Club Ciclista Clarion

Club Ciclista Clarion

Club Ciclista Clarion

Cuatro ciclistas de los clubs Clarion murieron en la Guerra Civil como brigadistas internacionales.

No somos justos

El club ciclista Clarion A fines de 1880 se produjeron en Gran Bretaña dos fenómenos paralelos que sincronizaron perfectamente, el auge de la bicicleta y de los principios de las ideas socialistas que proliferaron en los núcleos urbanos afectados por la revolución industrial. La bicicleta trajo al obrero un escape de las duras condiciones en las fabricas.  Se convirtió en el único lujo que podían permitirse aquellos obreros de fines del siglo XIX ya que la bicicleta les ofrecía la posibilidad de abandonar la ciudad después del trabajo y les otorgaba el poder de desplazarse por carretera sin importar la clase a la que se perteneciera. Es ahí donde nace el club Clarion.
En febrero de 1894 tuvo lugar un primer encuentro de aficionados a la bicicleta y  unos meses más tarde siete de ellos decidieron realizar un viaje en bici por Gran Bretaña. Un año más tarde, ya eran 120 los que se reunieron para crear el Club Clarion. El objetivo era constituir una asociación que agrupara a las diversas secciones del Club Clarion repartidas por todo el país con el fin de propagar las ideas socialistas además de promover carreras y excursiones.
Hoy en día, el actual National Clarion Cycling Club 1895, rama del antiguo club National Clarion Cycling Club, sigue apoyando los principios originales del club cuyo eslogan en aquellos años decía “El compañerismo es vida, la falta de solidaridad lleva a la muerte”.

Historia del diario Clarion
En Manchester en 1891, el 12 de diciembre, se creo el diario Clarion bajo el patrocinio de la sociedad cooperativista de Manchester Coop. Su editor,  Robert Peel Glanville Blatchford, hijo de un comediante del partido conservador, escribía bajo el seudónimo Nunquam, que decía habérselo puesto porque venia de “Nunquam dormio”, nunca duermo.
En el primer número escribió lo siguiente: “El Clarion es un periódico pensado por sus redactores para decir la verdad francamente y sin miedo. Quizás no siempre con razón pero con honestidad y siempre intentando ser consecuente con sus principios. Su personal no pretende ser gracioso o sabio pero si honesto. No escriben para facciones sino para el pueblo. No luchan para la victoria sino para la verdad. No quieren provocar sino convencer. Donde exista la injusticia intentaran desvelarla. No habrá perdón para la cobardía, el egoísmo y la corrupción, independientemente de en que estamento se produzca. La esencia de este nuevo periodismo en el que se han embarcado estos hombres es la verdad y les recuerdo a nuestros amigos más serios que la verdad puede estar también detrás de una sonrisa, no sólo detrás de una cara seria.
La política del Clarion es una política de humanidad, justicia y razón, no de partido, secta o credo. Más de la mitad de nuestros lectores no son obreros. Si cometemos el error de otros diarios laboristas de dedicarnos solo a artículos que hablen de los problemas laboristas estaremos en la ruina en tres meses.”
La circulación del periódico llego a 50.000 y algunos lectores iniciaron, inspirados por el diario, clubs deportivos como, por ejemplo, los club ciclistas Clarion, fundados  en 1895 y repartidos por todo el país. Blatchford hizo campana a favor de los sin techo y frecuentemente atacaba a los propietarios de las factorías y terratenientes de la época por la explotación que ejercían.  El periódico sobrevivió hasta 1935. Murió a los 92 años, en 1943.

Club Clarion y la Guerra Civil.
En marzo de 1936, el encuentro del Clarion en Chester, con unos 200 asistentes, condenó los juegos olímpicos de Berlín que iban a tener lugar aquel año. Declararon en su resolución: ” La Alemania fascista, con su discriminación racial y religiosa y la persecución política es un horror para los deportistas de todo el mundo. Esta conferencia hace un llamamiento para que las olimpiadas se celebren en otra capital y nos negamos a participar en ningún acto celebrado por la Alemania de Hitler.”
En la delegación que Gran Bretaña envió para competir en las Olimpiadas Populares, había cinco corredores de los clubs Clarion. Algunos se incorporaron posteriormente a las Brigadas Internacionales, y, combatiendo en sus filas, cuatro ciclistas de los clubs Clarion murieron en la Guerra Civil.
Septiembre de 1936. El comité nacional del Clarion organizó un encuentro en su sede de Menston para hablar sobre lo que estaba ocurriendo en España, afirmar su solidaridad en su lucha contra la amenaza del fascismo. La resolución que tomaron fue la de pedir públicamente al gobierno británico que dejara de apoyar a los fascistas ya que  la  prohibición del gobierno británico de dar armamento a los republicanos estaba mermando el poder de lucha. También hacían una llamada a los transportistas británicos para declararse en huelga en caso de transportar armas para los fascistas.
1937. Unos meses más tarde, en el encuentro del Clarion del 37, en Durham, los delegados de todas las secciones ya no sólo criticaban la situación como habían hecho en la anterior reunión sino que se habían movido hacia una posición más activa, optando por acudir en ayuda de la Republica con las brigadas internacionales. En la resolución de aquel año mencionaron la situación en España como  heroica lucha por la libertad contra las fuerzas del fascismo internacional y mostraron sus condolencias por los dos ciclistas del Clarion que ya habían fallecido en la lucha cerca de Madrid, Roy Cox y Tom Durban. En la resolución final escribieron:  “Reconociendo que el fascismo destruye la libertad de los deportistas y que el único uso que les dan es el de militarizarles, esta conferencia  ruega  a los presentes que apoyen activamente a las fuerzas antifascistas tanto en Gran Bretaña como en el extranjero.” Al finalizar la conferencia se acordó que una suma de veinte guineas se dividiera entre el comité de ayuda medica a España y las brigadas internacionales.

Raymond Cox trabajaba como oficinista en una constructora en Southampton cuando los franquistas lanzaron su ataque contra el gobierno y era delegado sindical en Southampton. Había sido miembro fundador de la sección local del club ciclista Clarion  y secretario del club para la zona  Londres y  sur de Inglaterra.
Renunció a su trabajo y pagó de su bolsillo el viaje para acudir como brigadista. Antes de irse dijo a su madre viuda y a su hermano mayor que había sentido la llamada para ir a luchar por la libertad. Conocido como Tommy por sus amigos estaba entre los primeros voluntarios en septiembre del 36,en la centuria Tom Mann. También fue uno de los primeros en morir, el 15 de diciembre del 36, cuando fue herido mortalmente durante la heroica defensa de Madrid. Escribió desde el frente a su madre:” Creo que al luchar en España estoy ayudando a preserva la paz en Europa“. Tenia 22 años.
Roy Watts trabajaba como vendedor de muebles en Porstmouth y luego en Leicester, para la emblemática cooperativa británica Co-op. Como miembro del partido comunista y del sindicato de su rama laboral daba discursos en diversos mítines. fue presidente de la sección ciclista Clarion de Portsmouth y uno de sus socios más populares. Murió en septiembre de 1938 herido por munición proveniente de un avión franquista mientras el se encontraba en su posición durante la ofensiva del Ebro. Tenia 23 años.
Escribió estas líneas a unos amigos suyos poco antes de su muerte: “Me siento feliz y orgulloso poniéndome al servicio de los trabajadores de España en su lucha heroica contra las bestialidades del fascismo. No tenemos nada en común con la mentalidad de los fascistas, quienes glorifican la muerte como su ideal. Nosotros amamos la vida pero, precisamente porque la amamos, no dudamos en sacrificarla para salvar a la humanidad de los enemigos de la vida. Muchos de nuestros mejores camaradas han caído ya y no escondemos el dolor amargo de su perdida pero sus muertes no son motivos de luto sino de acción”. Roy escribió una carta antes de morir a su amigo Walton hablando de sus experiencias en el frente.  “He servido en acción con la artillería antiaérea, infantería y la unidad de transmisiones. He estado en la mayoría de los territorios en manos de los republicanos y he sido hecho prisionero. Aparte de fiebre y un poco de metralla que me ha llevado tres veces al hospital , puedo decir que he salido hasta ahora sin apenas rasguños.
He aprendido a amar este país. La belleza es impresionante. Es demoledor pasar por estos preciosos pueblos y ciudades después de haber sido bombardeados por los fascistas.
Se que una experiencia como esta estimulara a los de casa para moverse contra los responsables. Desde nuestro avance, la furia fascista parece no tener limite.
Con la guerra siendo lo que es, uno no puede hacer pronósticos con certeza pero espero estar de vuelta en casa para Navidad.”  La carta la recibió Walton justo después de su muerte.
Tom Oldershaw murió tras la retirada de Belchite el 15 de marzo del 38. Aparece mencionado en el libro de William Rust “Britons in Spain”.
Obituario del socio ciclista del Clarion y brigadista Tom Oldershaw, publicado en la revista de octubre de 1938 del club ciclista Clarion
“Con el más sincero pesar tenemos que decirles que un socio de la sección de Clapham ha muerto a los 24 años. Tom Oldershaw. Carpintero de profesión, era uno de los grandes luchadores de la causa socialista, había sido presidente de su sindicato y miembro del partido comunista de Battersea. También secretario general del Comité de ayuda a España. Hizo un tremendo trabajo por el movimiento laborista en Battersea. Era un gran ciclista y pedaleo con la sección de Clapham, en compañía de Edgar Priest, por Francia y Alemania y también cruzó los Pirineos. Era un socio ideal para el club, con gran sentido del humor. Se alistó como voluntario en la lucha contra Franco y estuvo en la ofensiva de Aragón en marzo de este año. Quedo herido y sus compañeros no tuvieron otra opción que dejarlo allí. Todos los esfuerzos posibles se han llevado a cabo para saber su paradero pero no se encuentra en la lista de prisioneros  y tampoco en los hospitales franquistas. Después de meses de ansiedad nos sentimos obligados a concluir que murió en la batalla. Es realmente triste saber que no tenemos con nosotros este compañero maravilloso y heroico entre nosotros”.
Así es como sus socios se enteraron de su muerte. Él fue uno de los cuatro socios del Clarion que cayeron en combate en España luchando contra el fascismo. Los otros tres fueron Ray Cox, Roy Watts y Tom Durban. Todos jóvenes con poco más de veinte años que abandonaron a su familia y amigos para ir a luchar a España a luchar por los derechos de los españoles y contra el golpe fascista que llevo a cabo el ejercito en julio del 36.

En julio de 1936 Geoff Jackson, socio del Clarion estaba en Barcelona  junto a otros cuatro ciclistas del Clarion para representar al equipo en las Olimpiadas  alternativas que se habían organizado, paralelas a las de Berlín.
Pero justo un día antes de que comenzaran estallo el golpe de Estado franquista con lo cual tuvieron que verse obligados a regresar pero no por ello dejaron de pensar en Catalunya que tan bien les había recibido.
Comenzaron a preparar un viaje que les llevaría pedaleando por Escocia, Inglaterra y Francia con el fin de ayudar a las victimas de la guerra civil. Dos años más tarde, los preparativos tomaron forma y decidieron en mayo del 38 salir en ruta en sus rudimentarias bicicletas de la época. Geoff y otro socio del Clarion, Ted Ward, salían desde Glasgow en dirección a Barcelona.
Fueron parando en las ciudades y pueblos de Gran Bretaña en donde el club Clarion tenia sus diferentes secciones y en cada lugar al que llegaban los ciclistas la gente les salía a recibir mostrando su solidaridad con la causa republicana. Cada noche la sección local del Clarion en donde paraban se encargaba de organizar su alojamiento y también un mitin para que la gente de la zona supiera lo que estaba ocurriendo en la Península.
Para cuando llegaron a Newhaven, puerto del sur de Inglaterra, ya habían conseguido 350 libras que luego aumentarían en cada etapa. Cuando cruzaron el canal de la Mancha y llegaron a Dieppe, primera localidad tras cruzar el canal les esperaban ciclistas franceses que les acompañaron hasta la frontera con Catalunya.

En el poster que publicaron Ted y Geoff decían lo si-guiente: Durante dos años España ha estado en guerra. Miles de niños y mujeres, miles de jóvenes han muerto. La lucha continua. A pesar del hambre y las bombas, la población sigue en la lucha. Por eso, porque apreciamos su lucha, que es la nuestra, los ciclistas británicos saldremos para España para darles nuestro apoyo. Una de las peores calamidades de la guerra es ver sufrir a niños inocentes.

Los ciclistas recaudaran a lo largo del camino fondos para ayudar a los niños, victimas de la guerra.  Contribuyan a ayudar a los niños de España. No dejen que los niños pasen más hambre. Pedaleando hasta España. Glasgow- Barcelona. Mayo 1938.

Equipo ciclista femenino Clarion de Bolton, Inglaterra

Irene Euba y Pedro Fernández

 

Los brutos y sus juguetes

Los brutos y sus juguetes

Los brutos y sus juguetes

“Y, mientras tanto ¿qué hacemos?”. ¿Sobreviviremos? No lo sé, espero que sí ¿Hasta cuándo seguiremos mirando para otro lado? ¿Y si al final, ya no hay a donde mirar?.

Ahora que los BRUTOS del mundo, con vaya uste a saber qué interés, rompen pactos, destruyen tratados de no proliferación nuclear y, juegan a mandarnos a todos a la mierda, no es malo recordar que el pasado 6 de agosto, se ha cumplido el 74 aniversario del bombardeo de Hiroshima, y el 9 de agosto, el de Nagasaki. LOS MISMOS BRUTOS.

Se ha escrito mucho sobre las Guerras Mundiales, se han realizado numerosas películas (en especial desde la potente industria de Hollywood). No es casualidad.

Siempre he considerado a la literatura y al cine, hermosas herramientas del conocimiento, de la transmisión histórica de los acontecimientos más destacados. Incluso de aquellos que, sin haberlo sido, de modo discreto pero eficiente, han marcado nuestro devenir. Esto de ahora, a lo que aquí me quiero referir, no puede decirse que fuera un acto discreto.

Sin duda, sí puede afirmarse que, en la historia de nuestra especie animal y vertebrada, a veces tan delicada, a veces tan embrutecida, la fabricación y, posterior utilización de bombas atómicas, sí que ha marcado un antes y un después. Algo se escribió y algo se filmó sobre Hiroshima y Nagasaki (considero que no lo suficiente). Al día de hoy y, dados los recientes acontecimientos, dada la caída en desgracia de los antiguos tratados de no proliferación nuclear, dada la trivialidad con que los poderosos mandatarios —Trump de manera destacada—, frivolizan con las nuevas, poderosas y tremendamente onerosas armas de destrucción masiva —estas sí, estas son las verdaderas, las que nos pueden llevar a todos a la mierda, a la mierda nuclear—. Al día de hoy, digo, me sorprende la insensibilidad colectiva, la falta de reacción del mundo de la cultura, también del trabajo y, en definitiva, de toda una sociedad, acaso adormecida ante tamaña barbaridad.

Setenta y cuatro años han transcurrido desde aquellos aciagos días. Era lunes en Hiroshima, 166.000 personas ejecutadas de un plumazo. Era jueves en Nagasaki, 80.000 personas ejecutadas de otro plumazo. Si hay, que puede haber un tercer plumazo, los contaremos por millones. Eso claro está, si queda alguien para recitarlo.

Me sorprende, insisto, la insensibilidad social con que, año tras año, transcurre esta fecha en el calendario, en el más absoluto de los anonimatos. Y me sorprende aún más, la falta de reacción ciudadana, así como la de sus instituciones más representativas, ante la ausencia de pudor de algunos gobernantes, encantados y encandilados por, en sus desfiles militares, demostrar al otro, a ver quién la tiene más grande.

A datos del año 2017, EE.UU. posee 6.800 ojivas nucleares; Rusia posee 7.000, el resto, entre siete países se reparten 1135. ¿Qué pasará el día que empiecen a jugar con ellas?
Entre Hiroshima y Nagasaki, con solo dos y, de seguro con una tecnología primitiva si la comparamos con la actual, en total fallecieron —sin valorar los efectos secundarios— 246.000 japoneses. Con las actuales 15.000 ojivas ¿Nos faltará población para saciar el apetito de LOS BRUTOS?

Me temo que el árbol no nos deja ver el bosque. Ya no hablo de Chernóbil; hablo de mi ciudad, de la tuya; hablo de mi casa, de la tuya; hablo de mi familia, de la tuya. ¿Sobreviviremos? No lo sé, espero que sí. De seguro, con los actuales mandatarios, con menos posibilidades. «Método de persuasión ante el enemigo», nos argumentan. «Método intimidatorio ante el otro», se justifican. Mentira. La soberbia y la arrogancia los envuelve. Y, mientras tanto ¿qué hacemos? Yo no lo sé. Lo único que se me ocurre, es denunciar la falsedad, la hipocresía de todos cuantos, en defensa de su supuesto patriotismo, nos pueden llevar al vertedero.

¿Hasta cuándo seguiremos mirando para otro lado? ¿Y si al final, ya no hay a donde mirar? Capacidad y medios para conseguirlo tienen. Voluntad…, si es por la patria, ese sentimiento que utilizan como un kleenex de usar y tirar, creo que también.

Vladimir Merino, Escritor
El nuevo escenario político

El nuevo escenario político

El nuevo escenario político

“Es urgente cohesionar a todas las fuerzas objetivamente de oposición al sistema.”

Tras el final del régimen franquista en España se produjo una pugna entre las fuerzas democráticas y las autoritarias para poner en marcha un nuevo sistema político. Esa pugna finalmente fue ganada por sectores no rupturistas que desde entonces se han alternado en los sucesivos gobiernos, en sus versiones conservadora y reformista, pero siempre sin cuestionar el sistema, y más recientemente, desde la constitucionalización del neoliberalismo a través del Tratado de Maastricht y la reforma del artículo 135 de la CE, admitiendo el capitalismo en su versión financiera neoliberal, -modelo opuesto no ya al socialismo, sino simplemente a un Estado Social- como la única alternativa política posible

Esta alianza de las fuerzas no rupturistas consolidó el sistema de monarquía parlamentaria bajo la hegemonía política de los EEUU, lo que implicó tanto el ingreso en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) como en la OTAN. El PCE, atendiendo a la correlación de fuerzas realmente existente que hacía imposible la ruptura, aceptó la salida reformista a la dictadura, garantizando al menos un sistema formalmente democrático que permitiera continuar luchando para conseguir las conquistas sociales y políticas necesarias que desde siempre demanda la clase trabajadora en España.

El compromiso constitucional de construir un Estado social y plenamente democrático que garantizara todos los derechos fundamentales a todas las personas fue truncado por la consolidación de un entramado institucional y social heredado del franquismo -fuerzas armadas, policía y burocracia del Estado- y de un mapa de partidos basado en un bipartidismo imperfecto en el que las fuerzas nacionalistas conservadoras (PNV y CiU) completaban las mayorías parlamentarias. La monarquía hace tiempo que dejó de jugar un papel de equilibrio y actualmente Felipe VI se ha alineado desde el primer día de su reinado con las fuerzas más conservadoras del régimen, tanto en cuestiones políticas como sociales y económicas.

La crisis económica que estalla a partir de 2008 provoca a su vez una crisis de régimen político, contexto que exige a la izquierda un esfuerzo para avanzar en un nuevo pacto político y constitucional que obligue al Estado a garantizar los derechos sociales, económicos, civiles y políticos de los que no han disfrutado las mayorías sociales, la clase trabajadora, como ha puesto de evidente la profunda crisis social padecida en la última década. Síntomas de esa crisis del régimen también es la generalización de prácticas corruptas o la ruptura del pacto constitucional sobre el modelo territorial por la derecha centralista españolista y los partidos nacionalistas catalanes ahora abiertamente independentistas. La negociación colectiva, uno de los pilares económicos del pacto de la transición, ha sido anulada mediante la concesión de un derecho de veto en la práctica a las organizaciones empresariales, tanto por los gobiernos conservadores como por la socialdemocracia liberal que representa el PSOE. La desafección al sistema de sectores cada vez más amplios de trabajadores -incluso trabajadores especializados, técnicos y profesionales, las llamadas capas medias de la sociedad- es palpable, tras comprobar que por primera vez desde 1978 la generación más joven va a vivir peor que la de sus padres. Todo ello obliga a la izquierda trasformadora a convertirse en la alternativa política ante la falta de credibilidad de los partidos pilares del régimen, el PSOE y el PP.

La izquierda trasformadora hoy día se organiza en torno a la incipiente alianza política electoral de Unidas Podemos, que aspiramos a consolidar como proyecto de bloque histórico capaz de lograr las transformaciones necesarias que España necesita para abandonar el injusto modelo capitalista neoliberal incompatible con el disfrute por las mayorías sociales de los derechos fundamentales y con la propia sostenibilidad de la vida en el planeta.

Para el PCE es urgente cohesionar a todas las fuerzas objetivamente de oposición al sistema, para organizar la construcción de ese bloque histórico que primero garantice y expanda el contenido de los derechos sociales, económicos y laborales, y que finalmente permita una democracia plena mediante la construcción de espacios democráticos más participativos. A ese proceso lo hemos definido como proceso constituyente y requiere una amplia participación sustentada en un proceso de movilización popular que tenga como referencias el 15-M, las marchas de la dignidad, las mareas ciudadanas en defensa de los servicios públicos, las movilizaciones contra el fraude hipotecario, las huelgas generales, las protestas laborales contra la precariedad, etc.
Los poderes económicos del régimen tienen su propia estrategia, que viene siendo implementada sin pausa para consolidar los cambios institucionales, sociales y políticos que han implantado mediante las políticas neoliberales hasta convertir los derechos sociales en elementos poco más que decorativos, sin contenidos ni mecanismos de exigibilidad reales. Su único objetivo es mantener e incrementar sus privilegios, a través de políticas de liberalización extrema de la economía que implican la privatización de los bienes y servicios públicos, organizando inmensas transferencias de riqueza publica a manos privadas. La construcción de este nuevo modelo requiere de un nuevo mapa de partidos políticos que renueve la imagen de una derecha esencialmente vista como corrupta y saqueadora de lo público.

Las luchas populares y la puesta en marcha del proceso político de construcción de unidad popular ha impedido cerrar la crisis de régimen mediante la consolidación del nuevo modelo neoliberal, gracias en buena medida a que existe una fuerza política antineoliberal y defensora de una democracia política que garantice todos los derechos humanos a todas las personas, Unidas Podemos. La presencia de una fuerza alternativa que ha oscilado entre los 70 y los 40 escaños en el Parlamento es un escenario de fortaleza de la izquierda nunca visto desde la muerte del dictador, por muy imperfecto que aun sea el resultado y a pesar de todas las contradicciones que arrastramos en un proceso que todavía no ha sabido consolidar organizativamente el nuevo bloque político. El compromiso de Unidas Podemos en combatir los gobiernos no comprometidos en la defensa de los derechos sociales colectivos y los servicios públicos de calidad, permitió desalojar al gobierno del Partido Popular a través de la moción de censura que convirtió en presidente a Pedro Sánchez. En 2019 no ha existido una mayoría de las tres fuerzas de derecha que les permitiera formar gobierno y los poderes económicos y políticos no han conseguido forzar una alianza neoliberal reformista entre el PSOE y Ciudadanos.

Las elecciones de 2019 se producen tras haber alcanzado el PSOE y UP un acuerdo para la aprobación de los PGE de 2019 junto a otras medidas que suponían un cambio de 180 grados en las políticas neoliberales que se habían venido haciendo por los gobiernos de Rajoy: subidas de impuestos a bancos y grandes empresas; garantía de actualización de pensiones de jubilación por ley; derogación de las reformas laborales que precarizaron el empleo; derogación de las reformas liberticidas de la ley de seguridad ciudadana y del Código Penal; medidas de control de los precios de los arrendamientos de viviendas; subida del SMI; etc. El gobierno de Pedro Sánchez únicamente puso en práctica el 15% de las medidas reflejadas en el Acuerdo, que finalmente no fue refrendado en el Congreso por la oposición del independentismo catalán. El resultado electoral trae como resultado una disminución del espacio electoral rupturista representado por UP respecto al conseguido en las elecciones de 2016, fruto en buena medida de la perdida de tensión social y de capacidad movilizadora de las fuerzas del cambio, pero al mismo tiempo es un resultado electoral que permite mantener abierta la política de confrontación de bloques izquierda/derecha, dificultando un pacto del PSOE con las fuerzas de la derecha y abocando a Sánchez a alcanzar acuerdos con Unidas Podemos si quiere mantenerse en la Presidencia del Gobierno.

La izquierda debe evitar que el PSOE pueda justificar un acuerdo con las fuerzas a su derecha, para lo que es necesario volver a articular la mayoría de gobierno que sacó adelante la moción de censura. Ese objetivo puede conseguirse si se alcanza un acuerdo de legislatura o si alcanzamos acuerdo de gobierno de coalición, ambos entre Unidas Podemos y el PSOE.

Pero ahora tenemos la obligación de valorar si tras el incumplimiento por el PSOE del acuerdo de PGE 2019 se puede esperar que un gobierno de estos en solitario cumpla los contenidos de un acuerdo programático de investidura.

No cabe duda de que para garantizar el cumplimiento de cualquier acuerdo es más eficaz que se conforme un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, sabiendo que este último escenario también va a ser un escenario de confrontación y contradicción permanente entre las políticas antineoliberales que presiden cualquier acuerdo programático UP-PSOE y la tendencia natural del PSOE a aplicar medidas económicas neoliberales.

 

Enrique Santiago Romero: Abogado. Secretrario general del PCE
Parlamentario por Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados

 

 

Leer para transformar

Leer para transformar

Leer para transformar

 “El proyecto ERI, una constancia de carácter militante que tiene
como objetivo transformar la realidad existente”.

La publicación del cuarto número de nuestra revista ERI (Herri), ha traído al consejo de redacción de la misma, el recuerdo de una frase repetida a modo de broma en más de una ocasión por un veterano comunista vasco, “Cuando alguien decide publicar una revista política siempre se publica el primer número, en ocasiones se publican un par de números más, y nunca se llega a publicar el cuarto”.
Podríamos acudir sin duda al encuentro de nuestro camarada agitando el cuarto número de ERI que tiene usted entre manos para hacerle saber lo fallido de su teoría, y de paso para describirle los estupendos artículos que nos han brindado nuestras colaboradoras y colaboradores en torno a las olimpiadas populares de Barcelona en 1936, los cuales sabemos le van a apasionar, sin duda. Como esperamos que puedan apasionarle también a usted y al resto de lectores, tanto a los nuevos como a los habituales –nos permitimos ya la licencia de definir así a quienes nos venís dando vuestra confianza durante estos cuatro meses-, de esta humilde pero ambiciosa publicación.

Esperamos también que sea útil para el lector en esta nueva edición la sección habitual de “actualidad”, en la que incluimos un artículo de Enrique Santiago, Secretario General del PCE, que consideramos de relevancia en un momento de una gran trascendencia política como el que estamos viviendo no sólo en nuestro país, pero de manera particular en él.
Pero lo cierto es que no hemos corrido al encuentro de nuestro veterano amigo, ni para tachar de incierta su afirmación ni para mostrale el contenido de este número, porque sabemos que nuestro camarada comprará la revista en una conocida librería de su localidad y porque sabemos que su ya mencionada opinión sobre el nacimiento de nuevas publicaciones políticas, es sin duda una sentencia en tono de humor que señala sin embargo una cuestión que es real, aunque sea tan solo de manera parcial.

Se trata de la dificultad de mantener en el tiempo una publicación política, lo cual requiere de algo más que el impulso y la voluntad inicial de ponerla en marcha y que desde luego requiere mucho más que el deseo de contar con “tu” publicación cada mes en el quiosco o librería. El deseo y el impulso inicial siempre están ahí, lo que explica “que siempre se publique el primer número” en palabras de nuestro amigo, pero no son suficientes para superar la fatídica afirmación de que “nunca se llega a publicar el cuarto”.

Precisamente por esto nos tomábamos muy en serio las palabras de nuestro entrañable camarada cuando iniciamos el proyecto ERI hace unos meses. Sabíamos que a pesar de la utilización de la exageración como herramienta humorística en sus palabras, éstas contenían una verdad que debíamos combatir. De lo contrario, efectivamente ERI no hubiera llegado más allá de los números en torno a Rosa Luxemburgo o Pablo Picasso.
Sin embargo el proyecto ERI como ya decíamos anteriormente, tiene vocación de permanencia y por lo tanto no podía nacer del impulso y deseo inicial sino más bien de una planificación y un trabajo previo seguido de una constancia de carácter militante que tiene como objetivo transformar la realidad existente.

Esta concepción de como afrontar la tarea que nos autoimponiamos en el Partido Comunista de Euskadi, está directamente relacionada con la concepción militante que históricamente han defendido las organizaciones comunistas como la nuestra. Con esta concepción hemos venido trabajando estos meses quienes participamos de la publicación (redacción, colaboradores, maquetación, finanziación…), y esto es lo que ha permitido que tenga usted la posibilidad de leer –y nosotros el privilegio de que lo lea-, el número sobre las olimpiadas populares previstas en la Barcelona Republicana de 1936.

No será necesario por lo tanto quitar la razón a nuestro camarada cuando nos recuerde la frase con la que iniciamos esta editorial. El cuarto número no se publica nunca, simplemente añadiremos “salvo que se actúe conscientemente y de manera organizada para transformar esa realidad”.

Les invitamos nuevamente a transformar la realidad. Y claro, a leernos.

Jon Hernández 

Secretario General del Partido Comunista de Euskadi

Parlamentario de Elkarrekin Podemos
en el Parlamento Vasco

 

 

Entrevista a Pablo Picasso

Entrevista a Pablo Picasso

Entrevista a Pablo Picasso

Entrevista a Pablo Picasso, por Jerome Seckler
publicada en el «New Masses» el 13 de Marzo de 1945

Pablo Picasso, el pintor español inició a los catorce años en Barcelona, sus estudios de pintura, que más tarde continuaría en Madrid. En 1901 se trasladó a París, donde instaló su estudio en Montmartre. Allí se vería influenciado por pintores como Tolouse-Lautrec y Degas. Desarrolló su propio estilo a través de las numerosas transformaciones experimentadas a lo largo de su increíblemente productiva carrera. Sólo en la primera década del siglo atravesó los periodos azul, rosa y precubista antes de embarcarse en el cubismo, movimiento que fundó junto con el pintor francés George Braque y que rechazaba las formas tradicionales de representación basadas en la perspectiva. Sin embargo, Picasso y Braque terminarían rompiendo en 1914.

Durante los años veinte, mientras seguía pintando al estilo cubista, Picasso diseñó vestuario para los Ballets russes de Diaghilev. Uno de sus cuadros más famosos, el Guernica (1937), expresaba su horror ante un bombardeo de la ciudad vasca del mismo nombre en la guerra civil española. Fue nombrado director del Museo de Prado durante la etapa de la República, desde 1936 hasta 1939, aunque estuvo ausente de Madrid esos años. Pasó la mayor parte de la II Guerra Mundial en París y se unió al partido comunista tras la liberación de la ciudad. Esta toma de posición fue la que motivó el interés de New Masses. La última etapa de su carrera la pasó experimentando con diferentes técnicas, como la litografía, la escultura y la cerámica, además de crear numerosos tapices.

A lo largo de los últimos diez años había discutido, analizado y debatido sobre Picasso con mis amigos hasta la exasperación. La única conclusión a la que lográbamos llegar era que Picasso, en sus llamados «periodos», reflejaba muy acertadamente las contradicciones de aquellos tiempos turbulentos, pero se limitaba a eso, no a pintar nada capaz de realzar nuestra comprensión de la época. Diversos artistas y críticos que se ganan la vida poniendo etiquetas a la gente le identificaron con una amplia variedad de escuelas -surrealismo, clasicismo, abstracción, exhibicionismo, e incluso contorsionismo-. Pero detrás de este montón de cultas estupideces, esa gente nunca explicó a Picasso. Nunca ha dejado de ser un enigma.

De repente se produjo el bombazo. En las últimas horas de la España leal a la República, Picasso pintó su Guernica, y con esta obra mural se erigió como un poderoso y penetrante pintor de la protesta social. Pero fue la única muestra. Con el tiempo, Francia entró en guerra, pero en los cuadros de Picasso no hubo ni atisbo de la furiosa respuesta en el Guernica. Entonces se produjo el desastre militar francés y la humillante ocupación alemana. Circularon historias desagradables acerca de Picasso. Que vivía bien en París con los alemanes; que colaboraba con la Gestapo, y que ésta, a cambio, le permitía seguir pintando sin molestarle; que vendía falsificaciones a los nazis, obras que firmaba él pero que realizaban sus discípulos, incluso corrió la voz de que había muerto. Desde la liberación de París, Picasso continuó siendo una figura completamente rodeada de misterio y oscuridad. En octubre, inmediatamente después de la liberación, se hizo pública una nota impactante: Picasso se había hecho miembro del Partido Comunista. Ese mismo mes se organizó en el París liberado una impresionante exposición de arte contemporáneo francés. Una de las salas-compuesta por setenta y cuatro cuadros y cinco esculturas, realizados en su mayor parte durante la ocupación-fue especialmente dedicada a Picasso. La exposición me sorprendió. Allí estaba el Picasso del Guernica, poderoso, bellísimo, un pintor de la vida y de la esperanza. Me emocionó tanto su trabajo que decidí ir a verle. Conseguí la dirección a través de un joven artista francés que le conocía. Cuando llegué a su estudio me informaron, tras un intercambio de murmullos en otra habitación, que Picasso «no estaba en casa». Su secretario me dio explicaciones: «Con tantos acontecimientos, Picasso lleva dos meses sin pintar. Ahora desea tranquilidad para ponerse a trabajar». Finalmente mi amigo me consiguió la entrevista a Pablo Picasso. a las 11.30, una mañana de sábado, me presenté en el estudio. Me hicieron pasar y me indicaron que esperara para hacer la Entrevista a Pablo Picasso. Picasso ocupa los dos últimos pisos de un edificio de cuatro plantas carente de pretensiones y cercano al Sena. Hay que atravesar uno de los agujeros del muro que hacen las veces de puertas, y subir tres pisos por una estrecha y sinuosa escalera de paredes desnudas y escalones de madera desgatados. El lugar ha sido su hogar y su estudio durante los últimos ocho años. Se accede directamente a uno de los estudios, una habitación en la que se agrupan desordenadamente varios caballetes, lienzos y libros. Mientras esperaba reparé en una de sus pinturas recientes, situada en un caballete: la representación de una jarra de metal sobre una mesa. Sujeto con una chincheta en la parte superior había un pequeño esbozo a lápiz de la composición, que la pintura reproducida hasta la última línea y detalle. Aunque no se trataba más que de un boceto rápido, se había atenido a él tan estrictamente que las líneas que en el apunte sobresalían en una esquina de la mesa lo hacían también en el cuadro. Pregunté a su secretario si Picasso había tenido problemas con los alemanes. Me contestó: «Como todo el mundo, lo hemos pasado mal». A Picasso no le habían permitido exponer. En una ocasión, la Gestapo le había acusado de ser en realidad un hombre llamado Leipzig. Picasso se limitó a insistir en su respuesta: «No, yo soy Picasso, nada más». Los alemanes dejaron de molestarle, pero en ningún momento dejaron de vigilarle. Aun así, Picasso mantuvo un estrecho contacto con el movimiento clandestino de resistencia. Transcurridos unos diez minutos, Picasso bajó del estudio de la planta superior y vino directo hacia mí. Me echó una mirada rápida y luego clavó sus ojos en los míos. Llevaba un traje de color gris claro, una camisa de algodón azul con corbata y un pañuelo amarillo en el bolsillo del pecho. Tenía las manos pequeñas, pero fuertes. Me presenté, y al momento me tendió la mano. Su sonrisa era cálida, sincera y hablaba sin pelos en la lengua, lo que me hizo sentir cómodo de inmediato. Comenté que su trabajo siempre me había interesado y, al mismo tiempo, confundido. Le expliqué cómo había comprendido de repente, en su reciente exposición, lo que quería contar. Mi deseo era conocerle personalmente y preguntarle si mi análisis de su obra le parecía correcto y, caso de ser así, escribir sobre ella para contribuir a su divulgación en Estados Unidos. Seguidamente le expliqué mi interpretación de «EL MARINO», que había tenido ocasión de admirar en el Salón Liberación. Le dije que creía que se trataba de un autorretrato -el traje, la red, la mariposa roja, mostraban a Picasso como una persona en busca de una solución para su época, intentando hallar un mundo mejor- y que el uniforme de marinero indicaba su participación activa en el esfuerzo. Me escuchó con atención y finalmente respondió:

-Sí, soy yo, pero no pretendía darle ningún significado político.

Le pregunté por qué se había retratado vestido de marinero.

-Porque siempre llevo una camiseta de marinero. ¿Lo ve? -fue su respuesta.

Se desabrochó la camisa y tiró de su ropa interior. ¡Era blanca con rayas azules!.

-¿Y la mariposa roja? -insistí- . ¿El color no tiene una intención deliberadamente política?

-No en especial -replicó-. ¡Si es así, será cosa de mi subconsciente!

-Pero tiene que tener un significado concreto -porfié-, lo admita o no. Lo que hay en su subconsciente es resultado de su pensamiento consciente. No es posible escapar de la realidad.

Me observó un instante antes de responder:

-Sí, es posible y normal.

Picasso quiso saber entonces si yo era escritor. Le dije la verdad: no lo era, nunca antes había escrito. Trabajaba la madera por vocación, y también era pintor, pero únicamente como distracción, porque de algo tenía que vivir. Picasso se echó a reír.

-Ya, lo comprendo.

Le pregunté si tenía su consentimiento para escribir un artículo sobre él.

-Sí -contestó-. ¿Para qué publicación?

Le expliqué que la Entrevista a Pablo Picasso era para New Masses. Sonrió y dijo: -Lo conozco. Lanzó una mirada hacia la puerta abierta. Había varias personas esperándole -subamos un momento al estudio- dijo.

Ascendimos por una escalera hasta el estudio principal, donde en realidad desarrollaba su trabajo. La habitación estaba limpia y ordenada. No tenía la apariencia polvorienta y caótica del cuarto de abajo.

Comenté a Picasso que mucha gente mantenía que ahora, debido a su nueva militancia, se había convertido en un líder cultural y político para el pueblo, y que su influencia a favor del progreso podía ser tremenda. Se puso serio y asintió.

-Sí, soy consciente de ello.

Le comenté que en Nueva York habíamos discutido su obra con frecuencia, especialmente el Guernica (cedido en préstamo al Museo de Arte Moderno de Nueva York). Le hablé de lo que representaban el toro, el caballo, las manos con las antorchas, etcétera, así como el origen de los símbolos en la mitología española. Mientras yo me explayaba, él asentía con la cabeza.

-Sí, el toro ahí representa la brutalidad; el caballo, al pueblo -confirmó-. En esos casos he recurrido al simbolismo, pero no en los otros.

También le expliqué mi interpretación de dos de los cuadros de la última exposición. En uno de ellos había un toro, una luz, una paleta y un libro. El toro, opinaba yo, no podía ser otra cosa que la imagen del fascismo; la luz, con su resplandor, la paleta y el libro eran reflejo de las cosas por las que luchábamos, la cultura y la libertad. La obra mostraba el feroz enfrentamiento que tenía lugar entre ambos.

-No -respondió Picasso-. El toro no es el fascismo, aunque sí la brutalidad y la oscuridad.

Apunté que su trabajo parecía avanzar hacia un simbolismo transformado, quizá más simple, de más clara comprensión, en su lenguaje propio y personal.

-Mi trabajo no es simbólico -me respondió-. Sólo el Guernica lo es, pero en ese caso se trata de una alegoría. Por eso recurrí al caballo, al toro y demás. Esa obra busca la expresión y la solución de un problema, y ése es el motivo de que emplease el simbolismo. Algunos definen como «surrealista» mi pintura de un determinado periodo -continuó-. Yo no soy surrealista. Nunca he estado fuera de la realidad. Siempre he vivido en su esencia (literalmente, en lo «real de la realidad»). Si alguien desease expresar la guerra tal vez lo más elegante y literario fuera dibujar un arco y una flecha, porque es una imagen estéticamente atractiva. ¡Yo, en cambio, si quisiera representar la guerra emplearía una ametralladora! Ahora es el momento, en este periodo de cambios y revolución, de pintar de manera revolucionaria y no como antes.

Entonces me miró directamente a los ojos y me preguntó:

– Vous me croirez? (¿Me creerá usted?).

Le dije que comprendía muchas de las obras de la exposición, pero que había unas pocas que no entendía en absoluto. Me volví hacia un cuadro con un desnudo y un músico que había estado colgado en el Salón de Octubre. Se encontraba a mi izquierda, apoyado contra la pared. Era un lienzo grande y torcido, de alrededor de 1,5 por 2 metros.

– Ése, por ejemplo -apunté-. No sé qué quiere decir en absoluto.

– No es más que un desnudo y un músico -replicó-. Lo pinté para mí. Cuando uno contempla un desnudo hecho por otra persona, observa que reproduce las formas de un modo tradicional, y para la gente eso representa un desnudo. Pero yo lo expreso de manera revolucionaria. En ese cuadro no hay ningún significado abstracto. Es simplemente un desnudo con un músico.

– ¿Por qué pinta de un modo tan difícil de comprender para la gente? -le pregunté.

-Pinto así -me respondió- porque mi pintura es fruto de mi pensamiento. He trabajado durante años para obtener este resultado y si diese un paso atrás (mientras hablaba, retrocedió un paso) sería una ofensa al pueblo (la palabra francesa fue «offense»), porque lo que hago es coherente con mi pensamiento. No puedo emplear recursos convencionales sólo para darme la satisfacción de ser comprendido. No quiero descender a un nivel inferior. Usted es pintor. Comprende que es prácticamente imposible explicar por qué hace uno esto o lo otro. Yo me expreso a través de la pintura, y no soy capaz de hacerlo mediante palabras. No puedo dar una explicación del porqué he hecho algo de una determinada manera. En mi caso, si realizo un boceto de una mesa pequeña (al instante agarró una para ilustrar sus palabras) percibo cada detalle. Observo su tamaño, su grosor, y lo traduzco a mi modo.

Indicó con una mano el otro extremo de la habitación, donde había un gran lienzo que representaba una silla (también había estado expuesto en el Salón Liberación), y continuó.

Ya ve como lo hago. Resulta divertido, porque la gente descubre en la pintura cosas que uno no pone en ella. Hace auténtico encaje de bolillos. Pero no importa, porque es estimulante que las perciban y la esencia de lo que puedan haber visto está, de hecho, en el cuadro.

Quise saber cuándo podría verle de nuevo, y me contestó que estaría encantado de recibirme en cualquier momento que desease. Nos estrechamos las manos y me marché.