Nunca quise ser clandestino…
“¿A quién? ¿Dónde podrán oírle? ¿Entenderle?”.
El sonido, el habla, hubo un principio que fue el silencio; Cuando el ser humano necesita comunicarse, romper el silencio, surge el aullido dolorido, el gruñido sonoro, hablado, los golpes en la piedra, la madera, el hierro… todo aquello próximo a la persona, al ser; Llamar comunicar al aire, al espacio, hacer llegar su mensaje, su aliento, su dolor, su conocimiento, su vivir,… TODO….
¿A quién? ¿Dónde podrán oírle? ¿Entenderle?
Hasta las montañas, hasta las llanuras, los valles, en las proximidades de las aguas dulces o saladas, cada ser tenía, sentía la necesidad de propagar su presencia.
Al mismo tiempo oía sonidos que auguraban presencias, existencias como la suya,
Desde paredes cerradas en pequeños talleres, profundas e insondables minas, aulas, fábricas insaciables, procelosos mares, latifundios agrícolas; en espacios tan amplios que hasta la muerte, la más cercana o la más distante tenían cabida.
Al mismo tiempo también silencios grandes, pequeños, apagados, dolorosos, cuchicheados, vigilados, ojos, ojos malvados, aviesos, ojos que eran oídos, ojos que eran pasos, ojos oídos y pasos que estaban en las paredes de las viviendas, de las fábricas, de los talleres, de las minas, de las aguas saladas y dulces de las montañas y los valles, del falso amigo, pasos – oídos – ojos que eran la llamada al orden establecido, al dictado único, a la única acera, al camino recto, a lo bien dicho, a esto es lo derecho, y todo ello por la gracia de dios (Joder que chiste la gracia de dios y de su majestad)
Y aquellas personas, que lanzaron, las que oyeron las llamadas, las mismas, las diferentes que estaban en el aire, sonaban, rebotaban en las paredes de las minas de las fábricas de los talleres de los campos de las minas de las aulas TODAS ellas comprendieron que tenían el mismo grito, la misma necesidad.
Iniciaron un fluir que al poco creció, y vieron que todos aquellos anhelos gritados en diferentes lugares relataban las mismas inquietudes,
Diferentes sonidos ocultaban realidades iguales, los que no conocían las palabras usaron las de sus nuevos compañeros,
Un pálpito Una Angustia Una necesidad.
Organización Complicidad Lucha….
detención ausencia desnudez silencio
Pedro M. Fernández Sandino