Gramsci el jefe de la Revolución Socialista Italiana

Gramsci el jefe de la Revolución Socialista Italiana

Gramsci el jefe de la Revolución Socialista Italiana

El grupo de L´Ordine Nuovo del que Gramsci era su figura principal contaba con el apoyo que Lenin le dio en el Segundo Congreso de la IC en 1920.

Antonio Gramsci ha hecho diversos aportes sobresalientes a la causa de la Revolución socialista. El más importante pero no el único es haber interpretado creadoramente las verdades universales del marxismo-leninismo1 a la realidad particular y compleja de su país en el momento histórico que le tocó vivir construyendo tanto el Partido y la Internacional Comunista (IC) como el programa de la Revolución socialista italiana2.
La Italia donde nació, luchó y murió Gramsci era uno de los países más recientemente constituidos de Europa occidental. Dividido en dos regiones distintas, Norte y Sur. Había conocido una forma específica de revolución burguesa que condujo a su unificación en 1870 y a la derrota política (que no social) de las fuerzas feudales conservadoras. El capitalismo moderno industrializó el triángulo Génova-Milán-Turín. El sur napolitano e insular sardo y siciliano no se había sacudido las relaciones semi feudales heredadas de 4 siglos de dominio de la rama Sicilia de los Borbones españoles.
Gramsci, afiliado al Partido Socialista italiano (PSI) en 1913 con 21 años. Se convirtió en uno de los 12 miembros del comité que dirigió la lucha de los Consigli di fabbrica (consejos obreros) en Turín3. Decenas de miles de obreros participaron en el llamado “Bienio Rojo” (1918-1920) influenciado por la Gran Revolución rusa, que cambió la historia de Italia. La revista fundada por él mismo en 1919, L´Ordine Nuovo, alcanzó dos objetivos: uno orientar dicho movimiento y otro, que madurasen las condiciones políticas para crear el, hasta hoy, más importante partido comunista de Occidente, el italiano. Gramsci explicó que la buena acogida entre los obreros de su revista se debió a que “en los artículos del periódico encontraban una parte de sí mismos, su parte mejor”4. En setiembre de 1920 se alió al napolitano Amadeo Bordiga para romper con el PSI y crear el Partido Comunista en su Congreso fundacional de Livorno de enero de 1921.

En el nacimiento del PC de Italia (PCd´I) Gramsci no fue el líder principal sino Bordiga y el grupo en torno a la revista Il Soviet. Antonio fue uno de los 15 miembros de su primer Comité Central. Sin embargo, el grupo de L´Ordine Nuovo, del que Gramsci era su figura principal, contaba con el apoyo que Lenin le dio en el Segundo Congreso de la IC en 1920: “Debemos decir simplemente a los camaradas italianos que la orientación de la Internacional Comunista corresponde a la de los militantes de L’Ordine Nuevo y no a la de la mayoría actual de los dirigentes del partido socialista y su grupo parlamentario”5. Lenin discrepaba con la táctica ultraizquierdista de Bordiga y su rechazo a participar en la lucha parlamentaria lo que le alejaba del grueso de la clase obrera. Gramsci se convierte en el verdadero líder del PCd´I al triunfar en el III Congreso de Livorno realizado en enero de 1926 y vencer la tendencia ultraizquierdista que impedía el desarrollo del Partido.
La falta de experiencia política de la joven clase obrera y de los nuevos partidos comunistas que rompían con el reformismo de la vieja socialdemocracia de la IIª. Internacional obligaba a Gramsci a una dura lucha teórica y política, a organizar la formación política de la militancia y a intervenir en la construcción de la nueva Internacional Comunista (IC) que era concebida como un partido mundial con una única dirección y una estrategia adecuada a cada contexto nacional. Observa que Italia no haya habido nunca “una educación política, sino una espantosa confusión de ideas”6. Todo en las difíciles condiciones de la dictadura fascista apoyada por la burguesía para cortar el empuje revolucionario de la clase obrera y campesina. Gramsci fue unitario siguiendo la orientación de la IC de colaborar con “los mejores elementos proletarios del sindicalismo y del anarquismo”7 . Abrió L´Ordine Nuovo a los anarquistas y se mostró favorable a colaborar con ellos y los socialistas en la organización de masas de los Arditi del Popolo (Atrevidos del Pueblo) para frenar la violencia fascista.

De 1923 a 1924 Gramsci luchó en Moscú y en Viena para organizar el Partido en condiciones de clandestinidad, derrotar la línea errónea que lo dirigía y reforzar la IC en condiciones de reflujo de las luchas obreras. Conocer en persona la construcción socialista soviética ratificó su confianza en el socialismo: ”El espectáculo cotidiano que tuve en Rusia de un pueblo que crea una vida nueva, nuevas costumbres, nuevas relaciones, una nueva manera de pensar y de abordar nuevos problemas, me conduce hoy a ser más optimista sobre nuestro país y su futuro”8. Su continua producción política y teórica se produce al calor de las necesidades de la lucha revolucionaria a la que se dedica en cuerpo y alma. En este proceso se va convirtiendo en el dirigente más lúcido de la Revolución italiana y uno de los más destacados de Europa.

Lo calificamos de “jefe de la Revolución italiana” porque supo sistemáticamente descubrir las tareas prioritarias de cada momento histórico que le tocó vivir, concebir la forma que adquiriría el socialismo en las condiciones particulares italianas y construir el Partido que necesitaba la clase obrera para dirigir el proceso social de su país.
Gramsci fue acusado de intentar trasplantar la revolución rusa a las condiciones tan distintas de Italia. Rechazó ese argumento.

Su capacidad política le hizo ver lo que había de universal en la teoría general del marxismo-leninismo, sin desdeñar el estudio de otras experiencias revolucionarias de su época, como las luchas obreras en Inglaterra. Pero, insisto, el eje de su actividad política fue la Revolución socialista en Italia, la toma del poder político por los trabajadores y la construcción no de una República burguesa parlamentaria, ni siquiera “antifascista”, sino socialista. Escribe en mayo de 1919: “El Estado proletario no es la seudodemocracia burguesa, forma hipócrita de la dominación oligárquica financiera, sino la democracia proletaria que emancipará a las masas trabajadoras, no el parlamentarismo sino el autogobierno de las masas a través de sus propios sistemas de representación; no la burocracia de oficio, sino órganos administrativos creados por las propias masas, con la participación real de las masas en la administración del país y en la empresa de edificación socialista. La forma concreta del Estado es el poder de los Consejos y de las organizaciones del mismo tipo”9.

Se puede constatar que ni en vida y menos tras su muerte logró el objetivo político propuesto: llevar a Italia al socialismo. Sin embargo, alcanzó objetivos estratégicos. Construyó, como hemos dicho, el Partido Comunista más importante que contribuyó a esa gesta universal que fueron las Brigadas Internacionales a favor de la República española, antesala de las grandes luchas antifascistas que culminaron con la victoria en 1945. Construir la imponente fuerza partisana, la Brigada Garibaldi y otras unidades, que fue fundamental para derrotar al fascismo en su país. Hacer emerger por primera vez a la clase trabajadora como un actor político fundamental en la Italia de la posguerra. Además, contribuyó a reforzar la preciosa experiencia de la IC que fue una escuela y estado mayor para las revoluciones triunfantes en el siglo XX en todos los continentes. Fue una barrera de protección de la Unión Soviética cuya defensa fue una de las prioridades de la acción política de Gramsci. Por si fuera poco, desarrolló en tanto que conocimiento científico la teoría marxista en varios campos planteados por la lucha de clases. Manuel Sacristán escribe que “Los Cuadernos de la cárcel no valen sólo por su contenido (con ser éste muy valioso)… valen también como símbolo de la resistencia de un “cerebro” excepcional a la opresión, el aislamiento y la muerte”10. Gramsci desarrolló una intensa actividad como dirigente obrero en la época del Bienio Rojo, como organizador partidario tanto a nivel italiano como internacional, como constructor de la primera experiencia socialista mundial, en tanto que tomó parte en Moscú en la actividad del “Partido mundial” que dirigía dicha construcción y además desarrolló la ciencia y la teoría política marxista en algunos aspectos ideológicos que fueron apuntados los fundadores clásicos pero que requerían y siguen requiriendo de nuevas investigaciones en contacto con las realidades cambiantes.

Gramsci no llegó a la claridad ni profundidad de los clásicos fundadores. Tampoco es el único dirigente marxista europeo en el siglo XX que haya brillado con tanta luz. Por lo tanto, no es el único que deba ser estudiado y conocido por las nuevas generaciones de luchadores europeos marxistas y comunistas. El siglo XX ha conocido una experiencia muy rica de luchas proletarias, sociales, nacionales y populares en todos los confines europeos que produjeron resultados altamente provechosos para la causa de la emancipación humana. Incluso en este XXI más sombrío no son pocas las experiencias interesantes que se producen como resultado de las luchas y actividades sociales avanzadas.

Gramsci ha sido el mejor “producto” de la intensa lucha desplegada por la clase obrera italiana, el mejor dirigente originado en el impacto en Italia de la Revolución de Octubre y uno de los mejores teóricos marxistas de un país donde el marxismo, gracias al Partido que supo construir en los años 20 y 30 con sus camaradas, se convirtió sino en “hegemónico” (imposible hasta la toma del poder político y convertir a la clase trabajadora en dominante) pero sí en una visión del mundo ampliamente difundida, extendida y compartida, haciendo de su sociedad mucho más progresista y avanzada que, por ejemplo, la nuestra, donde por razones históricas, el pensamiento conservador y todavía semi feudal está bien asentado en la sociedad.
Gramsci realizó aportaciones en ese surco abierto por el marxismo desde mediados del siglo XIX que siguen plenamente vigentes en lo que la ideología dominante llama la era “posmoderna” pero que no es sino la maduración del capitalismo de los monopolios, genialmente descrito por Lenin, que es hoy más dominado por unos pocos grandes monopolios que en vida, no sólo de Lenin sino del mismo Gramsci. Es por eso que el grado que Gramsci alcanzó en vida como “jefe de la Revolución socialista italiana” y uno de los más destacados impulsores de la revolución socialista europea le sigue conviniendo plenamente.

1.- Verdades que hacen de este planteamiento teórico clásico porque supera las coyunturas históricas y atraviesa el tiempo al haber sabido descubrir las leyes profundas que rigen el desarrollo de la Historia y la sociedad y haber desentrañado la naturaleza del modo de producción capitalista y porque es una herramienta útil para comprender el momento presente.

2.- Punto en el que insiste José Aricó en su prólogo al libro Gramsci. Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado moderno, Editorial Lautaro, Buenos Aires, 1962.

3.- Palmiro Togliatti, Gramsci, Editori Reuniti, Roma, 1967, p. 69.

4.- “El programa de l’Ordine Nuovo”, Antología traducida por Manuel Sacristán, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2010. P, 86.

5.-Maria Antonieta Macchiocchi, Gramsci y la Revolución de Occidente, Siglo XXI editores, México, 1976, p. 73.

6.- Artículo “La cuestión italiana y el Komintern” escrito en 1922, página 19 del libro recopilatorio Antonio Gramsci. La Construcción del Partido Comunista 1922-1926, Dédalo Editores, Madrid, 1978.

7.- “Carta al Partido Socialista Italiano” firmada por el presidente del Comité ejecutivo de la Internacional Comunista Zinoviev y por Bujarin y Lenin. http://www.marxists.org/francais/inter_com/1920/08/italie.htm

8.- Página 82 del libro de Macchiocchi.

9.- Publicado por Gramsci en L’Ordine Nuovo el 24 de mayo de 1919 y citado por Macchiocchi en la página 158 de su libro.

10.-Manuel Sacristán, “El Undécimo cuaderno de Gramsci en la cárcel”, Pacifismo, ecología y política alternativa, Icaria Editorial, Barcelona, 1987.

José Antonio Egido, Sociólogo

Hacer cumplir al gobierno y mantener la estrategia de ruptura

Hacer cumplir al gobierno y mantener la estrategia de ruptura

Hacer cumplir al gobierno y mantener la estrategia de ruptura

Se inicia una nueva etapa política en la que por primera desde los años 30 del pasado siglo en España hay un gobierno de coalición entre la socialdemocracia y la izquierda alternativa, con la entrada de Unidas Podemos -y de Izquierda Unida- en el Consejo de Ministros, un gobierno cuya formación ha sido apoyada por el PCE, que cuenta con dos ministerios dirigidos por integrantes de nuestro Partido. Existe en estos momentos una evidente satisfacción de los sectores populares, democráticos y progresistas por haberse alcanzado finalmente el acuerdo de gobierno de coalición.

Toca trabajar para que el acuerdo de gobierno alcance los objetivos propuestos, que no son otros que revertir las políticas neoliberales y de recortes de derechos y poner en marcha otras políticas diferentes que garanticen plenamente los contenidos de los derechos fundamentales, tanto políticos como sociales y económicos, con el fin de mejorar sustancialmente las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora. Podemos afirmar que es positivo que no se haya cerrado la crisis de régimen en forma desfavorable para la clase trabajadora, y también lo es que se diluya el llamado centro político, que no es otra cosa que la muleta en la que se apoyan los poderes económicos para atraerse a la parte más débil de las capas populares.
Se abre un escenario político que nos ofrece la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de la mayoría social, aumentando el Salario Mínimo, recuperando el valor adquisitivo las pensiones, derogando la LOMCE, la Ley Mordaza o la Reforma Laboral, al tiempo que se pueden profundizar las contradicciones del bloque dominante.

La cuestión es seguir siendo una fuerza rupturista y no caer en la tentación de querer convertirnos en la izquierda del régimen. Debemos conjugar el mantenimiento de la estrategia rupturista con una táctica que tiene que contemplar nuestra participación en el Gobierno con nuestra actuación social, sindical e institucional, para conseguir conjugar medidas que mejoren la vida del Pueblo con otras que generen contradicciones en el bloque dominante y nos permitan avanzar en alcanzar una correlación de fuerzas favorable a un nuevo marco constitucional, la República.

La clave en este momento es no olvidar que la crisis de régimen sigue abierta y que las fuerzas del bloque dominante que han perdido una batalla, no darán por perdida la guerra, que van a tratar de utilizar todos sus recursos para que este gobierno fracase y dar paso a un gobierno de la derecha más dura.

Esta estrategia deberá permitirnos también ampliar la base política y militante del proyecto de convergencia de la izquierda en torno a Unidas Podemos, un requisito imprescindible para soportar con éxito los retos políticos a los que nos enfrentamos y las innumerables contradicciones a las que nos someterá la acción de gobierno. No olvidamos que el Gobierno puede fracasar, no sólo por la presión de la derecha, sino que también puede fracasar si no cumple las expectativas de una base social que hoy está esperanzada. El ejemplo de Grecia está demasiado cerca en el tiempo, por lo tanto, la mejor defensa del Gobierno no es justificar todo lo que haga, sino trabajar en todos los ámbitos para que cumpla sus objetivos.

A la vista del contenido del acuerdo programático, nuestro enemigo principal será, sin duda, en los próximos meses el intento de desestabilización del gobierno por la derecha mediática y política, la ultraderecha y en general todas las fuerzas conservadoras al dictado del gran capital.

Y previsiblemente, serán innumerables los ataques de sectores izquierdistas que afirmarán que el acuerdo de coalición alcanzado es una traición a la clase obrera y supone habernos entregado a la socialdemocracia.
No viene mal recordar por lo tanto las palabras de Lenin en su obra “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”:
“Hay que aprovechar la menor posibilidad de obtener un aliado de masas, aunque sea temporal, vacilante, inestable, poco seguro, condicional. El que no comprenda esto no comprende ni una palabra de marxismo ni de socialismo científico contemporáneo, en general. El que no ha demostrado en la práctica, durante un intervalo de tiempo bastante considerable y en situaciones políticas bastante variadas, su habilidad para aplicar esta verdad en la vida no ha aprendido todavía a ayudar a la clase revolucionaria en su lucha por librar de la explotación a toda la humanidad trabajadora”.

“De todo esto se desprende imperiosamente la necesidad -una necesidad absoluta para la vanguardia del proletariado, para su parte consciente, para el Partido Comunista-, de recurrir a la maniobra, a los acuerdos, a los compromisos con los diversos grupos de proletarios, con los diversos partidos de los obreros y pequeños patronos.Toda la cuestión consiste en saber aplicar esta táctica para elevar y no para rebajar el nivel general de conciencia, de espíritu revolucionario, de capacidad de lucha y de victoria del proletariado.”

Redacción Herri

 

Gramsci en Ses Fonts Ufanes*

Gramsci en Ses Fonts Ufanes*

Gramsci en Ses Fonts Ufanes*

“El agua es agua pura y libre cuando corre entre las dos orillas de una corriente o río”.

Ahora que dicen que vuelve a haber jóvenes, cabe recomendar la lectura de tres escritos de Gramsci publicados en febrero de 1917 en La Cittá Futura, la revista de las Juventudes Socialistas turinesas. Son los titulados «Indiferentes», «La disciplina» y «Disciplina y libertad». El primero es una exhortación a la participación, a tomar partido, y en contra de los indiferentes, de los que no ven diferencias y dicen «Todos son iguales». «Odio a los indiferentes», empieza diciendo Gramsci, que se califica a sí mismo de partigiano, es decir, de alguien que se coloca en un bando y no en otro, alguien que participa, que es de un partido.

Lo que sucede, el mal que nos cae encima, (…) no se debe tanto a la iniciativa de los pocos que actúan como a la indiferencia, al absentismo de los muchos. (…) Parece que sea la fatalidad lo que lo destroza todo y a todos; parece que la historia no sea sino un enorme fenómeno natural, una erupción, un terremoto, del que todo el mundo es víctima. (…) Los indiferentes (…) prefieren hablar de ideales fracasados, de programas definitivamente caducos y de otras placideces similares. Así vuelven incidir en su ausencia de toda responsabilidad.

En el segundo artículo, «La disciplina», Gramsci describe con imágenes de Kipling la disciplina burguesa, mecánica y autoritaria, de la cual emana una corriente interminable de obediencia y sumisión, y contrapone la disciplina libre, autónoma y espontánea de los trabajadores organizados. «Quien es socialista, o quiere llegar a serlo, no obedece, sino que se manda a sí mismo.»

En el último artículo, «Disciplina y libertad», Gramsci aporta una imagen imborrable. Se pregunta a qué denominar agua libre, agua viva. Y contesta: «El agua es agua pura y libre cuando corre entre las dos orillas de una corriente o río, no cuando está esparcida de manera caótica por el suelo, o cuando se expande y disuelve en la atmósfera».
Por un lado, agua esparcida y vapor sutil. Por otro, agua limitada por las orillas pero que nada detiene, porque ve de dónde viene y sabe adónde va. Para Gramsci, la imagen de la rebelión. es análoga a la del torrente o el río recogido sobre sí mismo, fortalecido y orientado por las orillas, que avanza y derriba cuanto se le opone, y no se detiene, y cada nuevo obstáculo supone un salto hacia un nuevo impulso.

No puedo dejar de pensar en agua esparcida cuando veo a grupos de gente sentada en el suelo, en la plaza de España**, en Palma, hablando de manera pretenciosa. Da igual que sean dos o mil: no es la cantidad lo que dota de libertad al agua. El agua esparcida atrae mosquitos (moscards en mallorquín; sea casualidad o no, mouchard es la palabra francesa para los confidentes policiales)

Claudio Magris se preguntaba (El Danubio, 1988) cuál era la fuente del Danubio. En una excursión río arriba para encontrar la fuente de la que brota el río, viaje ritual hacia el origen y hacia el final de la cultura centroeuropea (Karl Kraus: «El origen es la meta»), dejando atrás riachuelos cada vez más estrechos, el viajero llega por fin a una finca rústica, en lo alto de la montaña, donde, desde un abrevadero, se derrama el agua que forma el primer hilo, que llegará al mar Negro convertido en un río inmenso, tras haber atravesado ciudades, países, siglos y culturas.

¿De dónde viene esta agua que llena el abrevadero y se derrama? El viajero mira y descubre un grifo: ¡un grifo, el origen del Danubio! Nada más vienés que esta imagen del artificio y la arbitrariedad como productor y causa de la «Naturaleza». No obstante, la rebelión, el agua viva y libre que busca Gramsci, no puede proceder de un grifo.
Hay movimientos sociales que sí salen de un grifo. Son procesos artificiales, fruto de cálculos contables, de aritmética parlamentaria, dicen que para sumar más, y que esconden el grifo que los ha creado y los alimenta.
El agua viva de Gramsci tiene otro origen. Torrentera libre, de orillas sólidas elegidas por ella misma, que embiste los obstáculos y arrastra al viejo mundo que se le opone.

Veo Ses Fonts Ufanes de Campanet cuando leo estas páginas de Gramsci. ¿Habéis ido alguna vez? Os encontráis dentro de un encinar. Oís un rugido sordo. De manera repentina, difusa, potente, empieza a brotar agua directamente de la tierra, por todas partes, delante de vosotros, detrás, al lado. No se detiene, cada vez hay más. Agua en movimiento, que no se contempla a sí misma como Narciso, sino que avanza decidida, corriente abajo, que se agrupa, choca, se abre camino, atropella, salta por encima de los obstáculos, se abre paso.
Pienso en Gramsci y en Ses Fonts Ufanes cuando veo que aquí y allí brotan gritos, pregones, revueltas, mareas: aguas vivas salidas de mil manantiales, de toda fuente, capaces de transformar la movilización en organización, la rebeldía en alternativa, la alternativa en poder.

*. Ses Fonts Ufanes, dentro del municipio mallorquín de Campanet, es un sistema de fuentes intermitente, que brotan directamente del suelo en un área de cierta extensión, según el régimen pluvial producido días antes en las montañas cercanas, y que puede oscilar entre los tres y los 100 metros cúbicos de agua por segundo. Fueron declaradas Monumento Natural por el Gobierno de las Islas Baleares en el año 2005.

**. La plaza de España de Palma fue el escenario donde se representó el 15-M.

Josep Quetglas
Arquitecto

Kargara itzuli,  teoriatik eta praxitik

Kargara itzuli, teoriatik eta praxitik

Kargara Itzuli

Teoriatik eta praxitik

Berriro kargara goaz, oraingoan Antonio Gramsci pentsalari italiarraren irudiaren inguruko ERI zenbaki berri batekin. Gramsci XX. mendeko marxismoaren pentsamendu eta praxiaren irudi zentrala da, eta mugimendu komunistaren eraikuntzaren figura zentrala, ez bakarrik Italian, baita nazioartean ere.

Beharbada, duela hamar edo hamabost urte zenbaki hau Gramsciri eskaini izan bagenio, mundu akademikoan nostalgikotzat hartuko gintuzkete, komunismoaren figura historikoen aipamenak egiten ditugunei esaten diguten bezala. Zorionez, Gramsciren lanak “moda” moduko bat bizi du filosofoen – ez marxistak soilik–, politologoen eta baita teoriatik urrunago dauden militanteen artean ere. “Moda” bat da, egile sardiniarraren obrari buruz egin diren interpretazio ezberdinen argitan, eta, bereziki, azkenaldian hainbeste idatzi den “hegemoniaren” inguruan aurki daiteke. Baina eztabaida teorikotik haratago, ERItik bilatzen duguna, beste batzuetan bezala, komunismoaren funtsezko figura bat berreskuratzea da. Beste behin ere, unibertsoa pentsamenduan eta obran komunista izatearen alderdi zehatzarekin uztartzen duen figura bat.

Honela, bere bizitzaren zati handi bat teorizaziora dedikatzen duen gizon bat gogoratu behar dugu -komunista izateagatik kartzelan lan honen zati bat egindakoa- baina baita praxira ere, hain zuzen ere, hori izan baitzen Antoni Gramscirentzat marxista eta Marxen lanaren aditu eta kritiko bezala argi zegoen gaietako bat, teoria eta praxia.

Gramscik parte-hartze aktiboa eta militantea izan zuen arlo teorikotik eta materialetik, 1919 eta 1920n Turinen langile-kontseiluen matxina-darekin hasita, L’Ordine Nuovo (kultura sozialis-taren astekaria) bezalako langileen prentsaren sorrerarekin jarraituz, eta, gero, PCI (Italiako Partidu Komunista) indartsuaren sortzailea izan zen, eta haren idazkari nagusia eta diputatu hautatua izango zen Italiako Parlamentuan Zalantzarik gabe, Euskadin hauteskunde politiko batzuk baino aste batzuk lehenago – apirilaren bosteko Eusko Legebiltzarrerako hauteskundeak – argitara ematen den Gramsciri buruzko aldizkari batean, ERIk ezin du alde batera utzi batasunaren gaia.
Gramscirengandik, eta ez harengandik bakarrik, ikas dezakegun gauza bat eragile “sozialen” batasunaren beharra da, bakoitzaren berezitasunei uko egin gabe, indar handiagoa bermatzeko eta zatiketaren berezko porrotak saihesteko. PCE-EPKrentzat, zehazki, helburua aliantzak bilatzea da, baina ez hauteskunde-aliantzak soilik, izan ere, batasuna lortzeko eragile gehiago behar dira, alderdi politikoez gain.

Batasunaren komenigarritasun horrek azaltzen du EAEn Ezker Anitzaren existentzia, PCE-EPK-k berak bultzatuta, beste eragile batzuekin batera – edo IUN-NEBren existentzia azaltzen duena Nafarroako kasuan –, eta azaltzen du, halaber, Eusko Legebiltzarrerako hurrengo hauteskunde hauetan Elkarrekin Podemos-IU izenpean hauteskunde-zerrenda bat egotea eta PCE-EPKren boto-paper propiorik ez egotea. Elkarrekin Podemos-IUko boto-paperak, Partiduaren siglarik gabe, gure Partidua barne hartzen du. Espero dugu berriro ERIz gozatu eta kioskoetan gure bila jarraituko duzula.

Jon Hernández

Secretario General
del Partido Comunista de Euskadi

Primera entrevista a Diego Rivera

Primera entrevista a Diego Rivera

Primera entrevista a Diego Rivera

“Yo no hubiera sabido, a lo que puede llegar el heroísmo ante el dolor, la alegría a pesar del tormento, la ternura sin límite y el genio plástico en lo que tiene de más íntimo y directo, si no hubiera conocido a Frida Kahlo”.

La única entrevista a la que me acompañó mi mamá en los 50 fue a la de Diego Rivera. Diego había pintado muchas veces a mi tía Pita Amor, y en una de ésas la desnudó y para que no cupiera duda –aunque Pita en el retrato parece un pescadito rosa, un charal– escribió bajo sus pies: “Yo soy la poetisa Pita Amor”. Mamá esperó en el coche mientras yo subía al estudio en Altavista y me topé con uno de los hombres más desconcertantes y encantadores que me ha tocado entrevistar. Además me pareció generoso porque siempre tuvo tiempo para los periodistas, entre otros, una muchacha como yo. Su secretaria Teresita Proenza se asomaba de vez en cuando y le sonreía a mi juventud. Lento e indulgente accedió a contestar cuanta pregunta le hiciera, los ojos acuosos, sentado sobre una silla demasiado pequeña, elefante equilibrista y barrigón, barrigón (en el fondo todas las palabras en “on” se hicieron para Diego Rivera: Grandulón, concepción, cabezón, revolución, tragón –él mismo comentó que se echaba de un solo empujón un litro de tequila–, contemplación, ojón, –aluvión de mentiras que al final de cuentas resultaron verdades– y corazón; sí, porque a Diego se le salió del pecho. Saltó porque “el sapo es todo corazón” y se refugió en un medallón antiguo que a Frida le colgaba del pecho).


–¿Cuál es para usted el colmo de la felicidad?
–No haber nacido.
–Pero, ¿por qué dice usted eso?
(La señorita Judith Ferreto, quien llegó con una perrita, Capulina, interrumpe:)
–¿Ni siquiera el amor de Frida Kahlo justifica tu existencia, Dieguito?
–No. Porque en realidad le di tanta lata y le hice tanto daño que mejor sería no haber nacido.
–Su madre no diría lo mismo, maestro.
–Yo nunca quise a mi madre, y jamás me llevé bien con ella…
–Está usted como un señor que empieza su obra con un: “Yo odio a mi madre”.
–Bueno, no tanto.
(Declara Diego que hizo sufrir a Frida, y sin embargo, me acuerdo de un pasaje de la propia Frida: “Quizá esperen oír de mí lamentos de ‘lo mucho que se sufre’ viviendo con un hombre como Diego. Pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr…”)
–A ver, otra preguntita –sonríe Diego.
–Perdone maestro, me distraje. ¿Cuál es para usted el colmo de la infelicidad?
–El colmo de la infelicidad oscila entre el estreñimiento y asistir sin ganas a una reunión mundana.
–Sin embargo usted aparece en los periódicos un día sí y otro también. ¿No es usted amigo de los “Trescientos y algunos más”? ¿No le interesan a usted?
–No.
–¡Pero bien que los retrata!
–Sí. Pero no los conozco.
–¿Ni siquiera los conoce para retratarlos? Entonces, ¿cómo le hace?
–Para retratar no hay necesidad de interesarse ni de conocer al modelo.
–¡Eso es imposible!
–Me explico. Hay dos sentidos de conocer. El mundano, en el cual yo no conozco a la sociedad, puesto que no tengo el honor de frecuentarla. Y el sentido bíblico, en el cual puede decirse que la conozco.
–¿Y cuál es el sentido bíblico?
–¡No se haga, no se haga! ¿A poco no sabe? Es el sentido en que Noé conoció a sus hijas para crecer y multiplicarse el género humano. Además, no es preciso el conocimiento mundano para entender a la sociedad y saber todo lo que a ella concierne desde su origen hasta su presente y próximo futuro y observarla profundamente y con apasionado cuidado, e inclusive amarla en la persona de sus mejores ejemplares femeninos. Creo que es por eso que he podido pintarla. Nada importa que el amor no haya sido correspondido en la mayoría de los casos…
–¿Y quiénes son las mujeres que usted ha amado?
–¿Las mujeres que he amado? Tuve la suerte de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía misma y el genio mismo. Desgraciadamente no supe amarla a ella sola, pues he sido siempre incapaz de amar a una sola mujer. Dicen mis amigos que mi corazón es un multifamiliar. Por mi parte, creo que el mandato “amaos los unos a los otros” no indica limitación numérica de ninguna especie sino que antes bien, abarca a la humanidad entera.
–Pero yo lo que necesito son nombres, señor Rivera, nombres… ¿Cómo se llaman las mujeres a quienes usted ama?
–Si me pusiera a decirle nombres disgustaría a las nombradas… ¡y que nuestra Madre de Guadalupe nos libre de tal cosa! En segundo, ganaría fama de presumido, pedante y rajón, y habría cerrado para mi las veredas únicas que me interesa recorrer en esta cochina vida.
–¿Pero usted sólo considera a las mujeres como hembras? ¿O cree usted en su inteligencia y en su superioridad? ¿Cree usted en el matriarcado?
–En primer lugar yo estoy totalmente seguro de que la mujer no es de la misma especie del hombre. La humanidad es la mujer. Los hombres somos una subespecie de animales, casi estúpidos, insensitivos, inadecuados completamente para el amor, creados por la mujer para ponerse al servicio del ser inteligente y sensitivo que ellas representan. Un animal semi inteligente que ejecuta las tareas necesarias mediante la dirección de las mujeres, es decir, el hombre es a la mujer lo que el caballo es al hombre y nada más.
(La señorita Ferreto ríe. ¡Hi! ¡Hi! ¡Hi! Mira a Diego y se retuerce un poco, interrumpe mimosa:)

–¿No te importa ser caballo, Dieguito?
–¡Burro, con tal de que me ensillen!
(Con razón dijo Frida: “No hablaré de Diego como de mi “esposo” porque sería ridículo. Diego no ha sido jamás ni será “esposo” de nadie. Tampoco como de un amante, porque él abarca mucho más allá de las limitaciones sexuales, y si hablara de él como de mi hijo, no haría sino describir o pintar mi propia emoción, casi mi autorretrato y no el de Diego).
–Daría todo lo que he podido hacer gozar, inclusive el amor de Frida Kahlo, lo único realmente grande que he tenido, con tal de haber evitado el asco y las molestias que he tenido que aguantar para vivir. Esto no quiere decir que sea yo pesimista. Soy más bien epicúreo y hedonista, dentro de lo que puede caber de estas tendencias en el marxismo. Por eso es evidente que el mayor placer es el de existir dentro de la maravillosa organización universal de la materia y aguantar las molestias del ciudadano habitante de uno de los mundos más mal hechos que sea posible concebir, que es nuestra querida Tierra.
–Entonces, si se pudiera volver a nacer, ¿regresaría a la Tierra?
–Ni de chiste.
–¿A dónde iría?
–A todas partes menos a la Tierra.

–¿Usted no cree en Dios?
–Definitivamente no. Porque no se puede creer en una fuerza que está implícita y presente en toda manifestación de energía o materia. No se cree más que cuando no se entiende. Y el concepto de los dioses es una miserable disminución a escala de un mundo en donde todo ser animado necesita asesinar para vivir, un rebajamiento del maravilloso principio vital que todo lo anima, lo mismo lo deseable que lo indeseable que tal vez sea indeseable solamente porque nosotros no lo entendemos claro.
(He conservado el modo de hablar de Diego por “alrevesado” que me parezca…)
–Pero maestro, ¿qué no le interesan las religiones?
–Yo respeto todas las religiones. Me interesan extraordinariamente en el mismo plano y por análogas razones con que respeto todas las enfermedades y me intereso extraordinariamente en su curación.
–¿Y cuál sería la curación para las enfermedades religiosas?
–La curación es la nueva sociedad socialista en su pleno desarrollo que implicará la muerte del Estado previa la difusión general del máximo conocimiento posible de la existencia universal cuando no haya represiones, autoridades, ignorancia, temor a la muerte, impotencia para evitar el dolor. Cuando se entiendan claro, las fuerzas del universo, no habrá ninguna razón para inventar dioses que nos den lo que no somos capaces de obtener por nuestras propias fuerzas…
–Pero maestro, nos falta siempre algo por obtener, y eso a lo cual aspiramos desde lo más profundo de nuestro ser eternamente incompleto, es Dios.
(En este momento, Capulina brinca sobre las rodillas de Diego. Es una perrita pelona, con un abrigo de cuadritos morados y las uñas pintadas de rojo. Diego la apapacha, porque estuvo en la cama de Frida, en la noche en que ella murió. No sé por qué, pero toda esta casa de San Ángel sabe a Frida Kahlo. Será porque Teresita, la infatigable secretaria de Diego, que en ese instante le trae su té y sus medicinas, la recuerda constantemente: “Sabe usted, señorita, Fridita era tan valiente, tan generosa. Yo la oía hablar por teléfono: Fíjate, yo me siento muy bien, pero dice el doctor que me va a tener que cortar la pata…)
Miro a Diego, que sorbe lentamente su té en un dedal con pretensiones de taza. Yo me había imaginado a Diego bebiendo inmensos tarros de cerveza y cantando en ruso. Y resulta que es un blando y sumiso cordero que obedece el mandato de Teresita: “Dieguito, tómate tus medicinas”, y que pronuncia palabras en el francés más claro y cartesiano que pueda escucharse. Es un inmenso elefante de felpa, el papá de Dumbo, obediente y adormilado.
–¿Cuál es el hecho histórico que más admira?
(Al elefante, se le quita de pronto, la felpa).
–La Revolución de octubre que dio el poder al proletariado soviético y como consecuencia lo dará al proletariado mundial.
–¿Qué reforma social espera con ansia?
–La implantación del comunismo a escala mundial y en consecuencia, la de la muerte del Estado.
–Pero maestro, ¿qué es lo que el Partido Comunista hace por México?
–El Partido Comunista es el único que defiende los intereses del pueblo, es decir, de las mayorías productivas, manuales e intelectuales, contra sus explotadores del interior y del exterior. En todo aquello que representa algo favorable para el pueblo de México durante los últimos 35 años, está presente y visible la acción del partido, lo cual quiere decir que lo que hace el Partido Comunista es ejercer el patriotismo o sea el amor a México, expresado en acciones favorables al país. Ningún otro partido puede decir lo mismo, y un día todo el pueblo de México pertenecerá al Partido Comunista. Entonces se habrá establecido en nuestra patria la solidaridad humana, y el mayor bienestar posible dentro de las condiciones reales del mundo, vendrá como consecuencia.
(Los judas complacidos asienten con la cabeza. Con sus ojos de cartón fijos y vigilantes miran al hombre sentado a sus pies. Un hombre muy ampón, con un gran vientre forrado de tweed y una camisa azul rey. Unos ojos saltones bordados de rosa y una mano pequeña. La mano de Diego es menuda, transparente casi, y a mí siempre me han impresionado los señores cuyas manos y cuyos pies terminan en chiquito. ¡Como que están mal acabados! ¡Ya no alcanzó la piel y hubo que remachar rápidamente! Pero las manos de Diego son herramientas exactas, utilería de gran precisión, creadoras inagotables, sensibles e inteligentes. La presencia de los judas es maligna y se deja caer sobre la entrevista. ¡No me dejan desvariar! Cada vez que levanto los ojos encuentro un brazo de cartón blanco o unos labios de papel pintado…)
–Elenita, ¿usted le toma el pelo a los entrevistados, o no?
–No tanto, no tanto, maestro… ¿Le hago la siguiente pregunta?
–Bueno.
–¿Por cuál personaje histórico siente la mayor admiración?
–No podría elegir entre Lenin, Carlos Marx y Federico Engels.
–¿Por cuáles defectos siente usted una mayor indulgencia?
–Por los más grandes.
–¿Podría darme una definición de su carácter?
–Desgraciadamente no soy adivino, ni sicoanalista, ni siquiera filósofo. En cuanto a mi carácter vaya usted a saber porque no me conozco… Creo que…
–¿Y no intenta conocerse?
–Sí, pero no me interrumpa usted. Toda mi vida he tratado de conocerme, sin conseguirlo. La introspección ha sido en mí un completo fracaso.
–¿Y cree usted que hay alguien que lo conozca?
–Supongo que todas las mujeres que han tenido relaciones conmigo, aunque no sean sino amistosas o profesionales, por ejemplo, usted misma, Elenita Poniatowska.
–¿Usted cree en la virtud?
–Don Francisco de Quevedo dijo hace mucho tiempo: “No existe la virtud estando a oscuras”. Extiendo la realidad física a la realidad sicológica e imaginativa y con esto estoy completamente de acuerdo con Don Francisco de Quevedo.
–¿Cuál es el escritor que más le ha impresionado?
–Rabelais.
–¿Por qué?
–Esto no está en el cuestionario de Marcel Proust y no se lo voy a contestar porque sería interminable.
(El ogro ríe amablemente mostrándome una hilera de dientes pequeños. ¿Serán de leche? Indudablemente Diego Rivera no quiere ser tomado por Gargantúa).
–¿Cuáles son sus héroes y sus heroínas en la vida real?
–Es muy larga la lista, pero puedo citar cuando menos a Madame Lovachewska, a Marie Curie y a Frida Kahlo. Y volviéndonos a la cabeza de la lista, la reina Nefertiti.
–¿Por qué a Nefertiti?
–Nefertiti inventó el sistema central para el funcionamiento planetario y el monoteísmo que transmitió más tarde a Moisés haciendo posible el concepto moderno social. Admiro a Madame Lovachewska porque en su concepción del universo ovoidal descubrió que las paralelas no actúan como quería Euclides sino que siempre se juntan. Sin este cerebro femenino polonés no hubiera sido posible la ciencia moderna. Cada vez que los hombres encuentran un callejón sin salida en sus conclusiones científicas, la mujer derrumba el muro que lo cerraba para que el hombre siga adelante. Así lo hizo Nefertiti y después la Lovachewska. Nada de la actual ciencia hubiera sido posible dentro del concepto euclidiano, y cuando el hombre no pudo seguir adelante en el camino iniciado por la sabia polonesa, otro gran cerebro femenino dio la posibilidad. Los descubrimientos de María Curie hicieron posible todos los tremendos espacios donde se desarrolla actualmente el conocimiento de la materia, especialmente en lo relativo a lo más esencial de su estructura: el átomo. Yo no hubiera sabido –y creo que algún día lo sabrán todas las gentes–, a lo que puede llegar el heroísmo ante el dolor, la alegría a pesar del tormento, la ternura sin límite y el genio plástico en lo que tiene de más íntimo y directo, si no hubiera conocido a Frida Kahlo. Por eso es una de mis heroínas.

Para mi sorpresa, al finalizar la entrevista, Diego me acompañó hasta el coche porque le dije que mi mamá me esperaba. La saludó con una cortesía manifiesta y le preguntó si podría yo venir a posar porque necesitaba una carita eslava para encabezar el cuadro de una manifestación en Rusia. ¿O sería una procesión? “Voy a ponerle, como las campesinas rusas, una mascada en la cabeza”. Mamá, muy seria, casi no le respondió. Después al arrancar el automóvil me dijo:
–Ni de chiste, no te vaya a pintar como a tu tía Pita.

Elena Poniatowska