Entre Blas de Otero y Maiakovski
“Ambos tienen un don especial: parece que ven con la voz, que miran con las palabras.”.
Cuando leo a Blas de Otero no puedo evitar que sus palabras me trasladen a Vladimir Maiakovski. Conozco numerosos análisis sobre las influencias en Blas de Otero de unos y de otros, de Juan de la Cruz, de Machado, de Neruda, de Hikmet, de Vallejo, pero ninguno sobre la del gran poeta soviético. Se trata de una conexión profunda, emocional, que no viene a mí tras el rigor comparativo y estructural de un lingüista, sino con la claridad de su eco poético, de su alcance en mi alma. Una correspondencia que se guía por dos patrones:
Ambos tienen un don especial: parece que ven con la voz, que miran con las palabras. Y con ellas nos acercan los paisajes, la geografía, los lugares. Maiakovski, en su autobiografía “Yo”, hace una expresa declaración de intenciones:
“Yo soy poeta. Es lo que me interesa. De eso escribo. Si amo, o si soy jugador, o también cuando amo las bellezas del Cáucaso… sólo cando todo eso es un depósito de palabras”
Así le interesan a Blas de Otero los lugares, por las palabras que guardan, por la vida que condensan. Y sabe encontrar esas palabras para hacernos ver, y viajar a su mundo. Como en tantos poemas, donde habitan sus paisajes, Bilbao, Orozco, la lluvia, China, URSS, Cuba, descritos con palabras vibrantes de colores, o de claroscuros, o de grises, que nos acercan y nos permiten observar esos sitios con la fuerza de su voz, porque, como Maiakovski, sabe sacar las palabras que esos lugares contienen.
En segundo lugar, la correspondencia con Maiakovski se refiere al contenido de su obra poética, más evidente cuando Blas de Otero se convierte en un poeta social (1950). Es la sonoridad de una voz poética épica, de combate, muy cercana a la de Maiakovski en sus famosos poemas en escalera, sus poemas en marcha.
150 MILLONES (Vladimir Maiakovski)
…
Y la única idea es
brillar para el alba que se acerca
Ese mismo año,
ese mismo día y esa misma hora,
bajo la tierra
Sobre ella,
en el cielo
más arriba incluso
Aparecieron estos
carteles
pasquines
octavillas:
A TODOS
A TODOS
A TODOS
A todos
los que no pueden aguantar más
Juntos,
salid
y caminad
…
Venimos cruzando capitales
A través de la tundra hicimos camino
En el barro y la ciénaga hemos andado
Venimos a millones
Millones de trabajadores
Millones de obreros y empleados
Venimos de los alojamientos,
Nos hemos escapado de los almacenes
De pasajes iluminados por incendios
Venimos a millones
Millones de objetos
quebrados
rotos
arruinados.
…
Un tono agitador, de soflama, que reconoce la acción de los que hasta el momento han estado oprimidos y se rebelan para ser los protagonistas, una poesía que incita a sumarse a ese movimiento; y que es similar a la del Blas de Otero más social, como en su poema “En castellano”.
Aquí tenéis mi voz
alzada contra el cielo de los dioses absurdos
mi voz apedreando las puertas de la muerte
con cantos que son duras verdades como puños.
Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro
Adelantando el paso a través de las ruinas,
hermosa como un viaje alrededor del mundo.
Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegría en las manos,
en pie contra el crepúsculo.
Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
a fuerza de caricias, a puñetazos puros.
Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.
España, no te olvides que hemos sufrido juntos.
Una voz poética que hace suya el sentir profundo de las masas, el sentir de la mayoría, de los que mueven la rueda de la Historia, que se convierte en su voz.
En la casa donde vivió Maiakovski, en Moscú, hay una placa sobre la fachada que dice:
“Toda mi fuerza sonora de poeta
yo te la doy a ti,
clase, a las armas”
Tan cercanas de aquello que expresará Blas de Otero al impregnase a fondo, sus palabras, su lenguaje , en el compromiso:
“Pero yo no he venido a ver el cielo,
te advierto. Lo esencial
es la existencia, la conciencia
de estar
en esta clase o en la otra”
Cartilla (poética) 1963
Lide Arrillaga