“Ahora procederemos a la edificación del orden socialista.” Lenin.
Este próximo 21 de Enero habrán pasado exactamente noventa y seis años del fallecimiento en la ciudad de Gorki, de Vladimir Ilich Uliánov, sin duda la figura clave del pensamiento y de la acción comunista y líder de la revolución de Octubre de 1917 en Rusia, más conocido por su popular apodo “Lenin”.
Sólo con escuchar el sobrenombre, Lenin, cualquier persona sabe que estamos hablando de los comunistas y de la revolución socialista, por ajeno que uno sea a la política y la tradición ideológica marxista. El nombre, o mejor dicho, el sobrenombre intelectual de Vladimir –de niño le llamaban Volodia–, ha quedado escrito en los anales de la historia con fuerza a pesar de ser posiblemente una de las figuras peor tratadas por el resto de corrientes de pensamiento durante el siglo XX e indudablemente durante lo que llevamos de siglo XXI.
El sobrenombre mencionado, que algunos querrían borrar de los libros de historia tras hacer desaparecer toda su obra teórica, proviene según cuentan los historiadores, del río Lena, el que pertenece al Lena, el río más largo de Rusia. Y fue elegido por el líder Bolchevique, también siempre según cuentan los historiadores, en contraposición con el apodo de su rival dentro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, Gueorgui Plejánov, líder de la corriente Menchevique, quién firmaba como “Volgin”, es decir, el que pertenece al Volga.
No es casual que en esta ocasión el hilo conductor de la revista sea Lenin, aunque no tiene nada que ver con ese cercano 21 de Enero: este número de nuestra revista ERI que tiene usted entre las manos, es el duodécimo de este “renacimiento” de la publicación del Partido Comunista de Euskadi-EPK y el último de la primera programación establecida por nuestro consejo de redacción cuando se decidió que ERI volviera “a la luz” –hablamos de renacimiento porque ERI se publicaba antes de la dictadura.
Cuando decidimos y planificamos la vuelta de la revista con el objetivo de que la misma estuviera en quioscos y librerías, planificamos también los temas y figuras de nuestra tradición política que servirían de hilo conductor de cada número. Así se planificó una primera etapa de doce números que se cerraría con la figura más importante del comunismo.
Afirmación tal vez un tanto categórica “la figura más importante”, si tenemos en cuenta la transcendencia ideológica capital de Marx y Engels, como de otras figuras del devenir de la teoría y praxis revolucionaria, algunas ya protagonistas de números pasados de ERI como Rosa Luxemburgo o Gramsci o incluso el valor político de otras, pendientes aún de aparecer en nuestra publicación.
Pero nos afirmamos sin pudor en la expresión “la figura más importate” cuando nos referimos a Lenin por una cuestión sencilla, que más allá de la importancia e influencia de su obra intelectual, y del ejercicio real de unión entre teoría y praxis, Lenin fue quien encabezó el ejemplo práctico y triunfante que demostró a los trabajadores del mundo que toda aquella teoría, aquellas “fantasías” revolucionarias, aquellos alegatos, manifiestos, mítines, esperanzas… se hacían materialmente reales. La toma del poder por la revolución proletaria dejó de ser un anhelo y una teoría, para pasar a ser real. Ahí radica entre otras muchas cosas, la trascendencia de Lenin, la que nos lleva a cerrar esta etapa de ERI en torno a su figura.
Jon Hernández
Secretario General
del Partido Comunista de Euskadi