GRAMSCI AQUÍ CON NOSOTROS

GRAMSCI AQUÍ CON NOSOTROS

Gramsci aquí, con nosotros

“De una manera política, emocional, poética, militar, Antonio Gramsci fue una bandera que estuvo muy presente en nuestra Guerra Civil, entre los más de cuatro mil italianos antifascistas”.

Si recorremos la biografía de Antonio Gramsci, podemos comprobar que nunca estuvo físicamente en España, en Euskadi. Sin embargo, de una manera política, emocional, poética, militar, Antonio Gramsci fue una bandera que estuvo muy presente en nuestra Guerra Civil, entre los más de cuatro mil italianos antifascistas (4.122) que vinieron a combatir a Franco en las filas de las Brigadas Internacionales, y que se dejaron aquí más de seiscientos muertos. Y, además, dentro de la XIII Brigada Internacional se encuadró una batería de cañones a la que se bautizó como “Batería Antonio Gramsci”, una unidad de artillería equipada por dos cañones de 110, y cañones Vickers Armstrong del 75. Esta batería entró en combate en los frentes de Teruel, Porcuna, Huesca, y en las batallas de la zona Centro-Sur.

Las Brigadas Internacionales como tales, no estuvieron en Euskadi. Porque tras su formación, en octubre de 1936, su cuartel de instrucción se ubica en Albacete, que es donde acuden todos los internacionalistas para recibir formación militar y de armas, de la que carecían por completo. Entran por los Pirineos y Catalunya; porque para entonces Euskadi y el norte están aislados del resto de la zona republicana, por Navarra y Castilla, en manos franquistas.

Por esa razón no pudieron venir las unidades militares de los internacionalistas. Pero sí vinieron algunos jefes, que tuvieron presencia en el Ejército vasco. En este HERRI, dedicado a la figura de Antonio Gramsci, queremos homenajear la memoria de tantos antifascistas italianos, la mayoría del Partido Comunista Italiano que fundara Antonio Gramsci, que acudieron a ayudar a la República desde el primer momento. Como aquel contingente de italianos de la primera hora, que llegó a Irún en los primeros días del golpe militar, contándose en la ciudad fronteriza al menos 24 italianos, de los que 7 se dejaron la vida defendiendo la libertad en Irún: Bertoni, Diviach, Donati, Gojak, Gorizia, Martini y Zustovich. Y entre los jefes militares, el más relevante fue Nino Nanetti, comunista italiano, perseguido como Gramsci por Mussolini, por lo que había tenido que escapar a Francia, desde donde llegó.

Nino Nanetti nació en Bolonia en 1906. Era obrero meta-lúrgico de profesión. En 1923, tras haberse producido la llamada «marcha sobre Roma», Nanetti comenzó a militar en el movimiento socialista, manteniendo una gran actividad en la clandestinidad. En 1924 es herido con una grave conmoción cerebral, en un enfrentamiento con los fascistas en Bolonia. En 1925, es herido en un brazo en un nuevo enfrentamiento con los fascistas en su ciudad. En ese clima de persecución de la dictadura fascista ya instalada en Italia, evoluciona hacia el comunismo, siendo uno de los dirigentes de la juventud comunista italiana. En junio de 1927 es detenido por las autoridades fascistas.

Pasa un tiempo en prisión y luego es confinado en la isla de Lipari, donde está hasta febrero de 1930. Ante el riesgo de ser arrestado de nuevo, en otoño de 1931 decide escapar a Francia, instalándose en Toulouse y trabajando como obrero mecánico. Cuando se produce el llamamiento a formar las Brigadas Internacionales para ayudar a la República española, Nino acude de inmediato. Tras instruirse en el cuartel de Albacete y ya formando parte de las Brigadas, participa en la defensa de Madrid, y en la exitosa batalla de Guadalajara. En el combate se destacan sus cualidades militares y organizativas, por los que es puesto al mando de varias unidades, la 35 Brigada mixta, y luego la 12 División, que está compuesta de 3 Brigadas con 12 batallones cada una, más un regimiento de caballería, dos trenes blindados y un batallón de ingenieros. En total más de 10.000 soldados a sus órdenes.

En la primavera de 1937 solicita ser enviado a Bizkaia, donde la situación es muy grave; tras aceptarse su petición es enviado por la República para reforzar la dirección del ejército en Euskadi. Colabora con el irunés Manuel Cristóbal Errandonea, que tras la formación del ejército vasco comanda la VI Brigada mixta, formada por 4 Batallones: el “Rosa Luxemburgo”, el “UGT nº13”,; el Amuategui; y el “Rebelión de la Sal”. Cuando Cristóbal Errandonea es herido en junio de 1937 en las posiciones del Cinturón de Hierro de Bilbao, se le da a Nino Nanetti el mando de los cuatro batallones de la VI Brigada. Participa en los combates en el Cinturón de Hierro, y en la defensa de Bilbao. Tras la caída de la capital, se reestructuran las unidades en retirada y le es confiado el mando de la 2ª División Vasca, siendo herido el 16 de junio por la metralla de un bombardeo franquista sobre el cuartel general republicano en Zalla. Es sustituido al mando de sus tropas de la 2ª División Vasca, tras su herida, por otro irunés, por el último general del alarde de San Marcial y juez de Irún, Nicolás Guerendiain. Evacuado al hospital de Santander, Nino Nanetti muere el 21 de julio de 1937, a la edad de 31 años.
Así describe en sus memorias la vida y muerte de Nino Nanetti la célebre revolucionaria italiana Teresa Noce.

La muerte de Nino Nanetti

No recuerdo la fecha en que llegaron las noticias de la muerte de Nino Nanetti, que cayó en el frente de Bilbao. Sólo recuerdo mi llanto desesperado boca abajo en la cama. Porque Nanetti, además de ser un compañero, era un amigo querido al que quería como a un hermano. Y como había sucedido muchos años antes con la muerte de mi hermano, repetí que Nino no debía ni podía morir. Era demasiado joven, demasiado bueno, demasiado bello.

Nino tenía 31 años, pero la suya había sido la vida de un luchador proletario, un comunista. Si esa corta vida tuvo el encanto cautivador de las vidas aventureras y heroicas fue porque había sabido en un corto período de tiempo, transformarse de un trabajador mecánico en un líder comunista, en un comandante militar, yendo de la fábrica a la academia, cruzando ilegalmente las fronteras de media Europa, de Italia a la Unión Soviética, de Francia a España.
A los 16 años de edad, el joven trabajador boloñés, desafiando a las escuadras fascistas, a las porras y al aceite de ricino, se había unido a la juventud socialista de su ciudad. En su fábrica además de los jóvenes socialistas, eran activos los comunistas, y aún más numerosos los jóvenes sin partido, o los católicos. Con éstos, Nino discutía todos los días para unirlos, para defender los restos de libertad que el fascismo aún no había logrado reprimir. En las luchas y discusiones surgió un problema con particular claridad en la conciencia de Nino, “la necesidad de unir a las fuerzas antifascistas”, de modo que él fue el organizador del frente unificado juvenil comunista-socialista-católico de Bolonia. Desde ese primer embrión de la unidad de los trabajadores, se le delegó para viajar a la Unión Soviética junto con otros jóvenes italianos de diversas corrientes antifascistas.

Regresó de la URSS fortalecido políticamente e ideológicamente, pero para evitar el arresto debió abandonar Bolonia. Se fue a Génova, donde fue detenido y confinado a Lipari. Después de los años de confinamiento, reanudó su actividad antifascista pero era demasiado conocido y debió exiliarse, pasando al trabajo clandestino.

El 18 de julio de 1936, la fecha del comienzo de la guerra civil española, Nanetti estaba en Toulouse. Y Toulouse estaba demasiado cerca de España para que Nino pudiera resistir la llamada de la lucha abierta contra el fascismo. Pocas horas después, el 19 de julio, Nino cruzó la frontera. El primero de un gran contingente de voluntarios antifascistas para combatir junto al pueblo español. Inmediatamente corrió al frente como un simple miliciano. Luego, la Juventud española le encargó formar el primer “Batallón de la juventud”. En ese momento Nanetti ya había combatido en Tardienta organizando lo que los falangistas llamaron a la “Batería fantasma” y que en realidad estaba compuesta por un cañón montado sobre un camión y operado por dos hombres: Nino y un compañero español.

Combatió en Huesca y volvió nuevamente a Tardienta. Organizó el “Batallón de la juventud” (unos 500 hombres), lo instruyó, se convirtió en su comisario político y lo condujo al frente, donde la batalla era más intensa, en el Madrid asediado por el enemigo. Combatió en todas partes y terminó tomando el mando militar de la unidad. Así adquirió la capacidad de un verdadero comandante de un ejército popular. Organizó la defensa de la Sierra y fue nombrado teniente coronel, al mando de seis batallones. De batalla en batalla se convierte en comandante de brigada y en Guadalajara en comandante de división. Una “División” que en realidad todavía no existía y que Nino tuvo que organizar en pleno fragor del combate. Después de haber tomado al enemigo cinco ciudades, Nanetti se encuentra a la cabeza de diez mil hombres, todos españoles, excepto el comandante de brigada, Zanoni, un socialista italiano. Fue esa División la que, bajo la dirección de Nanetti, organizó la primera academia militar para la formación de cuadros de trabajadores.
Cuando en Bizkaia y en el frente de Bilbao la situación empeoró, Nino solicitó ser enviado con urgencia a esa región. Durante largos meses, los mineros de Asturias y Galicia, junto con los católicos de Bizkaia y Euskadi, habían defendido firmemente las últimas posiciones alrededor del puerto de Bilbao. Conservar la ciudad era de capital importancia para la suerte de la republica. La petición de Nanetti fue aceptada y el joven comandante comparte partió para la que sería su última misión. Como proletario y como comunista estaba listo para la lucha y para la muerte. Para la lucha que lo esperaba cruel y mortal, para la muerte que iba a golpearlo a los 31 años, después de un mes de terrible sufrimiento.

Teresa Noce

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Gramsci el jefe de la Revolución Socialista Italiana

Gramsci el jefe de la Revolución Socialista Italiana

Gramsci el jefe de la Revolución Socialista Italiana

El grupo de L´Ordine Nuovo del que Gramsci era su figura principal contaba con el apoyo que Lenin le dio en el Segundo Congreso de la IC en 1920.

Antonio Gramsci ha hecho diversos aportes sobresalientes a la causa de la Revolución socialista. El más importante pero no el único es haber interpretado creadoramente las verdades universales del marxismo-leninismo1 a la realidad particular y compleja de su país en el momento histórico que le tocó vivir construyendo tanto el Partido y la Internacional Comunista (IC) como el programa de la Revolución socialista italiana2.
La Italia donde nació, luchó y murió Gramsci era uno de los países más recientemente constituidos de Europa occidental. Dividido en dos regiones distintas, Norte y Sur. Había conocido una forma específica de revolución burguesa que condujo a su unificación en 1870 y a la derrota política (que no social) de las fuerzas feudales conservadoras. El capitalismo moderno industrializó el triángulo Génova-Milán-Turín. El sur napolitano e insular sardo y siciliano no se había sacudido las relaciones semi feudales heredadas de 4 siglos de dominio de la rama Sicilia de los Borbones españoles.
Gramsci, afiliado al Partido Socialista italiano (PSI) en 1913 con 21 años. Se convirtió en uno de los 12 miembros del comité que dirigió la lucha de los Consigli di fabbrica (consejos obreros) en Turín3. Decenas de miles de obreros participaron en el llamado “Bienio Rojo” (1918-1920) influenciado por la Gran Revolución rusa, que cambió la historia de Italia. La revista fundada por él mismo en 1919, L´Ordine Nuovo, alcanzó dos objetivos: uno orientar dicho movimiento y otro, que madurasen las condiciones políticas para crear el, hasta hoy, más importante partido comunista de Occidente, el italiano. Gramsci explicó que la buena acogida entre los obreros de su revista se debió a que “en los artículos del periódico encontraban una parte de sí mismos, su parte mejor”4. En setiembre de 1920 se alió al napolitano Amadeo Bordiga para romper con el PSI y crear el Partido Comunista en su Congreso fundacional de Livorno de enero de 1921.

En el nacimiento del PC de Italia (PCd´I) Gramsci no fue el líder principal sino Bordiga y el grupo en torno a la revista Il Soviet. Antonio fue uno de los 15 miembros de su primer Comité Central. Sin embargo, el grupo de L´Ordine Nuovo, del que Gramsci era su figura principal, contaba con el apoyo que Lenin le dio en el Segundo Congreso de la IC en 1920: “Debemos decir simplemente a los camaradas italianos que la orientación de la Internacional Comunista corresponde a la de los militantes de L’Ordine Nuevo y no a la de la mayoría actual de los dirigentes del partido socialista y su grupo parlamentario”5. Lenin discrepaba con la táctica ultraizquierdista de Bordiga y su rechazo a participar en la lucha parlamentaria lo que le alejaba del grueso de la clase obrera. Gramsci se convierte en el verdadero líder del PCd´I al triunfar en el III Congreso de Livorno realizado en enero de 1926 y vencer la tendencia ultraizquierdista que impedía el desarrollo del Partido.
La falta de experiencia política de la joven clase obrera y de los nuevos partidos comunistas que rompían con el reformismo de la vieja socialdemocracia de la IIª. Internacional obligaba a Gramsci a una dura lucha teórica y política, a organizar la formación política de la militancia y a intervenir en la construcción de la nueva Internacional Comunista (IC) que era concebida como un partido mundial con una única dirección y una estrategia adecuada a cada contexto nacional. Observa que Italia no haya habido nunca “una educación política, sino una espantosa confusión de ideas”6. Todo en las difíciles condiciones de la dictadura fascista apoyada por la burguesía para cortar el empuje revolucionario de la clase obrera y campesina. Gramsci fue unitario siguiendo la orientación de la IC de colaborar con “los mejores elementos proletarios del sindicalismo y del anarquismo”7 . Abrió L´Ordine Nuovo a los anarquistas y se mostró favorable a colaborar con ellos y los socialistas en la organización de masas de los Arditi del Popolo (Atrevidos del Pueblo) para frenar la violencia fascista.

De 1923 a 1924 Gramsci luchó en Moscú y en Viena para organizar el Partido en condiciones de clandestinidad, derrotar la línea errónea que lo dirigía y reforzar la IC en condiciones de reflujo de las luchas obreras. Conocer en persona la construcción socialista soviética ratificó su confianza en el socialismo: ”El espectáculo cotidiano que tuve en Rusia de un pueblo que crea una vida nueva, nuevas costumbres, nuevas relaciones, una nueva manera de pensar y de abordar nuevos problemas, me conduce hoy a ser más optimista sobre nuestro país y su futuro”8. Su continua producción política y teórica se produce al calor de las necesidades de la lucha revolucionaria a la que se dedica en cuerpo y alma. En este proceso se va convirtiendo en el dirigente más lúcido de la Revolución italiana y uno de los más destacados de Europa.

Lo calificamos de “jefe de la Revolución italiana” porque supo sistemáticamente descubrir las tareas prioritarias de cada momento histórico que le tocó vivir, concebir la forma que adquiriría el socialismo en las condiciones particulares italianas y construir el Partido que necesitaba la clase obrera para dirigir el proceso social de su país.
Gramsci fue acusado de intentar trasplantar la revolución rusa a las condiciones tan distintas de Italia. Rechazó ese argumento.

Su capacidad política le hizo ver lo que había de universal en la teoría general del marxismo-leninismo, sin desdeñar el estudio de otras experiencias revolucionarias de su época, como las luchas obreras en Inglaterra. Pero, insisto, el eje de su actividad política fue la Revolución socialista en Italia, la toma del poder político por los trabajadores y la construcción no de una República burguesa parlamentaria, ni siquiera “antifascista”, sino socialista. Escribe en mayo de 1919: “El Estado proletario no es la seudodemocracia burguesa, forma hipócrita de la dominación oligárquica financiera, sino la democracia proletaria que emancipará a las masas trabajadoras, no el parlamentarismo sino el autogobierno de las masas a través de sus propios sistemas de representación; no la burocracia de oficio, sino órganos administrativos creados por las propias masas, con la participación real de las masas en la administración del país y en la empresa de edificación socialista. La forma concreta del Estado es el poder de los Consejos y de las organizaciones del mismo tipo”9.

Se puede constatar que ni en vida y menos tras su muerte logró el objetivo político propuesto: llevar a Italia al socialismo. Sin embargo, alcanzó objetivos estratégicos. Construyó, como hemos dicho, el Partido Comunista más importante que contribuyó a esa gesta universal que fueron las Brigadas Internacionales a favor de la República española, antesala de las grandes luchas antifascistas que culminaron con la victoria en 1945. Construir la imponente fuerza partisana, la Brigada Garibaldi y otras unidades, que fue fundamental para derrotar al fascismo en su país. Hacer emerger por primera vez a la clase trabajadora como un actor político fundamental en la Italia de la posguerra. Además, contribuyó a reforzar la preciosa experiencia de la IC que fue una escuela y estado mayor para las revoluciones triunfantes en el siglo XX en todos los continentes. Fue una barrera de protección de la Unión Soviética cuya defensa fue una de las prioridades de la acción política de Gramsci. Por si fuera poco, desarrolló en tanto que conocimiento científico la teoría marxista en varios campos planteados por la lucha de clases. Manuel Sacristán escribe que “Los Cuadernos de la cárcel no valen sólo por su contenido (con ser éste muy valioso)… valen también como símbolo de la resistencia de un “cerebro” excepcional a la opresión, el aislamiento y la muerte”10. Gramsci desarrolló una intensa actividad como dirigente obrero en la época del Bienio Rojo, como organizador partidario tanto a nivel italiano como internacional, como constructor de la primera experiencia socialista mundial, en tanto que tomó parte en Moscú en la actividad del “Partido mundial” que dirigía dicha construcción y además desarrolló la ciencia y la teoría política marxista en algunos aspectos ideológicos que fueron apuntados los fundadores clásicos pero que requerían y siguen requiriendo de nuevas investigaciones en contacto con las realidades cambiantes.

Gramsci no llegó a la claridad ni profundidad de los clásicos fundadores. Tampoco es el único dirigente marxista europeo en el siglo XX que haya brillado con tanta luz. Por lo tanto, no es el único que deba ser estudiado y conocido por las nuevas generaciones de luchadores europeos marxistas y comunistas. El siglo XX ha conocido una experiencia muy rica de luchas proletarias, sociales, nacionales y populares en todos los confines europeos que produjeron resultados altamente provechosos para la causa de la emancipación humana. Incluso en este XXI más sombrío no son pocas las experiencias interesantes que se producen como resultado de las luchas y actividades sociales avanzadas.

Gramsci ha sido el mejor “producto” de la intensa lucha desplegada por la clase obrera italiana, el mejor dirigente originado en el impacto en Italia de la Revolución de Octubre y uno de los mejores teóricos marxistas de un país donde el marxismo, gracias al Partido que supo construir en los años 20 y 30 con sus camaradas, se convirtió sino en “hegemónico” (imposible hasta la toma del poder político y convertir a la clase trabajadora en dominante) pero sí en una visión del mundo ampliamente difundida, extendida y compartida, haciendo de su sociedad mucho más progresista y avanzada que, por ejemplo, la nuestra, donde por razones históricas, el pensamiento conservador y todavía semi feudal está bien asentado en la sociedad.
Gramsci realizó aportaciones en ese surco abierto por el marxismo desde mediados del siglo XIX que siguen plenamente vigentes en lo que la ideología dominante llama la era “posmoderna” pero que no es sino la maduración del capitalismo de los monopolios, genialmente descrito por Lenin, que es hoy más dominado por unos pocos grandes monopolios que en vida, no sólo de Lenin sino del mismo Gramsci. Es por eso que el grado que Gramsci alcanzó en vida como “jefe de la Revolución socialista italiana” y uno de los más destacados impulsores de la revolución socialista europea le sigue conviniendo plenamente.

1.- Verdades que hacen de este planteamiento teórico clásico porque supera las coyunturas históricas y atraviesa el tiempo al haber sabido descubrir las leyes profundas que rigen el desarrollo de la Historia y la sociedad y haber desentrañado la naturaleza del modo de producción capitalista y porque es una herramienta útil para comprender el momento presente.

2.- Punto en el que insiste José Aricó en su prólogo al libro Gramsci. Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado moderno, Editorial Lautaro, Buenos Aires, 1962.

3.- Palmiro Togliatti, Gramsci, Editori Reuniti, Roma, 1967, p. 69.

4.- “El programa de l’Ordine Nuovo”, Antología traducida por Manuel Sacristán, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2010. P, 86.

5.-Maria Antonieta Macchiocchi, Gramsci y la Revolución de Occidente, Siglo XXI editores, México, 1976, p. 73.

6.- Artículo “La cuestión italiana y el Komintern” escrito en 1922, página 19 del libro recopilatorio Antonio Gramsci. La Construcción del Partido Comunista 1922-1926, Dédalo Editores, Madrid, 1978.

7.- “Carta al Partido Socialista Italiano” firmada por el presidente del Comité ejecutivo de la Internacional Comunista Zinoviev y por Bujarin y Lenin. http://www.marxists.org/francais/inter_com/1920/08/italie.htm

8.- Página 82 del libro de Macchiocchi.

9.- Publicado por Gramsci en L’Ordine Nuovo el 24 de mayo de 1919 y citado por Macchiocchi en la página 158 de su libro.

10.-Manuel Sacristán, “El Undécimo cuaderno de Gramsci en la cárcel”, Pacifismo, ecología y política alternativa, Icaria Editorial, Barcelona, 1987.

José Antonio Egido, Sociólogo

Hacer cumplir al gobierno y mantener la estrategia de ruptura

Hacer cumplir al gobierno y mantener la estrategia de ruptura

Hacer cumplir al gobierno y mantener la estrategia de ruptura

Se inicia una nueva etapa política en la que por primera desde los años 30 del pasado siglo en España hay un gobierno de coalición entre la socialdemocracia y la izquierda alternativa, con la entrada de Unidas Podemos -y de Izquierda Unida- en el Consejo de Ministros, un gobierno cuya formación ha sido apoyada por el PCE, que cuenta con dos ministerios dirigidos por integrantes de nuestro Partido. Existe en estos momentos una evidente satisfacción de los sectores populares, democráticos y progresistas por haberse alcanzado finalmente el acuerdo de gobierno de coalición.

Toca trabajar para que el acuerdo de gobierno alcance los objetivos propuestos, que no son otros que revertir las políticas neoliberales y de recortes de derechos y poner en marcha otras políticas diferentes que garanticen plenamente los contenidos de los derechos fundamentales, tanto políticos como sociales y económicos, con el fin de mejorar sustancialmente las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora. Podemos afirmar que es positivo que no se haya cerrado la crisis de régimen en forma desfavorable para la clase trabajadora, y también lo es que se diluya el llamado centro político, que no es otra cosa que la muleta en la que se apoyan los poderes económicos para atraerse a la parte más débil de las capas populares.
Se abre un escenario político que nos ofrece la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de la mayoría social, aumentando el Salario Mínimo, recuperando el valor adquisitivo las pensiones, derogando la LOMCE, la Ley Mordaza o la Reforma Laboral, al tiempo que se pueden profundizar las contradicciones del bloque dominante.

La cuestión es seguir siendo una fuerza rupturista y no caer en la tentación de querer convertirnos en la izquierda del régimen. Debemos conjugar el mantenimiento de la estrategia rupturista con una táctica que tiene que contemplar nuestra participación en el Gobierno con nuestra actuación social, sindical e institucional, para conseguir conjugar medidas que mejoren la vida del Pueblo con otras que generen contradicciones en el bloque dominante y nos permitan avanzar en alcanzar una correlación de fuerzas favorable a un nuevo marco constitucional, la República.

La clave en este momento es no olvidar que la crisis de régimen sigue abierta y que las fuerzas del bloque dominante que han perdido una batalla, no darán por perdida la guerra, que van a tratar de utilizar todos sus recursos para que este gobierno fracase y dar paso a un gobierno de la derecha más dura.

Esta estrategia deberá permitirnos también ampliar la base política y militante del proyecto de convergencia de la izquierda en torno a Unidas Podemos, un requisito imprescindible para soportar con éxito los retos políticos a los que nos enfrentamos y las innumerables contradicciones a las que nos someterá la acción de gobierno. No olvidamos que el Gobierno puede fracasar, no sólo por la presión de la derecha, sino que también puede fracasar si no cumple las expectativas de una base social que hoy está esperanzada. El ejemplo de Grecia está demasiado cerca en el tiempo, por lo tanto, la mejor defensa del Gobierno no es justificar todo lo que haga, sino trabajar en todos los ámbitos para que cumpla sus objetivos.

A la vista del contenido del acuerdo programático, nuestro enemigo principal será, sin duda, en los próximos meses el intento de desestabilización del gobierno por la derecha mediática y política, la ultraderecha y en general todas las fuerzas conservadoras al dictado del gran capital.

Y previsiblemente, serán innumerables los ataques de sectores izquierdistas que afirmarán que el acuerdo de coalición alcanzado es una traición a la clase obrera y supone habernos entregado a la socialdemocracia.
No viene mal recordar por lo tanto las palabras de Lenin en su obra “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”:
“Hay que aprovechar la menor posibilidad de obtener un aliado de masas, aunque sea temporal, vacilante, inestable, poco seguro, condicional. El que no comprenda esto no comprende ni una palabra de marxismo ni de socialismo científico contemporáneo, en general. El que no ha demostrado en la práctica, durante un intervalo de tiempo bastante considerable y en situaciones políticas bastante variadas, su habilidad para aplicar esta verdad en la vida no ha aprendido todavía a ayudar a la clase revolucionaria en su lucha por librar de la explotación a toda la humanidad trabajadora”.

“De todo esto se desprende imperiosamente la necesidad -una necesidad absoluta para la vanguardia del proletariado, para su parte consciente, para el Partido Comunista-, de recurrir a la maniobra, a los acuerdos, a los compromisos con los diversos grupos de proletarios, con los diversos partidos de los obreros y pequeños patronos.Toda la cuestión consiste en saber aplicar esta táctica para elevar y no para rebajar el nivel general de conciencia, de espíritu revolucionario, de capacidad de lucha y de victoria del proletariado.”

Redacción Herri

 

Gramsci en Ses Fonts Ufanes*

Gramsci en Ses Fonts Ufanes*

Gramsci en Ses Fonts Ufanes*

“El agua es agua pura y libre cuando corre entre las dos orillas de una corriente o río”.

Ahora que dicen que vuelve a haber jóvenes, cabe recomendar la lectura de tres escritos de Gramsci publicados en febrero de 1917 en La Cittá Futura, la revista de las Juventudes Socialistas turinesas. Son los titulados «Indiferentes», «La disciplina» y «Disciplina y libertad». El primero es una exhortación a la participación, a tomar partido, y en contra de los indiferentes, de los que no ven diferencias y dicen «Todos son iguales». «Odio a los indiferentes», empieza diciendo Gramsci, que se califica a sí mismo de partigiano, es decir, de alguien que se coloca en un bando y no en otro, alguien que participa, que es de un partido.

Lo que sucede, el mal que nos cae encima, (…) no se debe tanto a la iniciativa de los pocos que actúan como a la indiferencia, al absentismo de los muchos. (…) Parece que sea la fatalidad lo que lo destroza todo y a todos; parece que la historia no sea sino un enorme fenómeno natural, una erupción, un terremoto, del que todo el mundo es víctima. (…) Los indiferentes (…) prefieren hablar de ideales fracasados, de programas definitivamente caducos y de otras placideces similares. Así vuelven incidir en su ausencia de toda responsabilidad.

En el segundo artículo, «La disciplina», Gramsci describe con imágenes de Kipling la disciplina burguesa, mecánica y autoritaria, de la cual emana una corriente interminable de obediencia y sumisión, y contrapone la disciplina libre, autónoma y espontánea de los trabajadores organizados. «Quien es socialista, o quiere llegar a serlo, no obedece, sino que se manda a sí mismo.»

En el último artículo, «Disciplina y libertad», Gramsci aporta una imagen imborrable. Se pregunta a qué denominar agua libre, agua viva. Y contesta: «El agua es agua pura y libre cuando corre entre las dos orillas de una corriente o río, no cuando está esparcida de manera caótica por el suelo, o cuando se expande y disuelve en la atmósfera».
Por un lado, agua esparcida y vapor sutil. Por otro, agua limitada por las orillas pero que nada detiene, porque ve de dónde viene y sabe adónde va. Para Gramsci, la imagen de la rebelión. es análoga a la del torrente o el río recogido sobre sí mismo, fortalecido y orientado por las orillas, que avanza y derriba cuanto se le opone, y no se detiene, y cada nuevo obstáculo supone un salto hacia un nuevo impulso.

No puedo dejar de pensar en agua esparcida cuando veo a grupos de gente sentada en el suelo, en la plaza de España**, en Palma, hablando de manera pretenciosa. Da igual que sean dos o mil: no es la cantidad lo que dota de libertad al agua. El agua esparcida atrae mosquitos (moscards en mallorquín; sea casualidad o no, mouchard es la palabra francesa para los confidentes policiales)

Claudio Magris se preguntaba (El Danubio, 1988) cuál era la fuente del Danubio. En una excursión río arriba para encontrar la fuente de la que brota el río, viaje ritual hacia el origen y hacia el final de la cultura centroeuropea (Karl Kraus: «El origen es la meta»), dejando atrás riachuelos cada vez más estrechos, el viajero llega por fin a una finca rústica, en lo alto de la montaña, donde, desde un abrevadero, se derrama el agua que forma el primer hilo, que llegará al mar Negro convertido en un río inmenso, tras haber atravesado ciudades, países, siglos y culturas.

¿De dónde viene esta agua que llena el abrevadero y se derrama? El viajero mira y descubre un grifo: ¡un grifo, el origen del Danubio! Nada más vienés que esta imagen del artificio y la arbitrariedad como productor y causa de la «Naturaleza». No obstante, la rebelión, el agua viva y libre que busca Gramsci, no puede proceder de un grifo.
Hay movimientos sociales que sí salen de un grifo. Son procesos artificiales, fruto de cálculos contables, de aritmética parlamentaria, dicen que para sumar más, y que esconden el grifo que los ha creado y los alimenta.
El agua viva de Gramsci tiene otro origen. Torrentera libre, de orillas sólidas elegidas por ella misma, que embiste los obstáculos y arrastra al viejo mundo que se le opone.

Veo Ses Fonts Ufanes de Campanet cuando leo estas páginas de Gramsci. ¿Habéis ido alguna vez? Os encontráis dentro de un encinar. Oís un rugido sordo. De manera repentina, difusa, potente, empieza a brotar agua directamente de la tierra, por todas partes, delante de vosotros, detrás, al lado. No se detiene, cada vez hay más. Agua en movimiento, que no se contempla a sí misma como Narciso, sino que avanza decidida, corriente abajo, que se agrupa, choca, se abre camino, atropella, salta por encima de los obstáculos, se abre paso.
Pienso en Gramsci y en Ses Fonts Ufanes cuando veo que aquí y allí brotan gritos, pregones, revueltas, mareas: aguas vivas salidas de mil manantiales, de toda fuente, capaces de transformar la movilización en organización, la rebeldía en alternativa, la alternativa en poder.

*. Ses Fonts Ufanes, dentro del municipio mallorquín de Campanet, es un sistema de fuentes intermitente, que brotan directamente del suelo en un área de cierta extensión, según el régimen pluvial producido días antes en las montañas cercanas, y que puede oscilar entre los tres y los 100 metros cúbicos de agua por segundo. Fueron declaradas Monumento Natural por el Gobierno de las Islas Baleares en el año 2005.

**. La plaza de España de Palma fue el escenario donde se representó el 15-M.

Josep Quetglas
Arquitecto

Kargara itzuli,  teoriatik eta praxitik

Kargara itzuli, teoriatik eta praxitik

Kargara Itzuli

Teoriatik eta praxitik

Berriro kargara goaz, oraingoan Antonio Gramsci pentsalari italiarraren irudiaren inguruko ERI zenbaki berri batekin. Gramsci XX. mendeko marxismoaren pentsamendu eta praxiaren irudi zentrala da, eta mugimendu komunistaren eraikuntzaren figura zentrala, ez bakarrik Italian, baita nazioartean ere.

Beharbada, duela hamar edo hamabost urte zenbaki hau Gramsciri eskaini izan bagenio, mundu akademikoan nostalgikotzat hartuko gintuzkete, komunismoaren figura historikoen aipamenak egiten ditugunei esaten diguten bezala. Zorionez, Gramsciren lanak “moda” moduko bat bizi du filosofoen – ez marxistak soilik–, politologoen eta baita teoriatik urrunago dauden militanteen artean ere. “Moda” bat da, egile sardiniarraren obrari buruz egin diren interpretazio ezberdinen argitan, eta, bereziki, azkenaldian hainbeste idatzi den “hegemoniaren” inguruan aurki daiteke. Baina eztabaida teorikotik haratago, ERItik bilatzen duguna, beste batzuetan bezala, komunismoaren funtsezko figura bat berreskuratzea da. Beste behin ere, unibertsoa pentsamenduan eta obran komunista izatearen alderdi zehatzarekin uztartzen duen figura bat.

Honela, bere bizitzaren zati handi bat teorizaziora dedikatzen duen gizon bat gogoratu behar dugu -komunista izateagatik kartzelan lan honen zati bat egindakoa- baina baita praxira ere, hain zuzen ere, hori izan baitzen Antoni Gramscirentzat marxista eta Marxen lanaren aditu eta kritiko bezala argi zegoen gaietako bat, teoria eta praxia.

Gramscik parte-hartze aktiboa eta militantea izan zuen arlo teorikotik eta materialetik, 1919 eta 1920n Turinen langile-kontseiluen matxina-darekin hasita, L’Ordine Nuovo (kultura sozialis-taren astekaria) bezalako langileen prentsaren sorrerarekin jarraituz, eta, gero, PCI (Italiako Partidu Komunista) indartsuaren sortzailea izan zen, eta haren idazkari nagusia eta diputatu hautatua izango zen Italiako Parlamentuan Zalantzarik gabe, Euskadin hauteskunde politiko batzuk baino aste batzuk lehenago – apirilaren bosteko Eusko Legebiltzarrerako hauteskundeak – argitara ematen den Gramsciri buruzko aldizkari batean, ERIk ezin du alde batera utzi batasunaren gaia.
Gramscirengandik, eta ez harengandik bakarrik, ikas dezakegun gauza bat eragile “sozialen” batasunaren beharra da, bakoitzaren berezitasunei uko egin gabe, indar handiagoa bermatzeko eta zatiketaren berezko porrotak saihesteko. PCE-EPKrentzat, zehazki, helburua aliantzak bilatzea da, baina ez hauteskunde-aliantzak soilik, izan ere, batasuna lortzeko eragile gehiago behar dira, alderdi politikoez gain.

Batasunaren komenigarritasun horrek azaltzen du EAEn Ezker Anitzaren existentzia, PCE-EPK-k berak bultzatuta, beste eragile batzuekin batera – edo IUN-NEBren existentzia azaltzen duena Nafarroako kasuan –, eta azaltzen du, halaber, Eusko Legebiltzarrerako hurrengo hauteskunde hauetan Elkarrekin Podemos-IU izenpean hauteskunde-zerrenda bat egotea eta PCE-EPKren boto-paper propiorik ez egotea. Elkarrekin Podemos-IUko boto-paperak, Partiduaren siglarik gabe, gure Partidua barne hartzen du. Espero dugu berriro ERIz gozatu eta kioskoetan gure bila jarraituko duzula.

Jon Hernández

Secretario General
del Partido Comunista de Euskadi