Tres héroes de nuestra juventud.

 BILBAO, 18 —Ayer celebraba reunión, en el local de la Federación de Juventudes Socialistas Unificadas, el Comité nacional de Euskadi.

Había sido convocado por los camaradas Trifón Medrano y Luis Rodríguez Cuesta, delegados de la Comisión ejecutiva nacional de Ias Juventudes Socialistas Unificadas para informar a los jóvenes de Euzkadi del desarrollo y tareas que a la organización juvenil del País Vasco planteaba la Conferencia nacional de las Juventudes Socialistas Unificadas de Valencia.

En la habitación donde se hallaba reunido el Comité hizo explosión un obús del 15,5. ocasionando la muerte de Trifón Medrano, segundo secretario nacional de la Federación de la Juventudes Socialistas Unificadas de España y miembro del Comité Central del Partido Comunista; de Luís Rodríguez Cuesta, miembro de la Comisión ejecutiva de la Federación de Juventudes Socialistas Unificadas de España y comisario de guerra de brigada; y de Agustín Zapiráin, secretario de organización del Comité ejecutivo nacional de Euzkadi de las Juventudes Socialistas Unificadas, miembro también del Comité Central del Partido Comunista.
Resultaron heridos por la explosión los camaradas Pedro Felipe, secretario general de las Juventudes Socialistas de Euzkadi; Antonio Bueno, Leoncio Peña, Balazón, Lazcano y la compañera Astréa Barrio, todos ellos miembros del Comité nacional de las Juventudes Socialistas Unificadas de Euzkadi.

La noticia corrió rápidamente por todo Bilbao e inmediatamente comenzaron a afluir al domicilillo de las Juventudes los militantes de la organización y Ios dirigentes de las otras organizaciones juveniles del País Vasco. Millares de jóvenes de todas las tendencias llenaron los pliegos dispuestos en los locales de las Juventudes Socialistas Unificadas. Ya avanzada la noche los jóvenes seguían desfilando para hacer patente su dolor por la muerte de tres de sus más queridos dirigentes.

En el local de las Juventudes Socialistas Unificadas fue instalada la capilla ardiente. Daban guardia de honor a los cuerpos de los dirigentes muertos, milicianos de las columnas juveniles. Durante toda la mañana hubo un desfile impresionante por su magnitud y su dolor reconcentrado. Por la tarde se verificó el entierro, que ha constituido una imponente manifestación.

Han enviado representación el Gobierno del País Vasco y todos los partidos y organizaciones antifascistas, siendo especialmente nutridas las de las organizaciones juveniles. El camarada Astigarrabía, consejero de Transportes, pronunció en el cementerio unas breves y emocionadas palabras, haciendo patente el dolor y la solidaridad del Partido Comunista y las Juventudes Socialistas Unificadas de España por la pérdida dolorosa de tres de los valores más positivos de la nueva generación.

Todo el pueblo de Bilbao se agolpó en el trayecto seguido por la comitiva, presenciando con emoción y firmeza indescriptible el paso de los cuerpos de los tres jóvenes, representantes del coraje, la disciplina y el entusiasmo de la juventud española, muertos cuando su trabajo tenaz había dado ya tantos frutos y cuando se abrían a su decisión y a su esfuerzo los horizontes más amplios que jamás concibió la juventud española.

Medrano un ejemplo.

Santiago Carrillo. AHORA. Viernes 19 de febrero de 1937

Conocí a Medrano tres años atrás. Entonces él era el dirigente de la Unión de Juventudes Comunistas. Fue una relación breve. Las horas que duraron los primeros contactos, mediado el año 1934, entre jóvenes socialistas y comunistas. En tan breve espacio no tuve ocasión de conocerle bien. Medrano no era muy pródigo en palabras.

En el transcurso de aquellas entrevistas permanecía sentado en su sitio y sólo intervenía en su turno, breve y serenamente. Sin embargo, pude ver ya en él al hombre firme, sereno, que buscaba siempre con ahínco aquello que podía reunirnos. A dichas reuniones vino también Zapiráin, el dirigente de las Juventudes Vascas, cuya figura de gigante encerraba el corazón de un niño.
Entonces no llegamos a resultados prácticos inmediatos, pero al finalizar las reuniones habíamos roto el hielo y hasta las hostilidades que habían venido separando a los jóvenes socialistas y comunistas a través de catorce años.

La segunda vez nos vimos en la cárcel. Fue después de abortado el movimiento de Octubre. Estábamos en la primera galería de la prisión de Madrid. Medrano era uno de los camaradas más animosos; participaba activamente en las charlas y discusiones que se organizaban en cualquiera c de las celdas, de las que todos íbamos extrayendo las experiencias de la abortada sublevación.

En dichas charlas, jóvenes socialistas y comunistas, y también, a veces, veteranos, participábamos apasionadamen-te. Fueron muy eficaces a nuestro acercamiento. El toque de fajina, y aun el de silencio, vinieron a ponerlas fin más de una vez.

También en los juegos era Medrano de los más entusiastas. Allí donde había jóvenes estaba nuestro camarada animándoles y haciéndonos más soportable la prisión con sus consejos y su actividad. Los jueces no pudieron hallar ninguna prueba contra Medrano, y éste salió a la calle.

Aquí reanudó su trabajo clandestino, siempre en favor de la unidad y siempre con el afán de elevar lo que nos unía, dando de lado lo que pudiera separarnos. Entonces perdí el contacto con él durante unos meses. Estuvo en el VI Congreso del. K.I.M., y fue a la vuelta cuando tomamos de nuevo contacto. Nunca olvidaré aquellas entrevistas entre rejas, en las cuales Medrano y yo discutimos sobre las cuestiones de la unidad y donde comenzamos a forjar los lazos de una amistad que ha venido a interrumpir su muerte.

Después vino lo que todos conocemos: fusión, desarrollo impetuoso de la Federación Unificada, guerra civil, Conferencia Nacional de Valencia…
A través de todos estos acontecimientos Medrano acentuó y elevó su clase de gran dirigente de la Juventud y, al mismo tiempo, como comandante del Batallón Aida Lafuente, su categoría de buen jefe militar. Por su trabajo, por su abnegación, por su heroísmo, Medrano había llegado a ser un verdadero símbolo para la juventud; símbolo de la unidad y de la abnegación que la nueva generación española está poniendo en la lucha por la libertad.

Con Medrano se nos ha ido uno de los pilares más firmes de la Federación y del movimiento de unidad de la juventud española. Su muerte causará una emoción profunda en las filas de nuestro movimiento, que le idolatraba; una emoción y un gran dolor nos embarga hoy a todos nosotros, a los que hemos forjado la gran Federación de la unidad. El hueco no se llena poniendo simplemente a otro; es un gran esfuerzo colectivo el que se precisa para sustituirle; un esfuerzo redoblado para fortalecer nuestra unidad. El mismo desinterés y la misma honestidad que él puso siempre al servicio de nuestra causa.

Medrano ‘ha muerto al lado de Cuesta, cuando iban al Norte a explicar la línea de la unidad. Ha muerto al servicio de la unidad juvenil. Al inclinar ante su cadáver nuestra bandera, abatida por el dolor, nosotros hacemos la promesa de seguir firmes y fieles a la causa por la que Medrano ha sacrificado su vida.

Con motivo de los heridos y muertos provocados por de la explosión del obús en la sede de la JSU en la plaza del Arenal nº 3 de Bilbao, además de los necesidades de la guerra, quedó recompuesta la dirección de la JSU de Euskadi, tal y como informa
AHORA, el órgano de expresión de la JSU, que reproducimos.

AHORA.
14 de abril de 1937

Dirigentes de la Juventud Socialista Unificada de Bilbao.
Son designados comisarios políticos

BILBAO 13. Por haber sido designados algunos camaradas de la dirección de la Juventud Socialista Unificada comisarios políticos de batallones y brigadas, ha habido necesidad de realizar un reajuste, quedando constituido el Comité por los camaradas siguientes:
Secretario general: Iván Zárate.
Secretario de organización: Pedro Felipe
Sindical: Francisco Zalacáin.
Agit-prop: Marcelo Usabiaga
Prensa. Gregorio Velasco.
Finanzas: Leoncio Peña.
Femenina: Astrea Barrios.
Pioneros. Felipe Larena.