Frida y Diego.

“He sufrido dos accidentes graves en mi vida. Uno en el que un tranvía me atropelló … el otro es Diego”.

Cómo se conocieron, cuál fue realmente el primer contacto entre Diego y Frida, dónde anidó esa primera célula de un amor tan intenso?
Frida le había visto por primera vez cuando Diego Rivera trabajaba en su mural “La creación” en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria, donde estudiaba Frida. Seguramente allí se instaló el deseo de la búsqueda del gran artista, que le había impactado con su trabajo. Más adelante lo conoció más de cerca en las fiestas que realizaba la fotógrafa italo-mexicana, Tina Modotti, luego gran amiga de ambos pintores.

Frida quedó impresionada al ver a Diego balancear un tocadiscos en una de esas fiestas, al ver su fuerza, su alegría expansiva. Pero el verdadero punto de partida de la relación se daría poco después, cuando Frida fue a buscarlo a los andamios de la Secretaría de Educación, donde Diego pintaba otra serie de murales, para pedirle una opinión sobre su pintura. Frida Kahlo se lo contó a Ana Cecillia Treviño, conocida como Bambi, en una entrevista para el diario “Excélsior”.

“Le llevé cuatro cuadritos a Diego que estaba en los andamios de la Secretaría de Educación y sin más ni más le dije: “Diego baje” y así, como es tan humilde, tan amable, bajó. “Mire yo no vengo a coquetearle ni nada, aunque sea usted un mujeriego, vengo a enseñarle mi pintura. Si le interesa me lo dice, si no le interesa, también, para ponerme a trabajar en otra cosa para mis padres”. Entonces me dijo: Mire me interesa mucho su pintura, sobre todo este retrato de usted que es el más original. Los otros tres me parecen influenciados de lo que usted ha visto. Vaya a su casa pinte un cuadro y el domingo que entra voy a verla y le diré. Así lo hice y dijo: Usted tiene talento”.

Así fue Diego asistió no sólo ese domingo, sino muchos otros, y de esa manera, Kahlo y Rivera fueron entrelazando sus vidas. Poco después se casaron. Diego no era un hombre guapo, era más bien era feo, gordo y grande con ojos saltones, pero tenía un carisma sensacional que le confería un enorme poder de seducción. Además, era inteligente, idealista, talentoso y Frida quedó prendida de aquella desbordante personalidad.
Frida describiría este amor de una manera rotunda, como algo ya imprescindible en su vida, definitivo.
“He sufrido dos accidentes graves en mi vida. Uno en el que un tranvía me atropelló … el otro es Diego”.

FRIDA DESCRIBE A DIEGO

“Con su cabeza asiática, sobre la que nace un pelo oscuro, tan delgado y fino que parece flotar en el aire, es un niño grandote, inmenso, de cara amable y mirada triste. Sus ojos saltones, oscuros, inteligentísimos y grandes, están difícilmente detenidos. Casi fuera de las órbitas por párpados hinchados y protuberantes como de batracio, sirven para que su mirada abarque un campo visual mucho más amplio, como si estuvieran construidos especialmente para un pintor de espacios y de multitudes y muy pocas veces desaparece de su boca búdica y de labios carnosos una sonrisa irónica y tierna, flor de su imagen.

Viéndolo se piensa inmediatamente en un niño rana, parado sobre las patas de atrás, sus hombros infantiles, angostos y redondos, terminan en unas manos maravillosas, pequeñas y de fino dibujo, sensibles y sutiles como antenas, que comunican con el universo entero. Es asombroso que esas manos hayan servido para pintar tanto y trabajen todavía infatigablemente. Su forma es la de un monstruo entrañable”.

Unica grabación radiofónica de Frida Kahlo. Escanear para escuchar