“El verdadero enemigo de las masas
está en nuestros sótanos”

 

Entrevista a “Klaus Gietinger” por Loren Balhorn.

 

Reproducimos aquí una entrevista que, aunque no representa la línea editorial en cuanto al análisis de la realidad soviética, es de sumo interés pues esclarece asuntos aún velados sobre los asesinatos de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, certificando por fin, con su investigación, los nombres de los culpables concretos; y también porque nos hace pensar en la hipótesis de qué hubiera sido Europa si no hubieran sido derrotadas las revoluciones de Alemania, Italia, Hungría. Un movimiento comunista multifocal, no dependiente de la exportación del modelo único bolchevique; desarrollado también en la realización del socialismo por capacidades y personalidades como las de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, las de Antonio Gramsci, Giorgy Lukács, o Bela Kun.

Entrevista a Klaus Gietinger
por Loren Balhorn

Enero de 2019 marca el centenario del asesinato de dos figuras del socialismo alemán, Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht. Como parte de un conjunto más amplio de medidas represivas contra la Revolución Alemana ocurridas en ese invierno y primavera, esa violenta respuesta desde arriba selló el destino de la Revolución y acabó con el experimento socialista democrático del país sólo unos meses después de su comienzo. Quién había sido exactamente el responsable de los asesinatos del 15 de enero de 1919 es algo que siguió envuelto en el misterio durante casi ocho décadas, hasta que el cineasta y guionista Klaus Gietinger comenzó a rastrear los archivos y descubrió una enormidad de pruebas que implicaban al capitán Waldemar Pabst y a varias personalidades destacadas del Partido Socialdemócrata (SPD). Loren Balhorn, miembro de la Fundación Rosa Luxemburg, y traductora de su libro al inglés, charló con él acerca de la Historia, de la socialdemocracia y sobre lo que pueden enseñarnos hoy ambas cosas.

Su libro acerca del asesinato de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, Eine Leiche im Landwehrkanal – [Un cadáver en el canal Landwehr], apareció recientemente en una segunda edición revisada, y la traducción inglesa la publica en enero de 2019 Verso Books con el título de The Murder of Rosa Luxemburg [El asesinato de Rosa Luxemburg]. ¿Está satisfecho con el éxito que ha tenido hasta el momento?
Sí, es mi libro de no ficción de mayor éxito. Si se cuentan todas las reimpresiones, va ya por la cuarta edición.

¿Cómo llegó a interesarse por la historia de la Revolución de Noviembre? Al fin y al cabo, usted es en realidad guionista y cineasta.

En 1989 vi una película hecha en 1969 para televisión, sobre el asesinato, realizada por Dieter Ertel y Theo Mezger, que sigue todavía oficialmente prohibida, y me di cuenta de que había aún un montón de preguntas por responder. Efectué algunas investigaciones, descubrí información nueva y quise en un principio realizar una película con todo ello. Pero ningún canal de televisión se mostró interesado, de modo que seguí investigando y acabé, en cambio, escribiendo un libro.

¿Ve algún paralelismo entre su profesión y la del historiador?

Sí, cuando se trabaja en documentales o películas históricas, tienes también que llevar a cabo una ingente investigación y resumir mucho.

¿Puede contarnos algo de lo que fue la investigación como tal? ¿Cuáles fueron los hallazgos más apasionantes?

Bueno, lo primero es que conseguí acceder a los papeles del hombre que dio la orden del asesinato, el capitán Waldemar Pabst, que seguían siendo inaccesibles en aquel momento, y demostré quién de los oficiales del Freikorps había sido el que en realidad apretó el gatillo. También identifiqué las complicidades de la dirección del Partido Socialdemócrata (SPD) de la época, lo que constituía y constituye un descubrimiento sensacional.

La izquierda sabía desde hace ya tiempo que los social-demócratas y el Freikorps [los “cuerpos voluntarios”] habían sido responsables de los asesinatos. ¿Qué descubrimientos nuevos contiene su libro? ¿Cambia algo de la anterior comprensión historiográfica?

Que la dirección del SPD estuviera implicada no era hasta entonces más que un rumor. Sin embargo, aporté pruebas que demostraban este extremo.

En el libro describe los asesinatos de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht como “una de las mayores tragedias políticas” del siglo XX. ¿Qué le mueve a afirmar esto? ¿No sucedieron acontecimientos significativamente más trágicos de la historia alemana sólo 20 años después?

Luxemburg y Liebknecht eran figuras míticas de la auténtica izquierda. La cúpula directiva del SPD se había movido desde hacía mucho tiempo a la derecha merced a su pacto con los viejos poderes y las fuerzas armadas, pero muchos partidarios del SPD veneraban a ambos líderes espartaquistas. Ellos dos nunca hubieran permitido la estalinización del KPD. Luxemburg se mostró contraria a ingresar en la Comintern y criticó el terror de Lenin y Radek. Hasta Liebknecht se habría mostrado remiso a aceptar una mera vanguardia de la clase obrera.

Ambos trataron de ayudar a las masas a tomar conciencia y no intentaron subestimarlas. La izquierda de Alemania y de Europa habría seguido un camino más independiente. Habría existido la oportunidad de denunciar a los dirigentes derechistas del SPD. No se habría cimentado la división de la izquierda. Que eso hubiera evitado el fascismo y el estalinismo ya es otro cantar, pero habrían sido mayores las posibilidades de que así sucediera.

¿Cree que Rosa y Karl representaban verdaderamente la clase de amenaza que temía Pabst? Al fin y al cabo, muchos trabajadores se mostraron en última instancia satisfechos con el retorno a la paz y la tranquilidad en cuanto abdicó el káiser y se introdujo la democracia parlamentaria. ¿Había realmente alguna posibilidad de revolución en Alemania en 1918–19?

Creo que está usted formulando la pregunta de modo incorrecto. Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht (no me gusta abreviar sus nombres usando sólo el de pila) eran una amenaza para el capitalismo, y los asesinaron por esta razón. No porque fueran una amenaza a la democracia: nunca lo fueron. No eran bolcheviques en el sentido de Lenin y Trotski, ni ordenó el capitán Pabst que los mataran porque fuesen presuntamente una amenaza a la democracia. Hizo que los mataran porque eran una amenaza para el sistema del que era  servidor, el del imperialismo prusiano-germano, el de la guerra y la dominación mundial, que la dirección del SPD había apoyado activamente desde 1914.

Escribió usted no hace mucho en  -WOZ – [Die Wochenzeitung] que el SPD debería de una vez por todas “aceptar la responsabilidad” del asesinato de ambos y de haber extinguido la Revolución de Noviembre. ¿Lo entiende como una exigencia política real, o más como un arma polémica contra un partido político neoliberal y decrépito?
El SPD es un partido en declive que dentro de diez años ya no existirá. Está despuntando un nuevo fascismo que tendrá un aspecto distinto del que hemos conocido con anterioridad, más oculto y sutil, pero capaz de seducir  de nuevo a las masas. Con la misma fuerza con la que creo en que el SPD no puede echarle la culpa a nadie más que a sí mismo, lamento profundamente, sin embargo, que le estén reemplazando la Alternative für Deutschland (AfD) y los Verdes neoliberales.

Los Verdes son un partido hipócrita de gente de elevados ingresos que tiene dos coches, gente que siempre traiciona sus ideales cuando entra en el gobierno. Los Verdes cumplieron en quince años lo que le llevó al SPD 150. Robert Habeck, uno de sus nuevos dirigentes y autor oficial, escribió hace unos diez años una mala obra de teatro sobre el levantamiento de los marineros en la que legitimaba a figuras proto-fascistas como Gustav Noske (SPD), que fue directo responsable del asesinato de Luxemburg y Liebknecht.

No hay que desperdiciar saliva con la AfD. Esta gente va a tomar el poder en la mitad oriental de Alemania. Lo que falta es un partido antifascista de masas. El SPD representaba ese partido al menos desde la II Guerra Mundial, pero perdió este elemento últimamente en su fase neoliberal (en coalición con los Verdes), que se inició en 1998.

¿Qué puede aprender la gente joven de esta trágica historia? ¿Quizás hace ya demasiado tiempo como para que sea hoy pertinente?

Es buena cosa que la Revolución de Noviembre haya regresado al menos parcialmente a la atención pública en 2018. Todavía hay quien no ha cejado en esta democracia y critica el capitalismo. Lo que pueden aprender los jóvenes es eso que dijo una vez Elias Canetti acerca de las masas: el verdadero enemigo de las masas no está a las puertas, sino en nuestro propio sótano. Tenemos que trabajar mejor a la hora de luchar contra él.

Rosa Luxemburg Stiftung, 2 de enero de 2019

Klaus Gietinger  guionista, director cinematográfico e historiador radicado en Frankfurt, ha publicado varios libros sobre el fascismo alemán y el movimiento comunista, así como una historia de los accidentes de automóvil. Su película más célebre es un clásico de 1985, Daheim sterben die Leut [La gente muere en casa].

Loren Balhorn: traductora al inglés de su libro,
“Un cadáver en el canal Landwehr” , en Verso Books.