como apóstoles ni como mártires para dictarles caminos o rectificarles en nombre de nuestros sacrificios, sino que hay que discutir con ellos de tú a tú, compartir las ideas y las soluciones que ofrecemos”. Y una escuela también para la creación de dirigentes políticos de los que después pueda alimentarse el PCE, como pasó con la JSU y como ya estaba pasando con la UJCE que afrontaba su I Congreso tras la dictadura.

Aunque el espíritu de época que animaba los debates políticos de la JSU y la UJCE era muy diferentes, la presencia y la intervención de Marcos Ana en el congreso de 1978 suponía una conexión política directa entre dos generaciones de la historia de los comunistas en España. Hay debates de fondo que, a pesar del paso de las décadas, siguen planeando en las discusiones sobre la construcción del socialismo y las tareas de las organizaciones revolucionarias para conseguirlo. Hoy, con una reedición del fascismo social en el horizonte y con un gobierno que cuenta por primera vez desde la II República con ministros del PCE, la tarea histórica de los y las comunistas de nuestro país es seguir tejiendo ese hilo rojo. Es fundamental mirar por el retrovisor de nuestra historia, pero entendiendo que las condiciones particulares del presente no se resuelven con recetas del pasado.

Javier Moreno
Secretario del área ideológica del PCE

Trece Rosas Trece.

Trece Rosas Trece.

Trece Rosas Trece.

“Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena”.

«Madre, hermanas, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis… Me matan inocente pero muero como debe morir una inocente… Adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar y abrazar. Que ni tú ni mis compañeros lloréis»

¡Imposible! Con el buen corazón, con el espíritu y la aguerrida voluntad de una joven luchadora de las Juventudes Socialista Unificadas, Júlia Conesa de veinte años, cobradora de ticket en el tranvía, reclamaba una ficción. ¿Cómo no llorar? Su madre, sus hermanas ni lo pudieron ni lo quisieron evitar.

«Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena. Tú mejor que nadie lo sabe. Quique mío, sólo te pido que seas muy bueno. Que quieras a todos y no guardes rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca… Tienes que ser un hombre bueno, trabajador. Sigue el ejemplo de papachín»

Palabras de difícil consuelo para un niño de once primaveras. Blanca Brisac, pianista, hasta el último soplo su deseo fue marcar el camino recto a su joven hijo. «Se bueno como papachín», reclamaba. Ella no lo negó, no tenía por qué hacerlo, había votado a las derechas, aun así, parecía tener un pecado; su compañero, músico como ella, pertenecía al PCE.

Así hasta trece. Trece Rosas. Cada una con su historia, con su dolor, con su juvenil ilusión truncada. La mayor, Blanca, la pianista de 29 años. La menor (mejor, las menores) Luisa, Victoria y Virtudes de 18 años, rosas cargadas de utopía, de fragancia, así hasta trece. Vidas truncadas, espejismos de un futuro mejor.

La guerra había terminado, la oficial el uno de abril; la otra, la de verdad, continuaba. Cuatro meses hacía de la proclama de Franco anunciando el fin de lo que él dio en llamar La Contienda. Otra mentira, el 5 de agosto el árido y seco suelo del cementerio del Este (hoy el de La Almudena), se teñía de rojo, también sus muros emulando al paredón. Trece rosas, trece perfumes de bellos ideales, cada una el suyo; todas diferentes, todas humanas, todas reivindicativas. Por eso las mataron, apenas unos meses después de sus detenciones realizadas entre abril y junio del 39.

El día anterior al fusilamiento, en un amañado consejo de guerra las culparon de alta traición, de rebelión a la autoridad y, por supuesto, junto a varias decenas de compañeros, de un mortal atentado contra el comandante Isaac Gabaldón. ¡De nuevo, mentira! El homicidio llevaba fecha del 27 de julio. Insignificante contrariedad para el tribunal.

Trece rosas, junto a ellas, uniendo su roja y encharcada savia ese mismo día, cortaban de raíz (fusilaban) a cuarenta y tres varones. Rosas para ellas, con esa fragancia desde París las inmortalizó Irene Curie al tener noticia de la tragedia. Acaso crisantemos para ellos, entre los chinos es símbolo de sabiduría, en otros lugares, de honestidad. Quién sabe.
Sin ser persona supersticiosa, no puedo menos que reubicar esta misma cifra en la memoria de los fusilados al inicio de la guerra en las campas de Pikoketa. Aquí serían dos rosas y once crisantemos. Ellas, Mercedes y Pilar aún más jóvenes, de dieciséis y diecisiete años. Entre ellos, también casi niños, Bernardo y Ángel cada uno con diecisiete. Así hasta trece, trece. Insignificante casuística para los trovadores del «Muera la inteligencia, viva la muerte».

05 / 08 / 1939

Ana López Gallego
Carmen Barredo Aguado
Julia Conesa Conesa
Dionisia Manzanero Salas
Martina Barroso Garcia
Virtudes González García
Blanca Brisac Vázquez
Joaquina López Lafitte
Luisa Rodriguez de la Fuente
Adelina García Casillas
Elena Gil Olaya
Victoria Muñoz García
Pilar Bueno Ibáñez

Vladimir Merino Barrea
Escritor

Dolores Ibárruri pinceladas para el recuerdo

Dolores Ibárruri pinceladas para el recuerdo

Dolores Ibárruri, Pinceladas para el recuerdo

Dolores Ibárruri es un sı́mbolo vivo imborrable y permanente de la participación de la mujer en la lucha contra la explotación secular, como mujer y como representante de la clase trabajadora.

Es un sı́mbolo sincero de esta lucha y que conocemos a través de sus confesiones sobre lo que significaba ser hija y hermana y esposa de mineros.

Su propio pseudónimo PASIONARIA denota esfuerzo, sufrimiento, derrota. Un valor esencial de es esa condición de luchadora que se mantiene por encima de una profunda desconfianza que va adquiriendo acerca de los fines que persiguió en su vida.

Ejemplaridad para todo aquel que se enfrente a cualquier tipo de explotación. Su forma de ser era extremadamente tradicional y sólida, y a pesar de ello supo ajustarse a lo que ella misma llamó “lo nuevo”, y adaptarse a nivel personal y polı́tico a los grandes cambios que su partido tuvo que realizar al darse cuenta de que el enfrentamiento contra el franquismo, según las reglas del 1936, significaba el absoluto fracaso.

Entusiasmo. No hay una acción revolucionaria eficaz, si al mismo tiempo no existe una pasión por la misma, que ella supo personificar, incluso en las circunstancias más difı́ciles.

Lucidez. Es posible equivocarse en la acción polı́tica, soñar incluso con cambios radicales, pero es necesario pensar en lo que se hace, a tı́tulo personal o colectivo. Ejemplos: su proposición de la polı́tica de “Reconciliación nacional” en 1956

Independencia. Radical discrepancia en 1968 frente a la destrucción del “socialismo de rostro humano” en Checoslovaquia, y en la concepción de las relaciones internacionales. El PCE lo experimentó en sus propias carnes al mantener desde 1956 su propuesta de autonomı́a y defensa de la democracia en España.

Sentido crítico. Se puede vivir la citada pasión revolucionaria como la fe del carbonero, pero no actuar como revolucionario desde la fe del carbonero. Esa oscilación pendular es capital para entender el pensamiento y la obra de Dolores Ibárruri, entre un discurso tradicional, propio de aquellos años de rigidez y el reconocimiento de la catástrofe a que ello conduce.

Capacidad de superación. En el plano personal y por razones múltiples incluidas las familiares, desde finales de los años 40 y el principio de los 50, aislada por su enfermedad y exiliada en la URSS, se ve obligada a asumir la lógica de aquella época de guerra frı́a de lamanera más trágica. Es el precio de cierta sacralización del pensamiento polı́tico. Tras el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética y la condena por Nikita Jrushchov del culto a la personalidad de Stalin, confesará que “llevaba en el sagrario del alma”. Una enseñanza también a aprender.

Responsabilidad y lealtad. Su vinculación con el Partido Comunista no era solo una adhesión polı́tica, sino una fidelidad incondicional, lo cual llevaba consigo la interiorización de los objetivos del mismo, por encima de las posiciones crı́ticas que pudiera albergar. Es lo que refleja su pensamiento de gran lucidez durante los acontecimientos del año 1968: no reniega del movimiento comunista, a pesar de su radical discrepancia frente a la situación polı́tica en Europa.

El amor a su país y su Gallarta natal. Su pasión por la historia nacional tuvo efectos tales como el Manifiesto del PCE que en el verano del 1936 declara la lucha de la República como lucha nacional de independencia contra los invasores fascistas.

Evolución, resistencia y supervivencia. La lección de que la izquierda debe perdurar, debe cambiar, pero nunca autodestruirse. Es lo que guiará su actuación como Presidenta del Congreso del PCE en el año 1983. La crisis puede ser inevitable en ocasiones, pero nunca ha de ser aceptada pasivamente. Lo que Gramsci formuló:

“El pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad”…

Lola Ruiz-Ibárruri Sergueyeva
Nieta de Pasionaria
Madrid, 07/07/2020

P.S.: Para mi madre Amaya Ruiz Ibárruri, fallecida
en 2018, y para mí, Dolores Ibárruri ha sido y será
una gran Matriarca Vasca: protectora, exigente,
generosa y entrañable en su faceta familiar y menos
conocida.

Docunental sobre Dolores

Recuerdos prestados

Recuerdos prestados

Recuerdos prestados

«Ongi etorri Pasionaria» El 13 de Mayo de 1977 llega a España Dolores Ibárruri “Pasionaria”

Yo no habı́a cumplido aún el añito, ası́ que serı́a imposible que me acordase de aquellos dı́as, pero los vivı́ sentada en mi sillita llena de puntillas, y de tantas veces que me lo han contado mi mami y mi hermana parece que si me acuerdo.

Habı́a que preparar un acto potente, el primer mitin tenia que ser en su Bizkaia natal, y el sitio elegido Bilbao, el recinto de la Feria de Exposiciones. Esos dı́as ı́bamos más de lo habitual a la sede, mi madre militaba en el EPK y su célula estaba en Algorta. Sonaba el teléfono en casa, y todo era hablar del mitin, de la seguridad, de la organización, y sobre todo de Dolores Ibárruri.

Por fin llegó el domingo 22 y nos fuimos las tres a Bilbao. Era un dı́a muy importante y especial: ı́bamos “con la gente del partido” a conocer, por fin, a “La Pasionaria” a “La Comunista” a “La Roja”, a “Dolores” esa señora de la que habı́amos escuchado contar como gritaba el “NO PASARÁN” o como ya en 1936 ella, como diputada comunista en el Frente Popular, se interponı́a ante la guardia a caballo para parar un desahucio, luchas que más de 80 años después seguimos peleando y defendiendo las comunistas del PCE y del EPK.

En la puerta de la Feria de Exposiciones a mi madre le tocaba estar repartiendo claveles rojos a todas y todos los camaradas que entraban, habı́a muchı́sima gente, era un éxito de asistencia, no cabı́a ni un alfiler y habı́a abundante prensa de todos los medios y de casi todos los paı́ses. El acto era todo un acontecimiento, hacia un mes que nos habı́an legalizado, por fin podı́a regresar Dolores a España, y ahora la tenı́amos en Bilbao dando un mitin. Cuando todo el mundo entró, mi madre hizo un hatillo con los claveles que le sobraron y un pañuelo rojo que habı́amos hecho en el EPK donde ponı́a

“ONGI ETORRI PASIONARIA”

Mi madre, que iba tirando de mi silla, y mi hermana con el ramo en la mano, entraron en la Feria de Exposiciones. Mi madre recuerda que a los periodistas les hizo gracia mi hermana, una niña de 7 años guapı́sima con su pegatina roja del EPK y ese pedazo ramo de claveles, y entre todos la fueron pasando hasta llegar al escenario, donde estaba Dolores. Allı́ mi hermana se acercó a Dolores, le pudo dar un beso y le entregó el ramo de claveles. Y ésa es la imagen de la foto que tan orgullosa enseña mi madre a todo el que puede.

También tengo recuerdos prestados del discurso de ese dı́a, tengo grabadas unas palabras de Ibárruri, que nos ha enseñado mi madre a cumplir siempre “Las comunistas no hacemos simplemente propaganda con palabras sino con hechos y conductas”. Ası́ me han educado, y ası́ procuro actuar en mi dı́a a dı́a, tanto en lo personal como en lo polı́tico, que la txartela de comunista la llevamos puesta siempre con orgullo.

Al finalizar el acto fuimos todas las camaradas a comer juntas, mientras Dolores descansaba un poco, ya que por la tarde nos acercarı́amos un grupo de camaradas con ella hasta Gallarta, para poder visitar su casa, su entorno, su familia.

Un dı́a histórico del que puedo decir orgullosa que vivı́ cómodamente sentada en mi sillita, empujada por una gran comunista que nos ha llevado a mi hermana y a mı́ siempre a su lado a cualquier acto, reunión o fiesta del PCE, haciéndonos disfrutar de una cultura que aprendimos sin darnos cuenta.

Ester Palacio García. Responsable Secretarı́a de la Mujer del PCE-EPK

Dos historias paralelas

Dos historias paralelas

Dos historias paralelas

Vera Kujareva. Editora “Ediciones Irreverentes”. Traductora y Licenciada en Biblioteconomı́a y Documentación en en la Universidad de Minsk. República Belarus.

Algunos nombres históricos siempre estarán envueltos en cierto halo de heroı́smo casi mitológico, algo inalcanzable, incluso incomprensible, para las generaciones de jóvenes, los chicos y chicas de hoy. Dedicar su vida, todas sus fuerzas, a la lucha por la verdad. Incluso sacrificar a su parte más preciada, sus hijos, a la misma causa, porque no puede ser de otro modo.

Y más aún es de extrañar hoy en dı́a que dos paı́ses, la antigua Unión Soviética y España, tan distintos y tan lejanos, se unan en un “episodio” del pasado, una única lucha, contra el fascismo, unos ideales, y un nombre de mujer, Dolores Ibárruri.

Al principio del siglo XX, la mujer, al igual que el hombre, estaba empezando a concienciarse en la lucha por su libertad, por la libertad de sus hijos, de sus familias. A los dos lados de Europa, les ha tocado a las mujeres tomar parte en la lucha sin vacilar, sin menospreciar sus fuerzas, sus capacidades intelectuales y fı́sicas, en la clandestinidad, más tarde en el frente o en la retaguardia; un único propósito movı́a a los que ponı́an las esperanza en la vida libre, en un Estado libre.

Nos fascina la idea de que una mujer, en aquél entonces, desde la España negra y profunda, se interese por el marxismo y conozca los hechos de la Rusia revolucionaria, que estudie, escriba sus propios textos y llame a la lucha a otras mujeres imprescindibles en el desarrollo de España. Hay mucha información por descubrir de las mujeres de mi tierra y su labor en la revolución.

La española Dolores Ibárruri a través del su trabajo en el Partido Comunista, se convierte en el sı́mbolo en la Segunda República y de la lucha antifascista, en la que recibe apoyo del Estado soviético, y une su vida con la URSS en plena Guerra Patria, o como la llaman en otras partes de Europa, en plena Segunda Guerra Mundial. A las mujeres en la guerra y en la lucha les ha tocado la peor parte.

Descubrimos las historias que se entrelazan en este perı́odo tan dramático y nos demuestran su valentı́a, su heroı́smo, su dedicación a la causa. Hay algunos testimonios de lo cerca que estuvieron los dos pueblos en esa batalla por la libertad.

Se llamaba Floric, o Florián en castellano. Fue hijo de una mujer rusa. Su padre, Ramón Casanellas, fue secretario general del Partido Comunista de Cataluña. Cuando en España se levantaron las masas, Floric, que tenı́a 12 años, dijo: “Mi sitio es allí, tengo que seguir el labor empezada por mi padre”.

En este momento su madre comprendió que no va a poder sujetar a su hijo. Se iba de viaje desde Moscú crecido, casi como un hombre maduro. De forma traicionera los fascistas mataron a su padre. Está decidido. El va a ser piloto de avión, aunque sólo tiene 16 años. Los pilotos para la República se forman en la Unión Soviética. De nuevo Moscú. Qué pena que no se encuentre allı́ su madre. Los jóvenes militares preparan en unos meses todo el programa de estudios. Hijo de una mujer rusa, Ramón Florian Casanellas, defendiendo los cielos de Madrid cae heroicamente por España en las tierras españolas. Cuenta con 18 años.

La madre recibió la noticia de su muerte durante uno de los combates junto con las brigadas internacionales. Allı́ la llamaban Marı́a Julia. Poca gente conocı́a el verdadero nombre de la traductora. Era María Aleksándrovna Fort. “No puedo impedir a mi hijo que haga lo mismo que hago yo”, decı́a Marı́a.

Cuando la situación, con el paso de los dı́as, se vuelve más insostenible en España, una de las tareas más importantes es salvar a los niños, el futuro de la República.

La organización de la evacuación de los niños se la encomiendan a la camarada Dolores. En la Unión soviética estarán a salvo. Allı́, a principios del año 35 aparecen Amaya y Rubén, los hijos de Dolores Ibarruri, a salvo de la persecución policial y de la cárcel.

Rubén estudia para ser el piloto de avión. Y sólo pasados los años, su madre supo que siendo casi un niño cruzó las fronteras hasta llegar a España, ocultando su apellido y la edad, se afilió al ejército de Modesto, luchó hasta el último dı́a.

Volvió a la URSS, sabiendo que la lucha no habı́a terminado, con el conocimiento de que, mientras exista el fascismo, su peligro crece con el tiempo. Tenı́a conciencia que hay que perfeccionar los conocimientos militares para luchar con éxito. Rubén destacó en la batalla cerca de Borisov, frenando el ataque de los nazis en el territorio bielorruso.

Del hospital vuelve enseguida al frente, delante les esperaba la batalla de Stalingrado. Murió el 3 de septiembre del 1942, hijo de madre española, de Dolores Ibarruri, cayó en combate por la Unión soviética.

¡No pasarán! Y no pasaron.

“Recuerda siempre ser fiel a nuestros ideales, estés preparado sacrificar tu vida por ellos hasta el final”, escribı́a Dolores a su hijo desde el Madrid asediado. Dos madres, las madres, miles de madres a las que tocó la peor suerte en esta vida, en aquellos años, sacrificar a sus hijos por la lucha por sus ideas. A las que el destino les dejó tumbas y fotos amarillentas.

Marı́a Aleksándrovna Fort era una mujer joven, miembro de la lucha clandestina, y del Partido Comunista desde el 1917, jefa de un destacamento de los guerrilleros, y al final de su carrera, oficial del ejército soviético.

Dolores Ibárruri, hija de un minero de Bizkaia, convertida en una revolucionaria. Miembro del Comité Central, presidente del Partido Comunista de España.

¿Podrían estas mujeres tener hijos distintos?

No es de extrañar que estas mujeres luchadores hayan dado al mundo a tales héroes. No es de extrañar que nuestras historias hayan tenido tanto en común. Que España estaba más cerca que nunca.

 

 

Praga 1959 Bilbao 2020

Praga 1959 Bilbao 2020

Praga 1959 Bilbao 2020

«Las mujeres sostienen la mitad del cielo”.

Intervención de Luis Mari Ormazabal, camarada Zabala en la clandestinidad, delegado de Euskadi en el VI Congreso del PCE celebrado en Praga en diciembre de 1959 y enero de 1960.

Camaradas: Yo también quiero informar al Congreso de la actividad de nuestras mujeres, ya que ninguna de ellas se encuentra presente para poder hacerlo. En la campaña por la amnistı́a un grupo de mujeres de presos ha realizado una labor infatigable. Visitaron a los directores de la prensa local, a los cónsules extranjeros, organizaciones católicas, párrocos y al obispo. Es interesante que os exponga brevemente cómo se desarrollaron algunas de estas visitas.

El cónsul americano dijo que estaba dispuesto a ayudarlas pero que le dijeran con franqueza, qué eran ellas.”Comunistas”- respondió una-, aunque en realidad las que la acompañaban no eran del Partido. Sorprendido el cónsul exclamó: “¡Y cómo se atreven Vds. a venir aquı́!”. “¿No es América el paı́s de la libertad?”. “Sı́, pero nosotros no podemos inmiscuirnos en los asuntos de España. Sus maridos han sido condenados de acuerdo con las leyes españolas”.

Cuando llegaron al Consulado inglés, el cónsul ya estaba prevenido por su colega americano. Pero contrariamente a éste, las recibió con amabilidad, tomando nota del relato que le hicieron sobre los castigos impuestos a los presos de Burgos el 18 de junio, y al terminar les dijo: “Esto será dado a conocer por la BBC la próxima semana. Si Vds. la escuchan, podrán comprobarlo”. Efectivamente ası́ fue. Al despedirlas les recomendó: “Siempre que tengan algo de interés que comunicarme encontrarán abiertas las puertas del Consulado. No es preciso que vengan tan numerosas. A mı́ me gusta conocer lo que sucede en España, no sólo por lo que se dice oficialmente, y dirigiéndose a un armario, les mostró “MUNDO OBRERO”, °METAL” de Vizcaya y otros materiales del Partido. (aplausos)

Al Obispado fueron acompañadas de dos sacerdotes. El obispo dijo, que según sus informaciones no habı́a presos políticos en España, pero que se daban cuenta de que esto no era cierto, ya que ellas aseguraban tener sus maridos presos. Que sentı́a no poder autorizar a los sacerdotes como le pedı́an, ya que los sacerdotes no podı́an mezclarse en cuestiones polı́ticas. No obstante si ellas les proporcionaban la relación de los presos polı́ticos de Vizcaya, él escribirı́a al ministro de Justicia Sr. Iturmendi, aunque añadió, que esas cartas irı́an a parar sin duda a cesto de los papeles.

Sin embargo, uno de los sacerdotes que las acompañaban les prometió recoger firmas en su parroquia, cosa que efectivamente hizo. Este mismo sacerdote cuando la madre del camarada José Marı́a Laso se lamentaba de que su hijo, que era un santo, estaba condenado al infierno por ser comunista respondió: “Si como Vd. dice su hijo es un santo y por todo lo que de él me ha contado veo que es un hombre generoso y admirable, Ias puertas del cielo se abrirán para él mejor que para otros que se dicen muy cristianos. Verdaderamente me agradarı́a conocerle aun siendo comunista. Dicho sacerdote les aconsejó la recogida de firmas en un Convento de Franciscanos, donde se encuentran algunos eclesiástı́cos, represaliados desde la toma de Bilbao, con huellas en sus cuerpos a causa de las torturas a que fueren sometidos por los franquistas.

Cuando visitaron al párroco de San Antón, éste les dijo que no podı́a hacer lo que le pedı́an… Una de las mujeres exclamó: “¿Cómo dice Vd. que no pueden hacer nada? ¿No son los curas los que mandan en España?”. “¡Ay hija mı́a, qué equivocada estás! Y bajando la voz añadió: “Pero si esto es una dictadura. Nosotros tenemos que hacer como todo el mundo: oı́r, ver y callar.”

¿Quiénes son estas camaradas? La organizadora del grupo es un mujer que lleva 14 años separada de su marido por las rejas de la cárcel. Para ayudarle ingresó en una fábrica transformándose en una obrera. Cuando hace unos meses se le propuso su ingreso en el Partido, dijo sorprendida: “Pero, ¿es que yo puedo ser comunista? Voy a dar a mi marido la mejor alegrı́a de su vida”. En la primera visita que hizo a la cárcel, se lo comunicó y efectivamente este camarada, aunque tampoco a él se le habı́a ocurrido nunca proponérselo, le dijo: “Te felicito, estudia mucho para que cuando yo salga en libertad, puedas enseñarme, después de tantos años de aislamiento me será muy necesaria tu ayuda”. Esta misma camarada, el 17 de junio, vı́spera de la Huelga Nacional se levantó a las 5 de la mañana y regó de octavillas el camino de la fábrica que se encuentra precisamente en una zona muy industrial. (aplausos)

Cuando llegó la Guardia Civil ya no quedaban octavillas, habı́an sido recogidas por los obreros que pasaban camino del trabajo. Mujeres como éstas son un verdadero tesoro para el Partido. Pero justo es reconocer que aún no damos toda la importancia que merece la labor del Partido entre las mujeres, a la organización y desarrollo de los grupos de mujeres comunistas. Nadie mejor que ellas puede movilizar a las mujeres trabajadoras contra las consecuencias del Plan de Estabilización, por la solidaridad con los presos y por el éxito de la campaña por la amnistı́a. Para todo comunista debe ser un orgullo que su compañera sea también una camarada. (aplausos).

Procedencia: “VI Congreso del PCE. Transcripción de las intervenciones. Archivo Histórico del PCE.

Bilbao 2020

Fui elegido delegado para representar a Euskadi en el VI Congreso del Partido Comunista de España, celebrado en Praga, año de 1959. Llegado el momento de mi intervención, diserté sobre los Sindicatos Verticales, donde estábamos inmersos a raı́z de la consigna recibida del Partido.

Asimismo, también esbocé la necesidad perentoria de incorporar en la lucha, toda la fuerza potencial de las mujeres, pues ellas representan la inmensa mayorı́a. “Las mujeres sostienen la mitad del cielo”. Ellas tienen la facultad de poseer, además de la maternidad; los valores intrı́nsecos e inefables, tales como el amor, la ternura, el afecto, la consideración, la abnegación, el sacrificio, la resiliencia hasta cotas inimaginables. Lo he visto, lo he vivido.

Después de valorar todos estos alicientes supremos, les expuse la solución inexcusable de que sin las mujeres no lograrı́amos conseguir la tan deseada Revolución. No nos engañemos. O hacemos la Revolución junto a las mujeres o no habrá Revolución. “Recapacitad sobre estas palabras en este dı́a tan especial”. Ası́ de claro. Hubo muchos aplausos, incluso en algún momento tuve que parar mi intervención. Pero, no se hizo nada. Pasaron los años…. y el tiempo está de mi parte (triste consuelo) Ahora todos andan corriendo tras la estela que dejan las mujeres en este mar de las posibilidades. Vanguardia permanente a encauzar, en el torbellino que se vislumbra en los prometedores horizontes que acompañan los vientos de una utopı́a inmarcesible.

La guerra: delirio de sangre
las mujeres no se amilanaron
levantaron la moral
de los supervivientes,
con lo mucho que poseı́an,
con lo que no tenı́an:
eran unas valientes.
Surgieron de la tierra
con el alba desnuda,
nos enseñaron
a recordar el futuro,
que en las tinieblas ilumina la soledad ultrajada,
bajo el silencio de la Dictadura
cual vomitivo de amargura;
auspiciaron el porvenir,
de la batalla callada
con los gritos del alma,
surgió de la nada
un dosel de esperanza.
La barbarie fue mucha,
que lo digan los tiempos
que marcaron los tempos,
de las mujeres en lucha.

Luis Mari Ormazabal

Un nombre para la historia: Clara Zetkin

Un nombre para la historia: Clara Zetkin

Un nombre para la historia:
Clara Zetkin

«La mujer proletaria lucha mano a mano con el hombre de su clase contra la sociedad capitalista».

No me resulta fácil hablar de Clara Zetkin sin rebelarme, por el olvido al que ha sido injustamente condenada. Esta figura histórica, trascendental en los orı́genes del socialismo revolucionario y en la lucha obrera alemana, ha sido abandonada a un rincón de la memoria de unas pocas utópicas. Pero lo que realmente me entristece e indigna es que Clara siga siendo ignorada por parte de la izquierda del siglo XXI y también invisibilizada, por esas mujeres que se arrogan el liderazgo del movimiento feminista actual, que parece tener como objetivo, desvincular definitivamente, la lucha por la liberación de la mujer de la lucha de clases.

Analizando la historia, la evolución de los movimientos feministas y el enfrentamiento ideológico que a menudo se advierte entre los diversos grupos existentes, no es desafortunado hacer en la actualidad los mismos análisis y planteamientos que en su dı́a hizo Clara Zetkin, para encontrar explicación a las diferentes reivindicaciones de unos y otros, e identificar sin dificultad a los integrados por trabajadoras y amas de casa con conciencia de clase, de los integrados por la clase burguesa.

Tampoco es difı́cil descubrir que, parte del peso de la liberación de la mujer burguesa cayó, y sigue en parte recayendo, sobre las espaldas de la mujer proletaria, que es quien libera a la mujer burguesa del yugo de las tareas domésticas -incluido muchas veces el cuidado de los miembros enfermos de la familia- por salarios vergonzosos. Sin ir más lejos, en este mayo confinado venı́a una oferta de trabajo en los siguientes términos: “Se necesita interna, que justifique que, o bien ha pasado el coronavirus o no es portadora del mismo.

El sueldo es de 500 euros mensuales y un dı́a libre semanal. Puede ser extranjera con papeles o sin ellos”. Aunque nos resistamos a admitirlo, a pesar de los cambios de sensibilidad social y legislativa de los últimos años, esta es una realidad de explotación laboral con la que convivimos sin escandalizarnos. Quizás el hecho de que Clara Zetkin considerase al ama de casa como prestadora de servicios a la sociedad, y por lo tanto parte del tejido productivo, es lo que marque la diferencia entre ambos movimientos.

Muchas mujeres que trabajan fuera del hogar, cuyos salarios no son precisamente la media de la mayorı́a, se ven obligadas a recurrir a la contratación de empleadas del hogar, convirtiéndose en patronas. Por lo tanto la valoración de esos servicios corre a cargo de las empleadoras. Esa devaluación del valor del trabajo de la mujer denominada “ama de casa”, cuyo labor consiste en cuidar de los miembros de la familia, mantener la limpieza de la casa, administrar un salario, hacer la comida, lavar, planchar, etc… -por supuesto siempre y cuando esta decisión “laboral” haya sido tomada en libertad y consensuada- no la excluye de formar parte de la clase trabajadora y, como consideraba Clara Zetkin, parte del tejido productivo.

Estoy casi segura que la no desvinculación de Clara de la liberación femenina de la lucha de clases, y el reconocimiento del trabajo de la mujer en el hogar, fue lo que movió a las ONU a prescindir del término Trabajadora, cuando declaró en 1975 el 8 de marzo el “Dı́a Internacional de la Mujer”. 

Para Clara Zetkin el modelo de familia creada por la alta burguesı́a, carece desde su origen de presupuestos morales. Por el contrario para Clara la familia debe estar formada como unidad moral y no económica y la función de madre y educadora, reafirma en la mujer su determinación para la lucha; por eso es imprescindible contar con ella. Afirma que la emancipación de la mujer proletaria debe ser una lucha junto al hombre de su clase; mientras que la burguesa lucha contra el hombre de su clase.

Eso no quiere decir, según Clara, que la proletaria no apoye las reivindicaciones del movimiento femenino burgués, al que reconoce como el instrumento que pueda facilitar el acceso del proletariado al poder polı́tico. Por lo tanto, para Clara, es justo exigir que, en la misma medida, el movimiento femenino burgués apoye las reivindicaciones de las mujeres proletarias. Ya en su dı́a Clara intentó fusionar ambas tendencias, en aras de un movimiento feminista más fuerte, pero dicha fusión resultó inviable.

En la actualidad parece que ambas tendencias se han unificado, teniendo como denominador común la violencia de género, pero esto es un espejismo. A pesar de la creación de juzgados especı́ficos, formados por mujeres, y juicios rápidos, quienes conocemos el funcionamiento de muchos de ellos, hemos podido comprobar en qué condiciones se enfrenta una mujer de escasos recursos o sin ellos, a este proceso, en donde se ve obligada a tener la asistencia de la abogada de turno que le toque a suerte en dicho juzgado, sin poder contratar una abogada especialista en este tipo de procesos.

Ası́ pone no sólo su vida sino su futuro, en manos de una letrada que a veces se persona sin haber leı́do ni un renglón de la denuncia de su representada, y mucho menos conocer sus antecedentes de violencia en el hogar, ni como pudo salvar la vida en el caso que se juzga. Ante la indefensión se dictan sentencias que a cualquier persona le sobrecogen; unos pocos metros de alejamiento, ningún seguimiento del caso, condenas mı́nimas, negativas a dar la orden de que se mantenga informada a la vı́ctima, etc…

Esto nunca sucederı́a en el caso de que esa misma vı́ctima formase parte de “otra clase social”, ya que tendrı́a una defensa justa y razonable. Todo esto puede sonar polı́ticamente incorrecto, pero no estoy reflejando más que la verdad y evitando generalizar, cosa que siempre resulta injusta. Lo que me reafirma en la teorı́a de que no se puede desligar la defensa de los derechos de la mujer de la lucha de clases, porque habrá una gran mayorı́a de mujeres que se verán privadas de los derechos que otras gozan. Si recurrimos a las estadı́sticas, podremos comprobar a que “extracto social” pertenecen la mayorı́a de las vı́ctimas.

La obra “La mujer y el socialismo” de August Bebel, causó en Clara una enorme influencia, refiriéndose a la obra con la exclamación de: “¡ha sido un evento, un acontecimiento!”. Dicha influencia se evidenció en el discurso que pronunció el 16 de octubre de 1896, en donde por primera vez ponı́a en claro las relaciones vinculantes de la que ella denominaba “cuestión femenina”, con el desarrollo histórico y se afirmaba en que: “solamente podemos conquistar el futuro si las mujeres combaten al lado de los hombres”. Como trabajadora y madre de familia, siempre tuvo presente la “cuestión femenina” en todos sus discursos, y luchó para salvaguardar la dignidad de la mujer en el trabajo y en el hogar.

Su iniciación en el marxismo se produjo durante su exilio en Parı́s. Fue allı́ donde en carne propia sufrió las penurias que hasta entonces le habı́an sido ajenas. Fueron unos años durı́simos para Clara y su familia; su compañero Osip Zetkin – del que Clara adoptó su apellido-, y los dos hijos de ambos. Pero lejos de sucumbir ante la precaria situación, se iba reafirmando en sus convicciones marxistas; convicciones que defendió hasta el final de sus dı́as, como queda reflejado en su último discurso de apertura ante el Parlamento Alemán (Reichstag) el 30 de agosto de 1932, donde incitaba con voz desgarrada a las masas internacionales de proletarios a luchar contra el fascismo. Poco después tuvo que exiliarse a Rusia, patria de su compañero Osip, muriendo cerca de Moscú el 20 de junio de 1933.

Clara fundó en 1891 el primer periódico feminista que se publicaba en Europa, el DIE GLEICHHTI –cuya traducción al castellano es IGUALDAD- donde ella era redactora y todo el personal laboral mujeres. Desde sus páginas, no se limitó a defender el derecho al voto femenino universal, sino que exhortó a las mujeres a posicionarse contra la guerra.

En 1915 organizó en Berna (Suiza) una Conferencia de Mujeres Socialistas contra la guerra, encabezando ası́ la oposición frente a la lı́nea oficial de su partido. Entendiendo que la formación a la que pertenecı́an estaba alejándose de los principios marxistas, que eran su seña de identidad. Ese mismo año inicia, junto Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, la reagrupación de la izquierda de la socialdemocracia, que culminó en la formación de una corriente interna que se denominó “Movimiento Espartaquista”.

En ese momento firmaron su sentencia de muerte, ya que muchos fueron asesinados vilmente, como sucedió con Karl Liebknecht y su gran amiga Rosa Luxemburgo. No obstante quince dı́as antes, el 30 de diciembre de 1918, los tres compañeros habı́an fundado en Berlı́n el Partido Comunista de Alemania, en donde Clara militó hasta el final de su vida. En 1920 es elegida Presidenta del Movimiento Internacional de las Mujeres Socialistas y participa en el II Congreso de la Internacional Comunista. En 1921 entra a formar parte del Comité Ejecutivo y del Presidium de la III Internacional. En 1924 asume la presidencia del Socorro Rojo Internacional y en 1931 participa en Berlı́n en el Congreso Internacional del Socorro Obrero, del que formaba parte su hijo mayor, que acudió como médico, al frente republicano de nuestra guerra civil. Esto sólo son pinceladas de su intensa vida polı́tica y que demuestra que su actividad y compromiso con el movimiento obrero sólo culminó con su muerte.

Su legado intelectual es amplı́simo, en donde plasma y analiza escrupulosamente sus convicciones marxistas, con claridad y sin concesiones. Sus discursos e intervenciones, ası́ como sus escritos, son de un gran valor literario; estructurados magistralmente y en un cuidado lenguaje, entendible para hombres y mujeres de cualquier condición. Siempre alejada del discurso hueco y altisonante que predomina en nuestros dı́as, donde se mercadea sin ningún pudor, donde se navega entre ambigüedades y deslealtad para con la verdad. Clara en cambio siempre fue transparente en su prosa, sensible al sufrimiento ajeno, consecuente con la moral marxista, pacifista, valiente y rotunda a la hora de denunciar las injusticias. Reitero que, el destacado papel de Clara en el movimiento obrero alemán, fue determinante.

La intensa actividad que desarrolló durante los años 20, a pesar de su frágil salud, demuestra que en ella la edad intervenı́a en su mente de forma positiva y que, hasta el fin de sus dı́as mantuvo una lucidez intelectual absoluta. Eso quedó demostrado con creces en una de sus últimas intervenciones públicas, el dı́a 30 de agosto de 1932, cuando por ser la diputada de mayor edad, tuvo que pronunciar el discurso de apertura del Reicchstag – Parlamento Alemán-.

Su intervención fue desgarradora, incitando a las masas internacionales a luchar contra el fascismo, mientras comprobaba como los votos de miles de proletarios a los que dedicó su vida defendiendo sus derechos, habı́an hecho posible el triunfo del Partido Nazi. Su reclamación resultó estéril y poco después tuvo que exiliarse a Rusia (patria de su primer compañero del que ella habı́a adoptado su apellido), donde falleció meses después, el 20 de junio de 1933, a la edad de 76 años. La dimensión intelectual y polı́tica de Clara, supuso que se tomase su cerebro y se trasladase al Instituto Cerebral de la Academia de Ciencias de la URSS, a fin de llevar a cabo un estudio del mismo.

Este Instituto, fundado por un cientı́fico refugiado alemán, estaba dedicado al estudio de las masas cerebrales de personajes que destacaron en los diversos campos en los que el ser humano desarrolla todo su potencial intelectual, polı́tico, cultural y cientı́fico. Cabe destacar que fue el primer cerebro de mujer analizado. Dos dı́as después de su fallecimiento, numerosos delegados del movimiento obrero internacional y cientos de miles de moscovitas, acompañaron a Clara en su último viaje hasta la muralla del Kremlin, lugar en el que sus restos mortales fueron depositados.

Remontándonos al 27 de agosto de 1910, con motivo de la celebración de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, que se celebró en Copenhague (Dinamarca) y al que acudieron más de cien delegadas de diecisiete paı́ses; representantes de partidos polı́ticos, sindicatos y organizaciones de mujeres, a instancias de las delegadas estadounidenses, Clara Zetkin propuso declarar el dı́a 8 de marzo como “Dı́a Internacional de la Mujer Trabajadora”; dicha propuesta fue aprobada por unanimidad.

Se habı́a elegido esa fecha, porque el 8 de marzo de 1857 en Nueva York se organizó una marcha con de cientos de trabajadoras del textil, reclamando salarios dignos y mejores condiciones de trabajo. Esta jornada reivindicativa se saldó con la muerte de dos centenares de trabajadoras, como consecuencia de la sangrienta y brutal represión policial.

Un año después de la declaración del 8 de marzo como “Dı́a Internacional de la Mujer Trabajadora”, fue también Nueva York el escenario sangriento de la lucha de las mujeres, donde murieron calcinadas ciento veintitrés obreras y veintitrés obreros del textil -este último dato siempre se omite– La mayorı́a de las vı́ctimas, mujeres y hombres, eran adolescentes y jóvenes inmigrantes, cuyas edades oscilaban entre los 14 y 21 años, que protestaban no sólo por los bajos salarios, sino por las condiciones de insalubridad en las que trabajaban. Estos hechos sucedieron un 25 de marzo.

Quienes, de una forma u otra, militan activamente en opciones polı́ticas, sindicales o sociales, deben tratar de recuperar figuras como la de Clara Zetkin que, por su trayectoria polı́tica, intelectual y humana, pueden servir de referente y señalar el camino a seguir, mediante el testimonio de su propia experiencia y el legado valiosı́simo de su pensamiento al que, la diversidad temática de sus artı́culos lo enriquece y universaliza. Clara huye de la contemporización que evita el compromiso vinculante y, su lenguaje fluido, forma parte de la propia lucha de clases; las acerca hasta la identificación.

Esperemos que algún dı́a se le haga justicia y que el 8 de marzo luzcamos, orgullosas y orgullosos, su retrato en nuestro pecho, en señal de agradecimiento por una vida entregada a la defensa de los derechos humanos más elementales.

 Alicia Martı́nez del Burgo Vigo,

 Primavera confinada del 2020

El único camino

El único camino

El único camino

“No es la hermana, la novia ni la compañera. Es algo más, la clase obrera”.

Generaciones de militantes revolucionarios, antifascistas, demócratas, comunistas, se acercaron a la lucha arrastrados por la fuerza del ejemplo de esa mujer, Dolores Ibárruri, Pasionaria, admirados por su vida dedicada a una causa, la de la liberación humana. Tal fue mi caso. Después del mito, de su impacto, venı́a la labor de acercarse a su obra, de conocer su vida real, que lejos de difuminarlo, lo agrandaba aún más. Ese camino empezaba con la lectura de su obra autobiográfica, “El único camino”.

Recuerdo su infancia en Gallarta, marcada por la vida de los mineros, sus terribles condiciones de existencia, sus luchas para mejorarlas, las huelgas en las que arrojaban dinamita a la policı́a. Sin renunciar a la dinamita, quizá Dolores supo que en esa lucha hacı́a falta también el verbo, convencer con la palabra, y comenzó a asistir a las charlas del Centro Obrero de Gallarta. Allı́ escuchaba, bebı́a materialmente todo lo que decı́an los oradores, y luego, a veces, intervenı́a, pero lo hacı́a como un entrenamiento, para foguearse en episodios futuros.

El clima de esa aldea de Bizkaia era revolucionario, socialista, pero también muy católico; una fe que en los años mozos pareció influirla mucho, pero que en realidad, cuando Dolores se hizo con un criterio propio sobre la vida, apenas le dejó huella. Dolores abandonó la escuela a los quince años, y, a pesar de sus anhelos por ser maestra y de ser una brillante estudiante, tuvo que aprender el oficio de costurera y trabajar durante tres años como muchacha de servicio. No tardó en casarse, el único fin predestinado para la mujer entonces, la continuación de la vida gris, triste, penosa y esclava de sus madres.

Lo hizo con un minero, como no podı́a ser de otra forma, un buen hombre, también revolucionario y con varias detenciones a su espalda, pero sin el nervio de insumisión ante la injusticia que ya atesoraba Dolores, y que hizo que se quedara atrás cuando su militancia se hizo más intensa, prevaleciendo en ella la lucha sobre la estrecha vida matrimonial. Entre tanto tuvieron hijos, y era tal la pobreza en la que vivı́an, que cuando murió su pequeña Amagoia tuvieron que enterrarla en una caja de sardinas porque no tenı́an dinero para un féretro, a pesar de que entonces, 1923, ya se hablaba del dinero que los comunistas recibı́an de Moscú.

De los seis hijos que tuvo, con enfermedades y sin dinero para medicinas, con hambre y miseria, pronto sólo le quedaron vivos dos, Rubén y Amaia. Su palabra, aprehendida en el Centro Obrero de Gallarta, en la biblioteca de la Casa del Pueblo de Somorrostro, en los muchos mı́tines y reuniones que se producı́an en una época de intensa lucha minera, crecı́a, se hacı́a más popular, hasta que fue reclamada para escribir un artı́culo en el periódico “El minero vizcaı́no”. Corre la Semana Santa, en esa época unas fechas de gran recogimiento, y Dolores, madre de 23 años que ha conocido la pérdida, el desgarro, el dolor en sı́ y por doquier; firma el artı́culo, para evitar su verdadero nombre en un ambiente de persecuciones y violencia, con el apodo de Pasionaria.

Lo mismo hará en sus colaboraciones posteriores para “La lucha de clases”, y ya, a partir de 1920 en el periódico comunista de Bilbao “La bandera roja”, cuando Dolores ingresa en el partido comunista. Tı́mida, o quizá muy exigente con la palabra, siempre se muestra nerviosa ante un discurso, y muchas veces prefiere que hable un compañero, aunque su palabra no tiene igual. Su voz metálica, profunda, precisa, parece reproducir el eco del mineral de sus montes, los sonidos del trabajo, sus lamentos, sus quejas y anhelos; suena a verdad y entusiasma a las masas, a los obreros, que la identifican como suya.

Elegida diputada por el Frente Popular en la minera Asturias, su primera acción será sacar de la cárcel de Oviedo a los centenares de presos detenidos desde la huelga de octubre de 1934. Los saca literalmente, ante las dudas de las autoridades y tras un tenso tira y afloja, recorre los pasillos y galerı́as agitando el manojo de llaves que le entrega —bajo su única responsabilidad como le advierte—, el administrador de la prisión. ¡Camaradas, todos a la calle, todos a la calle! —grita Pasionaria—, que de tanta emoción no conseguı́a acertar con las llaves en la cerradura y tenı́a que ser ayudada por los propios presos desde el otro lado de las rejas.

El valor de su palabra para el pueblo quedó sellado con sangre en la guerra. Su célebre “NO PASARÁN”, constituyó uno de los estı́mulos principales para la defensa de la República, y se extendió por todo el mundo como un emblema de las nuevas libertades conquistadas, para las mujeres, para los obreros; un estandarte para todos los oprimidos del mundo que miraban a España, a su lucha, como una lucha que les era propia.

Por primera vez en el mundo, todos los oprimidos de la tierra se unieron frente al enemigo, para salvar la libertad, y por eso vinieron miles de brigadistas internacionales para defender la causa de la República española, que era su causa. Las palabras de Dolores en su despedida permanecen en el corazón de todo internacionalista: “No os olvidaremos, y, cuando el olivo de la paz florezca, volved a nuestro lado, que aquı́ encontraréis patria los que no tenéis patria; amigos los que tenéis que vivir privados de amistad; y todos, todos, el cariño y el agradecimiento de todo el pueblo español, que hoy y mañana gritará con entusiasmo: ¡Vivan los héroes de las Brigadas Internacionales!”

En el frente con el general Walter y Francisco Antón 

Del exilio en Moscú algún camarada traı́a alguna vez algún recuerdo. Era una mujer muy sencilla —contaban—, una etxekoandre de la que era difı́cil escapar sin comer un par de huevos fritos con patatas en su casa moscovita. La añoranza de su Euskadi era enorme, y sólo las convicciones firmes de la lucha, del deber, la calmaban. El 22 de mayo de 1977 intervino en su primer mitin tras el regreso a España; fue en Bilbao, y con la libertad apenas acariciada, más su enorme nostalgia, explotó en sus lágrimas toda esa emoción contenida.

¿Qué poeta no la ha cantado?
Nicolás Guillen, Miguel Hernández, Ana Belén, Joan Baez,
Gabriel Celaya, Rafael Alberti, cualquier soñador, cualquier
revolucionario, cualquiera de nosotros,
¿Quién no le ha entregado un poema secreto, una
canción?
Frente a ella todos somos iguales, como le cantara Alberti
el dı́a de su muerte:
¿Quién no la quiere?
No es la hermana, la novia ni la compañera. Es algo más, la
clase obrera”. Todo eso era Pasionaria

Miguel Usabiaga

Arquitecto – Escritor Director de Herri