Discurso de Jesús Larrañaga ante el Comité Central del PCE

Discurso de Jesús Larrañaga ante el Comité Central del PCE

Discurso de Jesús Larrañaga ante el Comité Central del PCE

Discurso pronunciado en el mitin de clausura del Pleno ampliado del CC del Partido Comunista de España,
“Celebrado en el cine Tyris, de Valencia, el 7 de marzo de 1937.”

Camaradas: Es la primera vez que los comunistas vascos tenemos una ocasión magnifica, de establecer contacto con el pueblo de Valencia, aprovechando la circunstancia de venir, representando a nuestro Partido de Euzkadi, a la reunión del Comité Central del glorioso Partido Comunista de España.

Mis primeras palabras, pues, van a ser, no de pura formula de cortesía, ni pronunciadas por mero formulismo convencional, sino la expresión más sincera, más profunda y más llena de coraje para trasmitiros un saludo en nombre del Partido Comunista de Euzkadi, del pueblo vasco y de sus soldados, que combaten en los frentes, en los parapetos, contra el fascismo invasor.

UNIÓN DE TODOS LOS PUEBLOS DE ESPAÑA CONTRA EL FASCISMO

Nuestra presencia en esta tribuna tiene, sin embargo, una significación mucho más interesante. Los comunistas vascos asistimos a la reunión del Comité Central del Partido Comunista de España y hemos escuchado, llenos de entusiasmo, llenos de aliento para hoy y para mañana, las condiciones que el Secretario General del Partido Comunista de España, camarada José Díaz, trazaba para marchar rápidamente por la ruta de la victoria. Pero entre estas condiciones quiero poner de relieve, con el mismo relieve, si me fuera posible, como lo hacia nuestro camarada Díaz, una de ellas sin la cual no podemos conseguir la victoria, y es aquella que hoy, en este salón, vemos escrita ahí enfrente y que dice: “Unión de todos los pueblos de España contra el fascismo”.

Y yo, a fuer de comunista, a fuer de hijo de la Internacio-nal Comunista, tengo que declarar que nosotros, los comunistas de Euzkadi, hemos propugnado siempre, y hoy lo hacemos con más ímpetu y con más ardor, la unión de los pueblos peninsulares como condición indispensable sin la cual no podemos aplastar al fascismo nacional y al fascismo internacional.

¡VIVA EUZKADI LIBRE! IGUAL A ¡VIVA ESPAÑA LIBRE!

Nosotros los vascos, propugnamos la autodeterminación de nuestra patria pero no somos nacionalistas, somos internacionalistas; nosotros los vascos, hemos luchado mucho, y, cuando, con grandes clamores lanzábamos nuestro grito de Gora Euzkadi Azkatuta!, ¡Viva Euzkadi libre!, a la faz de las castas militares y de los pretendientes españoles, lo hacíamos en son de guerra, en son de pelea, con la pretensión de arrancar a nuestro pueblo de la opresión imperialista del Estado español.

Pero hoy, camaradas, las cosas han cambiado. Hoy tenemos un Gobierno del Frente Popular que, haciendo honor a sus postulados propagados en múltiples campañas, nos ha concedido ya el Estatuto, que es la expresión inmediata de nuestras necesidades mas urgentes. Y llegamos a esta conclusión: que el Gora Euzka-di Azkatuta!, el ¡Viva nuestra patria libre!, tiene la misma significación, entraña los mismos anhelos y los mismos deseos que vosotros, camaradas de Valencia y de España, abrigáis con el grito de ¡Viva España libre!, de tal suerte que el Gora Euzkadi Azkatuta! y el ¡Viva España libre! son una y la misma cosa. Con ellos expresamos nuestro deseo implacable de aplastar al enemigo de España, al enemigo de nuestra patria, al enemigo de Cataluña, al enemigo de todos los pueblos ibéricos.

NO HAY MAS PAZ QUE LA DE APLASTAR AL FASCISMO

Ahora quiero decir unas palabras recogiendo una mani-festación salida, indudablemente, del campo faccioso, en la que se nos atribuye a los vascos, a nuestro Gobierno provisional, el propósito traidor de hacer una paz separada. Yo digo que no hay ni habrá jamás tal paz separada. Todos sabemos, y con nosotros lo sabe el Frente Popular de Euzkadi, con nosotros lo saben los nacionalistas de izquierda y de derecha, que la única forma de hacer una paz que dé la libertad a nuestro pueblo, que dé la libertad a España, es la de aplastar implacable, inflexiblemente, al fascismo nacional e internacional. Sin esa condición, ni España será libre, ni lo será Euzkadi, ni Cataluña tampoco lo será.

LAS BRAVAS MILICIAS VASCAS

Pero hay más, camaradas. Nosotros, y con nosotros el Gobierno vasco, sabemos hacer honor a estas palabras. Tengo que declarar aquí, con orgullo de comunista, con orgullo de miliciano, con orgullo de comisario, que las milicias vascas, nuestros bravos gudaris, como decía Pasionaria, supieron acudir a los campos de Asturias, a las montañas de Asturias, y batirse con ardor y coraje, sabiendo que en aquellos campos defendían la libertad de nuestra Patria. Hoy mismo puedo decir que ocho batallones vascos de nuestras mejores tropas se baten en las breñas de Asturias, estrechando con el acero de sus pechos el cerco que asfixia al traidor Aranda. Yo digo desde aquí, que en la capital del antifascismo, en el glorioso Madrid, tenemos al teniente coronel Ortega, que con su batallón sabe defender la bandera de la Republica española, y tenemos a una milicia de Euzkadi peleando en los parapetos de la Ciudad Universitaria, del Parque del Oeste y del Puente de los Franceses, defendiendo también allí la libertad de Euzkadi y los derechos de nuestro pueblo que son también los mismos del pueblo español.

LA UNIÓN DE EUZKADI CON ESPAÑA HOY MÁS FIRME QUE NUNCA.

¡Perder cuidado camaradas! La unión de Euzkadi con España es hoy más firme que nunca; no hagáis caso de las falacias y las mentiras que se propalen. Yo quiero referir, haciéndolas mías, del Partido Comunista de Euzkadi, las palabras que el camarada Díaz pronunciaba ayer en el Pleno del Comité Central: “¡Ay de aquel que intente romper la unidad del pueblo antifascista!”. Nosotros comunistas de Euzkadi, hemos de ser los primeros, lo somos ya, en defender esta unidad, y yo os aseguro que no se romperá.

LA UNIDAD DEL PUEBLO VASCO

El pueblo vasco, camaradas, está unido. Los católicos vascos -a quienes yo quiero rendir aquí un homenaje por su lealtad en la lucha antifascista-, los católicos vascos, que representan en nuestra tierra un gran sector de opinión, luchan con nosotros, estrechamente unidos a nosotros. Tal vez a vosotros os parezca esto un milagro. Pero no hay tal milagro, camaradas, es que las masas católicas vascas han sabido comprender que la defensa de sus sentimientos religiosos han de encontrarla únicamente en el pueblo honrado, en el pueblo trabajador, del que nosotros somos, en Euzkadi, la expresión mas fuerte y mas enérgica.

Y quiero terminar, camaradas, gritando lo que todos los delegados del campo de Andalucía, de los frentes de combate y del frente de la producción gritaban en el pleno del Comité Central, siguiendo las huellas del camarada Díaz: ¡Adelante por la ruta de la victoria!

Y cuando volvamos a Euzkadi, yo les diré a los hijos de Euzkadi, a sus bravos gudaris, a sus bravos guerrilleros, traduciendo ese grito de la lengua de mi tierra: “AURRERA EUZKOTARRAK; IL ARTE, AURRERA GURE ETSAIAK ZAPALDU ARTE” (‘’Adelante vascos; hasta la muerte, adelante hasta aplastar a nuestros enemigos’’).

(*) Al redactar estas líneas aún no conocemos los resultados de las elecciones del 26 de Mayo

Crónica en Euskadi Roja del 7 de Diciembre de 1935.

Crónica en Euskadi Roja del 7 de Diciembre de 1935.

CRÓNICA EN EUSKADI ROJA DEL 7 DE DICIEMBRE
DE 1935.

LA INTERVENCIÓN DE LARRAÑAGA EN EL GRAN MITIN CELEBRADO EN EL FRONTÓN URUMEA.

El Partido Comunista de Euskadi congrega a millares de antifascistas en el Frontón Urumea
Entusiasmo, fe en el porvenir, voluntad inquebrantable de unidad de acción para aplastar las tentativas de implantación del fascismo

El P. C. de Euskadi por los derechos de la nacionalidad vasca y contra el imperialismo

Con el Frontón rebosante de público, tan rebosante que son pocos los actos celebrados en el mismo local que han conseguido reunir a tanto auditorio, compuesto en su mayor parte de auténticos trabajadores y de mujeres proletarias, tuvo lugar el pasado domingo, y sin ningún incidente, el mitin, el primer mitin organizado en San Sebastián, por el joven Partido Comunista de Euskadi.

La expectación que había despertado este comicio en San Sebastián y pueblos de Guipúzcoa, era grande entre la clase trabajadora y las capas populares del país.

Se ve que el ambiente antifascista y antiimperialista, está tomando en el pueblo un arraigo formidable, arrollador. Prueba de ello, la masa imponente que asistió a nuestro mitin y las ovaciones ensordecedoras que escuchamos, para alentar e interpretar  fielmente el deseo de unificación antifascista y antiguerrera de los trabajadores de todas las tendencias así como de las capas populares y pequeñoburguesas del país.

El Partido Comunista de Euskadi se felicita del éxito y hace de él partícipes a todas las organizaciones obreras y a todos los partidos políticos de izquierda que con su cooperación, su presencia y su entusiasmo coadyuvaron al triunfo.

Y ahora, camaradas, compañeros, ciudadanos, a no dormirnos sobre los laureles. A organizar sin demora y con plena fe, las Alianzas obreras, la Unidad Sindical y el BLOQUE POPULAR ANTIFASCISTA Y ANTIIMPERIALISTA, base necesaria para que el triunfo corone todos nuestros esfuerzos.

En la tribuna, juntamente con los oradores, militantes del Partido y Juventud Socialista de Vizcaya y del Partido Comunista de la propia región, compañeros Somonte, Iván Zárate y Leandro Carro.

En los palcos, y expresamente invitados al acto, estaban las representaciones de todos los partidos de izquierda y organizaciones obreras de la localidad.

Presidía el mitin el camarada Ricardo Urondo, y antes de comenzar se tocó de modo majestuoso la Internacional sirviendo al efecto los amplificadores de la instalación radiofónica; Internacional que se escuchó poniéndose todos en pie y con los puños en alto.

A la hora anunciada dio comienzo el mitin. Presidía el acto un amplio retrato del camarada Lenin.

Bajo él se leía una inscripción que decía: “Amnistía”. Rodeando la tribuna de los oradores, un gran cartel con el lema: “Proletarios de todos los países del mundo, uníos”. En los palcos del Frontón Urumea amplitud de cartelones cuyos textos decían: “Las juventudes socialistas por la fusión de las organizaciones marxistas”. “El Comité de Ayuda, saluda al Partido Comunista y a todas las víctimas de Octubre”. “El fascio no pasará”. “Las M. A. O. C. de Amara saludan al Partido Comunista y exigen la libertad de Thaelmann y de todos los antifascistas”. “¡Viva el bloque popular antifascista y antiimperialista”. “Erri Guzietako Languilleak, Alkartu!”, “S. R. I.” “Por el traslado de los presos de San Cristóbal”. “¡Trabajadores: Contra la guerra imperialista!”. “Defendamos la U. R. S. S. ¡Viva la Unión Soviética!” “Los comunistas navarros invitan a los hermanos vascos a luchar por la liberación nacional y social”. “¡Gora Euskadi Azkatuta y abajo el fascismo criminal y centralista!” “Partido Comunista de Euskadi, radio Pasajes, saluda a todos los antifascistas”. “Osasuna Eta Gizarte Matxinada”. (“Salud y Revolución Social” “La U. G. T. y el Partido Socialista de San Sebastián, saludan al frente proletario”. “Mujer obrera: piensa en la miseria que atraviesas por culpa del régimen capitalista. Rebélate de una vez y lucha al lado de las que pueden derrocarlo”  “Trabajadores por la realización de un Octubre victorioso”. “Irakurri Euskadi Roja”. “Fuera las manos sobre Abisinia”, “Las juventudes socialistas por la fusión marxista”, “El Partido Comunista de Euskadi, radio de Rentería, saluda a todos los antifascistas”, “El Partido Comunista de Euskadi, radio de Hernani, invita a la clase productora a que se manifieste por la amnistía”. Y  otras inscripciones de carácter proletario y antibélico.

Y haciendo guardia a los oradores las milicias de la M. A. O. C. (Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas) con su camisa azul y corbata roja.
Después de una breve presentación de los oradores a cargo de Urondo, ocupa la tribuna Jesús Larrañaga (Ovación)

EL CAMARADA LARRAÑAGA

Empieza diciendo que a pesar del silencio al que han estado condenados durante catorce meses, ahora pueden hablar, aunque con restricciones, debido a las últimas disposiciones del Gobierno central de Madrid. Dice que para ello hablará con sordina para no dar el gusto a quienes quisieran que este gran comicio se suspendiera; el hecho físico de llevarle a él a la cárcel no tendría importancia, pero sí el que el acto tuviera que dejar de celebrarse en su totalidad. Mas la sordina no será tanta como para dejar de llamar al pan pan y al vino vino.

Recuerda cómo por esta tribuna han desfilado represen-tantes de otras organizaciones políticas. Trata de recoger, principalmente las manifestaciones de dos representantes destacados de la política españolista, de Calvo Sotelo, representante de las fuerzas más negras de la reacción, y del jefe de la CEDA, a quien no se puede nombrar sin riesgo. Señala que un día la clase trabajadora arrojó a Sotelo a puntapiés de este mismo lugar y que llegará la fecha en que eso mismo se pueda repetir.

LA ESPAÑA ROJA, SERÁ LA ESPAÑA IMPERIALISTA  ROTA

Alude a lo manifestado recientemente en San Sebastián, y en el propio frontón Urumea, por el viudo de la dictadura señor Sotelo, quien, mintiendo a sabiendas, sostuvo que prefería una España roja a una España rota.

Esa preferencia es falsa, dijo: “Calvo Sotelo sabe, que una España Roja sería precisamente eso que él detesta: una España rota; es decir, una Federación, una Unión Ibérica de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ni más ni menos que la Rusia roja, la Rusia Soviética, que hoy es la Unión de Repúblicas Socialistas, la U. R. S. S., en lugar de la “tradicional” Rusia Unitaria del zar. La España trabajadora victoriosa, roja, es precisamente la España imperialista rota. Y Euskadi, libre; y Cataluña, libre; y Galicia, libre . . . Si llega la España Roja entregaríamos a Calvo Sotelo y los suyos al pelotón de los fusileros obreros”.

EN EL PARLAMENTO DE EUSKADI NO HABRÁ NI ATORRANTES NI “STRAPERLOS”

El señor Gil Robles, que decía que era entusiasta de las libertades del País Vasco, sostuvo a continuación y se chanceó del Parlamento enteco y ridículo que supondría el Parlamento de Euskadi. A esto he de decirle —continúa Larrañaga—, que, por lo menos, en ese Parlamento que él calificó de enteco y ridículo, no habría atorrantes ni estraperlos.

Habla de la política gilrroblista, de la amalgama cedista-radical y, dando por liquidadas estas pequeñas cuentas locales, pasa a ocuparse del glorioso movimiento de octubre y tiene un recuerdo para los  que cayeron víctimas de la metralla y para los que en el exilio y en las cárceles esperan nuestra solidaridad más activa por la libertad. Dice que la amnistía se conquistará pese a quien pese. Les manda un saludo con la seguridad de que en la Historia se registrará la gran victoria proletaria y de que serán vengados implacablemente.
Pasa a ocuparse del problema del fascismo, explicando qué debemos entender por fascismo, cómo es posible evitar su asalto al poder, y, al fin, vencerlo.

EL CARÁCTER DE CLASE DEL FASCISMO

Hay quienes quieren hacernos creer —continúa diciendo—, que el fascismo es un sistema de Gobierno que se levanta sobre las clases para conciliar los intereses antagónicos de la burguesía y el proletariado. Hay otros que pretenden presentar al fascismo como el Poder del Estado en manos de la pequeña burguesía revolucionaria. Pero esto no es cierto.

El verdadero carácter de clase del fascismo se manifiesta por la dictadura terrorista de las capas más reaccionarias, de las capas más patrioteras e imperialistas del capital financiero y monopolista.

Manifiesta que el fascismo no supone otra cosa que un Gobierno de bandidaje, una forma sangrienta de liquidar cuentas con la clase trabajadora, una opresión contra los intelectuales y los pequeños comerciantes y pequeña burguesía, una regresión a los tiempos medievales; en suma: hambre, persecución y guerra. (En este momento le lanzan estentóreos gritos de “¡Abajo el fascismo! ¡Fuera la guerra!”)

Señala también que el fascismo, para mejor engañar a los trabajadores, se titula falazmente socialista. ¿Con qué derecho, pregunta, se titula socialista el fascismo alemán? ¿Qué pueden tener de común el fascismo y el socialismo, siendo como son absolutamente antagónicos? Farsa, no; engañar a los trabajadores, no. (Aplausos)

EL FASCISMO DISFRAZA SUS INTENCIONES

El fascismo —aclara Larrañaga—, para mejor engañar a las masas adopta las caretas que le son más convenientes. El fascismo español de la CEDA nos habla de justicia social, de derechos obreros y de que es preciso dar a éstos lo que en derecho les pertenece, lanza alaridos proclamando que el dinero hay que sacarlo de donde lo hay para que los obreros coman. Pero, ¿qué da en realidad el fascismo español a las masas explotadas y hambrientas?

EL FASCISMO ESPAÑOL ES VATICANISTA

Manifiesta que el fascismo es vaticanista. ¿Qué ha hecho el gilroblanismo? ¿Qué nos ha aportado durante los dos años que llevan gobernando en el estado español? La legislación social tímida conseguida durante los dos años de la República, ¿de que sirvió? Los despidos se multiplican, …., los derechos de huelga y de manifestación están duramente restringidos, y para colm o, nos amenazan con la pena de muerte. Eso nos ha resultado en la práctica  el fascismo vaticanista español.

LOS ENEMIGOS DEL FRENTE ÚNICO

Aclara Larrañaga, que hay quienes se manifiestan contra el Frente Único alegando que los comunistas maniobran. Pues bien. Los que tal dicen tienen la ocasión magnífica de desenmascarar a los comunistas denunciando sus maniobras ante las masas; pero desde dentro del Frente Único, que es donde mejor pueden ser desbaratadas. Oiremos, pues, esta ocasión magnífica para que nos desenmascaren, a los que niegan el Frente Único, basándose: Primero en que atacamos; segundo, en que tenemos un programa distinto a los demás; tercero, en que la alianza con los partidos democrático-burgueses es mejor que con los comunistas; cuarto, en que la burguesía, los artesanos, y los intelectuales se asustarán del “peligro rojo” para entregarse en manos del fascismo; quinto, en que nosotros proclamamos la dictadura del proletariado; y sexto, en que no aceptamos los comunistas los principios de la democracia burguesa.

A esto —responde Larrañaga—, el Partido Comunista de Euskadi, dice lo siguiente: Nosotros renunciamos a todo ataque a las personas y a las organizaciones que acepten el Frente Único; renunciamos a todo lo que signifique diatribas o adjetivos insultantes; pero, a lo que el Partido Comunista de Euskadi no está dispuesto ni estáis dispuestos tampoco vosotros, y a lo que nosotros os invitamos, es a la renuncia del ataque contra las personas y las organizaciones que combaten el Frente Único. (Ovación)

Efectivamente —continúa Larrañaga—, nosotros tenemos un programa distinto al de los demás partidos. Pero ¿acaso no dicen tenerlo también distinto el de los partidos burgueses, los que después de haber colaborado con éstos sostienen aún hoy la colaboración con la burguesía en vez de alianza con los comunistas? ¿Qué lógica es ésta, camaradas?

¿Que la alianza con nosotros no es tan convincente como con los partidos democrático-burgueses? ¿Acaso en Alemania no existió tal alianza y no vemos sus resultados catastróficos? ¿Y qué ocurrió en Austria? ¿Y qué ha ocurrido en España?

El Frente Único —prosigue Larrañaga—, no va contra la pequeña burguesía. No va contra los artesanos ni contra los intelectuales honrados. El Partido Comunista quiere el Frente Único contra el fascismo, contra el capital financiero, contra la gran burguesía que es la que, precisamente, maltrata los intereses de estas capas de la sociedad. He aquí el Frente Único que los comunistas proponemos para la defensa de los intereses de la pequeña burguesía.

Efectivamente —continúa—, es un principio al que no renunciamos el de la dictadura del proletariado. Pero, ¿acaso proponemos nosotros la implantación de esta dictadura cuando vamos al Frente Único? No. Nosotros proponemos la lucha inmediata de las reivindicaciones comunes a todas las capas populares de la población.

¡Qué duda cabe! Nosotros los comunistas —sigue diciendo Larrañaga—, queremos y defendemos la democracia soviética, que es la auténtica expresión del poder del pueblo por el pueblo, la representación de los más y los mejores, sobre los menos y los peores. Pero nosotros declaramos que estamos por la defensa y la reconquista de todas las libertades democrático-burguesas, hoy perdidas y antes logradas a través de décadas y de décadas de luchas sangrientas.

LOS AVANCES DEL FRENTE ÚNICO

Hay en esos palcos —dice el orador—, unos letreros que en nombre de la U. G. T., del Partido y de la Juventud Socialista saludan al frente proletario y abogan por la unificación  de las fuerzas marxistas. Buen síntoma. Satisfactoria promesa para llegar al Frente Único tan deseado por todos los trabajadores y presagio de que tal vez en breve las organizaciones juveniles marxistas se fundan en una única organización. El Partido Comunista de Euskadi recoge alborozado estos saludos y promete que por su parte no ha de haber obstáculos para una realización inmediata.

En el trabajo de unidad sindical —continúa—, hay que destacar el hecho histórico  de que la  U. G. T. y la C. G. T. U. han llegado a un acuerdo para la fusión orgánica dentro de la U. G. T. Y en este instante es necesario recordar que al pie de las condiciones del acuerdo figura la firma del camarada Largo Caballero, que además ha sido arrancado a los Tribunales de la burguesía por la voluntad y la acción de todas las masas. (En este momento el orador da un estentóreo ¡Viva Largo Caballero!, que es contestado por el púbico con indescriptible entusiasmo y con una gran ovación).

La unidad sindical ha hecho progresos formidables en Vizcaya, de donde yo vengo —dice el orador—. Han sido especialmente las Alianzas Obreras las que han procurado, con todo entusiasmo, este trabajo. Y es justo destacar y hacer honor a la voluntad magnífica puesta en este cometido por los camaradas Justo Somonte, de la Agrupación Socialista de Bilbao, e Iván Zárate, de las Juventudes Socialistas de Vizcaya, adalides entusiastas juntamente con los comunistas, de esta tarea de unificación, que ha dado por resultado que hoy en Vizcaya no haya más que una sola organización sindical de lucha de clases dentro de la U. G. T. (En este momento en medio de una ovación formidable y del entusiasmo de la concurrencia los camaradas Somonte e Iván Zárate y el orador del Partido Comunista de Euskadi, se abrazan fraternalmente, siendo muchos los obreros que no pueden contener su emoción y sus lágrimas.

Pero hay más —continúa diciendo Larrañaga—. En Irún se ha realizado la unión sindical, también en Rentería, y, en breve, será un hecho también en San Sebastián, en Pasajes y en toda Guipúzcoa.

Vamos los comunistas a la U. G. T., y lo decimos sin jactancia, con el propósito de defenderla y de engrandecerla, como verdaderos brigadieres de choque; queremos que desaparezcan todos los viejos resquemores, recelos y desconfianzas; con la vista puesta en los más altos intereses de la clase obrera; sin más ambiciones que las de merecer la confianza de todas las masas; con el propósito de que, a través del más fiel cumplimiento de la democracia sindical encauce la masa obrera, todas sus actividades en la práctica de la lucha de clases que nos lleve a la conquista revolucionaria de todas las reivindicaciones que nos corresponden.

LA AYUDA A LOS PARADOS

Mi iniciación —prosigue diciendo el orador—, en la vida política y sindical, fue la organización de los parados para la conquista de sus reivindicaciones. Hay cientos de miles que sufren y padecen por la crisis del régimen de producción capitalista. El fascismo intenta conquistar estas masas con su demagogia desenfrenada. El problema es grave y hay que atenderlo. Los que trabajan deben sentir  preocupación por los que no trabajan. Las organizaciones sindicales tienen la obligación de recoger en su seno a estas masas de parados y de organizarlas para la conquista de sus derechos. No hay tiempo que perder. Aún por egoísmo hay que impedir que los parados sean una reserva de esquirolaje y de maniobra para el fascismo. Hermanos nuestros son, y como hermanos hay que tratarlos. Los que trabajan deben de ayudar a los parados planteando sus reivindicaciones para que éstos sientan nuestro aliento y nuestra ayuda. Hay que arrancar al Estado, a las Diputaciones y a los Municipios, la apertura de obras públicas que mitiguen el paro; y los que a pesar de esto, no puedan trabajar, deber recibir un subsidio decoroso que les permita vivir dignamente.

Si creamos las condiciones para el Frente Único, si impedimos que los parados sean conquistados por el fascismo y si se organiza con base firme el Bloque Popular Antifascista y Antiimperialista, podremos decir desde hoy EL FASCISMO NO PASARÁ. (Las últimas palabras del orador son acogidas con estruendosos aplausos y distintos vivas que desbordan el entusiasmo de la gran concurrencia).

La batalla de la cultura

La batalla de la cultura

La batalla de la cultura

¡En esto es en lo que hay que soñar! –escribe Lenin, y después
aparenta titubear, mordaz, por el peligro de estas palabras.

En torno al título de este artículo se gestó precisamente la iniciativa para poner en pie esta nueva revista, una revista de ideas, de debate, de pensamiento; una revista, una plataforma, para pensar, contrastar, crear, que trascendiera más allá de la urgencia que la vida y la actualidad impone inexorablemente, también al Partido Comunista. Una revista oasis, que permitiera la calma del análisis sereno, y al mismo tiempo una revista como herramienta precisa en la batalla ideológica. Porque entendemos que esa batalla en el terreno de la cultura es esencial para la transformación social, para construir esa sociedad más justa y sin clases a la que llamamos socialismo. Así nacemos, con voluntad de durar, de perseverar, de prestar un servicio en esa lucha, para hacer más corto ese camino del cambio social.

LA CULTURA
FRENTE AL ADVERSARIO

El más grande revolucionario, Lenin, era clarividente respecto a la importancia de la cultura para la lucha revolucionaria. Y no siempre se analiza bien esto. Recordaré dos avatares de su dilatada vida de lucha.

El primero sucede en su relación con el escritor Máximo Gorki, cercano a las ideas socialdemócratas del movimiento, incluso al partido. Gorki y Lenin se habían conocido en el exilio, en Londres, y se había creado entre ellos un cauce de sincera simpatía y admiración. Gorki, a pesar de adhesión a la causa, era reticente a la militancia, era un poco díscolo y un celoso guardián de su individualidad creativa. Lenin, mientras estuvo en el exilio suizo, viajó en varias ocasiones a Capri para visitar a Gorki, en su exilio italiano. Cuando Lenin lo visitaba, Gorki se mostraba encantado, porque ya sentía una profunda admiración por el líder político, pero al mismo tiempo se mostraba receloso en su papel de escritor, pensando que Lenin lo iba a incitar a escribir panfletos, o proclamas doctrinarias para el movimiento. Pero Lenin siempre lo tranquilizaba, y le decía que no era eso lo que quería de él, en absoluto, que debía seguir escribiendo como lo hacía, desde su independencia estricta, libre, porque así le necesitaban. Justamente así y no de otro modo eres más útil para la causa –le decía Lenin.

El gran invento de la Revolución Rusa, los SOVIETS, como alternativos a la democracia burguesa, fue precedido por décadas de un intenso trabajo cultural para lograr la hegemonía ideológica entre la clase trabajadora. Desde la llegada de Lenin a Petrógrado en 1893 su labor principal fue la de participar en las charlas de los círculos obreros, dinamizando con este hecho “cultural” a los grupos marxistas de Petrógrado, y alejándolos de un marxismo mecanicista anclado en el esquema muerto de las fases evolutivas. Todo gracias al debate cultural amplio, abierto. Y es este ambiente de los círculos obreros que, ampliándose a las fábricas, va a desembocar en los SOVIETS años después. El propio Lenin, cuando vuelve a Petrógrado en 1917, tras largos años de exilio en Suiza, lo primero que le interesa nada más llegar, al bajar del tren, es saber cómo está su periódico, el periódico del Partido, pide un ejemplar con urgencia, necesita tomar su pulso, ver si sirve bien a las ideas y al momento revolucionario.

Seguramente es Gramsci quien hereda mejor que nadie este espíritu leninista de la Hegemonía. Aunque no siempre se establezca esta ligazón entre Gramsci y Lenin. Pero es Gramsci quien acuña la expresión de la necesidad de alcanzar la Hegemonía en el terreno de la cultura, como paso previo al cambio social. Porque sin esta Hegemonía no se va a producir la mayoría necesaria para la transformación. Gramsci, tras la derrota del movimiento de los Consejos obreros turineses e italianos del año 1920, percibe cómo es imprescindible la Hegemonía para la nueva fase que ve abrirse en Occidente, distinta a la rusa, una fase donde va a tener más importancia la lucha electoral, desde una perspectiva inequívocamente revolucionaria, hacia el socialismo.

Si para Lenin la Hegemonía es cultura para conquistar, alumbrar los SOVIETS; para Gramsci es dotar al proletariado de una nueva cultura, filosofía, lenguaje, que determinan una concepción del mundo que debe oponerse a la de la burguesía; que habitualmente disfraza la suya bajo la idea del “sentido común”, que no es sino la concepción del mundo burguesa existente; aunque la sociedad, la gente, la clase trabajadora, opere engañada, alienada bajo ella, bajo ese paraguas ideológico del “sentido común”. Gramsci postula la Hegemonía como necesaria para destruir ese “sentido común” paralizante.

Ambos dos ejemplos nos deben alentar sobre la necesidad de esa Hegemonía para conseguir la mayoría para el cambio. Porque el cambio para nosotros sigue siendo el cambio revolucionario; no se trata, en nuestra perspectiva, de cuestiones menores o de maquillaje del capitalismo, sino de abatirlo, abriendo el camino a socialismo. Y ese camino necesita la adhesión de la mayoría. Para caminar por él, y para resistir, sabiendo que se encontrarán obstáculos, que los pondrá, y muchos, el adversario. Sólo si se tiene una elevada conciencia y conocimiento de lo que se hace, de hacia dónde se va, se podrá resistir. La Historia nos enseña que en los casos en los que esa Hegemonía se había conquistado, fue en los que más alcance tuvieron nuestras ideas.

-Así ocurrió en la Revolución Rusa, como hemos visto. Y seguramente su deterioro, declive, y derrota, tienen que ver con una incapacidad para sostener en el tiempo esta Hegemonía de la utopía comunista que había sido conquistada. Quizá debido al anquilosamiento y la falta de tensión política, del libre debate de las ideas en el propio campo comunista, debate sin el que es imposible una Hegemonía natural, cultural, conquistada y no impuesta. Aquí reproduzco unos párrafos de un libro, “El sueño de Nicolás Colberg”, donde se ve cómo se tratan estos temas en la literatura, y donde se muestra cómo se manifiesta esta idea dialéctica de la Hegemonía, dialéctica porque debe estar viva siempre, disputándose siempre, porque si se afloja, se pierde el terreno ganado, y vuelven la viejas ideas. En la novela, un brigadista internacional, que ha estado ayudando a la España republicana, está preso en la Polonia popular, no lo comprende y recuerda a España, que está llena de enseñanzas:

El prisionero Colberg seguía con sus vueltas y vueltas al patio, él solo. Soledad acompañada por la nieve, los pájaros, el sol, las nubes y sus sueños. Vueltas que rondaban la incomprensión y la rabia, en la que desfilaban los impostores, Warta, los compañeros caídos, y el enigma de Stalin, el gran jefe; vueltas en las que casi siempre vencía un optimismo que, con sus sueños como bandera, terminaba en España, donde aún no se perdía, a pesar de la derrota, donde aún todo era puro, donde quizá fue posible otra cosa que ésta. Perdieron. Allí perdieron pero también triunfaron, sí. Triunfaron sobre todo donde perdieron, él encerrado aquí era la prueba —y Colberg recordó aquella carta de su amigo Gene Wollman, el brigadista americano, que le impresionó tanto porque resumía muy bien esa verdad.

“Por primera vez en la historia —recordaba con precisión como comenzaba aquella carta para su madre que le enseñó Gene—, por primera vez desde que el fascismo empezó a asfixiar y a hacer trizas todo aquello por lo que sentimos cariño, tenemos la oportunidad de defendernos. Mussolini marchó sin oposición sobre Roma. Hitler se pavonea desde que tomó el poder sin derramamiento de sangre. En Etiopía, la maquinaria fascista otra vez ha sido capaz de imponer su voluntad sin una oposición unida. Hasta en los democráticos EE.UU. la mayoría ha tenido que sufrir toda clase de opresión sin tener la posibilidad de defenderse. Aquí, por fin, los oprimidos de la tierra estamos unidos, aquí, por fin tenemos armas, aquí podemos defendernos. Aquí, incluso aunque salgamos derrotados, por el hecho mismo de haber luchado por el debilitamiento del fascismo, habremos triunfado”.

Gene escribía cuando él se acercó —recordaba la escena—, y ante su curiosidad le leyó aquello que acababa de escribir. Porque ésa es otra de las lecciones: la camaradería. Comida, ideales, palabras compartidas con verdad. No como ahora, no como estos impostores —y el rostro de Colberg se enturbió al recordar a Warta—. Aquellas palabras de la carta las recordaba exactas, contenían el lirismo, la emoción, la seguridad de hacer lo justo, de cumplir el deber que todo oprimido del mundo sintió ante España. Y por eso, porque esa carta contenía esa verdad pura, le conmovió, por eso se ancló en su memoria. Sí, eso era, allí donde perdieron ganaron, y se guardó la semilla, y aquí donde creyeron ganar perdieron, porque no se dieron las condiciones, porque todo llegó impuesto, porque así no hubo deseo, lucha, que es la luz donde la libertad descubre al impostor. Aquí ganaron ellos, todos los Wartas. El pensamiento, entre vuelta y vuelta, sobre el surco de la nieve sucia que seguía cansinamente Colberg, regresaba al momento primero, el de su llegada a España.

-En la República española. Aunque fue derrotada por las armas, venció en las ideas, y todo el progresismo del mundo vio a la República con enorme simpatía, y todos los intelectuales la apoyaron como suya propia. Fue la República del Frente Popular quien consiguió eso, no fue la República derechista del bienio negro, que masacró a los mineros de Asturias, que encarceló a miles de militantes izquierdistas. Fue la del Frente Popular porque tuvo la claridad revolucionaria para realizar las transformaciones necesarias y deseadas por el pueblo, ganó así su Hegemonía, y se ganó la adhesión de los poetas, Alberti, Miguel Hernández, de los escritores, García Lorca, Machado, de los intelectuales de todo el mundo.
-El Chile de Allende fue acompañado por un vigoroso movimiento de poetas y cantautores, Neruda, Violeta Parra, Víctor Jara, Ini-Illimani, Quilapayun, con el tren popular de la cultura que se dirigió a los lugares más remotos del país para llevar instrucción, poesía, canciones, conciencia. Derrotado por las armas, victorioso en las ideas, como la República española.
-La Revolución cubana. El movimiento guerrillero de Sierra Maestra fue capaz de conquistar la Hegemonía en las ideas para el socialismo. Hay que recordar que el barco Granma se dirigió el 25 de noviembre de 1956 a la costa de Cuba con 82 guerrilleros a bordo, de los cuales sólo 21 sobrevivieron al desembarco. Hay que hacerse idea del monumental trabajo que hicieron ese puñado de guerrilleros para conquistar el corazón y las ideas del pueblo cubano en tres años de lucha. Cuenta el novelista Jesús Díaz, en su libro “Las iniciales de la tierra”, la gran efervescencia política que llegó tras la Revolución, la multitud de organizaciones que proliferaron, y que gracias a la síntesis adecuada del proceso revolucionario, a la Hegemonía ganada, pudieron converger tiempo después, de forma natural, en el Partido Comunista de Cuba. Algo similar podríamos decir sobre Vietnam, o China.

Dicho de otro modo, como ya lo subrayó Gramsci, la importancia de las condiciones subjetivas en la revolución es decisiva; no basta con que se den las condiciones materiales u objetivas, se precisa también la madurez de las condiciones subjetivas, que no es otra cosa que la conquista de la Hegemonía en la batalla cultural contra la cultura dominante o llamada vulgarmente “sentido común”, que no es sino su concepción del mundo.

LA BATALLA DE LA CULTURA
EN LA VIDA INTERIOR

Recuerdo que hace mucho tiempo, el que entonces fuera responsable del Partido Comunista en Irún, Txanan Álvarez Dorronsoro, me decía: “nosotros no nos hemos sumado a la lucha, a la militancia, para ver el triunfo del socialismo”. Lo decía por la adversidad para nuestras ideas que presentaba el escenario de la transición, incluso el escenario de Occidente en general. Eran los tiempos de equilibrios, de pactos difíciles y extraños, y de la Guerra fría. Y añadió: ”nos hemos incorporado para empujar ese triunfo en el futuro, y, sobre todo, para vivir con esos ideales, para vivir dentro de nosotros ya en el socialismo”. Esto es muy importante, y es un valor a defender en la sociedad actual, altamente alienante, con su ofensiva de estímulos de recompensa inmediata. Significa defender la paciencia revolucionaria, que no cree rápidos desencantados tras el primer fracaso electoral. Y esto se hace consiguiendo una vida interna en la organización que resulte satisfactoria y atractiva para el militante, en la que se sientan importantes, realizados, vivos, con independencia de los triunfos o derrotas. Significa construir en el interior del Partido Comunista una contra-sociedad, en la que ya se vayan eliminando aquellos valores negativos que no deseamos y propios del capitalismo: el egoísmo, la desigualdad, la imposición. El Partido Comunista debe ser el espejo de la sociedad que postulamos, de esa manera los militantes se encontrarán en su casa, en un fortín del que no huirán con la primera derrota. Eso, más o menos, lo consiguieron los partidos de masas, el francés, el italiano, desde la posguerra hasta el ocaso de los noventa.

LA CULTURA COMO
PROVEEDORA DE LA UTOPIA

Nuestros maestros, Marx, Engels, diagnosticaron con precisión y certeza al capitalismo; pero, sin embargo, no dibujaron ningún modelo de cómo debía ser la sociedad socialista. Apenas algún titular, como que será “una asociación libre de productores”, al analizar la Comuna de París. Eso implica que los que postulamos esa sociedad que sucederá a la capitalista, nos debemos esforzar por pensarla, imaginarla, para nosotros y para hacerla atractiva para la gente.
Saint-Exupery, autor famoso por su obra “El principito”, pero que también estuvo como aviador en España, ayudando a la República, decía: “Si quieres construir un buen barco, antes de poner a trabajar con los planos y la madera a los mejores ingenieros y artesanos, tienes que suscitar en ellos el deseo del mar”. Es lo que debemos hacer los que trabajamos en el campo de la cultura y creemos en el socialismo, suscitar el deseo de socialismo en la gente, como paso previo. Imaginarlo, dibujarlo, diseñarlo, hacerlo atractivo, hablar de su valor, de la igualdad de los hombres y mujeres, hablar de ellos en cada acto cultural, artístico, e intentar así prefigurar esa sociedad nueva. Y llevar todo ese anhelo a la gente. Porque la gente, la clase trabajadora, tiene sus experiencias negativas de este sistema capitalista, lo sufre, lo vive, lo conoce bien. Sin embargo, carece de un norte claro de estímulos precisos que le aliente hacia esa otra sociedad misteriosa que es el socialismo, que no existe, más allá de algunas realizaciones que tampoco son plenas o extrapolables, ni le sirven como ejemplo. Esa labor de crear la fantasía positiva, el deseo de socialismo, sólo lo pueden hacer los creedores desde la cultura.
Nadie mejor que el propio Lenin, el genio de lo concreto, en la obra “¿Qué hacer?”, para recodarnos la importancia del sueño, para sembrar los deseos.

¡En esto es en lo que hay que soñar! –escribe Lenin, y después aparenta titubear, mordaz, por el peligro de estas palabras.
“¡Hay que soñar!” He escrito estas palabras y me he asustado. Me he imaginado sentado en el “Congreso de unificación” frente a los redactores y colaboradores de “Rabócheie Dielo”. Y he aquí que se pone en pie el camarada Martínov y se encara a mí con tono amenazador: “Permítame que les pregunte: ¿tiene aún la redacción autónoma derecho a soñar sin consultar antes a los comités del partido?” Tras él se yergue el camarada Krichevski (profundizando filosóficamente al camarada Martínov, quien hace mucho tiempo había profundizado ya al camarada Plejánov) y prosigue en tono más amenazador aún: “Yo voy más lejos, si no olvida que, según Marx, la humanidad siempre se plantea tareas realizables, que la táctica es un proceso de crecimiento de las tareas, las cuales crecen con el partido”.
Sólo de pensar en estas preguntas amenazadoras me dan escalofríos y miro dónde podría esconderme. Intentaré hacerlo tras Písarev.
“Hay disparidades y disparidades –escribía Písarev a propósito de la existente entre los sueños y la realidad-. Mis sueños pueden adelantarse al curso natural de los acontecimientos o bien desviarse hacia donde el curso natural de los acontecimientos no pueden llegar jamás. En el primer caso, los sueños no producen ningún daño, incluso pueden sostener y reforzar las energías del trabajador… En sueños de esta índole no hay nada que deforme o paralice la fuerza de trabajo. Todo lo contrario. Si el hombre estuviese privado por completo de la capacidad de soñar así, si no pudiese adelantarse alguna que otra vez y contemplar con su imaginación el cuadro enteramente acabado de la obra que empieza a perfilarse por su mano, no podría figurarme de ningún modo qué móviles lo obligarían a emprender y llevar a cabo vastas y penosas empresas en el terreno de las artes, de las ciencias y de la vida práctica… La disparidad entre los sueños y la realidad no produce daño alguno, siempre que el soñador crea seriamente en un sueño, se fije atentamente en la vida, compare sus observaciones con sus castillos en el aire y, en general, trabaje a conciencia por que se cumplan sus fantasías. Cuando existe algún contacto entre los sueños y la vida, todo va bien”.
Pues bien, los sueños de esta naturaleza, por desgracia, son rarísimos en nuestro movimiento. Y la culpa la tienen, sobre todo, los representantes de la crítica legal y del “seguidismo” ilegal que presumen de su sensatez, de sus “proximidad” a lo “concreto”.

LA CULTURA Y LA ORGANIZACIÓN

Gramsci influyó mucho en el Partido Comunista en los años 70-80, después del 68. Se incorporó su idea de la Hegemonía, y la importancia para ella de la batalla en el terreno de la cultura, tanto es así que en la definición del bloque histórico para el socialismo, es decir de aquellas fuerzas motrices para apoyar la transformación, no se mencionaba sólo a la clase trabajadora, sino que se definía el nuevo bloque como la “alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura”. Y ello no sólo en atención a la creciente proletarización de los creadores en el mercado; sino a su papel determinante en la construcción de Hegemonía, es decir de fantasía positiva o utopía, como se le quiera llamar. Ese término tuvo mucho éxito y facilitó una importante presencia del Partido Comunista en el mundo de la cultura y del arte; la flor y nata de los artistas, actores, escritores, eran miembros, amigos, o compañeros de viaje del Partido. Eso se perdió, una pérdida para la que concurrieron muchas razones, errores y derrotas, pero es necesario recuperar ese espacio si aspiramos a la Hegemonía. ¿Cómo? Sin caer en recetas fáciles, pero amparado por la iniciativa que supone al alumbramiento de esta nueva revista, me atrevo a decir que, sobre todo, teniendo más cuidado para la cultura. Más cuidado que significa dotar de más espacio a la cultura en la actividad y vida del Partido Comunista; un espacio más amplio y con plena autonomía para los actores y sujetos, para que sientan que pueden vivir en el Partido sin tener el corsé de la vida política cotidiana; significa acercarse a los agentes de la cultura con sinceridad y permitirles que estén con nosotros, que se reúnan, piensen, creen, con libertad y soberanía. Que sientan que aquí tienen más libertad real que en ningún otro sitio. En los años de la clandestinidad, las organizaciones partidarias no eran territoriales, sino sectoriales, así los intelectuales, los artistas, que estaban juntos en sus células de militancia, se sentían más cómodos y útiles, porque hablaban e intercambiaban sobre lo que les interesaba e inquietaba; y eso, después, tenía un retorno inmenso de utopía, de ideas, para el Partido Comunista, para hacerlo vivo, atractivo, creador. Esta iniciativa, esta revista, pretende ser ese espacio de libertad, para imaginar, para crear la utopía, que no es sino el deseo de socialismo, su diseño y proyecto en construcción permanente.

Miguel Usabiaga

Arquitecto – Escritor

Director de Herri

La actualidad de la visión nacional vasca de Jesús Larrañaga en 2019

La actualidad de la visión nacional vasca de Jesús Larrañaga en 2019

 La actualidad de la visión nacional vasca de Jesús Larrañaga en 2019

Me resulta grato reflexionar sobre lo que a fecha de 2019 sigue vigente del pensamiento y acción del dirigente comunista Jesús Larrañaga, fusilado por el franquismo en 1942. A tal fin he repasado la biografía que realicé en 1992 y que me gustaría volver a publicar revisando algunos elementos.

Jesús nació en Urretxu el 17 de abril de 1901 en el seno de una familia trabajadora que tuvo a su madre Margarita Churruca como espina dorsal. Jesús está marcado por el acendrado carácter euskaldún, laborioso y religioso de su madre.

Recibió su primera formación política en la corriente llamada “aberriana” del nacionalismo vasco dirigida por Elías Gallastegui. Corriente opuesta al nacionalismo burgués y que defendía a los pueblos oprimidos por el imperialismo como el irlandés reprimido por Londres y el rifeño marroquí que se levantó contra la invasión española de Alfonso XIII. El mismo Larrañaga escribió en 1923 que los comunistas empezaban a contar grandes simpatías entre nosotros por haberse declarado partidarios del derecho de Vasconia a su independencia y que presentaban la revolución rusa resolviendo el problema de las nacionalidades1.

La solución comunista de la cuestión nacional junto al elemento general de la revolución social será uno de los ejes de la vida de Jesús. Su exilio de 1923 a 1927 en la población francesa de Boucau le convenció de que la mejor opción era el comunismo. Su hermana María Josefa me señaló que al regresar estaba completamente cambiado, aun sin perder su condición de vasco2. Es uno de los 15 primeros militantes de la sección donostiarra de la “Federación Vasco-Navarra” del Partido Comunista de España. Es el único euskaldún y proveniente del nacionalismo vasco. Sus camaradas Rafael Marín, Félix Cuenca, Juan Astigarrabía, Ricardo Urondo, los hermanos Zapirain y otros provienen del PSOE en su mayoría.

El Partido Comunista de Euskadi llegó a tener real implantación en Donostia

Jesús pertenece a las masas vascas y quiere ir a esas masas en las que se siente bien. Reflexiona desde el marxismo sobre la necesidad de enlazar la cuestión nacional y la revolución social. El profesor Elorza le atribuye la autoría de un documento sin firma llamado “Del movimiento vasco”: “Sólo con una política inteligente de acercamiento y de organización podremos aprovechar la radicalización” de las masas para “transformar el movimiento nacionalista vasco de una fuerza de reserva de la contrarrevolución en un movimiento de masas que dirigido por el proletariado sea un factor verdaderamente impulsivo de la revolución española3.

Jesús sabe del profundo arraigo del hecho nacional vasco. Sabe también, como dice el dirigente comunista catalán Joan Comorera, que la clase obrera tiene una concepción propia de la cuestión nacional4. Combina su solución democrática con la causa general revolucionaria de toda la clase obrera española e internacional. Su camarada Sebastián Zapirain me señaló en 1992: el bien que quería para el pueblo vasco no era en detrimento de otro ni negando su españolidad. Su amigo anarquista Manuel Chiapuso redunda en la misma idea: era abertzale con la otra ideología conjunta, sin romper con España…Se veía vasquista como yo. Si los vascos quieren hacer la revolución, entonces vasquista. Aceptaba la revolución a condición de que se hiciese algo socialmente. Chiapuso entiende bien ese carácter ambivalente de la cuestión nacional. O sirve para construir una sociedad socialista de trabajadores o para una sociedad injusta de explotadores privilegiados y explotados. Carece del “esencialismo” que le atribuyen los nacionalistas por encima de los intereses clasistas y las circunstancias concretas en función de una pretendida y permanente “unidad nacional”.

Las circunstancias son hoy diferentes. Un sector significativo del pueblo vasco niega la españolidad que la derecha más “patriotera” como decía Jesús, convierte en su patrimonio particular. El odio incurable de esa derecha heredera de la tradición de la Inquisición5, como la llamaba el secretario general del PCE José Díaz, hacia la identidad nacional vasca; la incomprensión de la izquierda española por las libertades y aspiraciones de los pueblos como decía también José Díaz, el debilitamiento de la conciencia de clase y la acción de un nacionalismo pequeño burgués que ha impuesto el independentismo como un eficaz mecanismo de control político e ideológico abertzale nacionalista6 han roto las relaciones amistosas con toda la España popular que José Díaz llamaba reforzar. Hoy lamentablemente abundan lo que Díaz quería superar: los rencores, las animosidades, las incomprensiones” que separan “unos pueblos de otros7. 40 años de régimen capitalista liberal han alejado a los pueblos. La derecha se frota las manos enfrentando a unos con otros y sacando votos de la histeria nacionalista alimentada por la represión, como se ha visto en Cataluña.

La editorial del primer número del periódico de los comunistas vascos Euskadi Roja el 25 de marzo de 1933 plantea la misma unidad dialéctica que defendió siempre Jesús: Euskadi Roja será el más bravo defensor de los derechos nacionales de los obreros y campesinos vascos contra el imperialismo español…Euskadi Roja discutirá fraternalmente con los obreros y campesinos de ANV cuantos problemas afecten a la lucha por la conquista de los derechos nacionales vascos de Euskadi…Euskadi Roja despertará la conciencia de los obreros y campesinos vascos, los ligará estrechamente al resto de los obreros y campesinos de España para que fuertemente abrazados en la lucha revolucionaria aplasten la hidra reaccionaria.

Las circunstancias políticas actuales son distintas. El capitalismo neoliberal se ha desarrollado. El euskara se ha normalizado. La conciencia de clase en la posmodernidad ha sido reemplazada por identidades compartimentadas y aisladas unas de otras que son funcionales para el poder de la clase dominante.

El respeto a las libertades nacionales no pasa por defender privilegios de ninguna clase como decía Comorera, ni crear mini países que EE.UU., la OTAN o la Unión Europea manipularían a su antojo. Es lo que ha pasado lamentablemente en las repúblicas ex socialistas europeas reducidas hoy a la condición de semi colonias8. El independentismo es una vía cerrada, un mero recurso para amparar puro y simple nacionalismo y seguir gestionando la institucionalidad del régimen del 78” como señalan los camaradas del colectivo Herri Gorri9.

En diciembre de 1935 en un mitin del Frontón Urumea de Donostia propone una convivencia fraternal de los pueblos españoles siguiendo el modelo soviético: “Una España roja, es decir una Federación, una Unión Ibérica de Repúblicas socialistas soviéticas. Ni más ni menos que la Rusia roja, la Rusia soviética que hoy es la Unión de Repúblicas socialistas…La España trabajadora, victoriosa, roja, es precisamente la España imperialista rota. Y Euzkadi libre, y Cataluña libre y Galicia libre10. Larrañaga termina su discurso en otro mitin en Bilbao en 1936 afirmando que “nosotros, vascos, unidos a los españoles honrados, seremos capaces de levantar el edificio de la libertad del País Vasco y de toda la Península ibérica11. En marzo de 1937 en un mitin en Valencia mientras arrecia la guerra a muerte contra el fascismo Larrañaga funde en una misma causa política la de los patriotas vascos y la del pueblo español:Llegamos a esta conclusión de que el Gora Euzkadi Azkatuta, el ¡Viva nuestra patria libre! tiene la misma significación, entraña los mismos anhelos y los mismos deseos que vosotros, camaradas de Valencia y de España abrigáis con el grito de ¡Viva España libre¡ de tal suerte que el ¡Gora Euzkadi Azkatuta! y el ¡Viva España libre! son una y la misma cosa. Con ellos expresamos nuestro deseo implacable de aplastar al enemigo de España, al enemigo de nuestra patria, al enemigo de Cataluña, al enemigo de todos los pueblos ibéricos12.

Jesús como principal líder político y militar de los comunistas vascos defendió la tierra vasca de la acometida fascista y carlista. Pero a diferencia de la concepción estrecha del PNV que se negó a defender la República democrática española y se rindió en Santoña, siguió el combate por la causa común de los pueblos hispánicos, la democracia y los trabajadores. Tanto es así que fue capturado con otros camaradas del Comité Central del PCE cuando se disponía a luchar desde el interior contra la dictadura de Franco y fusilado el 21 de enero de 1941 en las tapias del Cementerio de la Almudena. Para Jesús la palabra “España” era una patrimonio de las clases populares, los revolucionarios y los pueblos y no de las oligarquías reaccionarias que afirman, como escribió Comorera que de los Reyes Católicos hasta hoy, España es una e indivisible13.

Jesús adapta los principios de lo que Comorera llama la teoría nacional staliniana a la solución al hecho nacional. Triunfó el fascismo y se impuso la más férrea opresión sobre las culturas nacionales. La aspiración a la independencia entendida como creación de un Estado separado surgió entre un sector de la juventud vasca bajo los regímenes franquista y monárquico como alternativa radical a la opresión nacional. Pero hoy es una formula vacía.

Se impone el ejercicio de pensar como vería hoy este problema un patriota vasco tan profundo y a la vez un comunista español tan leal como Larrañaga. Quien reivindicaba los propios cimientos en que se fundamenta la raza vasca, el caserío vasco14 y a la vez la causa de la revolución española. Como escribió el catalán Comorera la separación por la separación es una idea reaccionaria, ya que en nuestro caso concreto, Cataluña, constituyéndose en un Estado independiente saldría de una órbita de explotación nacional para caer dentro de otra o peor…La separación por la separación no resuelve el problema nacional15 ¿Es posible en la época del capitalismo de los monopolios activos a la búsqueda de la plusvalía internacional con una clase dominante interrelacionada con el capital transnacional una Euskadi “independiente”? ¿Sería posible la construcción de un Estado pequeño bajo la influencia del capital alemán, británico, francés o norteamericano que, por cierto, ya ejerce una influencia considerable en la economía y sociedad vascas? ¿El hecho que la experiencia federal socialista de la Unión Soviética que inspiraba a Jesús fuese derrotada en 1991 por la contrarrevolución capitalista la invalida como un modelo exitoso que permite combinar derechos nacionales, unidad de los trabajadores y unidad estatal? ¿Estamos por tanto condenados o a romper todo Estado multinacional y crear mini entidades o a que los pueblos débiles deben dejarse absorber por los más fuertes como decía con desaprobación Comorera? ¿Y los trabajadores están condenados a separarse por identidad nacional mientras que los capitalistas vascos, catalanes, españoles y occidentales fusionan sus intereses financieros y empresariales en contra de esos mismos trabajadores?

Una Euskadi indisolublemente unida a lasnacionalidades hispánicas…”16 y en una España republicana, democrática, independiente y federal, sería un espacio de bienestar social y disfrute de los derechos nacionales contribuyendo a un mundo más pacífico que el actual en la reaccionaria fase del capitalismo imperialista.

La clave de la actualidad del pensamiento nacional de Larrañaga para 2019 es detectar las causas comunes de los trabajadores vascos y españoles que construyan relaciones amistosas. Que unifique una lucha común por los derechos sociales, un cambio democrático y un país avanzado que tenga el socialismo y la Paz como objetivos colectivos. Toda forma de ideología nacionalista, la españolista de los Aznar, Casado, Rivera y Abascal y la vasquista derechista, es contraria a los ideales de progreso social, de justicia y de humanismo. Imponer el propio chovinismo a los demás es una expresión de atraso incompatible con la elevada carga de compromiso y generosidad que nos legaron Larrañaga y sus camaradas del Partido Comunista de Euskadi y España, fundidos en una misma organización fraterna.

Las ideas y acciones de Jesús se incorporan al acervo de la propuesta marxista sobre la cuestión nacional en el continente europeo. Y no es un debate academicista sino sobre todo político. Hoy el vacío ideológico posmoderno y decadente exige una propuesta tan audaz como la de Jesús y sus camaradas de 1935 para resolver la cuestión nacional y social.

José Antonio Egido

1 Antonio Elorza, “Cuestión nacional y clase obrera en Euskadi”, IPES, Cuaderno de formación número 1., Bilbao, mayo-junio 1980.

 2 Cita de mi propio libro Jesús Larrañaga, comunista y abertzale, Ediciones VOSA, 1994, Madrid, p. 32. El resto de las citas tienen el mismo origen.

3 “La fundación del Partido Comunista de Euskadi”, Hemen eta Orain, 13, noviembre 1980.

4 Joan Comorera, “Carta abierta a Reyes Bertal, 1948”.

5 Discurso en el Salón María Guerrero de Madrid el 9 de febrero de 1936.

6 Expresión que considero acertada que tomo de los camaradas de Herri Gorri en su artículo “Sobre Gazte Koordinadora Sozialista. Contextualización y perspectivas”, 2019, https://herrigorri.com/2019/03/11/sobre-gazte-koordinadora-sozialista-contextualizacion-y-perspectivas/

7 Joan Comorera en su artículo “José Díaz y el problema nacional”, Nuestra Bandera, año III, número extraordinario, julio 1942.

8 Es lo que dice el sociólogo esloveno Rastko Mocnik con respecto a su país: Eslovenia hoy no es más que una colonia alemana. “Slovénie: mieux valait la Yougoslavie que l’Union Européenne”, https://www.silviacattori.net/spip.php?article4271 Pasa lo mismo en Croacia, Bosnia fragmentada, Kosovo/base OTAN, Eslovaquia capitalista, Estonia controlada por la CIA, Letonia antirrusa, Lituania, …

9 Articulo ya citado “Sobre Gazte Koordinadora …”.

10 Euskadi Roja, segunda época, nº 2, 7 diciembre 1939.

1 1Publico en mi libro el discurso completo. Páginas 126 a 129.

12 Jesús Larrañaga…, óp. cit., p. 94.

13 Articulo ya citado “José Díaz y el problema nacional”

14 Discurso en el Frontón Euskalduna de Bilbao el 19 de enero de 1936 reproducido integro en mi libro.

15 Carta abierta a Reyes Bertol, óp. cit.

16 El mismo artículo “José Díaz y el problema nacional”.