Feminismo de clase para una Pandemia.

Feminismo de clase para una Pandemia.

Feminismo de clase para una Pandemia.

¿Quién no la quiere? No es la hermana,
la novia ni la compañera.
Es algo más: la clase obrera,

Rafael Alberti

Con estos preciosos versos describı́a a Alberti a Dolores Ibárruri que, desde muy joven, fue consciente de la doble explotación que sufrı́an las mujeres y tomó conciencia de género y de clase al mismo tiempo. En sus memorias lo explica de manera muy sencilla, pero a la vez cları́sima: “hay una cosa peor que ser minero; es ser mujer de minero. A la explotación del trabajo, la mujer añadirá la explotación familiar, la de servir al hombre y a la prole, haciendo que su jornada laboral no termine ni siquiera para reponerse”.

Probablemente no sea Dolores especialmente conocida por su lucha feminista, a pesar de haber sido presidenta de la organización feminista más importante de la época, la Organización de Mujeres Antifascistas, organización donde se aglutinaron mujeres de distinta ideologı́a en lucha por la democracia y contra el fascismo y que desarrolló una labor notable en contextos muy duros como en la cuenca minera de Asturias en 1934 en plena represión de la revolución.

A pesar, también, de haber contribuido a la reivindicación del papel como luchadora en los conflicto, y no simple espectadora o madre abnegada (que también lo representó, no puede negarse, ¡y de qué manera!).

Por mujeres como Dolores, Lina Odena o Caridad Mercader, el hispanista chileno Francisco Aguilera escribió un emotivo poema, “Tome nota la Academia”, que fue publicado en Repertorio Americano de Costa Rica (una de las revistas hispanoamericanas más importantes de la época) donde pedı́a a la Academia de la Lengua que tomase nota de un nuevo vocablo, “milicianas”, ası́ en femenino plural, para el diccionario que habrı́a de surgir después de la guerra de España:

“desde que las hijas de Eva
hicieron justicia con sus propias manos
para arreglar cuentas con los Caínes de España;
desde entonces no es posible
referirse a los defensores y los mártires
de la libertad ibérica,
sin usar, junto al nombre masculino,
la voz,
blanca como un seno maternal
y enérgica como un toque de diana al romper el día,
la voz de un diccionario nuevo:
¡milicianas!”

Pero aún siendo esto cierto, Dolores representó un feminismo inseparable de su lucha de clases. No entendı́a uno sin el otro, aunque esto hiciera que hubiera luchas netamente feministas que no estuvieran entre sus prioridades, o que no hubiera una ruptura total con el modelo cultural heteropatriarcal.

Sin embargo conviene recordar esta necesidad de no perder nunca la perspectiva de clase en la lucha feminista para no errar en las batallas que hemos de enfrentar. Durante estas semanas de confinamiento y debate más o menos público sobre las implicaciones sanitarias del coronavirus hemos podido leer numerosos artı́culos sobre su impacto: parecen coincidir la mayorı́a de análisis, ya sean académicos o institucionales, en la necesidad de atender preferentemente a mujeres y las capas más vulnerables de la sociedad.

Por otra parte, este enfoque no es exclusivo de la crisis sanitaria provocada por el Coronavirus: es algo que se viene demandado como lı́nea estratégica de actuación ante cualquier pandemia y crisis en general ya que, independientemente de que las mujeres sufran la enfermedad de manera más virulenta (y nada apunta a que la enfermedad, en términos estrictamente fisiológicos, sea más grave en las mujeres), sı́ parece un hecho constatado que el impacto en ellas es mayor.

Ası́ mismo ocurre en el caso de las personas más vulnerables económicamente. Y no solo eso, sino que además incrementan las desigualdades sociales de partida. Si tenemos en cuenta los datos oficiales, hay tres veces más posibilidades de estar infectado por el coronavirus en municipios o barrios de nivel socioeconómico bajo que en barrios/municipios de nivel socioeconómico alto. Las diferencias pueden llegar a ser de 4 o 5 veces.

Si atendemos a los datos del Informe sobre la situación de COVID-19 en España observaremos que las mujeres superan a los hombres en número de casos diagnosticados y son mayorı́a en el grupo entre 45 y 65 años. Aunque también presentan diferencias significativas en sintomatologı́a, factores de riesgo, tasa de hospitalización, admisión en UCIs y letalidad que podrı́an explicarse por distintos motivos, hay uno que parece evidente: la mayor exposición al contagio.

Y es que las mujeres absorben la mayor parte de los trabajos de cuidados: por poner un ejemplo, en nuestro paı́s las mujeres cuidadoras representas más del 75% del colectivo de ayuda a domicilio.

Pero estas cifras son engañosas dado que sólo recogen la parte “oficial” de los trabajos de cuidados. Es decir, aquellas mujeres que realizan un trabajo remunerado de cuidados.

Sin embargo, sigue invisible la mayor parte de los cuidados, también realizado muy mayoritariamente por mujeres, y que corresponden al ámbito privado, familiar o doméstico. Una cantidad que, según autores, puede suponer el 80% de los trabajos de cuidados que se realizan.

Mujeres que quedan atrapadas en los cuidados de dos generaciones: sus hijos e hijas y sus mayores. Pero también de las personasdependientes  si las hubiera. Y que durante el estado de confinamiento han asumido casi en su totalidad estos cuidados: centros educativos, centros de dı́a, residencias, etc cerrados y la suspensión de la ayuda a domicilio por miedo al contagio (en muchos casos) ha supuesto para la mayorı́a de mujeres un incremento brutal del trabajo de cuidado habitual, que implica, además, una alta carga de exposición al contagio debido a sus caracterı́sticas propias: aseo personal, limpieza, alimentación en muchas ocasiones en propia boca, etc.

Sirva esta radiografı́a para señalar el por qué los porcentajes de contagio en mujeres son más elevados. Tanto por la feminización de los trabajos sanitarios y sociosanitarios, como por el mayor porcentaje de cuidados en el entorno más o menos inmediato, el nivel de exposición en mujeres ha sido y es notablemente superior al de los hombres.

Pero, es clave señalarlo, no podemos obviar el sesgo de clase: ¿El impacto de, por ejemplo, una pandemia o cualquier otra situación lı́mite es igual en Ana Patricia Botı́n que en una mujer que tiene un trabajo por horas de cuidadora? Evidentemente no. Ni sus condiciones sociales ni su exposición al contagio son las mismas. Los virus no entienden de clases sociales, pero su impacto es muy diferente en unas y otras.

¿Y qué vamos a encontrarnos en el siguiente escenario que, muy probablemente, será de una terrible crisis económica a nivel general? Si veı́amos cómo las mujeres en general y las más precarias en particular (servicio de ayuda a domicilio, limpiadoras, empleadas de hogar, etc) estaban más expuestas al contagio, en el escenario de crisis económica son estos empleos más precarios, temporales, peor remunerados, los que van a quedar en una situación de más vulnerabilidad si cabe. Y, en el caso probable de recortes en los sistemas sanitarios y sociosanitarios, con un extra de carga de trabajo en el ámbito familiar y/o privado.

Cabe señalar, en este sentido, que el rostro de la vulnerabilidad extrema en nuestro paı́s es una mujer migrante, que trabaja en la economı́a precarizada (sea formal o informal) y responsable en solitario de cargas familiares.

La mirada del feminismo de clase, el feminismo de Dolores denunciando que las condiciones de las mujeres de quienes tenı́an los peores empleos eran incluso más terribles que las de sus compañeros, que las mujeres eran quienes sufrı́an la cara más amarga del capitalismo, sigue siendo tan vigente hoy como entonces.

Encontramos en las polı́ticas públicas, en general, una falta notable de perspectiva de clase: se diseñan los mensajes y las acciones para una ideal clase media inexistente. Y se echan a faltar medidas que reconozcan y visibilicen a las mujeres de la clase trabajadora. A las precarias, a las más vulnerables.

“Más perspectiva de género, más perspectiva de clase para una política mucho más humana”.

Salir de esta crisis será posible. El reto es si seremos capaces de hacerlo construyendo una sociedad más igualitaria en la que las mujeres, especialmente las mujeres de la clase obrera,no sigamos soportando la carga de cuidados casi en exclusiva, sean o no remunerados, si tendremos la red de servicios públicos y recursos de apoyo necesaria para poder conciliar nuestras vidas en todos sus ámbitos .

El reto es saber si, de esta crisis, salimos ganando las que siempre perdemos.

Eva García Sempere

Exparlamentaria en el Congreso de los Diputados
por Unidas Podemos.
Coordinadora federal del área de Medio Ambiente y
Ecología de Izquierda Unida.

«Compañera Ibárruri»

«Compañera Ibárruri»

«Compañera Ibárruri»

“Descansa, presidenta. Sueña dulcemente, madre Dolores”.

Dicen, Dolores, que has muerto. ¡Qué tontería! Pervives en cada uno de los que te quieren y, ¡son tantos! En cada imagen de la humana nobleza, en cada gesto de llaneza austera, en cada palabra de afirmación en la justicia, en cada voz de rotundidad sonora.

Tu imagen, tus gestos, tu palabra, tu voz (…). Tú has hecho desde tu partido algo extraordinario: trascenderlo, superarlo. Tú, comunista ejemplar, eres de todos: de los que han levantado el puño y de los que se han santiguado. Acabas de explicarnos una lección política: se es más comunista en la medida en que se es más para el pueblo.

El partido no se organiza para él, sino para los demás. Y éste, tu partido, está sobrecogido y alborozado. Sobrecogido por la grandeza de tu lección que nos remueve hasta el fondo. Alborozado porque se siente confirmado en su apuesta (…)

 

Ante ti, presidenta, recogemos tu último discurso. Con la pasión del corazón que tú, Pasionaria, pusiste en la causa de la emancipación humana. Con la serenidad ordenada del pensamiento y la reflexión.

El PCE, tu PCE, se ratifica y apuesta por todo lo que ha dado sentido a tu vida de luchadora. Seremos la fuerza política comunista que estos momentos están demandando. Mujer, cuánto has hecho por tus compañeras. Mujer, qué ejemplo para mujeres y hombres. Mujer, qué roca llena de ternura. Mujer, qué fragancia de firmeza. Dolores, ha sido muy largo y muy duro tu combate. Entorna los ojos y sueña en tu pueblo. Duerme, compañera Ibárruri. Reposa, camarada Pasionaria.

JULIO ANGUITA

Herri sigue con paciencia Revolucionaria.

Herri sigue con paciencia Revolucionaria.

Herri sigue con paciencia Revolucionaria.

El número de ERI dedicado a Pasionaria era uno de los más esperados por la redacción de nuestra publicación.

Programado con la idea de salir a la calle cuando ya la revista se hubiera asentado y tuviera un poso, una vida propia. Creemos que así es y aquí está este número dedicado a la figura más destacada del comunismo vasco en toda nuestra prolija historia. Sin embargo, nadie imaginaba la situación excepcional, y por momentos kafkiana, en la que este número finalmente ha visto la luz y a la que no puede ser indiferente nuestra editorial de este mes.

La pandemia que sufrimos ha impactado en la vida de la gente y nos ha llevado a asumir con naturalidad expresiones como “nueva normalidad” en un entorno donde las mascarillas, que antes solo veíamos en hospitales y en la visita al dentista, han pasado a ser parte del paisaje cotidiano. O donde apelamos a la distancia física entre las personas como medida preventiva ante el contagio de un virus de fácil propagación que se ha convertido en protagonista absoluto de la actualidad, incluso política.

Desde la óptica de ERI cobra particular relevancia el impacto de la pandemia en el mundo de la cultura y en concreto de las publicaciones escritas, que sin duda están sufriendo un duro golpe por más que pueda parecer una cuestión secundaria si tenemos en cuenta el impacto en la salud pública, el empleo o la carestía de la vida. Sin embargo no podemos evitar poner el foco en este editorial precisamente en el ámbito al que pertenece esta publicación y recordar la situación límite que vive el mundo de la cultura en estos momentos. En el ámbito económico es uno de los sectores más afectados y en cambio ha sido uno de los sectores menos atendidos por las medidas excepcionales adoptadas, especialmente por un Gobierno Vasco que básicamente ha utilizado los recursos que ya estaban contemplados en los presupuestos para ayudar al sector cultural a través de una partida por cierto introducida en los mismos por la coalición Elkarrekin Podemos. A partir de ahí poco más.

ERI es una publicación por el momento modesta que no está tan sujeta a la dependencia del mercado como otras publicaciones, puesto que son las y los militantes del Partido Comunista y nuestros suscriptores los que sostienen la base económica que nos permite editar nuestros números, siendo nuestra presencia en quioscos y librerías más una necesidad ideológica que económica, como ya hemos explicado en alguna ocasión. Queremos que ERI se venda en todos los quioscos y librerías de Navarra y la CAV para que esté al alcance de todo el mundo, para que nuestros contenidos sean conocidos y leídos. Nuestras ventas no influyen en una cuenta de resultados sino en la capacidad que tengamos de cumplir nuestro objetivo de convertir a ERI en una publicación relevante y esperada cada mes en los quioscos.

La redacción y las plumas colaboradoras de nuestra revista no dependen tampoco de las ventas de ERI puesto que nadie cobra de estas tareas, somos todas y todos voluntarios. Pero son muchas las personas cuyos salarios e ingresos están en juego en el mundo de la cultura en estos momentos y a ERI le preocupa sobremanera esta cuestión y con ellas y ellos queremos solidarizarnos en esta ocasión. Nuestra tarea será seguir escribiendo, seguir publicando y seguir aportando desde ERI a la vida de la cultura y el pensamiento en nuestro país.

Seguiremos en los quioscos y esperaremos con paciencia revolucionaria el día que no sea necesaria la precaución de no pasarse ERI de mano en mano por riesgo al contagio. Es una característica fundamental de publicaciones como la nuestra, que adquiridas por un comprador o un suscriptor pasan de mano en mano entre las amistades, en lugares de trabajo, en la universidad, en un colectivo social o entre familiares. Porque ERI también quiere pasar de mano en mano, no se conforma con estar en los escaparates de los quioscos sino que quiere ser una revista viva, compartida, colectiva frente a lo individual.

Capearemos las contradicciones de un tiempo en el que los comunistas también pedimos y fomentamos la distancia física entre las personas como medida de salud pública mientras seguimos diciendo “agrupémonos todos en la lucha final” o apelamos al “uníos hermanos proletarios”. Porque también ahí ha impactado esta pandemia, algo que no puede pasar desapercibido para quienes defendemos lo común, lo colectivo frente a lo individual.

Así lo hemos visto en la reciente campaña electoral, donde si algo ha sido diferente para las y los comunistas ha sido la falta del contacto directo con la gente, el ausente reparto de propaganda en mano en los barrios, fabricas y pueblos, en la escasez y tamaño de los mítines donde se encuentran los militantes más activos y los simpatizantes más esporádicos y en la falta del boca a boca con mascarilla por medio. No habrá sido determinante para el mal resultado electoral que ha cosechado Elkarrekin Podemos-IU, pero ha sido desde luego la principal diferencia para las y los comunistas. Y de la misma manera ERI, como la ideología de las y los comunistas, necesita de lo común, del contacto directo entre las personas y de lo colectivo.

Mientras tanto, os dejamos con el número dedicado a nuestra querida Dolores. La más querida por la militancia comunista. La mujer cuya voz sigue poniendo los pelos de punta si escuchamos la grabación de sus intervenciones en público. La que levantaba masas cada vez que se dirigía a ellas. La flor del siglo XX.

JON HERNÁNDEZ

Secretario General
del Partido Comunista de Euskadi

Método belga de construir un Partido Comunista en el siglo XXI

Método belga de construir un Partido Comunista en el siglo XXI

Método belga de construir un Partido Comunista en el siglo XXI

Llama la atención el Partido del Trabajo de Bélgica (PTB) que opera un país corazón de la OTAN y la Unión Europea.

Mientras la mayoría de los jóvenes burgueses que se hicieron altisonantes maoístas en el mayo del 68 parisino volvieron a su clase más reaccionarios que antes, un grupo de jóvenes belgas se tomaron en serio su maoísmo y bastantes se convirtieron en obreros de fábrica y crearon un partido revolucionario. “Todo el Poder a los Obreros” (TPO en francés, AMADA en flamenco con bellas resonancias en español), que en 1979 se convirtió en PTB.

Mientras la contrarrevolución acabó con el campo socialista liderado por la URSS y, de paso, con no pocos partidos comunistas, el “Estado de Bienestar”, el keinesiasmo y muchos avances sociales e ideas progresistas, el indómito pero pequeño PT belga se mantuvo fiel al socialismo. Su presidente Ludo Martens tituló en 1994, la editorial de su órgano Solidaire que “el comunismo es el porvenir de la Humanidad. Otro militante afirmó que el partido “seguirá con más fuerza que antes reivindicando la tradición comunista y el proyecto de sociedad socialista. Con la caída del campo socialista en el Este, el capitalismo ha mostrado toda su crueldad”. Había que tener muchos principios para hacerlo.

El partido realizó un esfuerzo de investigación sobre las razones de este salto atrás de la Humanidad. Se orientó en dos direcciones: mantener la confianza en el socialismo marxista y agrupar a las fuerzas comunistas del Mundo. En vez de disolverse se refuerza creando la Liga Antimperialista, su organización estudiantil que denominan en desafío al anticomunismo “Movimiento Marxista-Leninista” (MML) y aumentando su trabajo con la clase obrera y el pueblo. Las investigaciones de Ludo Martens y otros cuadros como Herwig Lerouge, Maria Macavigan que dirigía la excelente revista Études Marxistes, Michel Collon que era redactor jefe del periódico Solidaire, Jo Cottenier y otros contribuyen a cohesionar el partido y dar confianza a no pocos comunistas golpeados en sus convicciones y moral.

El anticomunismo imperante le causa un retroceso electoral. Si en 1985 para el parlamento federal tuvieron 49.000 votos, en 1991 bajaron a 30.658, un 0,51 %. Pero lejos de rendirse plantea un programa anticapitalista y para el parlamento europeo en 1994 avanza. De 28.778 votos obtenidos en las elecciones europeas de 1991 (0,5 %), año de la caída de la URSS, pasan a 58.923 (1%). Incorporan a la campaña electoral a más de 1.500 simpatizantes y su propaganda llega a 700.000 personas en el peor momento del anticomunismo. Tres ex secretarios federales del Partido Comunista de Bélgica (PCB) llaman a incorporarse al PTB y 17 militantes pasan a sus filas. El PTB supera al “movimiento roji-verde” en la parte flamenca que ofrece un blando discurso de rendición ideológica que sólo obtiene un 0,4 %.
El cambio de orientación que se produce en el VI Congreso en 2008 viene precedido por una investigación del hoy presidente del partido, Peter Mertens, sobre la situación de la clase obrera. Mertens, que en los 90 fue presidente del MML y se forma como sociólogo recupera la manera marxista de construir el programa político: sobre la base de un conocimiento exhaustivo de la sociedad que el Partido pretende dirigir al socialismo.
Fueron las investigaciones de Plejánov “El socialismo y la lucha política”, de 1883, y de Lenin “El desarrollo del capitalismo en Rusia”, de 1899, lo que les permitió elaborar el programa aprobado por el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia en 1903. Fue la investigación de Gramsci sobre la Cuestión Meridional de 1925 lo que le permitió enfocar al Partido Comunista Italiano en la vía adecuada. La investigación de Mao sobre La Revolución china y el Partido Comunista de China de 1937 la base de la línea que llevó a la toma del poder. El discurso “La historia me absolverá”, de Fidel, en 1952 se convierte en el programa de la revolución triunfante.

Mertens publica en 2005 un análisis sociológico marxista titulado “La clase obrera en la era de las multinacionales”, enfilado en desmentir las tesis revisionistas de Negri y Hardt y del entonces presidente del Partido de la Izquierda Europea (PIE) Bertinotti que negaba a la clase obrera y la necesidad de un partido que la represente y dirija. Mertens describe la clase obrera belga y su relación con los cambios económicos, tecnológicos y sociales de la era de lo que el posmodernismo llama “globalización” y el marxismo el “capitalismo imperialista a escala mundial”.
Esta investigación y reflexión colectiva conduce a su 8º Congreso, en 2008, que lo convierte en un partido comunista firme en sus principios pero a la vez flexible y renovado. El partido abandona la línea de fuerte resistencia ideológica a la contrarrevolución mundial de los 90, deja de priorizar la construcción de su cohesión porque ya la ha conseguido, y se acerca a las preocupaciones concretas de la clase trabajadora. Y no abandona el objetivo estratégico de construir una sociedad socialista libre de explotación.

La subida electoral es espectacular tras este gran cambio: si en 2006 obtienen 15 electos en las elecciones comunales, en 2012 son 47. Si en 2010 obtiene al parlamento federal 101.000 votos, en 2014 recibe 250.000 votos (3,72 %), pero en 2019 ya son 584.621 votos (8,62%) y 566.274 al Parlamento europeo, obteniendo un diputado.

En 2013 Mertens, elegido presidente del PTB, señala que el “socialismo no es un libro de recetas…no tenemos respuesta a todos los problemas, pero estamos seguros de que con la gente encontraremos las mejores respuestas”. Señala asimismo que por su organización y manera de actuar se sienten más cercanos al PC portugués que a ningún otro.

El PTB evidencia que un partido revolucionario bien organizado, que no se deje intimidar y que aprenda del socialismo científico, puede obtener un apoyo cada vez mayor en la Europa capitalista.

José Antonio Egido: Sociólogo

Carta a mi abuelo Thèo Dejace

Carta a mi abuelo Thèo Dejace

Carta a mi abuelo Thèo Dejace

“Te agradezco cada día el haberme inculcado verdaderos valores y la necesidad de comprometerse”.

Mi querido abuelo,

Me encuentro delante de una extraña tarea: hablar de ti cuando nos hemos conocido tan poco. Yo no tenía más que siete años cuando tú te fuiste, aunque los lazos que habíamos tejido eran fuertes. Estoy segura de que el equipo de Herri redactará un artículo biográfico riguroso y objetivo sobre tu vida y tus combates.
Entonces, ¿por qué no escribir simplemente una carta, esta carta que tú no recibirás nunca, pero que permitirá a los lectores interesados hacerse una idea del hombre, del amigo, del padre, del abuelo que tú eras, incluyendo algunas anécdotas recogidas en nuestra familia, o en los archivos familiares.

La primera historia que me viene a la cabeza es la imagen de un joven que acompaña a su padre a la escuela al mediodía. Porque tu padre, que era pintor de obra, había decidido asistir a la escuela vespertina para examinarse, con el fin de obtener su certificado de la escuela primaria. Y tú estabas a su lado ese día, orgulloso de él y ya muy consciente de la importancia capital de los estudios en la vida.
El amor por la lectura, por la cultura, las artes, los viajes, y la conciencia de la necesidad de informarse, de cultivarse sin olvidar de ejercer el espíritu crítico, serán valores que no te abandonarán nunca y que transmitirás a tu hija y a tu nieta años más tarde.

En agosto de 1914, tu padre, que se oponía a la guerra como Jean Jaures, porque se trataba de una guerra imperialista, será abatido. O, mejor dicho, será dado por desaparecido y no será hasta años más tarde cuando tu madre, después de innumerables búsquedas, sabrá que fue asesinado por soldados alemanes junto a otros civiles, cerca de Fort Loncin, en Ans. Tu hermano pequeño, Leonard, y tú, os encontrasteis desde entonces huérfanos de padre, y animados, cada uno a su manera, por esa rabia, contra las injusticias, cualesquiera que éstas sean.

Vuestros caracteres eran muy diferentes (tú la calma, el hombre serio, y armado de convicciones sociales bien ancladas; él, el alborotador, dotado de un gran corazón con la voluntad infatigable de pelear con aquellos que le habían quitado a su padre…) pero ambos os adorabais, y, sobre todo, os admirabais por aquello en lo que os estabais convirtiendo: en dos hombres de principios.

Después de tus estudios de instructor y profesor de educación física, a los 19 años, ejerciste muchos oficios, incluso aquel de… policía. Mama y yo nos hemos preguntado siempre de que manera habías obtenido ese puesto, que no casaba en absoluto con tus ideas. Pero bueno, los contratos de profesor no llovían y te hacía falta un trabajo alimentario para ayudar a tu madre, viuda de guerra. Sin embargo, serás relevado muy rápido.

Tu comisario no vio con buenos ojos que tú rechazaras denunciar a los vehículos mal estacionados. Se te obligó, bajo vigilancia, a poner las multas. El resultado fue que entre tus denuncias, sólo se contemplaban las de los coches de lujo, con la excepción del carro de un comerciante de verduras. En los siguientes días viste desfilar por la comisaría, con habanos y ropa elegante, a todos los propietarios ricos de los coches denunciados.

El comisario eliminó todas las multas, salvo la del comerciante de verduras. Nunca más pusiste una denuncia, a nadie. Y tu rebeldía no hizo más que crecer. Para rematar a tu comisario, te hiciste sorprender escuchando con atención el discurso del orador durante una ronda policial en el barrio universitario de Lieja, en la plaza del 20 de agosto. Y aplaudiste con entusiasmo a ese hombre, porque simpatizabas con sus palabras. Tu “pobre” comisario te convocó de inmediato para preguntarte porqué aplaudiste al orador en cuestión. “porque encontré que sus ideas eras justas”. Fue lo que le respondiste.

Fue sólo entonces cuando supiste que habías escuchado y apreciado el discurso de Joseph Jacquemotte, presidente del joven Partido Comunista de Bélgica. ¡Y ése fue el final de tu carrera en la Policía!
Tras ese periodo, ejerciste durante un tiempo otro oficio insólito para aquellos que te conocían bien: el de empleado de banca. ¡No puede ser, cuando lo oí, creía que se trataba de una broma! Tú detestabas las matemáticas, tú, el literario que prefería de lejos en tus pocos momentos libres escribir poemas, dibujar y leer.

Es imposible seguir este texto sin detenerme en la II Guerra Mundial. Tu hermano y tú os comprometisteis en la lucha contra los nazis, que habían invadido la mayor parte de Europa. Leonard se alistó en la Royal Air Force británica, la RAF, donde llegó a ser teniente aviador. Desgraciadamente cayó abatido por un as de la Luftwaffe en una misión de reconocimiento meteorológico, en 1942.

Tú no conociste el destino de tu hermano hasta tiempo después, porque entraste en la clandestinidad en 1940. Fue algo obligado: eras un resistente, miembro activo del PCB, y figurabas en una lista de personas buscadas por los nazis. Durante toda la ocupación trabajaste en la sombra, con tus camaradas y fundasteis juntos el “Frente Valón por la Liberación del País”, que se rebautizó como “Frente de la Independencia”.

Durante esos años negros, en los que el peligro amenazaba en cada instante, te escapaste por dos veces de una detención. Algunos de tus camaradas cayeron en las ratoneras, detenidos y torturados por la Gestapo, que les martirizó. Cuando bastantes años después supiste que uno de tus amigos más próximos, Constant, tenía graves problemas en un brazo como secuela de las torturas a las que fue sometido, lloraste como un niño, porque todo pasó por ti, porque los nazis esperaban que diera un nombre, el tuyo, que nunca dio.

Podría escribir páginas y páginas sobre tu militancia contra la guerra, sobre tus mandatos como diputado, como senador, como consejero municipal en la ciudad de Lieja y detallar tu trabajo de sindicalista. Pero mi objetivo no es ése. Yo prefiero que los lectores de Herri comprendan hasta qué punto fuiste animado durante toda tu vida por un ideal: aquel de la justicia social, de la igualdad de derechos para cada uno, por la voluntad de explicar las cosas de manera didáctica cuando se te preguntaba algo. Un hombre sencillo, sonriente, y al que le gustaba escuchar. Es la imagen principal que guardo de ti: un hombre de 1,78 metros, una estatura que resultaba impresionante para la niñita que te llamaba desde abajo, con los ojos. Cualquiera que haya hablado de ti, incluidas personas opuestas a las ideas comunistas que tú defendías, ha insistido en tu rigurosa honestidad, en tu simpatía y tu sencillez. Tu cargos nunca se te subieron a la cabeza, y siempre circulaste –muy mal por cierto, mi abuela se acuerda con frecuencia todavía-, en el Citroën 2CV, o 3CV, lo que era fuente frecuente de diversión entre tus conocidos.

Ahora yo soy una adulta. Tú te fuiste hace más de treinta años. Y yo me pregunto a menudo cómo habrías reaccionado frente a los acontecimientos que han agitado la actualidad desde que tú no estás: la caída del muro de Berlín, el fin de la URSS, las diversas guerras organizadas por los EEUU en Irak o en Siria, la crisis económica mundial, la subida importante de los partidos nazis o ultranacionalistas por toda Europa, sin olvidar el conflicto entre Israel Palestina, por no citar más que algunos ejemplos. Yo no puedo ni quiero responder en tu lugar. Sin embargo, aunque yo no me he afiliado a ningún partido político para militar, te agradezco cada día el haberme inculcado verdaderos valores y la necesidad de comprometerse frente a los problemas que nos conciernen a todos.

Hoy, menos que nunca, nadie puede ocultar la cabeza bajo el ala y aplicar la política del avestruz frente a las amenazas cada vez más graves causadas por las crisis políticas y sociales. En Valonia y en Bruselas, un niño de cada cuatro vive bajo el nivel de pobreza. Partidos racistas, neonazis, ganan votos en cada elección, aquí, en Bélgica, y ocupan puestos importantes en los distintos escalones políticos, locales, nacionales, o europeos.

En esta primavera de 2020, yo espero que esta carta pueda ayudar, humildemente, para que no nos olvidemos de dónde venimos, qué combates contra el fascismo, en Italia, o en España, fundamentales, librasteis tú y tus camaradas. Tú formabas parte, junto a otros, de un comité encargado de acoger en Lieja a los niños de la República española entre 1936 y 1939. Y vuestros combates contra el nazismo en el resto de Europa. Mi generación tiene una deuda enorme hacia todos vosotros, los combatientes de toda una vida….

No lo olvidemos.

Tu nieta
Aude D`Ambrosio

Profesora de francés e historia en Lieja