“Los diez mandamientos del proletario”.

“Los diez mandamientos del proletario”.

“Los diez mandamientos
del proletario”.

1 No permitas que Kolchak, Denikin o Mannerheim aplasten tu poder. No permitas que echen a tus sindicatos de sus sedes, a tus comités de las fábricas y plantas, a tus hijos de los campamentos infantiles, a tus apoderados de la ya tomada fortaleza del capital: los bancos.

2 Clava el ojo al fusil que está en tus manos. Si te quedas sin él, acortarás tu vida indefensa y tus enemigos te escupirán a la cara.

3 Mantente alerta en todo momento, en el frente y en la retaguardia. Puesto que están espiándote tras la esquina aquellos a quienes derribaste y de cuya esclavitud te liberaste. Te han aplastado durante siglos y van a imponerte una carga aún más cruel, si dejas que te cojan por sorpresa.

4 No toques al campesino medio en tu lucha contra el kulak. Dirige toda tu fuerza contra los ricos, no toques a los medios y ayuda a los pobres.

5 No permitas que el hambre te aplaste. Defiende el Volga, libera el Don y el Kubán de terratenientes, refuerza el poder de los Soviets en Ucrania.

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6 Siembra en la ignorancia de los pueblos, para que los pobres sepan que son tus hermanos, que estás con ellos y a su favor. Lanza contra el pueblo cientos de vagones llenos de tus ideas y de tus palabras. De lo contrario, tus hermanos no te comprenderán.

7 Sé fuerte. Protege a tu partido, multiplica sus fuerzas y haz que crezca, como harías con tu flor favorita. Construye organizaciones como las abejas construyen sus panales. Mantente fiel al partido hasta el final. Porque sólo de esta forma vas a vencer.

8 No confíes en tus enemigos, quienes te invitan a vestir de nuevo el yugo autoritario. Tu camino es difícil. El hambre te atormenta y mata a tus hijos. El viejo orden va en tu contra. Pero ahora te has convertido en tu amo y señor. Ahora eres libre. Ahora puedes construir tu propia vida.

9 No dejes escapar el poder de entre tus manos. No entregues fortalezas que ya has tomado. Aguanta el asedio. Observa: las llamas abrazan al mundo entero. Los pueblos se alzan en un gran levantamiento. Los proletarios húngaros ya caminan codo con codo a nuestro lado. Los obreros de Alemania, Austria e Italia atacan las bases de su propio capitalismo. En Francia e Inglaterra se remueve el mar popular. Muere el viejo mundo de opresión, depravación y violencia.

10 Sé duro como una roca en la última y decisiva lucha. Haz todos los esfuerzos para vencer a Kolchak y a Denikin. Aniquila sin piedad a todos los enemigos del pueblo. Recuerda: el mundo entero observa temblando nuestra lucha. Nuestra victoria será la victoria de los oprimidos del mundo entero.

¡Aprieta con fuerza el fusil! ¡Cierra filas!
¡Más altas las banderas rojas!

Comité Ejecutivo Central Panruso de los Soviets de Diputados obreros, campesinos, militares y cosacos.
1920

 

Apuntes sobre la cuestión de la mujer.

Apuntes sobre la cuestión de la mujer.

Apuntes sobre la cuestión de la mujer.

“No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia.”

Lenin, en “Materialismo y empiriocriticismo”, plantea
una cuestión general y muy importante: que las causas motrices del devenir histórico, especialmente de la moderna sociedad burguesa, no vienen dadas a la conciencia de los seres humanos que hacen la historia. Lenin lo explicaba así:

“Todo propietario es consciente de que cambia ciertos productos por otros, pero esos productores, y esos propietarios, no son conscientes de que con ello modifican el ser social. Setenta eminencias como Marx no bastarían para abarcar la suma de esas modificaciones con todas sus ramificaciones en la economía capitalista mundial.

Todo lo más que se ha podido hacer es descubrir las leyes de estas modificaciones y demostrar en lo principal y fundamental la lógica objetiva de estas modificaciones y de su desarrollo histórico; lógica objetiva no en el sentido de que una sociedad de seres conscientes, de seres humanos, haya podido existir y desarrollarse independientemente de la existencia de los seres conscientes […], sino en el sentido de que el ser social es independiente de la conciencia social de los hombres. Del hecho de que uno vive, tiene una actividad económica, procrea y fabrica productos que intercambia se forma una cadena de sucesos objetivamente necesaria, una cadena de desarrollo independiente de su conciencia social, que ésta no abarca jamás en su totalidad. La tarea suprema de la humanidad es abarcar esta lógica objetiva de la evolución económica (de la evolución del ser social) en sus rasgos generales y fundamentales con objeto de adaptar a ella, tan clara y netamente como le sea posible y con el mayor espíritu crítico, su conciencia social y la conciencia de las clases avanzadas de todos los países capitalistas”.

Con Lenin vemos, por tanto, que hay una tarea suprema de investigación, de esclarecimiento, que no tiene como destino un puñado de cabezas, sino la humanidad; lo cual no puede ser sino un largo proceso histórico. Esa tarea consiste en comprender cómo se transforma el ser social; una transformación que la ejercen los seres humanos mucho más allá de su conciencia.

En “La ideología alemana” comprobamos, a través de Marx y Engels, que para entender esto: “No se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. […] No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia.”

También en “La ideología alemana” se señala que la forma de organización familiar es uno de los cuatro factores esenciales de la historia del ser humano. Que la familia es parte del proceso de vida y que hay que estudiarla en sus conexiones reales y efectivas en cada época histórica (no según cierta idealización). Que la familia había sido en el origen la única relación social, pero que con el desarrollo de nuevas relaciones en el devenir histórico, pasó a ocupar un lugar secundario. Vimos que la economía doméstica y la propiedad privada guardaban algún tipo de relación.

En “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, Engels nos conduce a través de los principales procesos históricos humanos. Todo lo que se resumía en “La ideología alemana” casi 40 años antes, se exponía aquí con más detalle y precisión. De nuevo se nos recordó que “según la teoría materialista, el factor decisivo en la historia es, a fin de cuentas, la producción y la reproducción de la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción es de dos clases. De una parte, la producción de medios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de vivienda y de los instrumentos que para producir todo eso se necesitan; de otra parte, la producción del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en que viven los hombres en una época o en un país dados, está condicionado por esas dos especies de producción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia, de la otra. Cuanto menos desarrollado está el trabajo, más restringida es la cantidad de sus productos y, por consiguiente, la riqueza de la sociedad, con tanta mayor fuerza se manifiesta la influencia dominante de los lazos de parentesco sobre el régimen social.”

Con Engels vemos los tipos de organización familiar. La cuestión central es cómo se transformó la vida social y la familia cuando la división sexual del trabajo preexistente entró en relación con la aparición de la propiedad privada: la mujer fue convertida en esclava procreadora de los herederos legítimos del hombre. Dando un salto de decenas de siglos, también vimos lo que supone la industria moderna como productora de valores de uso domésticos y como proceso laboral que absorbe fuerza de trabajo femenina. “La emancipación de la mujer y su igualdad con el hombre son y seguirán siendo imposibles mientras permanezca excluida del trabajo productivo social y confinada dentro del trabajo doméstico, que es un trabajo privado. La emancipación de la mujer no se hace posible sino cuando ésta puede participar en gran escala, en escala social, en la producción y el trabajo doméstico no le ocupa sino un tiempo insignificante. Esta condición sólo puede realizarse con la gran industria moderna, que no solamente permite el trabajo de la mujer en vasta escala, sino que hasta lo exige y tiende más y más a transformar el trabajo doméstico privado en una industria pública “.

Como ya nos había dicho Lenin, los seres humanos al hacer su historia modifican sus condiciones de vida alcanzando incluso al margen de su propia conciencia, alcanzando consecuencias nunca planeadas. Esas modificaciones siguen produciéndose hoy en día. La historia no se detiene. La vida inmediata se sigue transformando desde que el modo de producción capitalista domina la producción social. En el Manifiesto decían Marx y Engels: “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales. La conservación del antiguo modo de producción era, por el contrario, la primera condición de existencia de todas las clases industriales precedentes. Una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen viejas antes de llegar a osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”.

El modo de producción capitalista, con su dinámica, desarrolla la producción social y al propio proletariado. Con ello, afianza las condiciones de su superación. La mujer, con diferencias antagónicas entre la mujer proletaria y la burguesa, ve también alterada su posición en el trabajo privado y en el trabajo social (y en la propiedad privada, en el caso de las clases poseedoras). Esta posición, que aún hoy se modifica generación tras generación, debe ser estudiada meticulosamente. Recordemos que, tal y como decía Marx en el prólogo de la “Contribución a la crítica de la economía política”, la base real de una sociedad (y de sus leyes y sus concepciones ideológicas) es la estructura total de sus relaciones de producción, las cuales vienen determinadas por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Si esas fuerzas productivas y esas relaciones de producción se modifican en alguna parte de la estructura total, no cabe duda de que se producirán cambios sociales de peso. De modo que, para seguir entendiendo la situación de la mujer, debemos captar la lógica objetiva del proceso social general y, dentro de éste, comprender el lugar de la mujer obrera, pequeñoburguesa y burguesa (y realidades precapitalistas, de haberlas) en las relaciones de producción de los medios de vida y de los seres humanos. Dónde está en el conjunto del trabajo de nuestra sociedad. Y no sólo el lugar en el que está, sino la dinámica en curso: de dónde viene y hacia dónde tiende la posición que ocupa. Si perdemos de vista el proceso, el movimiento, entonces el análisis encalla y nos impide obrar revolucionariamente (el Manifiesto también es un ejemplo vívido de cómo el marxismo capta procesos y, a partir de la comprensión de estos, traza los objetivos políticos, los cuales están materialmente determinados por las condiciones efectivas y sus condiciones de superación).

Así pues, visto que la producción social repercute enormemente en la organización de la familia y en la posición de la mujer, ahora es necesario comprender aspectos esenciales del modo de producción capitalista. Conocer sus dinámicas es la premisa para seguir comprendiendo la situación de la mujer moderna, que es mayoritariamente la mujer proletaria, pero no sólo. Comprender el análisis marxista del trabajo asalariado es un requisito indispensable para analizar la posición de la mujer, tanto proletaria como burguesa.

David Fuentes
Militante del PCE-EPK y miembro del Seminario
de El Capital de la UPV-EHU de Sarriko, Bizkaia.

Birus matxistari txerto feminista.

Birus matxistari txerto feminista.

Birus matxistari, txerto feminista.

“Ester Palacio García, PCE-EPK-ko arlo feministako idazkaria.
Isabel Salud, Ezker Anitzako-IUko idazkari nagusia etaPCE-EPKren arlo feministako kidea”.

Azaroaren 25a izan da, Emakumeen-ganako Indarkeriaren Aurkako Nazioarteko Eguna, Emakume eta militante komunista gisa, berriz ere aldarrikatzen dugu gizarte feminista bat eraikitzeko konpromisoa, emakumeak indarkeriarik, mendekotasunik eta esplotaziorik gabe bizi ahal izateko. Horregatik bat egiten dugu mundua zeharkatzen duen oihu globalarekin, nazioartean norabidea aldatzeko borrokan. Guk argi daukagu: indarkeria matxistarekin amaitzeko, kapitalismoaren eta patriarkatuaren arteko aliantza hautsi behar dugu, gure desberdintasunez elikatzen baita eta, aldi berean, zapaltzen baikaitu, bere onurak eta pribilegioak mantentzeko eta handitzeko behar gaitu.

Aurten krisi sanitarioko eta ekonomiko-sozialeko urtea izaten ari da. COVIDen aurkako borrokak mugikortasun-, konfinamendu- eta prekarietate-murrizketak jasatera eraman gaitu, eta emakumeak, beti bezala, lehen lerroan egon gara bizitzaren alde borrokan. Hilabete hauetan agerian geratu da gizarte hau desberdintasunetik, mendekotasunetik eta indarkerietatik eraikita dagoela, eta, aldi berean, ikusi dugu bizitzari eusten diotenek eta funtsezkoa dena defendatzen dutenek emakume-aurpegia dutela.
Aurten COVIDaren krisia eta matxismoa pairatzen ari gara. Indarkeria eta rolen eta estereotipoen erreprodukzioa kutsatzea gelditu behar dugu, modu ikusezinean kaltetu ondoren justifikatzen baita. Birus hori ere elkarrekin geldituko dugu, indarkeriak ikusaraziz eta ekintza matxista guztiek desberdintasuna betikotzeko zeregin garrantzitsua betetzen dutela jabetuz. Konfinamendu-egoerak eta osasun-krisiari aurre egiteko hartutako neurriek areagotu egin dute genero-indarkeriaren arriskua. Emakume askok ahultasun- eta ziurgabetasun-egoera berezian aurkitu dute beren burua.

Aurten, estatuan 80 eta Euskadin 3 feminizidio eman dira: emakumeen hilketak emakumeak izateagatik. Baina ezin ditugu ahaztu gaur egun gure herrialdean poliziaren babesarekin bizi diren 32.000 emakumeak, ezta bere familiako kide batek egunero munduan hiltzen dituen 137 emakumeak ere. Ez da kasu isolatu bat, patriarkatua deitzen da, eta gure indarkeriak ukatzen dituen eta bakarrik eta isolatuta nahi gaituen ultraeskuindar baten ukazioa gorabehera, zifra horiek gure gizartearen oinarriak aldatzeko premiaz hitz egiten digute.
Datu ofizialen arabera, 30 emakume hil dituzte azken hamar urteetan Euskadin, 4781 emakume bizi dira gure erkidegoan Ertzaintzaren nolabaiteko babesarekin genero-indarkeriagatik, eta 15 emakume erasotzen dituzte egunero Euskadin emakume izate hutsagatik. Eta bikotekidearengandik kanpo sexu-indarkeria jasan duten emakumeen % 8k baino ez du salaketa jartzen

Izan ere, asko dira guri eragiten dizkiguten indarkeria matxistak. Sexu-desioak gure gorputzekin asetzeko pribilegio maskulinoa justifikatzen duen bortxaketaren kulturak normalizatu, desenkusatu, toleratu eta, are gehiago, barkatu egiten du bortxaketa, eta, aldi berean, biktima erruduntzat jotzen du. Ezinbestekoa da horretan eragitea, bortxaketekin eta taldeekin amaitzeko eta kalean beldurrik gabe ibili ahal izateko. Kaleak eta gauak ere gureak direlako!

Indarkeria instituzionalari modu integralean heldu behar diogu: genero-joerak hezkuntzan eta osasunean, estatuak zaintzan duen erantzunkidetasuna, erlijioek eta komunikabideek rolen eta estereotipoen transmisioan duten eginkizuna, bai eta bigarren mailako biktimizazioa ere, babestu beharko gintuzkeen sistemak eraso egiten dielako. Hori guztia biderkatu egiten da klasearen, adinaren, arrazaren, aniztasun funtzionalaren, sexu-orientazioaren desberdintasunek bat egiten duten heinean. Beraz, gure zapalkuntzen aniztasunetik eta emakume zaharrek, migratzaileek, arrazistek edo transek jasaten dituzten indarkeria espezifikoak aitortuz soilik ezaba dezakegu matxismoa gure gizartetik. Indarkeriarik gabeko gizartea nahi dugu guztiontzat, guztiontzat!

Azaroaren 25 honetan, gure etxe, auzo eta herrietatik gure ahotsa altxatzen dugu, gogoratuz feminismoa dela mundua elkarrekin eraikitzeko eta elkarrekin aldatzeko behar dugun begirada kritikoa. Feminismoa da gure txertoa.

Ahora procederemos a la edificación del orden socialista.” Lenin.

Ahora procederemos a la edificación del orden socialista.” Lenin.

“Ahora procederemos a la edificación del orden socialista.” Lenin.

Este próximo 21 de Enero habrán pasado exactamente noventa y seis años del fallecimiento en la ciudad de Gorki, de Vladimir Ilich Uliánov, sin duda la figura clave del pensamiento y de la acción comunista y líder de la revolución de Octubre de 1917 en Rusia, más conocido por su popular apodo “Lenin”.

Sólo con escuchar el sobrenombre, Lenin, cualquier persona sabe que estamos hablando de los comunistas y de la revolución socialista, por ajeno que uno sea a la política y la tradición ideológica marxista. El nombre, o mejor dicho, el sobrenombre intelectual de Vladimir –de niño le llamaban Volodia–, ha quedado escrito en los anales de la historia con fuerza a pesar de ser posiblemente una de las figuras peor tratadas por el resto de corrientes de pensamiento durante el siglo XX e indudablemente durante lo que llevamos de siglo XXI.

El sobrenombre mencionado, que algunos querrían borrar de los libros de historia tras hacer desaparecer toda su obra teórica, proviene según cuentan los historiadores, del río Lena, el que pertenece al Lena, el río más largo de Rusia. Y fue elegido por el líder Bolchevique, también siempre según cuentan los historiadores, en contraposición con el apodo de su rival dentro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, Gueorgui Plejánov, líder de la corriente Menchevique, quién firmaba como “Volgin”, es decir, el que pertenece al Volga.

No es casual que en esta ocasión el hilo conductor de la revista sea Lenin, aunque no tiene nada que ver con ese cercano 21 de Enero: este número de nuestra revista ERI que tiene usted entre las manos, es el duodécimo de este “renacimiento” de la publicación del Partido Comunista de Euskadi-EPK y el último de la primera programación establecida por nuestro consejo de redacción cuando se decidió que ERI volviera “a la luz” –hablamos de renacimiento porque ERI se publicaba antes de la dictadura.

Cuando decidimos y planificamos la vuelta de la revista con el objetivo de que la misma estuviera en quioscos y librerías, planificamos también los temas y figuras de nuestra tradición política que servirían de hilo conductor de cada número. Así se planificó una primera etapa de doce números que se cerraría con la figura más importante del comunismo.

Afirmación tal vez un tanto categórica “la figura más importante”, si tenemos en cuenta la transcendencia ideológica capital de Marx y Engels, como de otras figuras del devenir de la teoría y praxis revolucionaria, algunas ya protagonistas de números pasados de ERI como Rosa Luxemburgo o Gramsci o incluso el valor político de otras, pendientes aún de aparecer en nuestra publicación.

Pero nos afirmamos sin pudor en la expresión “la figura más importate” cuando nos referimos a Lenin por una cuestión sencilla, que más allá de la importancia e influencia de su obra intelectual, y del ejercicio real de unión entre teoría y praxis, Lenin fue quien encabezó el ejemplo práctico y triunfante que demostró a los trabajadores del mundo que toda aquella teoría, aquellas “fantasías” revolucionarias, aquellos alegatos, manifiestos, mítines, esperanzas… se hacían materialmente reales. La toma del poder por la revolución proletaria dejó de ser un anhelo y una teoría, para pasar a ser real. Ahí radica entre otras muchas cosas, la trascendencia de Lenin, la que nos lleva a cerrar esta etapa de ERI en torno a su figura.

Jon Hernández

Secretario General
del Partido Comunista de Euskadi

Buscando a Golber

Buscando a Golber

Buscando a Golber.

“Un polaco, miembro de la primera dirección nacional de la JSU”.

Cuando escuché a Marcelo Usabiaga hablarme de un joven camarada de la JSU, un judío polaco llamado Adolfo Golber, con el que había compartido, en la dirección de la JSU, momentos dramáticos en la defensa de Asturias, inmediatamente se instaló en mí una enorme curiosidad.

Marcelo me contaba que, en esos últimos momentos de la derrota, a la gente más comprometida, a los que aguantaron hasta el final, se les planteó un problema: cómo huir para salvar la vida. Se encontraban en Gijón y con el enemigo, los fascistas, a las puertas. En ese dilema, la dirección de la JSU se partió en dos; hubo un grupo que decidió escapar por barco, en uno de los pocos barcos que quedaban en el puerto gijonés del Musel, y otro grupo que decidió huir por las montañas, en plan guerrillero, atravesando los montes de León, hasta encontrar territorio republicano.

A Marcelo esta fuga le pareció una temeridad, y, medio en broma medio en serio, decía que era porque a aquellos “guerrilleros” les dio miedo el mar. Entre éstos se encontraba Golber. Marcelo ya nunca más supo de él, aunque lo buscó y preguntó por él, durante el resto de la guerra, y en cada una de las cárceles que visitó tras la derrota. Como no encontró ningún rastro, se imaginó que había muerto, como tantos miles de republicanos, capturado y fusilado sin juicio en alguna fosa común de los montes leoneses. Le pregunté más detalles del chico con el que era visible que había forjado una hermosa amistad. Me dijo que no era muy alto, que era un poco gordito, con el pelo rizado y rubio. Que hablaba bien el idioma español, que provenía de la juventud comunista, que era estudiante de Derecho en Madrid antes de la guerra, y que no era, por tanto, en sentido estricto, un brigadista internacional, y que, como miembro de la dirección nacional de la JSU, había acudido a un congreso de unificación regional de la UJC y la FJS a Galicia el 18 de julio de 1936, donde le había pillado el alzamiento franquista, y de donde pudo escapar también por monte, no sin dificultades.

Sin duda ahí había una gran historia por contar, que era necesario contar. Pero lo que más me atrajo desde el primer momento, no fue la suma de aventuras que podía imaginar que había pasado el joven polaco por los montes de León, en su huida de los fascistas, hasta su, quizá, dramático final. Lo que más me llamó la atención fue que siendo un polaco, fuera miembro de la primera dirección nacional de la JSU. Eso le daba, a mi modo de ver, un empaque más verdadero, coherente, más consecuente, a esta nueva organización, que así se mostraba internacionalista de verdad, revolucionaria no sólo de palabra.

De inmediato me recordó a un ejemplo, donde la teoría y la práctica fueron juntas, el de Leo Frankel, ministro de trabajo en el gobierno obrero de la Comuna de Paris. La Comuna, que, además de las aspiraciones sociales de justicia, había nacido de la desesperación provocada por el largo asedio alemán de París y el disgusto que provocó en la población la rendición sin luchar. Un momento, en ese Paris de 1871, en el que los sentimientos nacionalistas, o incluso chovinistas, podrían haber sido muy fuertes, y aún así la Comuna “concedió a todos los extranjeros el honor de morir por una causa inmortal”. Nombró ministro de Trabajo a Leo Frankel, un obrero judio húngaro, y “honró a los heroicos hijos de Polonia, Dombrowski y Wroblewski, colocándolos a la cabeza de los defensores de París”, como dirá Karl Marx en “La Guerra Civil en Francia”.

Como en la Comuna, como a Leo Frankel, la JSU concedía a los extranjeros el honor de luchar, en primera fila, de ser capitanes, de esa causa inmortal que dijera Marx, aquí, entre nosotros, haciéndola universal, coherente con su principio internacionalista. Eso es lo que provocó mi inmediata simparía con aquella JSU.

Y me puse manos a la obra a buscar los rastros de Adolfo Golber. Como en las investigaciones históricas, sucedió un sentimiento agridulce, muy feliz por los hallazgos, y amargo por lo que no se encontraba. Fui encontrando pieza por pieza aquello de lo que Marcelo me había hablado. En el diario “El Pueblo Gallego” del sábado 18 de julio de 1936, encontré la siguiente nota:

“COMISIÓN PROVINCIAL DE UNIFICACIÓN”

El próximo domingo día 19 se celebrará en el “Danubio azul” a las cuatro de la tarde, un acto como clausura al Congreso Provincial de Unificación de la Juventudes socialistas de Pontevedra en el que intervendrán los oradores Ramón Conde por la Comisión provincial, Adolfo Golber y Segundo Serrano Poncela por la Comisión nacional.
A continuación, habrá un gran baile en el que intervendrá una afinada orquesta.”

Tal cual recordaba Marcelo, ahí estaba la primera pieza del rompecabezas. Hallé muchos anuncios, en la prensa madrileña de la época, de actos previos a la unificación juvenil, en los que se le anunciaba como orador en nombre de la juventud comunista. Encontré que fue detenido y encerrado en la cárcel de Monforte de Lemos, de donde consiguió escapar. Y lo mejor fue que encontré rastros posteriores a la caída de Asturias, participando de nuevp en el ejército popular, en Valencia, en Catalunya, a lo largo de 1938. De manera que pude darle la buena noticia a Marcelo de que Golber había sobrevivido a su aventura por la sierra leonesa. Sin embargo, a partir de ahí se perdía su pista, y no hallé nada posterior a la guerra, ni en los registros de prisiones. Quizá, escapó de la muerte tras la caída de Asturias, pero ésta le encontró después, siendo uno de los tantos asesinados en fosas, sin rastro.

Es la única explicación que encuentro, porque ese joven nacido en 1916 en Czestochowa, Polonia, era el secretario de cultura en la primera dirección de la JSU emanada tras la unificación de las juventudes comunistas y socialistas. Una persona conocida a la que habría resultado muy difícil esconderse en el régimen franquista, y tampoco habría evitado el fusilamiento o una larga condena de haber sido detenido. A finales de 1938, su huella desaparece. Mientras le buscaba, otro Golber imaginario se instaló en mi cabeza y dio pie a una novela. Pero eso es otro cantar.

«Sigo buscando su rastro, para rescatar su nombre en honor a su lucha por nuestra libertad, el honor de combatir por esa causa inmortal».

Miguel Usabiaga: Arquitecto – Escritor, Director de Herri.