La actualidad de la visión nacional vasca de Jesús Larrañaga en 2019
Me resulta grato reflexionar sobre lo que a fecha de 2019 sigue vigente del pensamiento y acción del dirigente comunista Jesús Larrañaga, fusilado por el franquismo en 1942. A tal fin he repasado la biografía que realicé en 1992 y que me gustaría volver a publicar revisando algunos elementos.
Jesús nació en Urretxu el 17 de abril de 1901 en el seno de una familia trabajadora que tuvo a su madre Margarita Churruca como espina dorsal. Jesús está marcado por el acendrado carácter euskaldún, laborioso y religioso de su madre.
Recibió su primera formación política en la corriente llamada “aberriana” del nacionalismo vasco dirigida por Elías Gallastegui. Corriente opuesta al nacionalismo burgués y que defendía a los pueblos oprimidos por el imperialismo como el irlandés reprimido por Londres y el rifeño marroquí que se levantó contra la invasión española de Alfonso XIII. El mismo Larrañaga escribió en 1923 que los comunistas “empezaban a contar grandes simpatías entre nosotros por haberse declarado partidarios del derecho de Vasconia a su independencia y que presentaban la revolución rusa resolviendo el problema de las nacionalidades”1.
La solución comunista de la cuestión nacional junto al elemento general de la revolución social será uno de los ejes de la vida de Jesús. Su exilio de 1923 a 1927 en la población francesa de Boucau le convenció de que la mejor opción era el comunismo. Su hermana María Josefa me señaló que al regresar “estaba completamente cambiado, aun sin perder su condición de vasco”2. Es uno de los 15 primeros militantes de la sección donostiarra de la “Federación Vasco-Navarra” del Partido Comunista de España. Es el único euskaldún y proveniente del nacionalismo vasco. Sus camaradas Rafael Marín, Félix Cuenca, Juan Astigarrabía, Ricardo Urondo, los hermanos Zapirain y otros provienen del PSOE en su mayoría.
El Partido Comunista de Euskadi llegó a tener real implantación en Donostia
Jesús pertenece a las masas vascas y quiere ir a esas masas en las que se siente bien. Reflexiona desde el marxismo sobre la necesidad de enlazar la cuestión nacional y la revolución social. El profesor Elorza le atribuye la autoría de un documento sin firma llamado “Del movimiento vasco”: “Sólo con una política inteligente de acercamiento y de organización podremos aprovechar la radicalización” de las masas para “transformar el movimiento nacionalista vasco de una fuerza de reserva de la contrarrevolución en un movimiento de masas que dirigido por el proletariado sea un factor verdaderamente impulsivo de la revolución española”3.
Jesús sabe del profundo arraigo del hecho nacional vasco. Sabe también, como dice el dirigente comunista catalán Joan Comorera, que “la clase obrera tiene una concepción propia de la cuestión nacional”4. Combina su solución democrática con la causa general revolucionaria de toda la clase obrera española e internacional. Su camarada Sebastián Zapirain me señaló en 1992: “el bien que quería para el pueblo vasco no era en detrimento de otro ni negando su españolidad”. Su amigo anarquista Manuel Chiapuso redunda en la misma idea: “era abertzale con la otra ideología conjunta, sin romper con España…Se veía vasquista como yo. Si los vascos quieren hacer la revolución, entonces vasquista. Aceptaba la revolución a condición de que se hiciese algo socialmente”. Chiapuso entiende bien ese carácter ambivalente de la cuestión nacional. O sirve para construir una sociedad socialista de trabajadores o para una sociedad injusta de explotadores privilegiados y explotados. Carece del “esencialismo” que le atribuyen los nacionalistas por encima de los intereses clasistas y las circunstancias concretas en función de una pretendida y permanente “unidad nacional”.
Las circunstancias son hoy diferentes. Un sector significativo del pueblo vasco niega la españolidad que la derecha más “patriotera” como decía Jesús, convierte en su patrimonio particular. El odio incurable de esa derecha heredera de la “tradición de la Inquisición”5, como la llamaba el secretario general del PCE José Díaz, hacia la identidad nacional vasca; la incomprensión de la izquierda española por las “libertades y aspiraciones de los pueblos” como decía también José Díaz, el debilitamiento de la conciencia de clase y la acción de un nacionalismo pequeño burgués que ha impuesto el independentismo como un “eficaz mecanismo de control político e ideológico abertzale nacionalista”6 han roto “las relaciones amistosas con toda la España popular“ que José Díaz llamaba reforzar. Hoy lamentablemente abundan lo que Díaz quería superar: “los rencores, las animosidades, las incomprensiones” que separan “unos pueblos de otros”7. 40 años de régimen capitalista liberal han alejado a los pueblos. La derecha se frota las manos enfrentando a unos con otros y sacando votos de la histeria nacionalista alimentada por la represión, como se ha visto en Cataluña.
La editorial del primer número del periódico de los comunistas vascos Euskadi Roja el 25 de marzo de 1933 plantea la misma unidad dialéctica que defendió siempre Jesús: “Euskadi Roja será el más bravo defensor de los derechos nacionales de los obreros y campesinos vascos contra el imperialismo español…Euskadi Roja discutirá fraternalmente con los obreros y campesinos de ANV cuantos problemas afecten a la lucha por la conquista de los derechos nacionales vascos de Euskadi…Euskadi Roja despertará la conciencia de los obreros y campesinos vascos, los ligará estrechamente al resto de los obreros y campesinos de España para que fuertemente abrazados en la lucha revolucionaria aplasten la hidra reaccionaria”.
Las circunstancias políticas actuales son distintas. El capitalismo neoliberal se ha desarrollado. El euskara se ha normalizado. La conciencia de clase en la posmodernidad ha sido reemplazada por identidades compartimentadas y aisladas unas de otras que son funcionales para el poder de la clase dominante.
El respeto a las libertades nacionales no pasa por defender “privilegios de ninguna clase” como decía Comorera, ni crear mini países que EE.UU., la OTAN o la Unión Europea manipularían a su antojo. Es lo que ha pasado lamentablemente en las repúblicas ex socialistas europeas reducidas hoy a la condición de semi colonias8. El independentismo es una “vía cerrada, un mero recurso para amparar puro y simple nacionalismo y seguir gestionando la institucionalidad del régimen del 78” como señalan los camaradas del colectivo Herri Gorri9.
En diciembre de 1935 en un mitin del Frontón Urumea de Donostia propone una convivencia fraternal de los pueblos españoles siguiendo el modelo soviético: “Una España roja, es decir una Federación, una Unión Ibérica de Repúblicas socialistas soviéticas. Ni más ni menos que la Rusia roja, la Rusia soviética que hoy es la Unión de Repúblicas socialistas…La España trabajadora, victoriosa, roja, es precisamente la España imperialista rota. Y Euzkadi libre, y Cataluña libre y Galicia libre”10. Larrañaga termina su discurso en otro mitin en Bilbao en 1936 afirmando que “nosotros, vascos, unidos a los españoles honrados, seremos capaces de levantar el edificio de la libertad del País Vasco y de toda la Península ibérica”11. En marzo de 1937 en un mitin en Valencia mientras arrecia la guerra a muerte contra el fascismo Larrañaga funde en una misma causa política la de los patriotas vascos y la del pueblo español: “Llegamos a esta conclusión de que el Gora Euzkadi Azkatuta, el ¡Viva nuestra patria libre! tiene la misma significación, entraña los mismos anhelos y los mismos deseos que vosotros, camaradas de Valencia y de España abrigáis con el grito de ¡Viva España libre¡ de tal suerte que el ¡Gora Euzkadi Azkatuta! y el ¡Viva España libre! son una y la misma cosa. Con ellos expresamos nuestro deseo implacable de aplastar al enemigo de España, al enemigo de nuestra patria, al enemigo de Cataluña, al enemigo de todos los pueblos ibéricos”12.
Jesús como principal líder político y militar de los comunistas vascos defendió la tierra vasca de la acometida fascista y carlista. Pero a diferencia de la concepción estrecha del PNV que se negó a defender la República democrática española y se rindió en Santoña, siguió el combate por la causa común de los pueblos hispánicos, la democracia y los trabajadores. Tanto es así que fue capturado con otros camaradas del Comité Central del PCE cuando se disponía a luchar desde el interior contra la dictadura de Franco y fusilado el 21 de enero de 1941 en las tapias del Cementerio de la Almudena. Para Jesús la palabra “España” era una patrimonio de las clases populares, los revolucionarios y los pueblos y no de las oligarquías reaccionarias que afirman, como escribió Comorera que “de los Reyes Católicos hasta hoy, España es una e indivisible”13.
Jesús adapta los principios de lo que Comorera llama la “teoría nacional staliniana” a la solución al hecho nacional. Triunfó el fascismo y se impuso la más férrea opresión sobre las culturas nacionales. La aspiración a la independencia entendida como creación de un Estado separado surgió entre un sector de la juventud vasca bajo los regímenes franquista y monárquico como alternativa radical a la opresión nacional. Pero hoy es una formula vacía.
Se impone el ejercicio de pensar como vería hoy este problema un patriota vasco tan profundo y a la vez un comunista español tan leal como Larrañaga. Quien reivindicaba “los propios cimientos en que se fundamenta la raza vasca, el caserío vasco”14 y a la vez la causa de la revolución española. Como escribió el catalán Comorera “la separación por la separación es una idea reaccionaria, ya que en nuestro caso concreto, Cataluña, constituyéndose en un Estado independiente saldría de una órbita de explotación nacional para caer dentro de otra o peor…La separación por la separación no resuelve el problema nacional”15 ¿Es posible en la época del capitalismo de los monopolios activos a la búsqueda de la plusvalía internacional con una clase dominante interrelacionada con el capital transnacional una Euskadi “independiente”? ¿Sería posible la construcción de un Estado pequeño bajo la influencia del capital alemán, británico, francés o norteamericano que, por cierto, ya ejerce una influencia considerable en la economía y sociedad vascas? ¿El hecho que la experiencia federal socialista de la Unión Soviética que inspiraba a Jesús fuese derrotada en 1991 por la contrarrevolución capitalista la invalida como un modelo exitoso que permite combinar derechos nacionales, unidad de los trabajadores y unidad estatal? ¿Estamos por tanto condenados o a romper todo Estado multinacional y crear mini entidades o a que los “pueblos débiles” deben “dejarse absorber por los más fuertes” como decía con desaprobación Comorera? ¿Y los trabajadores están condenados a separarse por identidad nacional mientras que los capitalistas vascos, catalanes, españoles y occidentales fusionan sus intereses financieros y empresariales en contra de esos mismos trabajadores?
Una Euskadi “indisolublemente” unida a las “nacionalidades hispánicas…”16 y en una España republicana, democrática, independiente y federal, sería un espacio de bienestar social y disfrute de los derechos nacionales contribuyendo a un mundo más pacífico que el actual en la reaccionaria fase del capitalismo imperialista.
La clave de la actualidad del pensamiento nacional de Larrañaga para 2019 es detectar las causas comunes de los trabajadores vascos y españoles que construyan relaciones amistosas. Que unifique una lucha común por los derechos sociales, un cambio democrático y un país avanzado que tenga el socialismo y la Paz como objetivos colectivos. Toda forma de ideología nacionalista, la españolista de los Aznar, Casado, Rivera y Abascal y la vasquista derechista, es contraria a los ideales de progreso social, de justicia y de humanismo. Imponer el propio chovinismo a los demás es una expresión de atraso incompatible con la elevada carga de compromiso y generosidad que nos legaron Larrañaga y sus camaradas del Partido Comunista de Euskadi y España, fundidos en una misma organización fraterna.
Las ideas y acciones de Jesús se incorporan al acervo de la propuesta marxista sobre la cuestión nacional en el continente europeo. Y no es un debate academicista sino sobre todo político. Hoy el vacío ideológico posmoderno y decadente exige una propuesta tan audaz como la de Jesús y sus camaradas de 1935 para resolver la cuestión nacional y social.
José Antonio Egido
1 Antonio Elorza, “Cuestión nacional y clase obrera en Euskadi”, IPES, Cuaderno de formación número 1., Bilbao, mayo-junio 1980.
2 Cita de mi propio libro Jesús Larrañaga, comunista y abertzale, Ediciones VOSA, 1994, Madrid, p. 32. El resto de las citas tienen el mismo origen.
3 “La fundación del Partido Comunista de Euskadi”, Hemen eta Orain, 13, noviembre 1980.
4 Joan Comorera, “Carta abierta a Reyes Bertal, 1948”.
5 Discurso en el Salón María Guerrero de Madrid el 9 de febrero de 1936.
6 Expresión que considero acertada que tomo de los camaradas de Herri Gorri en su artículo “Sobre Gazte Koordinadora Sozialista. Contextualización y perspectivas”, 2019, https://herrigorri.com/2019/03/11/sobre-gazte-koordinadora-sozialista-contextualizacion-y-perspectivas/
7 Joan Comorera en su artículo “José Díaz y el problema nacional”, Nuestra Bandera, año III, número extraordinario, julio 1942.
8 Es lo que dice el sociólogo esloveno Rastko Mocnik con respecto a su país: Eslovenia hoy no es más que una colonia alemana. “Slovénie: mieux valait la Yougoslavie que l’Union Européenne”, https://www.silviacattori.net/spip.php?article4271 Pasa lo mismo en Croacia, Bosnia fragmentada, Kosovo/base OTAN, Eslovaquia capitalista, Estonia controlada por la CIA, Letonia antirrusa, Lituania, …
9 Articulo ya citado “Sobre Gazte Koordinadora …”.
10 Euskadi Roja, segunda época, nº 2, 7 diciembre 1939.
1 1Publico en mi libro el discurso completo. Páginas 126 a 129.
12 Jesús Larrañaga…, óp. cit., p. 94.
13 Articulo ya citado “José Díaz y el problema nacional”
14 Discurso en el Frontón Euskalduna de Bilbao el 19 de enero de 1936 reproducido integro en mi libro.
15 Carta abierta a Reyes Bertol, óp. cit.
16 El mismo artículo “José Díaz y el problema nacional”.