La crisis del Metal

La crisis del Metal

La crisis del Metal

“Los intereses de clase están confrontando de manera nítida y tienden a agudizarse.”

Cerca del 80% del sector del metal bizkaitarra paró y alrededor de 15.000 personas se manifestaron en las calles de la capital de Bizkaia en cada una de las manifestaciones convocadas.
La clase trabajadora bizkaitarra y sus sindicatos de clase, vuelven a estar inmersas en un duro proceso de movilización y negociación que les conduzca a la conquista del ya ansiado, tras años de inactividad, convenio sectorial del metal, decaído desde 2003 el de eficacia general, y desde 2011 de eficacia limitada.

El día 10 de mayo, las 4 grandes organizaciones sindicales vascas (CCOO-LAB-ELA-UGT) convocaron varios días de huelga para los meses de mayo y junio, con la finalidad de presionar a la patronal FVEM ante su falta de responsabilidad en el proceso de negociación del convenio metal de Bizkaia, convirtiéndose el día 23 de mayo, la primera de las jornadas de huelga, en un claro triunfo para las trabajadoras del sector.

En esta línea, cabe destacar que tanto el seguimiento como la intensidad de las jornadas de huelga han ido “in crescendo” en las convocatorias del 6, 7 y 20 de junio, llegando a culminar el día 21 de dicho mes, en una jornada altamente reprimida por las fuerzas del orden. Tanto los piquetes informativos como la gran manifestación que dio lugar en el centro de Bilbao, fueron testigos de una acción desmedida por parte de la Ertzaintza, defendiendo los intereses de la patronal bajo órdenes del Gobierno Vasco.

Las cifras hablaron por sí solas. Cerca del 80 % del sector del metal bizkaitarra paró, y, según el propio ayuntamiento de Bilbao, alrededor de 15.000 personas se manifestaron en las calles de la capital en cada una de las manifestaciones convocadas.

La clara y contundente respuesta de las trabajadoras del sector, atiende a una profunda necesidad de actualización de derechos para toda la parte afectada. Las tablas salariales, planes de igualdad, la recuperación del poder adquisitivo perdido durante años, el freno a la desfasada flexibilidad en diferentes puestos… son objetivos que todos los sindicatos han recogido en la plataforma conjunta, debiendo ser esta necesariamente asumible por la parte patronal para dignificar las condiciones de trabajo en un sector que tanta plusvalía ofrece, sobre todo, a las grandes empresas y multinacionales.

Ante la compleja situación emanada del inmovilismo de la patronal, ante la que los intereses de clase están confrontando de manera nítida y tienden a agudizarse, es de profunda necesidad salvaguardar la unidad de acción sindical para seguir trabajando por un futuro que afecta a miles de familias, así como a centenares de localidades y comarcas enteras.

Es imprescindible que la clase trabajadora en general y la bizkaitarra en particular, haga uso de esa gran e histórica arma que es la solidaridad de clase, para que hombro con hombro, las conquistas sociales y laborales se materialicen y hagan revertir las desmesuradas riquezas de unos pocos como única opción para poder blindar los derechos de la gran mayoría.

De esta manera, presionar a las patronales para las renovaciones y actualizaciones de convenios sectoriales paralizados o caducos es de primordial necesidad, buscando como en el caso del metal de Bizkaia, una clara unidad de acción confluyente con sindicatos mayoritarios pero también minoritarios, así como con movimientos sociales y ciudadanía en general, clara bandera que tanto históricamente como en la actualidad el PCE y CCOO han empuñado con responsabilidad.

Iker Cabrera Jareño. Responsable de Movimiento Obrero del PCE – EPK

Unai Orbegozo Uribesalgo: Federación de Industria de CCOO de Euskadi

 

El poeta que pagó por tomar partido

El poeta que pagó por tomar partido

El poeta que pagó por tomar partido

 “Condenado a muerte primero y finalmente recluido con una condena de treinta años, pagó un alto precio por su compromiso republicano y su militancia en el Partido Comunista.”

Miguel Hernández, poeta del pueblo y exponente destacado de la generación del 27, representa una parte de la cultura popular muy particular por diferentes razones. Evidentemente por la calidad y el reconocimiento universal de su obra, y también por el compromiso social indiscutible en sus poemas.

El autor oriolano representa como pocos -tal vez no tan pocos-, lo contrario a aquello que denunciaban los versos de nuestro Gabriel Celaya cuando afirmaban el contundente y certero “maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales, maldigo la poesía de quien no toma partido, partido hasta mancharse”. No es casual el compromiso del poeta de Hernani con la figura y obra de Miguel Hernández, ni se basa sólo en la amistad entre ambos y con otros autores, sino que se erige sobre esa concepción compartida de la cultura como una herramienta de lucha social para los de abajo, como un arma en la lucha de clases.

Es claro, que siendo uno de los referentes culturales indiscutibles en la España del siglo XX, la figura del alicantino ha sufrido, como tantos otros autores y artistas de profundo compromiso social y político, un vaciado ideológico interesado por quienes impulsan la cultura dominante, la cultura oficial.

Es cierto que en menor medida que otros pro-tagonistas a los que estamos prestando atención desde nuestra revista, por la dificultad que tiene vaciar de contenido una obra tan abiertamente comprometida y política como la de este poeta cuya vida fue coherente con su obra hasta las últimas consecuencias.
El trágico final del pastor de cabras que alcanzó sus sueños convirtiéndose en un poeta de excep-cional valor literario, fue la consecuencia de su compromiso social y político con la causa de los más desfavorecidos, de los más humildes, de los suyos en definitiva. Condenado a muerte primero y finalmente recluido con una condena de treinta años, pagó un alto precio por su compromiso republicano y su militancia en el Partido Comunista.

Pagó con su temprana muerte en el encierro a los apenas treinta y un años de edad. Pagó por no concebir su obra como un lujo cultural con los neutrales, pagó por tomar partido hasta mancharse, por tomar Partido. Pagó por su militancia y compromiso en el Partido Comunista.

Pero existe un tercer elemento junto a la calidad literaria y el compromiso social en la figura de Miguel Hernández que quisiéramos destacar desde ERI. Su origen humilde, en el seno de una familia dedicada al pastoreo le impidió lograr algo a lo que aspiraba y que deseaba aquél joven Hernández con todas sus fuerzas: continuar con los estudios, los cuales tuvo que abandonar con quince años para dedicarse a las labores de pastoreo de las que vivía su familia.

Miguel Hernández pertenece por lo tanto a una parte de la cultura popular caracterizada por autores de extracción humilde, autodidactas por necesidad, por razón de su origen de clase, y por lo tanto autores cuyo proceso de aprendizaje y su proceso creador no pueden separarse de dicha condición. El poeta aprendió de la lectura mientras cuidaba el rebaño y el literato que llevaba dentro aquel pastor que no podía acceder a los estudios reglados, acabó saliendo como producto de su propia realidad. Miguel pudo ser en el futuro “poeta del pueblo”, porque era pueblo.

Esperamos desde la redacción de ERI, que nuestro número y el resto de números de nuestra publicación sirvan también a nuestras lectoras y lectores en la parte autodidacta que todo proceso de aprendizaje tiene. Esperamos por lo tanto que este nuevo número pueda ser útil a nuestra gente, a la gente trabajadora que, como Miguel Hernández, comprende la importancia de la cultura como herramienta de transformación social.

Jon Hernández

Secretario General
del Partido Comunista de Euskadi

Parlamentario de Elkarrekin Podemos
en el Parlamento Vasco

Andrés Martín

Andrés Martín

Andrés Martín

Secretario general de la F.C.D.O, Federación Cultural Deportiva Obrera de España, y Secretario técnico de las Olimpiadas Populares de Barcelona.

No somos justos

a F.C.DO fue un organismo creado por la Inter-nacional Deportiva Roja (IDR) en 1931, como una de las organizaciones paralelas auspiciadas por la Internacional Comunista; y se convirtió en el verdadero motor del deporte obrero y popular en España. Fue también el embrión del Comité Catalán por el Deporte Popular (CCDP), el impulsor principal de las Olimpiadas Populares.
Así describe Andrés Martín, su trabajo al frente de la F.C.D.O:
“Corresponde a la FCDO unir las fuerzas de los deportistas y crear una gran organización deportiva y cultural del Frente Popular, con la contribución de todos los elementos progresistas, explotando las grandes posibilidades que ofrece el hecho de tener en España un gobierno de izquierda”.
Lamentablemente se produjo el golpe militar que abortó las Olimpiadas y cortó la labor de las FCDO, obligando a todos sus activistas a convertirse en milicianos. La guerra contra la que habían organizado las Olimpiadas Populares, que sentían amenazante y tan cerca, se presentó de sopetón para refrendar su dramático pronóstico. Andrés murió fusilado en Cáceres el 20 de septiembre de 1936.

Necrológica de Andrés Martín en la prensa republicana

¡HONOR A NUESTROS HÉROES!
El comandante André Martín, dirigente nacional de juventudes y Secretario de la F.C.D.O
Ha caído Andrés Martín, uno de los miembros más destacados de la actual dirección de la Federación de Juventudes Socialistas Unificadas, miembro desde hace años del Buró del Comité Central de la U.J.C. y actualmente secretario general de la F.C.D.O.
Ha caído como caen los valientes, sin retroceder un solo paso, al frente de sus dos compañías del batallón “Pasionaria”. Herido de gravedad, continuó firme hasta que cayó prisionero y fue fusilado inmediatamente por los regulares de Yagüe.
Con él pierde la juventud uno de sus mejores dirigentes, pero su esfuerzo no ha sido estéril. La dura resistencia que opuso a la columna de Yagüe facilitó extraordinariamente la acción de nuestras Milicias. Su obra de los últimos días, la organización del batallón “Pasionaria”, se mantiene más potente que nunca, y vengará a su comandante.

Paulina Abramson, fue la compañera y esposa de Andrés Martín. Nacida en 1915 en Argentina, hija de Benjamín Abramson, un emigrado político que en 1910 huyó de la Rusia zarista por una condena a muerte. Tras la Revolución de octubre, la familia partió de Buenos Aires, en 1932, para volver a la URSS e incorporarse a la construcción del socialismo. La vida de los Abramson, entusiastas revolucionarios, no fue sin embargo un camino fácil en la Unión Soviética, sino que estuvo plagado de fatalidades. Paulina, sin apenas conocer el idioma ruso, comenzó a frecuentar en Moscú el club para emigrados políticos para italianos, húngaros, polacos, alemanes, latinoamericanos, españoles. Allí conoció a Andrés Martín, que usaba el nombre ficticio de Enrique Pérez en la clandestinidad moscovita, y era representante de Unión de Juventudes Comunistas de España en la Internacional Juvenil Comunista. Se enamoraron, y se casaron cuando Paulina contaba con sólo 21 años. Ambos fueron a España a defender la República, Andrés falleció en el combate, y Paulina fue intérprete del célebre periodista de Pravda Mijail Koltsov, del gran cineasta Roman Karmen, en sus estancias por España. Así describe Paulina el ambiente en el que conocieron y a su primer amor.

“Mi primer amor fue Enrique, su verdadero nombre Andrés Martín, durante la guerra mandó el batalló Pasionaria. Fue hecho prisionero y fusilado. Sus amigos eran también los míos y cuando nos reuníamos se entablaban interminables y apasionantes charlas políticas sobre la realidad del mundo circundante que se encontraba muy distante del mundo ideado por estos jóvenes modestos, que jamás se jactaban de sus hazañas, estudiaban y trabajaban mucho. Para mí era un modelo y un ejemplo a seguir. Yo aceptaba todo lo que oía, nunca refuté, porque quería tener los conocimientos, el valor y la osadía de los que me rodeaban. Quería transformar el mundo, al igual que ellos, dispuesta a sacrificar mi vida, y, como ellos, también me preparaba para las cárceles. Lo que me daba inmenso desasosiego era pensar en las futuras torturas. Conocía por boca de estos jóvenes todos los azares del mundo de las futuras revoluciones. En la sección de la Juventud Comunista de la Unión Soviética se encontraban los ideólogos con quienes los representantes de otras secciones consultaban y no daban un paso sin el visto bueno de aquéllos. Sentían adoración por los dirigentes juveniles soviéticos. A veces me parecía que los consideraban semidioses”

Paulina Abramson
Mosaico roto.
Ediciones “Compañía literaria”

 

El Himno de los juegos olímpicos de Barcelona

El Himno de los juegos olímpicos de Barcelona

El Himno de los juegos olímpicos de Barcelona

HIMNE DE L’OLIMPIADA POPULAR Josep M. de Sagarra (1894-1961) Música compuesta por Hanns Eisler.

HIMNO EN CATALÁN

No és per odi, no és per guerra
que venim a lluitar a cada terra.
Sota el cel blau
l’únic mot que ens escau
és un crit d’alegria i de pau.

Fora enveges, fora noses!
Afirmem contra el viure estret
el nostre dret
a fer un aire més net,
a fer un món més ple de roses.

Cors enlaire! Llum als braços!
Sempre àgils i ardits, els nostres passos!
Donem-nos les mans
per sentir-nos germans
sota el verd dels llorers triomfants!

Força i vida, primavera,
ritme, gràcia, esforç i voluntat,
tots hem triat
en l’esclat del combat
perquè ens facin de bandera!

Pel més àgil, pel més destre
sigui el sol immortal
de la palestra.
Sigui aquest sol
que ens aplega en un vol
per cremar la mentida i el dol!

Contra els baixos crits innobles,
aixequem cap al cel les nostres mans!
Vibrin els cants
perquè es tornin més grans
i més lliures els pobles!

HIMNO EN CASTELLANO

por lo que venimos a luchar a cada tierra. Bajo el cielo azul
la única palabra que nos va
es un grito de alegría y de paz.

¡Fuera envidias, fuera lo que estorba!
Afirmemos contra el vivir estrecho
nuestro derecho
a hacer un aire más neto,
a hacer un mundo más lleno de rosas.

¡Arriba, corazones! ¡Luz a los brazos!
Siempre ágiles y audaces, nuestros pasos.
¡Démonos las manos
para sentirnos hermanos
bajo el verde de los laureles triunfando!

¡Fuerza y vida, primavera,
esfuerzo y voluntad, gracia y ritmo,
todos hemos elegido
del combate en su estallido
para que nos hagan de bandera!

Para el más ágil, para el más diestro
sea el sol inmortal
de la palestra.
¡Sea este sol
que nos congrega en un vuelo
para quemar la mentira y el duelo!

¡Contra los bajos gritos rastreros,
alcemos al cielo nuestras manos!
¡Vibren los cantos
para que se vuelvan más grandes
y libres los pueblos!

Traducción de Marc Granell
Poeta

 

Los otros juegos olímpicos de Barcelona

Los otros juegos olímpicos de Barcelona

Los otros juegos olímpicos de Barcelona.

“Eduardo Vivancos” Artículo escrito originalmente en catalán en el año 1992 y aparecido en la revista “Flama”, órgano del Casal Català de Toronto.

Los Juegos de la XXV Olimpiada han hecho de Barcelona el punto de mira de millones de personas alrededor del mundo. Parece como si Barcelona hubiera sido redescubierta. Todo el mundo habla de ella. La prensa y la televisión nos han traído imágenes que parecen venir de un país de maravillas. Imágenes de la ciudad entera, de sus monumentos distintivos, del Barrio Gótico, de la Villa Olímpica, del flamante Palau Sant Jordi, de las numerosas instalaciones deportivas y del Estadio Olímpico de Montjuïc.

Estadio de Montjuïc, para algunos de mi generación lleno de recuerdos y de cierta nostalgia. Mentalmente veo este estadio como era hace 56 años. Grupos de jovencitos entusiasmados y llenos de ilusiones íbamos allí diariamente para entrenarse, con el propósito de poderse clasificar y poder participar en la Olimpiada de Barcelona. Sí, digo bien, en la Olimpiada de Barcelona, que había de tener lugar hace exactamente 56 años, a pesar de que ahora no se hable mucho de aquel acontecimiento. Pero antes de continuar la historia de aquella olimpiada, desgraciadamente frustrada por trágicas circunstancias, giremos las hojas del libro del tiempo y repasemos brevemente la historia de los Juegos Olímpicos modernos.

Su iniciador fue el francés Pierre de Coubertin, un humanista que creía que la participación de hombres de todo el mundo en competiciones deportivas aportaría un espíritu de amistad, de hermandad y de comprensión entre los participantes fuera cual fuera su origen étnico, sus creencias y su posición social. Digamos de paso que los objetivos idealistas de Pierre de Coubertin no se han realizado completamente y los Juegos han quedado muy a menudo desvirtuados por manipulaciones políticas, racismo, intolerancia, comercialismo y la ambición de querer ganar a toda costa, utilizando para conseguirlo, medios muy poco éticos, en contraste con el deseo expresado para Coubertin cuando dijo: “Lo más importante en los Juegos Olímpicos no es ganar, sino participar; lo más importante en la vida no es el triunfo, sino el esfuerzo por conseguirlo”.

El ideal que Pierre de Coubertin propone a los participantes no se identifica sólo con la victoria, sino con el espíritu caballeroso del deporte, su práctica desinteresada, la aceptación cortés de la suerte, favorable o adversa, la colaboración amistosa entre las naciones, las razas y los hombres en general, objetivos que constituyen elementos morales de un valor elevado y que el público sabe igualmente apreciar.

La primera Olimpiada moderna tuvo lugar en Atenas en el año 1896 y desde entonces, excepto los años de las dos guerras mundiales, se celebra cada cuatro años en una ciudad diferente. Ya desde el principio del movimiento olímpico, los barceloneses han demostrado un interés muy grande por los Juegos. Cuando se construyó el estadio de Montjuïc en el año 1929, fue con la intención de poseer las instalaciones requeridas para poder organizarlos. En efecto, Barcelona presentó, a su debido tiempo, la candidatura para celebrar los Juegos de la XI Olimpiada prevista para el año 1936.

El Comité Olímpico Internacional se reunió en Barcelona el año 1931, pero sus miembros no llegaron a ponerse de acuerdo. Fue un año más tarde, en Los Ángeles, cuando por votación se eligió Berlín. Esta ciudad obtuvo 43 sufragios contra 16 para Barcelona y 8 abstenciones. En aquel momento en Alemania había un régimen políticamente centrista que parecía poder organizar los Juegos con cierta garantía de imparcialidad, pero en enero de 1933 Adolf Hitler ocuparía el poder y enseguida introduciría leyes de carácter racista. La imparcialidad ya no era posible a pesar de las promesas hechas por Hitler a Baillet-Latour, presidente del Comité Olímpico Internacional.

El 15 de septiembre de 1935 Hitler proclamó las Leyes de Nuremberg, privando a los judíos de la nacionalidad alemana y al mismo tiempo intensificó la persecución feroz contra todos sus opositores políticos. Estas circunstancias crearon una atmósfera de malestar. Muchos deportistas se negaron a ser instrumentos de la máquina de propaganda nazi y en muchos países se crearon comisiones a fin de encontrar una alternativa a los Juegos de Berlín. El lugar idóneo era Barcelona que, como hemos dicho más arriba, ya había presentado su candidatura unos años antes.

Como resultado se creó el Comité de la Olimpiada Popular de Barcelona bajo la presidencia de Josep Antoni Trabal; el secretario fue Jaume Miravitlles, conseller de la Generalitat de Catalunya y la fecha prevista fue del 19 al 26 de julio. Pronto llegarían adhesiones de Francia, Estados Unidos, Suiza, Canadá, Grecia, Suecia, Marruecos y muchos otros. Por razones obvias no llegaron adhesiones de Alemania pero, en cambio, se inscribieron muchos alemanes que residían fuera de su país y a los cuales estaba vedada la participación en los Juegos de Berlín.

La tarde del sábado 18 de julio, el estadio de Montjuïc hervía de actividad. Muchos atletas extranjeros se encontraban allí para entrenarse y para confraternizar con otros participantes de los Juegos. También se encontraban muchos jóvenes barceloneses miembros de la sección deportiva del Ateneo Enciclopédico Popular, de la Escuela del Trabajo de Barcelona y de otros clubes locales. Estos jovencitos tenían que practicar ejercicios gimnásticos para ser presentados al día siguiente.

Los contactos entre los dos grupos eran muy interesantes e instructivos a pesar de los evidentes problemas lingüísticos. La mayor parte de los forasteros no hablaban nada de español. Algunos de ellos empleaban palabras que acababan de aprender y que pronunciaban terriblemente dando lugar a interpretaciones divertidas. Yo mismo intenté emplear los pocos conocimientos que tenía del francés, pero sin mucho éxito. Maneras afables y calurosos estrechamientos de mano reemplazaban las palabras.

El ambiente era muy fraternal. Por primera vez en mi vida tuve la oportunidad de relacionarme directamente con personas de otros países. Aquella experiencia reforzó mi convicción de que era deseable fomentar el sentimiento de amistad entre persones de diversos orígenes étnicos y nacionales. El entusiasmo y la euforia flotaban sobre el estadio pero, desgraciadamente, mitigados por un sentimiento de temor y de tensión. Durante todo el día corrían rumores muy alarmantes sobre una inminente rebelión militar.

El gobierno aseguraba que tenía la situación controlada, pero ninguno se lo creía. Cuando los jóvenes gimnastas se preparaban para practicar sus ejercicios, uno de los organizadores anunció con voz afligida: “Unas manos fascistas han saboteado las instalaciones eléctricas. Resolveremos el problema y mañana todo estará listo para la inauguración de los Juegos”.

Paralelamente a las competiciones deportivas iba a tener lugar la Olimpiada Cultural y ya se habían previsto más de 3000 manifestaciones folclóricas. Entre los participantes en las actividades culturales se encontraba el gran violonchelista Pau Casals.

La noche del 18 de julio Pau Casals dirigía los ensayos de la Novena Sinfonía de Beethoven que la orquesta, con la colaboración del coro del Orfeó Gracienc, iba a ejecutar al día siguiente en el Teatro Grec de Montjuïc en la inauguración de la Olimpiada. Durante el ensayo se presentó un emisario oficial que, con la voz alterada, gritó: “Suspendan el ensayo. Tenemos noticias de que esta noche habrá un alzamiento militar en toda España. El concierto y la Olimpiada han sido suspendidos. Abandonen todos, inmediatamente, el local”.
Casals se quedó consternado. Se dirigió a los músicos y a los coristas y les dijo: “No sé cuándo nos volveremos a reunir; os propongo que, antes de separarnos, todos juntos ejecutemos la sinfonía”, y levantando la batuta continuó el ensayo, terminando en la parte final que dice:

Abrazaos,hombres,
ahora que un gran beso
inflama los cielos…

“¡Qué momento tan emocionante! y qué contraste” recordaba el maestro unos años más tarde. “Nosotros cantábamos el himno inmortal de la hermandad, mientras que en las calles de Barcelona, y de muchas otras ciudades, se preparaba una lucha que tanta sangre haría verter”.
La coral también había ensayado el himno de la Olimpiada Popular, escrito por el poeta Josep María de Segarra, himno que se iba a cantar ante miles de personas precisamente el día 19 de julio:

Bajo el cielo azul
la única palabra apropiada
un grito de alegría, Paz.

Pero en lugar del himno de la Paz aquel día los barceloneses sentirían el sonido de un continuo tiroteo y, a las cinco y cuarto de la mañana, un llamamiento patético desde la emisora de Radio Barcelona: “Barceloneses, el momento tan temido ha llegado; el ejército, traicionando su palabra y su honor, se ha levantado contra la República. Para los ciudadanos de Barcelona ha llegado la hora de las grandes decisiones y de los grandes sacrificios: destruir este ejército faccioso. Que cada ciudadano cumpla su deber”. “Visca la Generalitat de Catalunya! Visca la República!”.

Muchos de los atletas olímpicos participaron activamente en la lucha contra el fascismo, y una buena parte de ellos no volvería a pisar nunca más las pistas de un estadio. Así se acabó, antes de empezar, lo que podía haber sido la gran Olimpiada Popular de Barcelona, preparada con tanto entusiasmo y tanta ilusión por hombres de buena voluntad que de buena fe creían en el ideal olímpico y humano.