El viento se levanta
“Entrevista a David Pestieau, vicepresidente del PTB ”.
Entrevista a David Pestieau, vicepresidente del PTB, realizada por LVSL (Le Vent Se Lève): El PTB aparece últimamente como una importante fuerza política en Bélgica. Sin embargo, este crecimiento se basa en un trabajo desde hace años, que realmente comenzó en 2008, cuando el PTB adopta una especie de cambio estratégico. Ya no habla directamente de clase obrera, sino de “gente”, con el lema “La gente antes que los beneficios”. A menudo se critica a los partidos populistas en Europa por abandonar el análisis de clase en favor de las llamadas “nuevas lateralidades”.
¿Cómo ve la relación entre la reconfiguración de vuestro discurso y el mantenimiento de un esquema intelectual de lucha de clases?
David Pestieau. No hemos abandonado el análisis de clase: si se leen los documentos de nuestro Congreso de Renovación en 2008 y del Congreso de Solidaridad de 2015, se puede observar que la clase obrera está en el centro de la reflexión. La clase obrera para nosotros es la clase de todas aquellas personas que venden su mano de obra para poder vivir: en Bélgica hay 4 millones de personas asalariadas. Por supuesto, la situación no es la misma que hace 50 años. Sin embargo, en cierto modo, aunque pueda resultar chocante a algunos, la clase obrera es aún más grande que antes, más diversa y más dispersa. Ya no se trata sólo de las grandes empresas del pasado. Hoy en día hablamos de grandes cadenas productivas con subcontratas y subcontratas de las subcontratas, con lo que existe una mayor interdependencia entre las empresas y un mayor fraccionamiento de los grupos de trabajo. Fundamentalmente, la contradicción entre el capital y el trabajo sigue ahí, pero es menos visible, está menos concentrada. Desde este punto de vista, nos definimos como partido marxista y partimos del análisis de clase. La clave para el trabajo de la izquierda radical es cómo dar una nueva conciencia de clase a los trabajadores, dispersos e inseguros. Una enorme labor. No estamos de acuerdo con la idea de que las clases hayan desaparecido en un magma llamado “pueblo”. Por otro lado, estamos de acuerdo en que la clase obrera no es consciente de que forma parte de una clase o de que puede cambiar la sociedad. Por lo tanto, la clave es recuperar, concienciar, movilizar y organizar a esta clase trabajadora. Debemos inventar palabras que nos coloquen de nuevo en esa contradicción. Cuando elegimos el eslogan “La gente antes que los beneficios”, ponemos a “la gente” en el centro, pero sobre todo destacamos la contradicción con el beneficio. Nuestro trabajo en los últimos años ha sido combinar una comunicación que permita llegar a todo el mundo, para evitar el lenguaje para los entendidos, para ser comprensibles, y por otro lado no limitarnos a las consignas: queremos hacer pensar a la gente, ir más allá. Caminamos en la dirección de un partido marxista moderno, que está tratando de ver cómo es posible reanudar la lucha por la reconquista de la hegemonía cultural de ciertos conceptos, palabras y conciencias en pleno siglo XXI, cuando las fuerzas de la izquierda están a la defensiva.
LVSL: ¿Cómo manejan la contradicción entre el renacimiento de los conceptos marxistas que pueden haber sido abandonados y la afirmación de la modernidad política?
David Pestieau. Nos dimos cuenta de que no éramos lo suficientemente escuchados, a pesar de que planteábamos análisis serios y profundos de la crisis del sistema capitalista. En especial, estudiamos cómo llevar a cabo acciones sociales que involucrasen a miles de personas, y la manera de lanzar nuestro mensaje. Antes, llevábamos un conjunto de ideas, conceptos, que lanzábamos sobre la gente, en lugar de tratar de presentar estas ideas al ritmo al que podían ser digeridas. Tenemos un mensaje, un trasfondo, un análisis global; y en cada etapa, en cada período, tratamos de ver qué podemos poner en la agenda política, qué temas impulsarán el debate en cada contexto específico. (..) También invertimos mucho tiempo en consultar a la gente, para averiguar qué les preocupa. Si hablamos de cosas que no les preocupan, podemos seguir hablando todo lo que queramos, que no funcionará. Hay que empezar con las cosas que les preocupan, y luego ampliar el alcance.
LVSL: Habéis establecido un sistema para el pago de dietas a los cargos públicos del PTB, que cobran el salario medio belga. ¿Qué importancia tiene ese sistema para vosotros? ¿Es una cuestión de estrategia política?
David Pestieau. Ante todo, responde a nuestra visión de la sociedad y nuestra ideología. Nuestra idea del activismo es que, si no vives como piensas, terminas pensando como vives. Si ganas 6.000 o 10.000 euros al mes, que es el salario de un diputado o de un ministro, pierdes tu conexión con la realidad. Antes de entrar en el plató de TV, tienes que preguntar al chofer cuánto cuesta la barra de pan. (..) Esta ruptura entre la clase política y la población es enorme. Para afirmar que representamos a los trabajadores y a la gente, debemos seguir viviendo como todos los demás. Hay que vivir en barrios populares, tener el mismo salario y poder sentir las mismas cosas. (..) Todos nuestros cargos públicos viven con salarios de trabajador medio, lo que también permite al partido tener un cierto grado de independencia financiera ya que el excedente se devuelve a las arcas del partido. No queremos depender totalmente de las dotaciones públicas, que comenzamos a recibir desde hace tres años. Yo no soy un cargo público, soy un liberado del PTB. Y se me aplica el mismo principio: gano un salario medio y vivo en un barrio obrero.
LVSL: Su figura, Raoul Hedebouw, no es el presidente del partido, “sólo” uno de sus portavoces. ¿Qué revela esto sobre su análisis del problema del Cesarismo en la política?
David Pestieau. Debido a nuestra tradición colectiva, nos enfrentamos a un problema: los medios de comunicación y el espacio político están ocupados por personalidades, por personas a las que se promociona. Intentamos destacar regularmente al PTB como colectivo. Pero ahora sabemos que eso no funciona si no se apuesta por dar a conocer a algunas personas. En 2005, decidimos popularizar a dos personas: al presidente del partido Peter Mertens, principalmente en la zona de habla holandesa, y al portavoz nacional del partido, Raoul Hedebouw, principalmente en la zona de habla francesa. Por eso decidimos “jugar el juego” y concentrar la comunicación, al menos inicialmente, en estas personas. Pero siempre con la idea de que representen la palabra del colectivo. Así, las grandes orientaciones que nuestros portavoces transmiten a los medios de comunicación son discusiones colectivas. (..) Estamos absolutamente en desacuerdo con cualquier tipo de cesarismo o con la idea del hombre providencial. Especialmente porque es algo ajeno a lo que defendemos como visión política, como marxistas somos personas que creemos en lo colectivo.
Volvamos a la manera en la que os implicáis en las luchas sociales, sobre el terreno, en la construcción de alternativas. Pensemos en “Manifiesta”, en vuestras numerosas organizaciones juveniles y en las nuevas revistas. ¿Es parte de una estrategia para construir una forma de contra-sociedad?
David Pestieau. Por un lado, están las luchas sociales. La cuestión de las luchas sociales está obviamente en el ADN de nuestro partido, es decir, creemos que, si queremos lograr grandes cambios en la sociedad, debemos desarrollar una correlación de fuerzas óptima. La gente, las masas, son las que hacen historia, dijo Marx. A través de los grandes movimientos sociales se pueden producir cambios profundos y transformaciones históricas. Por lo tanto, es lógico que invirtamos energía en el trabajo social, ya sea a nivel sindical, a nivel de asociaciones, de barrios, etc…. Creemos que los trabajadores, los jóvenes, los diversos actores de la clase obrera, deben implicarse en los asuntos públicos, políticos; deben ser actores políticos, no consumidores de política. El segundo elemento es que creemos que el desarrollo de esta lucha social también se lleva a cabo en conjunción con la lucha de ideas. Creamos “Manifiesta”, que se inspira en las fiestas como las organiza-das por otros partidos comunistas del mundo como la fiesta de “L´Humanité” en Francia o la fiesta del “Avante” en Portugal y que consiguieron hacer de las fiestas populares la convergencia entre la cultura popular y el debate político. El objetivo quizá no es crear una contra-sociedad, sino, en todo caso, una contra-hegemonía cultural. Para concentrar en un solo lugar los diferentes aspectos, ya sea la lucha contra la injusticia social, contra el racismo, por la paz, por el clima, por los derechos democráticos, los diferentes temas en los que tratamos de trabajar. Intentamos llevarlos al festival, que organiza conjuntamente nuestro periódico “Solidaire” y nuestra organización Médecine pour le peuple –Medicina para el pueblo-.
LVSL: Medicina para el Pueblo también es bastante peculiar, ¿puede decirnos algo al respecto?
David Pestieau. Son centros de salud que nacieron de la observación de que en Bélgica nos enfrentamos a una medicina liberal, una medicina de servicio, es decir, que la gente acudía a sus médicos, a menudo pagaban una importante suma de dinero y no siempre recibían cuidados adecuados porque cuanto más pacientes veían, más dinero recibían. Tratamos de lanzar otro modelo, y los llamamos médicos del pueblo. El PTB creó el primer centro de salud médico en 1971. Ahora hay 11 centros de salud ubicados en vecindarios pobres. Son médicos que han decidido hacer medicina social y medicina gratuita. También se han creado otros centros médicos por personas que no están en el PTB, que comparten principios similares. Hoy en día, existe un sistema denominado “paquete” que afecta a 250.000 pacientes en Bélgica, en el que las personas pueden ser tratadas de forma gratuita al registrarse en un centro médico local. En nuestros 11 centros médicos, atendemos aproximadamente a 25.000 pacientes, gracias a médicos que en su mayoría son miembros del PTB y que han decidido atender a la población y proporcionar acceso a la atención sanitaria.
LVSL: Volvamos a la política general belga. En la actualidad tenéis las encuestas a favor, al menos en la parte francófona. Algunos medios de comunicación belgas intentan trazar un escenario portugués de aquí a las próximas elecciones de 2019. Raoul Hedebouw dijo en la RTBF que “no estaremos en el poder en los próximos 10 o 15 años”. Siempre evitáis la cuestión de tomar el poder. ¿Qué visión tienes de este escenario?
David Pestieau. Respondería con una pequeña broma de Mitterrand, que decía que “gobernar no es tener el poder”. Lo dijo para justificar su incapacidad de actuar ante una serie de decisiones políticas. Creo que el gobierno no refleja el poder real en la sociedad capitalista de hoy. El poder estatal es un conjunto donde está el gobierno, pero también una masa extremadamente grande de grupos de presión de multinacionales que están presentes, directa o indirectamente en los gabinetes ministeriales (..) Estamos diciendo que el actual juego electoral nos está llevando a situaciones en las que podemos estar en el gobierno, pero no podemos ejercer un poder real. Esto es muy importante, porque determina nuestra estrategia como fuerza de izquierdas. Si queremos un profundo cambio en la sociedad, si queremos distribuir la riqueza de otra manera, y no se entiende esta realidad, cometeremos un error estratégico.
La izquierda radical en Europa ha conocido esta experiencia en Grecia. Hemos visto un Gobierno, el de Syriza, que fue elegido casi con mayoría absoluta en escaños, con un programa anti-austeridad relativamente radical, pero no lo pudo poner en marcha. Podemos discutir su programa, pero no podemos negar que entraba en confrontación con los dogmas neoliberales. El resultado práctico es que tenían el gobierno, pero no el poder. Angela Merkel y la Comisión Europea conocían todas las decisiones de antemano, porque los altos funcionarios griegos trabajaban para el establishment europeo; vimos cómo el establishment griego y europeo presionaba al gobierno de Alexis Tsipras a través del estrangulamiento económico. (..) La estrategia en Grecia era gobernar sin tocar el poder real. Esto les obligaba en cierto momento a abandonar la UE o a doblegarse y aceptar los dictados de Ángela Merkel, cosa que hicieron. Y tuvieron que aplicar un programa opuesto al que presentaron a las elecciones, es decir, aplicaron el programa de la Unión Europea. No es una historia de hace un siglo, sino reciente, de 2015…
Constatamos que si queremos una estrategia que aborde las cuestiones actuales, es decir, la gran crisis del capitalismo, la crisis política, la crisis climática, la crisis democrática, la crisis en las relaciones internacionales; tendremos que cuestionar el poder en su conjunto. Y simplemente estamos diciendo que, si queremos ser capaces de sacudir este poder un poco, tiene que haber un contrapoder suficientemente fuerte. Y este contrapoder no es sólo tener un buen resultado en las elecciones, también es tener un movimiento en la sociedad y una organización, una capacidad de influir en la hegemonía ideológica para tener posiciones lo suficientemente fuertes. Salir a la calle si hay chantaje económico, tener medios alternativos que puedan hacer dar otra versión a la de los grandes medios privados que pertenecen a multimillonarios. Así que no nos concentremos en las encuestas.
Aunque tengamos el éxito electoral que nos dan esas encuestas, debemos ser capaces de poner en marcha una política realmente diferente. Estamos diciendo a todo el mundo, y honestamente, que, si no somos capaces de construir un contrapoder mínimo y si no tenemos las condiciones para imponer cierto número de políticas, entonces corremos el riesgo de asistir a un escenario tipo Syriza. Es decir: ser elegidos con mucha esperanza por el pueblo y tener que llevar a cabo en el gobierno las políticas contrarias a las defendimos al salir elegidos.