Picasso y Herri

El Partido Comunista, incluso en ese momentoterrible de la Guerra Civil, daba una enorme importancia a la cultura, a la información, a la transmisión de ideas y conocimientos

¿Por qué un número sobre Picasso? Será una pregunta que algunos se formulen al ver nuestra revista en los quioscos. ¿Por qué sobre un autor tan conocido, divulgado, sobre el que ya se ha escrito tanto? ¿Qué cosas nuevas van a aportar? Por eso, esa curiosidad natural, esa duda, merece una explicación. Desde Herri, una publicación cuya pretensión, como decıámos en el número inicial, es la de prestar un servicio en la batalla de la cultura para ensanchar el campo de los partidarios de la transformación social, pensamos que uno de los aspectos esenciales de esa batalla es el de recuperar lo mejor de nuestra tradición, a nuestros mejores pensadores y artistas. Muchos de estos pensadores, artistas, gentes que estuvieron en nuestras filas, compañeros de viaje, camaradas, que tuvieron carreras exitosas en el campo de trabajo intelectual o artıśtico, tan exitosas que el “establisment”, el sistema, ha conseguido hacer de ellos iconos, iconos desprovistos y vaciados de las ideas de compromiso social, de las ideas revolucionarias, que siempre les animaron.

Es el caso de Picasso, y será el caso de otros, como Frida Kahlo, como Miguel Hernández, todos ellos comunistas militantes, convencidos. Herri va a visitarlos con esa óptica, la de su compromiso, que borrado, diluido por su incomodidad, se presenta hoy en dıá como nuevo. Vamos a revisitarlos, como en este número de Picasso, para recuperarlos, y reapropiarnos de aquellos que son nuestros, y que nunca debimos permitir que se neutralizaran y disociaran sus ideas revolucionaras, de las artıśticas. Y lo hacemos, como será una constante de Herri, por respeto a nuestra historia, y porque, recuperándolos ıńtegros, esos artistas, muy conocidos todos, representan un enorme potencial de simpatia hacia nuestra causa. Esa tendencia, la de recuperar en números monográficos a los más brillantes exponentes de la cultura, “famosos” que militaron en nuestras filas hasta el final de sus días, será una constante en la trayectoria futura de la revista, para hacer justicia, con ellos, y con nuestra memoria, tantas veces descuidada. Intercalados, en otros números hablaremos de temas diversos: de grandes maestros de nuestra teoría, como Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht; de militantes ilustres como Jesús Larrañaga; de acontecimientos y momentos de esplendor de nuestras organizaciones, como los de las Olimpiadas Populares de Barcelona en 1936; de temas de actualidad, como el auge de la izquierda transformadora en Bélgica; y de tantos otros. Una línea, una identidad de Herri, construida en base a números monográficos, porque pensamos que permiten profundizar en los temas seleccionados, y así servir mejor a las ideas de transformación, a la batalla de la cultura que decíamos. Aunque, junto a esos temas centrales siempre habrá un espacio para los elementos puntuales de la actualidad política.

Aprovechamos este editorial para contar algunos detalles que con el frenesí de alumbrar el primer número, quedaron sin explicar a los lectores. El primero, el de la cabecera. Herri, Eri, fue la cabecera histórica de una revista que editó el Partido Comunista de Euskadi durante la guerra. Una cabecera que se subtitulaba; “Revista semanal ilustrada, de política, economía, ciencia, información”. Es de reseñar la importancia que daba el Partido Comunista, incluso en ese momento terrible de la Guerra Civil, a la cultura, a la información, a la transmisión de ideas y conocimientos; sabedores de lo esencial que era para ganar adeptos para la causa que se libraba a muerte, para insuflar conciencia a la clase trabajadora, para enseñar a los obreros y campesinos por qué luchaban; una formación de conciencia “para sí”, indispensable para la victoria. La misma importancia que nosotros le damos en las nuevas condiciones y tiempos. Si queremos vencer, debemos hacer previamente una intenso trabajo de información, formación, cultura. Como homenaje a esa cabecera heroica, que no bajó la guardia ni en los tiempos más feroces, decidimos utilizar el mismo título, recuperarlo. Y como homenaje, también nos pareció oportuno inspirarnos para el logotipo de la nueva revista Herri, en el histórico. Entonces, sin haberse unificado el euskera en el “batua”, titulaban Herri en el dialectal, sin hache, y sin doble erre, con una erre simple acentuada.

A pesar de estar vigente ya un euskera académico, nos pareció muy interesante basarnos en el histórico, como una forma de atención con nuestra memoria y también por la potencia gráfica que tenía, actualizando el diseño con nueva tipografía y sobre fondo rojo, pero con clara inspiración en el antiguo. Los números históricos no sólo nos han servido de inspiración para el logotipo de la cabecera, sino que están presentes en la propia identidad de la revista. Si analizamos los números antiguos, comprobaremos la importancia que le dieron a la calidad gráfica, a las ilustraciones como apoyo de los textos, y a la potencia de las portadas; de hecho, la portada de nuestro primer número de la nueva época de Herri, el dedicado a Jesús Larrañaga, reproduce la portada del número 21, del 5 de junio de 1937. Y ambas cuestiones, calidad gráfica, portadas que no dejan indiferente, son centrales en la nueva revista para conseguir su identidad clara y diferenciada, para conseguir destacar en el sinfín de publicaciones de los quioscos, para ayudar al mensaje que la calidad de los textos transporta al lector.

Herri será esa mezcla de calidad gráfica en el interior, de portadas con una gran y preciosa fotografía sobre el tema que tratemos en cada número, predominantemente monográfico. Todo ello para aportar nuestro granito de arena en la gran escena de la lucha cultural por otro mundo más justo, que creemos que es posible, y al que llamamos socialismo, igual que le llamó Picasso.

Miguel Usabiaga

Arquiteco -Escritor
Director de Herri