Mesa redonda sobre ¡Cava y Calla!

Mesa redonda sobre ¡Cava y Calla!

Mesa redonda sobre ¡Cava y Calla!

“La persistencia en conseguir un mundo mejor y la capacidad de afrontar retos, resistencias y
derrotas aplicando la consigna de ¡Cava y calla! .

Génesis de la obra:
Pepe Gálvez: Lo más natural al empezar a hablar de una obra es explicar ¿por qué y cómo nace?. En este caso como se trata de la biografía de una persona, de Marcelo Usabiaga, creo que lo que toca es que Manel y Sento expliquéis como lo conocisteis y la huella que os dejó ese conocimiento.

Manel Granell: Conocimos a Marcelo en 2009 en la presentación del libro de Luis Vilar-Sancho, “Cuando Valencia fue capital de la República”. Luis tenía a un lado a un antiguo combatiente de la guerra civil, requeté, al otro lado estaba Marcelo Usabiaga, combatiente también, comunista. Ambos tenían 95 años.
Tras la presentación, rodeamos a Marcelo que comenzó a contar cosas de su vida. Quedamos fascinados y le citamos para cenar con él al día siguiente. En aquella cena nos cautivó la personalidad, la bondad y la fidelidad a un ideal que marcó toda su vida de luchador antifascista. Le invitamos a que volviese a Valencia meses más tarde a nuestra tertulia republicana y allí siguió contándonos su azarosa e impresionante vida. Tras su muerte en 2015 la tertulia lleva su nombre.

Pepe: ¿Y como surgió la idea de realizar la novela gráfica?
Manel: Pues fue una idea de su hijo Miguel que acababa de publicar La joven guardia, extenso relato de las vivencias y recuerdos de su padre y pensó que se podía realizar una novela gráfica sobre dicho libro. Le sugirió dibujar el cómic a Sento Llobell, miembro de la tertulia. Sento estaba inmerso en un amplio proyecto y me propuso que fuera yo el dibujante, con él asesorando, corrigiendo y aportando su gran experiencia en el terreno del cómic.
Faltaba un elemento fundamental, realizar el guión. Hablando con mi cuñado Juanjo López me comentó que era amigo de un guionista que vivía en Barcelona. Ambos, siendo estudiantes en Valencia habían sido detenidos y torturados en la caída del PCPV de 1971.

Pepe: Ahí entro yo, que en cuanto Juanjo me explica de que va, me apunto al proyecto como guionista. En mi caso el conocimiento de Marcelo, lo hago a través de lo que me explicáis vosotros y de la lectura de los libros de Miguel sobre su padre .

Una consigna por título

Manel Granell: Y luego tuvimos una reunión en Zaragoza de los implicados en la obra. Miguel acudió desde San Sebastián, Pepe desde Barcelona y Sento y yo desde Valencia. Allí se fijaron las coordenadas, apartados, concepto….incluso surgió el título: ¡Cava y calla!, una frase que acompañó a Marcelo toda su vida, nos pareció perfecta y contundente como título de la obra.
Sento Llobel: – Hay personas que tienen una fe total en sus convicciones, Marcelo era una de ellas. Parecen no dudar nunca de sus obligaciones con los demás y con su conciencia. Su vida da buena muestra de ello. “Cava y Calla” era su íntima consigna vital.
Pepe: Y además tenía una gran virtud como título, la de llamar la atención, la de interpelar a la potencial mirada lectora sobre el contenido del libro. El caso es que después ya entramos en la fase de documentación, esa que está oculta pero sobre la que se sostiene el relato.

La documentación

Manel: El trabajo de documentación, para mí, es fundamental. Hay que intentar que el lector se sitúe cómodamente en la acción y el momento que estás narrando. Sin llegar a ser obsesivo, que puede desvirtuar la lectura, había, creo, que recrear lo que pudo ser aquello que vivió Marcelo.
Los escenarios de los diferentes lugares en los que transcurre ¡Cava y calla! son “reales”, al menos “creíbles” así como las armas, vehículos, ropajes… Por eso meses más tarde, acompañados por la fotógrafa Mayte Piera viajamos a Euskadi a recorrer con Miguel escenarios de la vida de Marcelo, Irún, Pikoketa, Arrona….

Pepe: Se trataba de hacer una especie de inmersión en la realidad que vivió Marcelo, de conocerla y hacerla un poco nuestra para después poder recrearla después con credibilidad. De hecho, en una obra como ésta que quiere reflejar una realidad social, geográfica y temporal determinada, la documentación no es algo que se limita a una fase previa sino que aparece continuamente, sobre todo para el dibujante.

Sento: Creo que si estás dibujando no puedes pretender un realismo total, yo no puedo ni quiero. Para mí es la expresividad inherente al dibujo, la “opinión gráfica” lo que me interesa. Partiendo de esa base lo que siempre busco es una mera verosimilitud cuando pienso en la documentación y ritmo entre imagen y texto cuando pienso en narración. Seamos conscientes de que en una novela gráfica es todo artificio (arte). De estas cosas hablábamos Manel y yo, cuando la documentación excesiva trataba de bloquearnos.

Pepe: El viaje a Euskadi nos vino muy bien también en otro aspecto muy importante, el de formar equipo, porque íbamos a hacer una obra a seis manos. Además no sólo era la primera vez que trabajaríamos juntos, sino que lo haríamos desde la distancia, yo en Barcelona ellos en Valencia-Sagunto.

La realización

Pepe: Hablemos ahora de la realización,. A diferencia de cuando se trata de una obra de ficción, en esta ocasión no teníamos que inventar nada, sino seleccionar los diferentes momentos significativos de la vida de Marcelo que queríamos que aparecieran en el libro,. A partir de ahí y sobre la base de lo escrito por Miguel en La joven guardia, y en otros libros, me puse a convertirlos en propuestas de secuencias gráficas, con sus correspondientes diálogos, que enviaba a Manel y Sento, muchas veces acompañadas de documentación gráfica. Y muchas veces mis guiones eran enriquecidos por sus aportaciones.

Manel: En cuanto al sistema de trabajo, podríamos decir, que ha sido tradicional por mi parte, papel, grafito, tinta…
Incluso renuncié a las tramas tras algunas pruebas. El ordenador solo se ha utilizado para colocar los bocadillos y los textos de apoyo. He querido que la obra tuviera un aspecto de realismo.
La labor de Sento ha sido fundamental, podemos decir que sin él no habría ¡Cava y calla!. Todos los bocetos pasaban por su mano. Opinaba y sugería cambios y correcciones. Incluso realizaba unos sencillos esquemas a partir de los guiones de Pepe.

Sento: Manel es tradicional en sus formas de expresión.

Al final ha logrado que su trabajo se redujera a una pelea solo entre el blanco y el negro. Una actitud radical sin concesiones a los medios tonos ni al color que yo le sugería al principio.
Mi amigo es un trabajador responsable que ha cumplido siempre los plazos estrictamente. Yo me he limitado a ayudarle puntualmente, dada mi mayor experiencia en esto de las narraciones gráficas

Implicación

Pepe: No sé vosotros pero el escribir el guión y revivir las experiencias de Marcelo hace que de alguna manera las sienta mías y me afecten como si fueran cercanas, aunque sean extrañas a lo que hoy vivimos. No deja de impresionar esa vecindad continua con la muerte en plena juventud, y al mismo tiempo ese intento continuo de construir vida, de amar y de ser amado.

Manel: Sin duda la parte del libro que más me ha impacto es lo sucedido en Pikoketa. He intentado reflejar el dramatismo, lo tremendo de estos hechos, el fusilamiento despiadado de un grupo de jóvenes.
Los fusilamientos de Paterna, las torturas de Melitón Manzanas, la detención en la estación de Valencia son otros momentos que personalmente me han motivado mucho.
Sento: Una vida intensa como ésta, me hace pensar también en los momentos intermedios, esos que parecen no tener acción dramática, los silencios en la celda, el momento de espera a la inmediata tortura, que sabes que va a venir. Esos momentos de no acción también deberíamos reflejarlos en las páginas. Quizás en un próximo libro.

Pepe: Lo que planteas me parece muy sugerente, como dices quizás en un próximo libro.

Memoria y viñetas

Pepe: ¿Qué os parece que puede aportar este libro a la recuperación de la memoria democrática de nuestra sociedad?

Manel: Creo que el cómic tiene una importancia enorme en la recuperación de la memoria democrática. Durante décadas miles de voces no se han podido escuchar o se han escuchado en voz muy baja. El desconocimiento general de nuestra historia reciente es impresionante. Gracias a los tebeos parte de aquellas voces se están empezando a oír.

¿Cuánta gente, joven y no tan joven ha sabido que republicanos españoles han luchado contra el nazismo?

¿Qué un hombre de Borriana, Amado Granell, fue el primero en entrar en París para liberarlo? Gracias a la obra del popularísimo Paco Roca cosas así se están sabiendo. Y descubrir estas cosas hace que la gente se interese por otros temas similares descubriendo un mundo hasta ahora tapado. Afortunadamente se están publicando obras con esta temática que ya es casi un género dentro del mundo del cómic.

Sento: Cuando los tebeos pasaron, de ser un producto destinado solo a un público infantil y juvenil, para convertirse en libros para adultos, los temas cambiaron mucho. Primero las narraciones para adultos eran historias sicalípticas, eróticas, porno, etc… sencillamente cosas prohibidas a los menores. Con el tiempo se ha ido normalizando la temática para adultos y cada día es más parecido a los géneros que encontramos en literatura o cine. Las mal intencionadas mentiras que el régimen de la dictadura franquista vertió sobre la denominada guerra civil española nos impulsa a muchos autores a compensar, la vil propaganda que se difundió en su tiempo, con historias verídicas que en muchos casos hemos oído de nuestros padres y abuelos. Hay que lograr revertir las mentiras y cambiarlas por los datos que los historiadores y los protagonistas han aportado a este tema.

Manel: ¡Cava y calla! aporta un grano de arena en esta recuperación. Lo veo en las presentaciones que hacemos en librerías y centros culturales y cívicos.
Gente que se sorprende con la vida intensa y dramática de Marcelo. Que se sorprende de que le hayamos conocido, de que sea real.
Pero lo fundamental es cuando muestran interés y quieren saber más. Se dan cuenta de que hay muchas vidas y momentos por descubrir y que son historias apasionantes, crueles, tremendas y próximas.
La esperanza de que ¡Cava y calla! sea un acicate para indagar y conocer más es, en definitiva, lo que nos mueve.

Sento: Estoy de acuerdo contigo, Manel. Me sorprende la incultura ilimitada de mis conciudadanos, sobre la historia pero también en otros muchos temas.
Ver concursos de cultura general en la tele es muy triste, sobre todo porque ya no existe la vergüenza de ser inculto.
En 1995 estuve trabajando un tiempo en una empresa publicitaria en EEUU. Un día llegó un alto ejecutivo (de los que cobraban sueldos astronómicos) y me dijo que una empresa quería lanzar unas nuevas pizzas con nombres de generales romanos como, Julio Cesar o Napoleón. Lo dijo sin despeinarse y cuando le informamos de que Napoleón no era romano sino francés no mostró la más mínima vergüenza y se fue a seguir ganando dinero. Me sorprendió aquel desprecio radical por la cultura, que yo creía que no existía en España.
Pero hoy el orgullo de ser inculto ya está aquí. ¡Menos mal que no todo el mundo es así!
La lucha contra la desmemoria histórica es necesaria, es básica para cambiar poco a poco el país… creo que tenemos que seguir cavando y cavando y cavando… como aconsejaba Marcelo Usabiaga.

Pepe: Es que según mi opinión esta sociedad ha sido sometida a un desmemoria programada. Desmemoria de lo vivido por una parte de la sociedad. Desmemoria de la razón de los derrotados en la guerra de España del 36-39, de los que sufrieron la feroz represión posterior que se prolongó durante cuarenta años de dictadura y de los que construyeron la democracia en las fábricas, universidades, barrios… Y sobre esa desmemoria crece la extrema derecha y el peligro de involuciones antidemocráticas. Por eso estoy plenamente de acuerdo con lo que planteáis, tanto sobre la necesidad de recuperar la memoria democrática como de la utilidad del cómic para ello. Sólo añadiré un aspecto que me merece la pena destacarse, la importancia de referentes personales positivos frente a la consigna “cuñadista” de todos son iguales. Así, la trayectoria vital de Marcelo nos comunica la importancia de la coherencia, de los valores que practicó, la persistencia en conseguir un mundo mejor y la capacidad de afrontar retos, resistencias y derrotas aplicando la consigna de ¡Cava y calla! .

La vida del Che a cuchillo

La vida del Che a cuchillo

La vida del Che a cuchillo.

 ““Uno de los cometidos del comic es el de crear los grandes mitos contemporáneos” Hugo Pratt.

Admitiendo como válida esta sentencia del gran dibujante de comics Hugo Pratt, parece que uno de los personajes que mejor encarnan este potencial de creación del mito, es Che Guevara, el hombre, el guerrillero, el idealista. Uno de los iconos principales del siglo XX. Y entre los varias obras en este formato de novela gráfica, donde convergen el icono real con la fábrica de mitos, sobresale uno, el comic realizado en Argentina, en 1967, a escasos meses de la muerte del Che, por Héctor Oesterheld como guionista, junto a Alberto Breccia y su hijo Enrique Breccia, como dibujantes, con el título “Vida del Che”. Su historia ilustra el miedo del gobierno de la dictadura argentina a la capacidad subversiva de esta obra, de la imagen del Che.

Alberto Breccia se encargó de ilustrar la parte más documentada de la historia, la que abarca desde el nacimiento de Ernesto hasta su partida al Congo. Y Enrique Breccia se ocupó de ilustrar “el libro del Che en Bolivia”. En la primera parte, la narración transcurre en tercera persona, mientras que en la parte que dibujó Enrique, “habla” el Che, en primera persona, ya que está basada en su Diario.
Contar con dos dibujantes distintos para una obra única, pudiera parecer un problema, pero no lo fue en absoluto. Al contrario, como había imaginado Héctor Oesterheld, las partes de cada uno, la de Alberto y la de Enrique, irían intercaladas, y era necesario que el estilo de dibujo fuera absolutamente diferente para ayudar al lector a distinguir -también desde lo gráfico-, las distintas etapas por las que pasaba el personaje. Héctor escribió dos guiones de 35 páginas, cada uno por separado, uno para Alberto y otro para Enrique. Eran guiones muy simples donde sólo figuraban los diálogos, pero sin las habituales “descripciones gráficas” de toda historieta, para dejar a los dibujantes entera libertad de creación.

El estilo usado por Alberto fue más tradicional y descriptivo, mientras el de su hijo Enrique más expresionista, para lo cual aprovechó la xilografía, que se distingue por los contrastes violentos hechos en blanco y negro puros, sin la utilización de grises. Ese “estilo” se prestaba más a la violencia del combate y a la creciente oscuridad de la historia a medida que ésta se acercaba a la muerte.
Enrique Breccia comentaba cómo fue de entregado y militante su trabajo:
“No gané ni un mango por mis 35 páginas, porque para lograr el efecto de grabado en madera dibujaba sobre una cartulina enyesada de tres milímetros de espesor. Casi sin usar el lápiz, ponía la tinta china negra con un pincel grueso y luego raspaba con la punta de un cuchillo. Eran cartulinas inglesas que costaban mucho y lo que me pagaban por página era menos de la mitad de lo que me salía cada hoja”.
Y reflejaba así su trabajo para dibujar las horas finales del Che en Bolivia, cuando es herido, capturado y luego asesinado:

“La única documentación que teníamos era un ejemplar del diario cubano Gramma. Fue muy útil para mi viejo que debía dibujar lugares y personajes reales, pero a mí no me sirvió, porque la cara de Guevara es muy sencilla de dibujar, y todo el resto era selva, fuego y furia.

Fueron tres meses de trabajo continuo, de pura adrenalina y discusiones frecuentes. Hector protestaba porque yo hacía demasiado feos a los campesinos bolivianos (embrutecidos era la palabra que usaba) y yo le respondía que no estaba dibujando un western donde todos son lindos. Pero además le dije que lo hacía deliberadamente después de enterarme de que en 10 meses de campaña no se había sumado ni un solo campesino a su columna. “¡Estás volviéndote loco! ¿quién te creés que sos, el reclutador de Guevara?”, contestaba Hector enfurecido. Por supuesto tenía razón. Sin darme cuenta me estaba dejando “ganar” más y más por el personaje a medida que avanzaba el trabajo. No sólo porque tenía 21 años y aquellos eran tiempos de mucha ebullición política, sino porque ideológicamente hablando, me definía como peronista, pero hacía poco que había dejado Tacuara y en el momento de hacer el Che estaba en la Federación Gráfica Bonaerense, el “luche y vuelve” y todo eso: yo era un “guiso” político con patas.

Lo que Hector más admiraba en Guevara era su compromiso y coherencia políticas, y por la pasión que ponía al escribir el guión eso era evidente. Me decía: “quiero que haya poesía en los combates”, y sin duda logró lo que se proponía. Además admiraba al Che como escritor. Afirmaba convencido que el “diario del Che en Bolivia” era una obra maestra.
Ya pasaron 50 años, y sin embargo recuerdo con toda nitidez cada día de trabajo y cada charla, porque a medida que avanzaba me comprometía más con el personaje, las imágenes -sin proponérmelo porque el apuro no dejaba tiempo para reflexiones intelectuales…–, se hacían más y más extremas en términos gráficos, y hoy me parece que no fue casual que usara un cuchillo para dibujarlas.

Por otro lado, la mayor preocupación del editor Carlos Pérez era que la diferencia de estilos hiciera incomprensible la historia, pero nosotros tres terminamos convenciéndolo de lo contrario y luego el éxito de ventas nos dio la razón. Jorge Álvarez, el otro socio editor, le dijo a Héctor que, dadas las circunstancias políticas del país, le parecía más prudente para él que su nombre no apareciera, pero Hector se negó rotundamente. No recuerdo cual fue la posición de mi padre, pero a mí me gustó la postura de Héctor, y dejándome llevar por la desmesura -que mi juventud explica pero no disculpa-, le pedí a Álvarez firmar una por una mis 35 páginas porque estaba orgullosísimo de mi laburo, pero él se negó diciéndome con sensatez que bastaba con nuestros nombres en la tapa. En realidad lo que pasaba era que yo no lo consideraba un simple “trabajo”, tanto es así que luego de eso ninguna otra historieta logró que me sintiera tan profunda y totalmente involucrado en todo sentido, y no hubo otro trabajo que dejara en mí una huella indeleble, que no se atenuó ni un poco en medio siglo.

Apenas la edición apareció en los quioscos, el diario La Nación publicó un editorial titulado “Confusión”, donde advertía sobre los peligros de la captación ideológica. Es curioso que un diario conservador viera con claridad lo que los editores de historietas no veían: el potencial de penetración masiva del género como vehículo de difusión de ideas. La Nación en su editorial advertía directamente sobre “el peligro” de la existencia de una historieta sobre un personaje revolucionario como el Che. Vida del Che salió a la venta en enero de 1968, y apenas unos meses más tarde el ejército allanó la editorial, secuestró todos los originales y nunca supimos qué fue de ellos. Al aparecer los destruyó. Aunque un tiempo después, un alto directivo de la Editorial Atlántida que era amigo de Guillermo Borda, ministro del interior del dictador militar Onganía, me aseguró que ese funcionario tenía enmarcada en su casa una página mía de dos cuadros, en la que el Che le ordena a su verdugo que dispare. ”Sin embargo, a pesar de la destrucción de los militares, el comic pudo resucitar. Enrique Breccia salvó y conservó los originales propios, los del trabajo de los autores. Con la vuelta de la democracia y a 20 años de su lanzamiento, la historieta tuvo una reedición de lujo. Hubo también otras reediciones, y una de las más conocidas fue lanzada en 2008 con el nombre de “Che, vida de Ernesto Che Guevara”.

Héctor fue uno de los miles de desaparecidos por la dictadura argentina; seguramente su labor de guionista del comic sobre el Che, tuvo su importancia, aunque parece que la principal razón de su asesinato fue su militancia en Montoneros.

Hector Oesterheld había pasado a la clandestinidad a finales de 1976, desde donde finalizó el guion de El Eternauta II. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado por las fuerzas armadas en La Plata. Ya habían sido secuestradas y asesinadas sus cuatro hijas: Diana de 24 años, Beatriz de 19, Estela de 25 y Marina de 18. Dos de ellas, Marina y Estela, estaban embarazadas. Se convirtió en uno de los miles de desaparecidos durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. También desaparecieron tres de sus yernos. Suele asegurarse que su desaparición se debió al malestar que producía a los militares la crítica social presente en toda su obra, su biografía del Che Guevara, al alto compromiso político de la última parte de El Eternauta, a su militancia en Montoneros o a una combinación de todos estos motivos, pero las causas reales se desconocen, ya que la dictadura militar no celebraba juicios ni guardaba registros de tales operaciones. De su paso por centros clandestinos de detención como el llamado «El Vesubio» entre noviembre de 1977 y enero de 1978 han quedado testimonios:

“Su estado era terrible. Permanecimos juntos mucho tiempo. […] Uno de los recuerdos más inolvidables que conservo de Héctor se refiere a la Nochebuena del 77. Los guardianes nos dieron permiso para sacarnos las capuchas y para fumar un cigarrillo. Y nos permitieron hablar entre nosotros cinco minutos. Entonces Héctor dijo que por ser el más viejo de todos los presos, quería saludar uno por uno a todos los presos que estábamos allí. Nunca olvidaré aquel último apretón de manos. Héctor Oesterheld tenía sesenta años cuando sucedieron estos hechos. Su estado físico era muy, muy penoso”.
Eduardo Arias.

También estuvo detenido en los centros clandestino llamado “El Sheraton”. No se conocen a ciencia cierta las circunstancias ni la fecha precisa de la muerte de Oesterheld, aunque se supone que tuvo lugar en 1978.

 

Un Che Guevara vasco.

Un Che Guevara vasco.

Un Che Guevara vasco.

Adiós, Marcelo, Adiós 29/07/2015.

Dos fuentes. Dos personas me han transmitido el mismo mensaje: Un ‘Che Guevara’ vasco; uno de esos nombres que volaría más allá de los seres humanos de carne y hueso, especial, grande, inconmensurable; ¿Nos encontramos ante uno de aquellos poquísimos que crea la Historia? La grandeza humana de Marcelo transporta mucho más allá su imagen, más allá de la vida; hasta la inmortalidad.

No en vano, nuestro combatiente ha dejado en muchísima gente el mismo sentimiento: admiración. En la vida hay muy poca gente que realmente le marcan a uno, pero cuando dicha grandeza se siente en más de un ser humano, cuando se expande a otros, esta persona cobra otro estado, otro nivel; se incrementa, se eleva.

Y no es para menos, ya que nuestro luchador de 98 años reunió a decenas de personas en su homenaje, organizado sin casi tiempo, el pasado sábado. Aunque, a decir verdad, faltaron muchos y muchos de sus amigos: Agapito Domínguez, Bernardo Usabiaga, la monja Sor Carmer, Juanito Cámara, Quesada… Todos lo hubieran hecho mejor que nosotros en dicho evento, seguro, porque fueron sus compañeros de lucha; sus amigos del alma, sus familiares, los hombres y mujeres que padecieron sus mismos sufrimientos. Sus compañeros de trinchera.

Pero, desafortunadamente, debido a lo insaciable del tiempo, nos tocó a otros hablar; con mucho gusto y honor, además. En esos instantes de emoción expliqué todo lo que me ha aportado Marcelo en estos últimos ocho años; hablé de las presentación, las ponencias, los artículos, las entrevistas, de la lucha por la memoria… Ignacio González, que representaba al pueblo de Arroa, pronunció unas preciosas palabras también; supo del fallecimiento una hora antes y rápidamente se presentó en el homenaje. A nuestro lado, Jon Hernández, secretario del Partido Comunista de Euskadi, conduciendo el acto; y la música, a cargo del gran Julio Biurrun. He aquí la maravillosa crónica de Mugalari: http://mugalari.info/…/memoria-homenaje-al-comunista-marce…/ . Y la noticia publicada en el periódico: http://www.noticiasdegipuzkoa.com/…/uno-de-los-ultimos-adio…

Veo las fotos del homenaje y me siento orgulloso; fueron momentos duros, llenos de emoción; instantes en los cuales las palabras salen sin fuerza, pero, con orgullo, llenos de gratitud. Estoy contento por haber podido participar en el adiós a este gran hombre; de haber podido darle las gracias por todo.

Lo he conocido en sus últimos años de lucha, pero, de alguna manera me he sentido, Marcelo me ha hecho sentir su incondicional ‘escudero’, ‘ayudante’ de todos aquellos que quedaron en el camino; en mitad de esta sociedad sumida en el olvido, me ha hecho sentir el último ‘amigo’ de su memoria, la última joven ‘isla’. El Che Guevara liberó una isla de la dictadura; Marcelo ha liberado una isla del olvido.

Un ‘Che Guevara’ vasco. Muchísimas gracias de corazón. Te quiero.

Aitor Azurki: Periodista y Publicista

 

Arquitectura y Revolución La mirada del Che

Arquitectura y Revolución La mirada del Che

Arquitectura y Revolución
La mirada del Che.

por Lorenzo Goikoetxea: Arquitecto

La UIA (Unión Internacional de Arquitectos) es una organización no gubernamental que se funda en 1940 en Francia, a la que pertenecen la inmensa mayoría de los arquitectos del mundo, al haberse añadido la casi la totalidad de las asociaciones profesionales existentes.Esta agrupación viene organizando Congresos desde su creación, a la que acuden no sólo miembros las organizaciones agrupadas, si no más colectivos, desde las revistas de arquitectura a los profesores y estudiantes de arquitectura, o externos, según la temática del congreso.

En septiembre de 1963 la UIA celebra el VII Congreso Mundial de arquitectos en Cuba, siendo el primer congreso celebrado en América. Al mismo se inscribieron 430 extranjeros (de los cuales 395 eran estudiantes) y 432 cubanos (388 estudiantes). Se hicieron representar por delegados oficiales 57 Escuelas de Arquitectura y otras 17 escuelas enviaron delegados en calidad de observadores, representando un total de 43 países, en un momento en el que el bloqueo estadounidense hace difícil las conexiones con la isla. Fue el “Che” Guevara el que cierra dicho Congreso con un discurso que Herri reproduce íntegramente en las páginas de este número. En ese cierre apunta una reflexión sobre la profesión de arquitecto, Guevara señala que: “…Pretenderé definir, con mis escasos recursos ,qué entiendo yo por un arquitecto. Creo que un arquitecto -como prácticamente todo profesional-, es un hombre en quien se conjugan la cultura general de la Humanidad, alcanzada hasta ese momento, y la técnica general de la Humanidad, o la especial de cada pueblo…….. que la técnica es un arma, y que quien sienta que el mundo no es perfecto ni lo debiera ser, tiene, debe luchar porque el arma de la técnica sea puesta al servicio de la sociedad, y por eso rescatar antes a la sociedad para que toda la técnica sirva a la mayor cantidad posible de seres humanos, y para que podamos construir la sociedad del futuro, désele el nombre que se quiera”.

Esta reflexión del profesional comprometido con la sociedad sirve para todas las profesiones y el mismo Che, como médico que era, lo llevaba interiorizado, pero esa reflexión en un congreso de arquitectos, probablemente a nuestro entender tenía una segunda derivada, recordaremos que el padre del Che, Ernesto Guevara Lynch, abandonó los estudios de arquitectura para casarse, y su hermana menor, la favorita, Ana María es arquitecto, por lo que no le era una profesión extraña.

No sabemos si el Che era consciente de que, a lo largo de su recorrido vital, en muchos sitios en los que había tenido contacto, había estado rodeado de arquitectos que habían tomado ese compromiso social como parte de su vida, y en la mayoría de los casos habían pagado por ese compromiso. La misma ciudad de la Habana en la que se celebraba el congreso, apodada “la ciudad de la columnas” por el escritor Alejo Carpentier – que también inició estudios de arquitectura- fue el refugio en 1902 del padre de Alejo, de Georges Julien Álvarez Carpentier, arquitecto francés que había tomado partido en el Caso Dreyfuss a favor del el ingeniero, capitán y judío, Richard Dryefus injustamente acusado de traición, y es que dada la polarización social de la III República Francesa decidió trasladarse a Cuba para distanciarse y probablemente no verse represaliado por su elección.

El Che estuvo varios años en México antes del desembarco en la isla, como exiliado y trabajando en varios oficios: fotógrafo, investigador de Hospital e incluso impartiendo clases nocturnas, sin cobrar, en la Universidad Autónoma de Méjico (UNAM), periodista, vendedor de juguetes,…. Ese Méjico, que había vivido también una guerra civil, era el lugar de asilo de multitud de españoles exiliados de la guerra civil española, es seguro que tuvo contactos con ellos. Un ejemplo es el de Alberto Bayo, luchador republicano, que fue instructor del Che, del que dijo era su mejor alumno.

Tras la guerra civil, dentro del todo el éxodo republicano, hubo también arquitectos que debieron huir por su compromiso social. Se repartieron por todo el mundo, pero el grueso se repartió inicialmente en sudamérica. Es en ese México que abre los brazos a los españoles huidos a finales de los años 30 del siglo pasado, y dentro de ese variopinto grupo que abarcaba desde escritores a trabajadores, también habían llegado arquitectos españoles con compromiso social. Arquitectos que en su mayoría habían combatido en el Cuerpo de Ingenieros republicano y que tuvieron que iniciar una nueva vida, en la gran mayoría de los casos manteniendo su compromiso, algunos hasta el fín de sus días. No es tan seguro que pudiera tener contacto con ellos, pero algunos de estos arquitectos seguían comprometidos e incluso fueron profesores de la UNAM.

Recordaremos a uno entre tantos como ejemplo de compromiso desde una situación, casi domestica: Enrique Segarra Tomás. Segarra fue un arquitecto valenciano, amigo de Lorca, Alberti, Herrera, Fernandez Balvuena, en la residencia de estudiantes de Madrid, que se implica desde el principio en la FUE (Federación Universitaria Escolar), y es militante del PCE desde 1930, obteniendo el título de arquitecto en 1934. Se incorpora voluntario junto a su esposa Toni Idiazabal, una vez iniciada la guerra, asignado al Cuerpo de ingenieros con el grado de comandante principal de ingenieros, participando en las Jornadas de Propaganda promovidas por Max Aub, y fundando en 1936 en Valencia, el Sindicato de trabajadores de la arquitectura y la ingeniería. Durante la guerra, junto con otros arquitectos como Félix Candela y Ovidio Botella, juegan un papel destacado en construcciones militares, principalmente en la batalla del Ebro a las órdenes de Lister. Tras la derrota acaba en el Campo de Saint Cyprien en Francia , junto con casi todos los arquitectos que acabarán exiliados en Méjico.
Consigue llegar a México, donde recordaremos que la antigua población española elitista, tacha de rojos y ladrones a los exiliados, creando un ambiente de recelo general antes los nuevos emigrantes a pesar del apoyo institucional del Presidente Cárdenas. Acaba recalando al tiempo en la ciudad de Veracruz, donde a través de empresas de construcción acaba teniendo un hueco profesional. En todo este periplo mantiene contacto con sus compañeros del PCE y tras asentarse re-establece relaciones con Leon Felipe, Ángel Gaos, Wenceslao Roces, etc. creando la Casa de la República Española, el Frente Democrático español de Veracruz como centros de reunión de miembros de la cultura y de la política exiliada. Se hacen famosas sus arengas radiofónicas desde mediados de los años 40, entre las que destaca la anual del 14 de abril, en las que ejerce la critica política y la critica arquitectónica a la arquitectura franquista.

No hemos comentado aún, sus capacidades, para hacernos una idea, entre las que tenía, estaba haber cursado cursos de matemáticas aplicada y la educación de tocar varios instrumentos; disciplinas que aúna en artículos de carácter científico en los que aplica a la arquitectura los complejos cálculos de acústica para utilizar en salas audiovisuales, siendo el primer exiliado que publica artículos científicos en Méjico.

En los años siguientes además de ejercer de arquitecto, es profesor de la Facultad de ciencias y técnicas de comunicación de la Universidad veracruzana; donde se recuerda cómo los alumnos se pusieron en huelga para que le designasen director, cargo que exigía el nacimiento en Méjico, por lo que no podía serlo; y al final lo fue, con un eufemismo de titulación. Recuerdan cómo entre situaciones reivindicativas en los años 70, como director, a la critica y al exabrupto, señaló a los alumnos que la labor de un revolucionario era cultivarse, cultivar su inteligencia y ampliar su cultura, que ni Lenin ni Marx, ni otros, hubieran podido hacer su compromiso revolucionario al estudio. Unos alumnos señalan en su empecinamiento que : Entregamos nuestros «trabajos» y el maestro lamentó nuestro incumplimiento. Mendo entregó varios papelitos con notas ¡manuscritas! (con su grafología críptica) y yo el rollo cantusiano, malo como el más malo jamás escrito.
Segarra entonces nos volvió a decir lo de la educación y la cultura de los revolucionarios pero nosotros respondimos, con más ardor que la vez anterior, que creíamos en la urgencia de la lucha y en eso empeñábamos nuestras fuerzas.
Y, otra vez, el espíritu superior del maestro: reflexionó sobre nuestras palabras, se le llenaron los ojos de lágrimas y nos dijo que a su edad ya no podía darse el lujo de cuestionarse si toda su vida había estado equivocado, pero que tampoco iba a ser un obstáculo para que nosotros -quizá- probáramos que estábamos en lo cierto.

Nos regresó al mundo con un 9 de calificación a cada uno… y para siempre con el alma conmovida y una deuda moral que nunca fuimos capaces de resarcir.
Era un arquitecto, uno de tantos exiliados, que después de años aun continuaba con un compromiso político en todos sus aspectos vitales, en la medida que el Che señalaba.

Siguiendo la línea de arquitectos comprometidos, en un arquitecto se aúna ser el más importante arquitecto de todo el cono sur y ser a la vez el arquitecto más comprometido, hablamos de Oscar Niemeyer.
Niemeyer se titula en 1934 como arquitecto y se afilia en 1945 al Partido Comunista de Brasil. Desde un primer momento su quehacer profesional está comprometido con la arquitectura moderna, seguidor de Le Corbusier por un lado, por otro comprometido con la sociedad en la que desarro-lla su actividad, con profundas desigualdades sociales. Con una gran obra construida en Brasil y a nivel mundial, fue uno de los pocos arquitectos, por no decir el único, en la historia que ha podido diseñar y construir una capital de estado como hizo con Brasilia en 1960.

El día de la inauguración decide no estar en la tribuna de honor y quedarse abajo con los trabajadores que habían materializado la obra muestra de su firme y sincera convicción por transformar radicalmente el mundo que le tocó vivir. Durante la dictadura militar de Brasil, en 1965, doscientos profesores, entre ellos Niemeyer, dimiten en la Universidad de Brasilia, en protesta contra la política universitaria. Niemeyer se exilia en Europa en 1966, y en 1967 realiza el proyecto de la sede el Partido Comunista Francés, al que se vinculó al estar fuera de la tierra brasileña.

Su discurso manifestaba continuamente el compromiso de su hacer profesional «Nunca me callaré la boca. Nunca esconderé mis convicciones comunistas. Y quien me contrata como arquitecto conoce mis concepciones ideológicas…. (…) Hay que conocer ante todo la vida de los hombres, su miseria, su sufrimiento para hacer arquitectura de verdad».

Quizás fue el arquitecto más próximo a los postulados del Che como técnico comprometido, del que por cierto su archivo incluye cartas manuscritas de Guevara, sin que conozcamos si tuvieron relación, si la tuvo con Fidel viajando varias veces a Cuba.

Su actitud se resume en su frase: «No quiero cambiar la arquitectura, lo que quiero cambiar es esta sociedad de mierda».

Discurso del Che.

Discurso del Che.

Discurso del Che.

Pronunciado en la clausura del encuentro internacional
de profesores y estudiantes de arquitectura.

La Habana | 29 de septiembre de 1963

Compañeros estudiantes y profesores de arquitectura del mundo entero: Me toca hacer el resumen -como se llama en Cuba-, o cerrar con unas palabras este Encuentro Internacional de Estudiantes.

Tengo que hacer una conclusión muy penosa para mi, como primera medida: confesar una ignorancia atroz sobre estos problemas, ignorancia que llega al extremo de no saber que el Encuentro Internacional de Estudiantes que se celebró era apolítico. Yo creía que era un encuentro de estudiantes, y no sabia que era un organismo dependiente de la Unión Internacional de Arquitectos.

Por lo tanto, como político -es decir, como estudiantes que participan en la vida activa del país y además después de leer las conclusiones, se demuestra que la ignorancia era colectiva porque las conclusiones son muy políticas también. Bueno, pues yo pensaba decir, en primer lugar, que estaba de acuerdo con las conclusiones, que me parecen conclusiones lógicas. No solo revolucionarias. Si no científicas. Científicas y revolucionarias al mismo tiempo. Y hacer un pequeño discurso, si ustedes quieren, un poco político. Pero realmente yo no sé si es el momento para hablar de cosas políticas. En todo caso, son ustedes los que deben decidir porque yo de técnica no sé mucho.

…Yo me asombré un poco de esas conclusiones -lo digo sinceramente-, porque el conglomerado de gente que nos visita pertenece a todos los países del mundo. Los países donde el socialismo se ha construido son pocos numéricamente hablando, aunque en número de habitantes son fuertes.

Los países que están en lucha por su liberación, bajo diversos regímenes y en diversos momentos del desarrollo de su lucha, son muchos. pero tienen gobiernos diferentes también, y sobre todo sus capas profesionales no siempre responden a los mismos intereses. Los países capitalistas, naturalmente. tienen su propia ideología. Por todo ello nos sorprendió el tono de esas discusiones.

Pensaba, un poco mecánicamente quizás, que en general el estudiantado de una gran cantidad de países capitalistas, coloniales y semicoloniales pertenece a aquellas capas de la población que por sus recursos no es el proletariado. Y que por lo tanto su ideología se aleja mucho de la ideología revolucionaria que nosotros sostenemos y mantenemos en Cuba.

Sin embargo, no olvidé en mi mecanicismo que también en Cuba existía una capa de estudiantes que por su extracción social no pertenecía al proletariado en su gran mayoría. Y, no obstante, esa capa de estudiantes participó en todas las acciones revolucionarias de los últimos tiempos en Cuba. Ha dado a la causa de la liberación algunos de los mártires más queridos por nuestro pueblo.
Había olvidado yo que hay algo más importante que la clase social a que pertenezca el individuo: la juventud, la frescura de ideales, la cultura puesta en el momento en que se sale de la adolescencia al servicio de los ideales más puros.

Después. los mecanismos sociales en los diversos regímenes de opresión en que se vive pueden ir cambiando esta estructura mental. Pero el estudiantado es revolucionario en su gran mayoría. Tendrá más o menos conciencia de `una revolución científica, sabrá de mejor o peor manera qué es lo que quiere y como lo quiere para su pueblo o para el mundo, pero el estudiantado es, naturalmente, revolucionario, porque pertenece a la capa de los jóvenes que se abren a la vida y que están adquiriendo conocimientos nuevos todos los días.

En nuestro país ha sido así. Y a pesar de que se han ido evidentemente profesionales y estudiantes, hemos visto con mucha satisfacción, y a veces también con sorpresa. que una gran mayoría de estudiantes y profesionales permaneció en Cuba, a pesar de todas las facilidades que tenían para irse y a pesar de todas las tentaciones que el imperialismo lanzaba sobre ellos.

En nuestro país, a los profesionales y a los estudiantes se les ha dado la oportunidad que realmente un profesional debe aspirar a tener: la oportunidad de contar con todos los implementos de su trabajo para poder realizar su obra.

Por primera vez en Cuba los profesionales se han sentido constructores reales de la sociedad, partícipes de esta sociedad, responsables de la sociedad. Dejaron de ser asalariados, más o menos escondidos tras las diversas formas de explotación, pero en su inmensa mayoría asalariados al fin para la construcción de obras para otros, con interpretar los deseos y criterios de otros, para estar siempre creando la riqueza de otros mediante su propio trabajo.

Claro que al principio las limitaciones han sido grandes. Nuestros científicos no pueden realizar las investigaciones que quieren. A veces faltan colorantes, materias técnicas de cualquier tipo para realizar las investigaciones. Nuestros arquitectos no pueden designar con todo el gusto y toda la belleza con que ellos saben hacerlo. Faltan materiales. Es necesario distribuir al máximo lo que hay para que aproveche más a los que no tienen nada. Es necesario en esta etapa redistribuir la riqueza para que todo el mundo tenga un poco.

Pero allí concretamente, en el ejercicio de la profesión que ustedes representan, se pone a prueba el espíritu creador del hombre.

Está planteado el problema por los materiales que hay, por el servicio que deben prestar, pero el arma de solución a la que nuestros profesionales deben dar.

Y allí deben batirse como si se batieran contra la naturaleza, contra medios externos a la voluntad del hombre, para poder realizar de la mejor manera posible el anhelo de dar más a nuestro pueblo, y la satisfacción personal de construir con sus propias manos, con su talento, con sus conocimientos, la nueva sociedad.

Nuestra Revolución se ha caracterizado por ser muy amplia. Los grandes problemas que otros países en construcción del socialismo han tenido con los profesionales y sus divergencias sobre el arte, nosotros no los hemos tenido. Hemos sido muy amplios.

No estamos de acuerdo con todo lo que mantienen nuestros profesionales o nuestros artistas. Muchas veces tenemos que discutir a brazo partido con ellos, pero hemos logrado que aun la gente que no es socialista, que no siente el socialismo, y más aún, que siente rencor contra el socialismo y añoranza por los viejos tiempos, se quede en Cuba, luche, discuta, trabaje y construya. Y de hecho es prácticamente socialista, que es lo que nos interesa a nosotros.

No hemos rehuido nunca la confrontación ni la discusión. Siempre hemos estado abiertos a discutir todas las ideas, y lo único que no hemos permitido es el chantaje de las ideas, o el sabotaje de la Revolución. En esto si hemos si o absolutamente inflexibles, tan inflexibles como el que más.

En cuestiones de principio en nuestro país existe lo que científicamente se llama la dictadura del proletariado. Y en esa parte estatal de la dictadura del proletariado nosotros no permitimos que se toque ni se atente contra ella.

Dentro de la dictadura del proletariado existe un marco inmenso de discusión y de expresión de las ideas. Lo único que exigimos es que se respeten los lineamientos generales del Estado en esta etapa de construcción del socialismo.

Ha habido profesionales que han ido a la cárcel por tareas directamente contra-revolucionarias, por sabotaje. Y aun esos profesionales desde la cárcel comenzaron a rehabilitarse y trabajaron primero allí, y después, al salir, se han incorporado al trabajo en nuestras industrias, y están trabajando. Les depositamos toda la confianza que se le puede depositar a cualquier técnico nuestro, y se incorporan a pesar de haber conocido lo más duro y tenebroso de la Revolución, como es la represión, obligada en una revolución que triunfa. Porque al triunfar la Revolución no se agota por ello la lucha de clases, en nuestro caso, después de triunfar la Revolución se exacerbó al máximo esa lucha de clases.

Pero a esa parte de la sociedad que toma las armas contra nosotros, ya sean las armas directas de destrucción o armas ideológicas para destruir la sociedad, La atacamos y somos inmisericordes. A los demás, los disconformes, los descontentos honestos, los que plantean que no son ni serán nunca socialistas, les decimos simplemente: Bueno, a usted nadie le preguntó antes si era o no era capitalista ; usted tenía un contrato y lo cumplía ; cumpla ahora su contrato, trabaje, y tenga las ideas que le dé la gana ; no nos metemos con sus ideas.

…Pretenderé definir con mis escasos recursos qué entiendo yo por un arquitecto.

Creo que un arquitecto -como prácticamente todo profesional-. es un hombre en quien se conjugan la cultura general de la Humanidad alcanzada hasta ese
momento, y la técnica general de la Humanidad o la especial de cada pueblo.

El arquitecto, como todo profesional, es un hombre y está dentro de la sociedad. Puede reunirse en organismos internacionales apolíticos – y es correcto que así sea, para mantener la convivencia y la coexistencia pacífica. pero decir como hombre que se es apolítico es cosa que yo no entiendo.

Ser apolítico es estar de espaldas a todos los movimientos del mundo, es estar de espaldas a quien va a ser presidente o mandatario de la nación de que se trate, es estar de espaldas a la construcción de la sociedad o a la lucha porque la sociedad nueva que apunta no surja, y en cualquiera de los dos casos se es político. Un hombre en la sociedad moderna es político por naturaleza.

Ahora, el arquitecto hombre político – conjunción de cultura de toda la Humanidad y de la técnica que ha podido adquirir, hasta ese momento -, está frente a la realidad.

La cultura es algo que pertenece al mundo, es quizás como el lenguaje, algo que pertenece a la especie humana. Pero la técnica es un arma y debe ser usada como un arma, y cada uno la usa como un arma.

La técnica se puede usar para domesticar a los pueblos. y se puede poner al servicio de los pueblos, para liberarlos. Esa es la conclusión que se desprende del documento que ustedes han aprobado.

Para poner el arma de la técnica al servicio de la sociedad hay que tener la sociedad en la mano. Y para tener la sociedad en la mano hay que destruir los factores de opresión, hay que cambiar las condiciones sociales vigentes en algunos países y entregar a los técnicos de todo tipo, al pueblo, el arma de la técnica. Esa función es de todos los que creemos en las necesidades de cambios en algunas regiones de la Tierra. No puede haber técnicos que piensen como revolucionarios y no actúen como revolucionarios. Hacer la Revolución es una necesidad imperiosa de la mayoría de nuestros continentes, de casi toda la América, de toda África y de todo Asia, donde la explotación ha alcanzado grados inconcebibles.

Quien pretenda decir que un técnico, un arquitecto, un médico, un ingeniero, un científico de cualquier clase está para trabajar con sus instrumentos, solamente en su rama específica, mientras su pueblo muere de hambre, o se mata en la lucha, de hecho ha tomado partido por el otro bando. No es apolítico, es político pero contrario a los movimientos de liberación.

Naturalmente que yo respeto las opiniones de todos los que están aquí presentes. Evidentemente que aquí habrá, incluso, compañeros jóvenes y muchos profesionales que piensan que el régimen socialista – lo que se conoce de él hasta ahora, es un régimen de opresión, de miseria, de mediocridad, como se dice vulgarmente y divulga la propaganda, y que el hombre solamente alcanza su plena realización cuando existe la “libre empresa”, la “libertad de pensamiento” y todas las opiniones que el imperialismo nos lanza. Muchas de estas personas piensan honestamente, y no es mi intención polemizar. No se puede polemizar sobre estos problemas. Han sido trabajados mucho tiempo, durante generaciones, por la educación colectiva que ha hecho el capitalismo para formar sus cuadros, y si no hubiera formado cuadros fieles a sus principios, ya hubiera fracasado.

El principio de su fracaso de hoy es que el mundo despierta, y que todas las viejas afirmaciones no son ahora aceptadas por el solo hecho de haber sido escritas desde hace tiempo, sino que se exige la ratificación práctica de lo que se afirma, la investigación de lo que se afirma y el análisis científico de lo que se afirma. De esa inquietud van naciendo las ideas revolucionarias y extendiéndose por el mundo cada vez más, apoyadas en los ejemplos de lo que puede hacer la técnica cuando se pone al servicio del hombre, como ha sucedido en los países socialistas. Eso es lo que yo podía decirles.

Quisiera agregar algo para mis compañeros estudiantes de Cuba…

La tarea de ustedes. compañeros estudiantes, es cumplir al máximo las indicaciones de Lenin : “Cada revolucionario debe ser en su lugar de trabajo, de lucha, el mejor.” Y a ustedes les corresponde el lugar de lucha de la Universidad, del estudio, la reparación urgente de nuestros profesionales para suplir las faltas que teníamos, las lagunas que nos dejó el imperialismo al llevarse nuestros cuadros, el atraso general del país, y construir aceleradamente la sociedad.

Es una tarea dura, es una tarea que pone en tensión la fuerza de nuestro estudiantado. Ésta es una generación de sacrificio. Esta generación, nuestra generación, no tendrá ni remotamente los bienes que tendrán las generaciones que sigan. Y tenemos que estar claros, conscientes de eso, conscientes de nuestro papel, porque hemos tenido la inmensa gloria de ser la vanguardia de la revolución en América, y tenemos hoy la gloria de ser el país más odiado por el imperialismo. En todo momento estamos a la vanguardia de la lucha. No hemos renunciado ni uno solo de nuestros principios, no hemos sacrificado ni uno solo de nuestros ideales, y nunca hemos dejado de cumplir ni uno solo de nuestros deberes. Por eso estamos a la cabeza, por eso tenemos esa gloria que siente cada cubano en cada lugar del mundo que visita. Pero también eso exige esfuerzo.

Esta generación, que ha hecho posible el aparente milagro del surgimiento de la Revolución Socialista a unos pasos del imperialismo norteamericano, tiene que pagar la gloria con sacrificio. Tiene que sacrificarse día a día para construir el mañana con su esfuerzo. Ese mañana que ustedes quieren, se que ustedes sueñan, en que todos los materiales, todos los medios, toda la técnica van a estar a disposición de ustedes para que los transformen, les den el soplo vital -si me permiten esa frase un poco idealista, y los pongan al servicio del pueblo.

Para eso tenemos que construir los bienes materiales, rechazar el ataque del imperialismo y luchar contra todas las dificultades. Por eso nuestra generación tendrá un lugar en la historia de Cuba, y un lugar en la historia de América. Nunca debemos fallarle a la esperanza que todos los compañeros revolucionarios, que todos los pueblos oprimidos de América y quizás del mundo, tienen puesta en la Revolución Cubana.

Además, nunca debemos olvidar que la Revolución Cubana, por la fuerza de su ejemplo, no actúa sólo aquí, internamente, y que sus deberes están más allá de las fronteras de Cuba: el deber de expandir la llama ideológica de la Revolución por todos los rincones de América, por todos los rincones del mundo donde se nos escuche ; el deber de ser sensibles ante todas las miserias del mundo, ante todas las explotaciones y las injusticias; el deber que sintetiza Marti en una frase que muchas veces hemos dicho, y que siempre debemos tener en la cabecera de nuestra cama, en el lugar más visible, y es aquello de que “todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre”.

Ésa debe ser la síntesis de las ideas de la Revolución hacia todos los pueblos del mundo. Y así debe estar siempre nuestra juventud: libre, discutiendo, intercambiando ideas, preocupada por lo que pasa en el mundo entero, abierta a la técnica de todo el mundo, recibiendo de todo el mundo lo que nos puedan dar, y siempre sensible a las luchas. a las desgracias, a las esperanzas de los pueblos oprimidos.

De esa forma iremos construyendo nuestro futuro.

Hoy ya tienen ustedes, – para llegar a un hoy practico y actual del día de hoy – una tarea larga. Empezarán los Congresos donde primará la técnica, y ya la política desaparecerá de las relaciones y de los intercambios de experiencias de los hombres. Pero ustedes, estudiantes del mundo, no olviden nunca que detrás de cada técnica hay alguien que la empuña, y que ese alguien es una sociedad, y que con esa sociedad se está, o se está contra ella. Y que en el mundo hay los que piensan que la explotación es buena, y los que piensan que la explotación es mala y que hay que acabar con ella. Y que, aun cuando no se hable de política en ningún lado, el hombre político no puede renunciar a esa situación inmanente a su condición de ser humano. Y que la técnica es un arma, y que quien sienta que el mundo no es perfecto ni como debiera ser, tiene, debe luchar porque el arma de la técnica sea puesta al servicio de la sociedad, y por eso rescatar antes a la sociedad para que toda la técnica sirva a la mayor cantidad posible de seres humanos, y para que podamos construir la sociedad del futuro, désele el nombre que se quiera. Esa sociedad con la que nosotros soñamos, y a la que nosotros llamamos, como le ha llamado el fundador del Socialismo Científico, “el comunismo”.